Naruto se sentía tremendamente impotente. Hinata lo tenía atrapado entre cadenas, las cadenas del amor. Su propia novia lo tenía encadenado y no lo dejaba estar con la chica que realmente quería y quiso durante toda su vida: Sakura Haruno. El solo acepto salir con Hinata por lastima, y porque no quería romperle el corazón, pero ahora se dio cuenta de que fue la peor decisión que pudo haber tomado en su vida, ya que no le hacía nada bien a Hinata que se armara todo un mundo de ilusiones y fantasías amorosas con él, porque cuando se enterara de sus verdaderos sentimientos se sentiría mucho peor, y encima para colmo Sasuke estaba enamorado de Hinata, pero ella estaba obsesionada con él y no se fijaba en ningún chico más, y Naruto estaba harto de esta situación...estas cadenas del amor lo tenían atrapado, no podía irse con Sakura porque no era libre...y ahora solo se lamentaba y se insultaba a sí mismo, por lo estúpido que había sido al tomar una decisión tan estúpida producto de su impulsividad. Esas cadenas del amor no lo dejaban ser quien quería ser en realidad y no lo dejaba expresar todo lo que pasaba por dentro, y sentía que si seguía reteniendo todo esto iba a estallar...de verdad, iba a estallar. Se muere de ganas de decirle a Sakura que él creía que era hermosa, que le gustaría tenerla para siempre a su lado...pero él era un prisionero de estas cadenas. Su novia lo tenía encadenado día a día, como si de un esclavo se tratara. Y también se moría de ganas de decirle que sus labios eran lo más precioso que había visto en su vida y que ansiaba probar su dulce sabor, que quería besarla y estar por siempre a su lado, y casarse, y tener hijos...pero estas malditas cadenas lo tenían atrapado, y no eran del tipo de cadenas que uno puede ver fácilmente...las malditas cadenas del amor lo tenían prisionero, y ya no había escapatoria para él, estaba condenado a pasar el resto de su vida al lado de una chica a la que no amaba, mientras veía a su amor irse con otro chico...