Disclaimer: Todos ellos pertenecen a diferentes compañías. Yo sólo juego con ellos. La trama es mía.
Pareja: KiWoon.
Advertencia: OoC, violencia, sexo, sudor, etecé, etecé. El Señor Jeong es Rain, xDD y eso.
Canción: Tell me goodbye, by Big Bang
Dance for me
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Unos fuertes golpes en mi puerta me hicieron despertar de forma abrupta. A duras penas me puse de pie, al abrir lo primero que vi fue el molesto rostro de la señora que me arrendaba esta casucha.
La señora escupió el chicle que traía en la boca, evité hacer arcadas, era grotesca. La sucia mujer estiró su mano en mi dirección. Mordí mi labio, sabía lo que ella me estaba pidiendo, y era algo que no tenía por el momento.
Agarré parte de mi cabello, y jalé un poco de él, en señal de nerviosismo.
—Señora Lee…—agaché mi cabeza, suspiré y volví a mirarla —.Prometo pagarle hoy —y era verdad, espera que mi jefe me pagara hoy. Realmente necesitaba el dinero.
La mujer se fue hablando un montón de groserías, al menos había comprendido. Cerré la puerta y miré el deplorable lugar. Sentí mis ojos picar.
Las paredes que alguna vez fueron cubiertas por un papel tapiz blanco —el cual ahora tenía un tono amarillento— estaban rasgadas, dejando ver la madera oscura. En el rincón de la habitación tan sólo había un colchón viejo, cubierto por una colcha de lana.
Un mueble color crema en donde guardaba mi ropa, y algunas cosas personales. Una ventana pequeña y cubierta con una cortina verde musgo, la poca luz que había en la habitación apenas me dejaba ver.
Tomé mi celular —el que me había regalo mi jefe—, y miré la hora. Ya eran las nueve, tenía que irme a trabajar.
Caminé hasta el pequeño baño que tenía y me di una ducha rápida. Caminé hasta el mueble y comencé a vestirme con lo primero que veía.
Cogí las llaves del lugar, mi celular y la billetera que guardaba el poco dinero que tenía para sobrevivir en estos días.
Al subirme al metro, la gente me miraba bastante. Y no era para menos, se suponía que un chico joven como yo debería estar en el colegio, pero no, yo trabajaba para mantenerme, dado que mis padres habían fallecido hacía algún tiempo. Era tan sólo un niño de 17 años tratando de vivir día a día.
Mi trabajo…digamos que no era el mejor de todos, pero al menos me daba para comer y dormir.
Bailaba en un club nocturno, debía soportar las miradas lascivas sobre mí, las manos de aquellos hombres tocarme cuando terminaba mi acto, las sucias palabras que me decían, todo eso.
Al bajarme del metro, corrí hasta llegar al local. Empujé con fuerza la puerta negra y entré al lugar. Un fuerte olor a cigarrillos y alcohol me llegó de golpe al rostro.
Caminé lentamente hasta el cuarto de cambio, donde me pondría ropa cómoda para practicar los bailes. De día ensayaba y de noche estrenaba.
Al entrar a los camarines, deseé no entrar nunca. Ahí se encontraba la persona menos amable del mundo, Lee Joon.
Desde que había entrado a este mundo, comenzó a odiarme sin motivo alguno.
Al sentirme llegar, levantó su vista y una sonrisa burlona apareció en su rostro. Se levantó de donde estaba y se acercó a mí.
—Me sorprende que puedas caminar —tomó mi barbilla con fuerza—, puta —escupió la palabra en mi rostro.
Siempre era lo mismo, pero trataba de ignorar sus comentarios, porque sabía que nunca me había acostado con nadie.
Me soltó, y susurré:
—Jodido imbécil —sentí que Lee Joon me tomó del hombro y me azotó con fuerza contra uno de los casilleros.
—¿Qué dijiste, perra? — preguntó con rabia. Sus manos se encontraban una a cada lado de mi cabeza.
Tragué saliva. Bajé mi vista para responder.
—N-Nada…—tartamudeé.
Alguien carraspeó su garganta, y nuestras miradas se dirigieron en dirección del sonido. Era el señor Jeong.
La expresión de Lee Joon cambió de forma radical, le saludó y salió del lugar apenado.
El Señor Jeong caminó hasta una de las bancas y tomó asiento. Miró en mi dirección y me hizo un gesto con el dedo para que me acercara.
—Siéntate aquí —palmeó su regazo. No podía negarme, era como una obligación. Al sentarme en su regazo, rodeó mi cintura con sus manos, acariciándome. Subió una de sus manos hasta mi rostro y lo acarició suavemente.
—Estás muy lindo, pequeño —susurró en mi oído. Odiaba que me dijera pequeño, sonaba como una grosería en su boca.
—D-debo ir a p-practicar —tartamudeé nuevamente un tanto asustado. Sus labios acariciaban mi cuello y mandíbula.
—Las practicas pueden esperar, hay cosas más importantes —concluyó mientras unas de sus manos bajaba hasta posarse "disimuladamente" en mi entrepierna. Me sentía sucio, avergonzado.
Su mano comenzó a acariciarme aquella zona tan privada para mí, no podía moverme.
Y como si fuese un milagro, su móvil comenzó a sonar. Bufó molesto antes de salir del lugar. Me fui corriendo hasta la sala de prácticas.
—Vaya y todavía puedes correr —gritó Lee Joon al verme llegar. Algunos de los presentes rieron ante su comentario. Le ignoré.
—Basta —le advirtió el señor Jeong —. Vete a ensayar, y hazlo bien está vez —Lee Joon me lanzó una mirada cargada en veneno antes de partir.
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La música comenzó a sonar, y yo presentaba mi espectáculo. Estaba vestido con una fina playera negra que marcaba todo mi cuerpo, unos pantaloncillos de cueros que hacían que mi hombría resaltara más.
Todos los que veían mi acto, me decían que era el más "sensual" de la noche, no sabía si eso era verdad, ya que tan sólo me dejaba guiar por la música.
En medio de mi acto, las puertas se abrieron dejando ver a un hombre de apariencia dura, rodeado de otros hombres. Se sentó frente a mí, y rápidamente le sirvieron una copa de alcohol.
Su penetrante mirada me incomodaba pero aún así seguía bailando. Mi playera era lo único que tenía permitido quitarme, a lo menos yo.
Al terminar el espectáculo, vi como el Señor Jeong hablaba con el hombre de expresión dura. Parecían discutir algo, el hombre metió la mano dentro de su chaqueta y extrajo un fajo de billetes, lo deslizó por la mesa en dirección de mi jefe. Este tomó los billetes y los guardó. No entendía mucho.
El señor de expresión ruda, comenzó a caminar en mi dirección, y comprendí todo. Me habían vendido como a una prostituta.
—Choi Seung Hyun —tomó mi mano y la llevó a sus labios —Tú y yo, mañana a la ocho, pasaré por ti en este mismo lugar.
Negué con la cabeza fuertemente. Él sólo rió, y su profunda risa me dio escalofríos.
—No te pregunté si querías —su expresión se volvió seria nuevamente —, además pagué buen dinero por ti —comentó mientras tocaba mi trasero.
Al irse, caminé hasta donde se encontraba mi jefe. Le encaré.
—No puede andar vendiéndome, como si nada —le espeté. Él tan sólo asentía sin darme otra respuesta.
—No te entregaré tan fácil, pequeño —sacó el fajo de billetes y me lo entregó, lo tomé por inercia —. Hoy te quedarás en mi casa, y mañana no vendrás, inventaré algo —me negué mientras le devolvía el dinero, este se negó y murmuró algo que no entendí. El Señor Jeong, caminó hasta su lugar para seguir viendo los espectáculos. Algo no estaba bien, y me temía que la presencia de este nuevo cliente me traería problemas.
Caminé hasta donde se encontraba Yoseob -el barman-, quien me preparó un trago suave mientras le contaba mis problemas.
— ¿Dijiste Choi? —preguntó asustado.
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Holiiiiiiiiiiii, aquí el primer capítulo de esta historia. Espero que les haya gustado, besitos y no olviden mi firma :c 3 Sorry, si me equivoqué en la ortografía, tanto de nombres como palabras –lapatean- sólo lean y finjan que no existen.
Las amo, :3
LD.
