El sabor del mar

Por lyraacuario

Genero: romance/sobrenatural/general

Hola amigos! Este fic fue un momento de inspiración inesperado. De hecho estuve viendo Kanazuki no miko, y ellas dos me llamaron la atención.

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"Érase una vez… me gustaría empezar esta historia así, como en los mitos y leyendas, porque así como desde pequeña escuche sobre las hadas y los elfos, cuando conocí aquel mundo, no pude contener las ansias de conocer los desconocido… Pensar que mi ciudad era tan distinta a ellos…"

El verano había llegado en ese entonces, podía ver las hojas verdes más brillantes y el sol que caía tan ávidamente sobre mi piel morena. Era un ocho de Agosto, la gente se reunía en la playa a disfrutar de sus merecidas vacaciones de verano.

Tan cerca y tan lejos.

Días tras días los observaba desde el mar, nuestra ley era no acercarse a ellos, porque era peligroso, ya que para los humanos nosotros éramos un experimento más… algo mágico que no se ve todos los días.

Mi ciudad era catalogada como "perdida" o eso escuche de unos viajeros científicos que limpiaban nuestra costa. De verdad estaba agradecida, podía saborearla mejor, aquella sal pura que atravesaba la garganta.

Nuestra isla perdida se llamaba "Atlántida" aunque yo prefería llamarle la ciudad de plata, haciendo honor a su nombre. Allí vivíamos la mayor parte de nuestra raza, sirenas y tritones. ¿Es sorprendente? Para mi no lo era, porque desde que nací me vi rodada de amigos… pero había algo que nos faltaba.

A menudo escuchaba las oraciones de mi madre Libia, la verdad no podía asegurar que fuese mi progenitora de sangre, ya que en nuestro mundo eso no esta permitido. Se hace recolección, son los reyes de la Atlántida quienes deciden que hacemos, a donde vamos y con quien nos casamos. Cierto, nuestro rey "Poseidón" como la gente aseguraba, es el dios del mar. El conocía nuestra existencia y nosotros la suya, pero solo su alter ego era quien nos gobernaba.

Solo éramos sirvientes, seres que se movían al mandato de nuestros reyes. Tenía una hermana o hermano, no sabría definirlo puesto que para nosotros el sexo no era definitivo. Unas veces podías ser sirena otras tritón. Pero esta habilidad que yo llamaba "divina" la conservaban muy pocos compañeros, entre ellos Kaoru, mi hermano, mi hermana. Él era de los mas fuertes en nuestra ciudad, que olvide decirlo y aunque suene imposible. Nuestro avance tecnológico superaba los tiempos.

Quizás fue por ello, porque desafiamos a los dioses… por eso mi cuerpo cambio, tuve una cola de pez y un canto de ave. Aunque digan que nuestra belleza sea sobrenatural. La mayoría somos gente de cabellos rubios, sea platino, dorado, claro o opaco… en mi caso era azul ¿eh? Dije la mayoría, no todos… Mis ojos eran dorados igual a los de Kaoru, solo por ese detalle sabia que era su hermana.

De vez en cuando subía a la superficie, cuando hacíamos una parada y, es que no lo mencione, ¿sabes porque nos consideran una ciudad perdida?... Nunca nos encuentran y, lo que no saben es que jamás podrán, porque la Atlántida se encuentra en constante movimiento. Ya problemas habríamos teníamos si nos hallaban.

Pero un día me revele. Debían haber visto sus caras, todos con los ojos abiertos como platos. No tenía opción. Mi padre me quería hacer casar con un enorme y molesto tritón, era un "gran idiota" No es que no fuese guapo, de verdad lo era… pero faltaba eso.

Eso, que vi una tarde de verano, cuando me aleje de la isla puesto que no quería que se diesen cuenta de mi presencia. Era un hombre, sus cabellos eran marrones oscuros al igual que sus ojos junto a su piel morena. No era tan alto, pero a su lado había una chica. De verdad era hermosa, sus cabellos eran lilas o morados claros, igual que su mirada.

De verdad sentí envidia.

El modo de ver, actuar y sentir de ambos. Ahí estaba ese algo que yo quería. "Amor" Mi padre siempre me dijo que algo como eso no existía. Solo una leyenda. Pero sonara extraño, yo creía sentirlo… al mirarla a ella, su nombre era Himeko, sus cabellos eran castaños y una cola hermosa con algas brillantes.

Siempre me sentí enamorada de Himeko. Aunque yo fuese una chica y ella también. Yo no tenia el poder de cambiar mi cuerpo o por lo menos aun no lo desarrollaba, lo mismo ocurría con Himeko, por eso… no podíamos casarnos.

-¡Me rehúso!- exclame con lagrimas. -¡no me casare con el!-

-¡Creo que no escuchaste! ¡Quien manda aquí soy yo y fin de la discusión! ¡Te casas por que te casas!- me ordeno.

-¡No lo haré!- me seguí rehusando y viendo que mi plegaria no funcionaria con mi padre me dirigí a mi madre -¡Oka-san…. Por favor!-

-Chikane-chan- me hablo con ternura –No hagas las cosas difíciles… con el tiempo te acostumbraras, eso ocurre entre todos nosotros… lo viví yo, lo vivió tus hermanos….-

-¡Pero!- gemí -¿Por qué debo seguir con esta tradición….? ¿Dónde queda el amor???- Al decir esto un silencio abrumador se extendió en la corte mientras tras los ojos azules de mi padre, pude detectar su ira.

-¿love?- repitió fuerte -¿aun sigues creyendo en eso?- Cerré mis puños.

-¡No me casare si no hay amor!-

-¡Que no existe!- me grito.

-¡Que existe porque lo he visto!- respondí terca y sin retroceder, entonces Kaoru apareció a mis espaldas, con sus cabellos sedosos y largos de color plata, junto a esos ojos dorados igual que los míos.

-Que lo demuestre- Solo dijo eso, pero basto para un terrible silencio. -¿me escuchaste padre?- repitió –Dale un tiempo a Chikane-chan para que demuestre que el amor existe-

-¿te volviste loco?- hablo enfurecido -¿chikane te contagio? ¡EL AMOR NO EXISTE!-

-Entonces no hay nada que temer- hablo seguro de si mismo, mientras yo asentía vivazmente con mi cabeza.

-Querido- Era mi madre –Dale un año a Chikane para que nos demuestre que el amor existe-

-¡se que puedo!- exclame mientras veía la llama de la esperanza.

-Pero….- mi padre dudo –No puedo enviarla a la superficie…. Sola…-

-Kaoru ha estado en mas de una ocasión en el mundo de la tierra- hablo mi madre –Si el pudo, Chikane también-

-¡Gracias Oka-sama!- exclame.

-Aun así…- mi padre me miro por lo que le demostré mi determinación a través de mis ojos –Te acompañara alguien-

-¡HIMEKO!- Grite sin poder evitarlo –Con ella todo lo puedo- a lo que sentí la mano de Kaoru sobre mi hombro. -¡Himeko otou-sama!- Pude vislumbrar una sonrisa de malicia en su rostro.

-De acuerdo- acepto y mi corazón brinco de la felicidad- En un año volverás y- levanto su dedo –Me demostraras que el amor existe… pero sino puedes- Señalo a quien seria mi esposo por lo que trague saliva.

-Gracias otou-sama-Me di vuelta acompañada de mi hermano, quien me miraba de forma esquiva. Cuando estuvimos a solas, el me tomo de los hombros acosándome con la pared.

-¿tu…. No te das cuenta?- su mirada era tan profunda, ¿darme cuenta? Pero de que. –Chikane…. Has caído en la trampa de nuestro padre- me dijo por lo que abrí mis ojos.

-¿Qué estas diciendo?- pregunte –Kaoru tengo una oportunidad… si logro demostrar esto… ¡seré libre! ¡Libre para amar! Kaoru…- pero su mirada seguía siendo dura -¿en que me equivoque?-

-¿de verdad crees que estando con Himeko podrás encontrar el amor?- me pregunto –Himeko es de nuestra raza y tampoco puede cambiar su cuerpo al de un hombre… aun cuando la ames nunca podrás estar a su lado- Mis ojos se llenaron de lagrimas -¿lo entiendes? Si estas con Himeko no te podrás enamorar de ningún chico, ni mucho menos hacer que el se enamore de ti-

-Pero Himeko es….- Kaoru suspiro -¿no puedo demostrar que el amor existe?-

-Chikane…- me abrazo –Perdóname, si te hubiese detenido en ese momento…- me miro a los ojos –Se feliz durante este año… al lado de himeko, pero cuando llegue el momento… deberás estar preparada-

-Onee-san- le abrace fuertemente -¿Por qué no puedo ser feliz????-

"Ese día me sentí triste, terriblemente frustrada…"

Continuara…