Bueno, este es mi primer fic, espero les guste
Disclaimer: La banda y sus personajes, canciones y todo lo demás no me pertenecen, son propiedad de Damon Albarn y Jamie Hewlett, escribo este fanfic sin fines de lucro
Cómo pasa el tiempo…
Tantos años desde que eso pasó.
No dejo de culpar al idiota de Murdoc… Primero Paula, y luego ella… Me la quitó y de la manera mas cruel… Aquello con Paula se queda corto….
Todo pasó tan rápido… pude haberlo evitado y eso es lo que mas me duele…
Estaba ahí, mientras grabábamos "Feel good Inc" tan tierna como siempre, tocando su guitarra… Ella y la isla del molino pasaron frente a mis ojos como estaba planeado para el estúpido video…
Murdoc lo sabía todo…
Al terminar la canción escuche ruidos de helicópteros, pero como siempre, mi ingenio no me dio para imaginar que estaba pasando.
Muy a lo lejos, desde la ventana pude ver un nubarrón de humo levantándose desde la dirección que había ido ella… Mi dulce y pequeña Noodle.
Llamé a los chicos, al principio sin una idea clara…
-¿Qué es eso?- le pregunte a Russ
-Parece que algo se quema… Tal vez un avión… o…
De pronto su cara tomó expresión de pánico y volteó a ver a Murdoc. Él giró la vista hacia otro lugar y comenzó a silbar, pretendiendo que no pasaba nada.
Russel miró otra vez por la ventana y se puso furioso de pronto, parecía que se había fijado –antes que yo- que Muds sabía algo al respecto
-¡¿Qué esta pasando?! – dijo mientras lo ahorcaba con una mano y con la otra lo amenazaba con el puño
- ¿Y yo que sé? ¡Suéltame maldita bola de grasa!
-¡La Isla flotante!- le reclamó Russel
Entonces se escuchó un enorme estruendo y sonido como del crujir de un pedazo de madera…
Sin duda algo le había pasado a Noodle y Murdoc era el responsable
Russel le metió un tremendo puñetazo en el centro de la cara y volvió a preguntar que pasaba. Yo por mi parte sólo miraba temblando desde una de las esquinas de la ventana, aterrado, pensando en que quizá, los hombres raros del gobierno japonés que la buscaban, la hubiesen encontrado para acabar con ella…
Russ arrastró del cuello a Muds, interrogándolo (además, dándole una buena paliza, azotándole la cara contra los muros cercanos) mientras atravesábamos la sala en la que grabamos el video, y bajábamos de la torre buscando un medio para alcanzar a la isla flotante.
-Eh… yo… eh… ¡Todo estará bien! ¡Es un plan infalible! La niña estará a salvo, es una trampa ¡lo juro en nombre de Satán! - decía disculpándose Murdoc, -entre golpe y golpe- argumentando que todo era un plan para acabar con un viejo enemigo de Gorillaz…
Varios pisos mas abajo andaba una vieja avioneta con espacio para sólo dos personas.
Russel le estrelló la cara a Murdoc contra la pared una vez más y se trepó en la avioneta, haciéndome señas para subir detrás.
Despegamos y casi nos estrellamos con la misma torre, pero sorprendentemente y a pesar de la falta de experiencia de Russ para pilotear una de esas cosas, logramos estabilizar el vuelo.
No sé que cara debía traer en ese momento como para que mi corpulento amigo me calmara diciéndome que todo estaría bien, y que probablemente la isla estuviera a salvo.
A lo lejos se escuchó una explosión horrible, y vimos lo que estábamos buscando: a muchos kilómetros de distancia la isla del molino se incendiaba, y caía en picada entre las montañas.
Solté un grito de terror.
Era más que imposible alcanzarla… Después de que se perdiera entre las rocas de los montes, un misil cayó desde uno de los dos helicópteros que rodeaban como moscas a la isla de la pequeña Noodle… era el fin.
Mis ojos se llenaron de agua y muchas veces repetí "¡NO!" como si con eso bastara para frenar lo que estaba pasando…
La explosión hizo levantar una masa de humo muy grande, y a la vez creó una reacción en cadena haciendo que ambos helicópteros quedaran hechos añicos junto con la isla.
Russel piloteaba la avioneta lo más rápido que podía, pero seguía estando muy lejos nuestro objetivo, y el humo nos nublaba el camino.
El tiempo que tardamos en llegar a donde emanaba el nubarrón me pareció eterno. No podía dejar de sollozar, la angustia me impedía pensar claro… Estaba sentado al borde de mi asiento con la casi nula esperanza de encontrar a salvo la pequeña niñita oriental.
Después de tanto tiempo intentando controlarme para no hacer algo estúpido –como saltar fuera de la avioneta por la desesperación- llegamos…
Todo estaba cubierto de cenizas y fuego. Apestaba a gasolina….
Notas:
Fin del primer capítulo o.o
Gracias por leer!
