Disclaimer: Por razones obvias Naruto no me pertenece, su total autoría es de Masashi Kishimoto, ese maravilloso genio que nos tortura ilusionándonos con la posibilidad de un NaruHina y luego nos roba las esperanzas de un tirón. En fin. Yo sólo juego con sus personajes para escribir esta historia, sin ningún fin de lucro, simplemente para entretenerme y compartirla con ustedes esperando que sea de su agrado.

EDITADO: 21/AGOSTO/2018.


TVAE.

Capítulo 1.


Aún no sale totalmente del mundo de los sueños cuando un cálido aliento impacta contra su mejilla, provocándo cosquillas. Y aunque todo su ser ruegue que lo ignore y siga durmiendo, abre los ojos para poder localizar la fuente de aquella suave caricia.

La sorpresa no pudo ser más grande al encontrarse de frente con un par de ojos azul intenso, iluminados por la leve y tintineante luz de lo que suponía era una vela.

Su corazón se detuvo y por un momento casi olvida cómo respirar, invadida por el nerviosismo. Ya con los sentido alerta ahora que ha despertado por completo, al fin notó los músculos adoloridos y el calor de un cuerpo musculoso íntimamente pegado al suyo.

Sintió las mejillas arder con fuerza, levantando las manos para cubrir sus pechos en un intento por no sentirse expuesta, de forma tan abrupta que terminó golpeando el pecho de su compañero en el proceso.

Eso tan sólo lo hizo soltar una risita burlona.

— ¿Por qué tan tímida? —dijo él, con la diversión impregnada en la voz.

La vergüenza de Hinata no pudo ser más grande, se quedó muda. A él pareció divertirle.

Sus pieles desnudas se fundían entre sí, húmedas por el sudor que las cubría y no supo cómo reaccionar ante eso. La probabilidad de sucumbir ante un desmayo era muy tentadora, si no fuera por que la adrenalina que corría por sus venas en ese momento, retumbando su corazón contra sus oídos, la mantenía consciente.

Era tan irreal, abochornante, irascible. Y aún así, estaba metida en las sabanas de la última persona que nunca hubiese esperado.

Porque Uzumaki Naruto, el gran héroe del mundo ninja -portador de una blanca sonrisa que llenaba de confianza al mundo entero-, jamás fue su tipo de príncipe azul.

Ella lo respetaba profundamente, ¡claro que le admiraba como todos los demás debido a lo que había hecho por la paz del mundo ninja! Pero fuera de eso, jamás lo vio con otras intenciones.

Y aún así ambos estaban como Dios los trajo al mundo mirándose en silencio.

Él ahora parecía un poco curioso, aunque una sonrisa juguetona le danzaba en la comisura de los labios. Un ambiente de profunda intimidad parecía rodearlos y se sintió totalmente fuera de lugar.

Su mente comenzó a trabajar desenfrenada y todas las posibilidades se abrieron paso en ella como abejas furiosas. Se volvió mucho peor cuando notó algo duro rozar contra su muslo, llenándole de una extraña mezcla entre pánico y vergüenza.

Lo escuchó soltar un leve suspiro y acto seguido la tomó por la cintura para subirse encima de ella en un ágil movimiento. El chillido asustado que subió por la garganta de Hinata quedó ahogado por unos labios hambrientos, haciéndolo pasar por un extraño gemido. Quedó paralizada mientras sentía la boca del rubio moverse contra la suya sin ser capaz de repsonder. Por eso el contacto no duró, al parecer consiguió notar su turbación haciéndo que se separara, alzándose un poco para poder mirarla a los ojos.

No sabía qué expresión tenía en el rostro en ese momento, pero le vio fruncir el ceño y poner cara de circunstancias.

— ¿Estás bien? —él parecía genuinamente preocupado.

Eso la puso incómoda.

No le respondió, simplemente se quedó mirándolo, tratando de recordar si en algún momento recibió algún golpe en la cabeza y ahora estaba sufriendo los efectos de una conmoción cerebral con alucinaciones de ese hombre con alborotado cabello rubio, ojos azul intenso y piel bronceada.

«Estoy segura que de ese golpe debe de haber sido bastante duro », pensó desviando el rostro, porque seguramente se había sonrojado.

— ¿Hinata? —le escuchó llamarla y volteó sorprendida cuando una de sus grandes manos se situó ahora sobre su mejilla, y el cálido tacto fue tan real que comenzó a cuestionarse si en verdad aquello era algún tipo de creación bizarra de su perturbada mente.

No quería pensar que todo eso era real, por lo que se revolvió incómoda. Y no pudo pensar mucho al respecto, porque ese algo entre ellos, el cual parecía tener vida propia, se deslizó entre sus muslos, provocando que el movimiento creara una rara fricción que le hizo estremecer. Era una sensación ciertamente extraña, pero para nada desagradable. Cerró los ojos curiosa ante las cosquillas que le bajaron por el vientre.

No se dio cuenta de cuándo el Uzumaki comenzó a mover las caderas, mucho menos el momento en que empezó ella a imitarlo. Sólo era consiente de lo bien que se sentía eso que le recorría todo el cuerpo.

Tenía la mente tras un velo, sin hilar un solo pensamiento coherente, no fue hasta que sintió un dolor agudo en el cuello y escuchó su propio gemido en respuesta, que salió de ese trance.

Cayó en cuenta que fue una mordida y Naruto ahora recorría la dolorida zona con la lengua, mandándole escalofríos por el cuerpo. A su vez, unas grandes y algo ásperas manos empezaron a abrirse comino por sus caderas…

Entonces algo hizo clic en su cabeza.

Volvió a ser consciente de la situación y notó el pánico ganando terreno a la excitación, por lo que con toda la fuerza que tuvo lo empujó para sacárselo de encima. Agarró la sabana de la cama y bajó de ella por el otro lado, enrrollándosela para cubrir su desnudez lo mejor que pudo, mientras lo escuchaba quejarse.

Al parecer el empujón lo tomó con la guardia baja, de otro modo jamás hubiese logrado tirarlo de la cama, era un hombre alto y musculoso.

Uzumaki Naruto, el gran héroe de las naciones ninja, era posiblemente el hombre más fuerte sobre la faz de la tierra. Pero ese pensamiento tan sólo consiguió encender una alarma en su cabeza. Se dio cuenta del inminente peligro que ese hombre podría llegar a representar.

Era la heredera del clan Hyuga y sabía pelear, pero sus capacidades no se acercaban siquiera. En el caso de tener que defenderse -porque no estaba muy segura si estaba en esa situación por voluntad propia-, no tendría ninguna oportunidad.

Decidió que su única posibilidad sería escapar, ya después podría averiguar qué había pasado. Observo rápidamente la habitación en busca de una salida, hasta que notó la suave luz de luna que entraba por una ventana a sus espaldas.

Sin perder tiempo subió a ella y se sujetó al marco de la ventana dispuesta a saltar, pero unas fuertes manos le tomaron por la cintura y la regresaron de nuevo a la cama.

Soltó un grito y las manos la soltaron de forma momentánea para posicionarse ahora en sus muñecas. En un instante Naruto volvía a estar encima suyo, pero esta vez se veía contrariado. Los reclamos y preguntas que salían de sus labios por haberlo tirado e intentar salir a la calle desnuda parecían estar lejanos, dirigidos a otra persona. Por la cabeza de la chica danzaban pensamientos más oscuros. Él no iba a violarla, ¿o sí? Su estómago se hundía y una amarga sensación la envolvió ante el pensamiento de que posiblemente ya lo había hecho antes, ¿sino por qué más habría despertado desnuda en su cama sin poder recordar nada? Podría haberla drogado y después aprovecharse de ella.

La idea le hizo sentir sucia y aterrada.

Una parte de ella se niega férreamente ante la idea de que éste hombre, hasta el momento noble y sincero, pueda ser tan vil, otra se lo sigue cuestionando.

La sola posibilidad es aterradora, así que por instinto empezó a forcejear inútilmente contra él, quien es claramente superior físicamente.

Al principio Naruto pareció aturdido mientras luchaba por sostenerla y hacer que dejara de revolcarse en la cama tratando de zafarse.

En la academia ninja las habían advertido que al ser kunoichis estaban expuestas a ese tipo de ataques y rogó porque no pasara.

— ¡Déjame ir, por favor! ¡Suéltame!

— ¿Qué rayos te pasa Hinata? ¡Tranquilízate!

— ¡No, suéltame! ¡Por favor, no me hagas daño! —sollozó— ¡No te atrevas a tocarme!

– ¿Qué..?

Parecía tan impactado por sus palabras, que se alejó un poco. No pensó mucho y se deshizo de su agarre empujándolo a un lado, corriendo hacia la puerta con todas sus fuerzas.

Al salir de la habitación, lo escuchó llamarle, supo que estaba siguiéndole y no pudo evitar voltear a verlo y entonces algo malo ocurrió; no reparó en la ropa que estaba en el suelo y que se enredó en sus pies haciéndola tropezar y caer casi en cámara lenta. Hubo un estallido de luces y terrible dolor en un lado de su cabeza.

Lo último que vio fue a Naruto y después todo se volvió negro.


Muchas gracias por haber llegado hasta aquí. Nos vemos en el siguiente capítulo.

Un beso y un enorme abrazo.

NOTA DE LA AUTORA: 21/08/2018.

Quizá a algunos les tomará por sorpresa esta nueva actualización después de tanto tiempo, pero tras dejar el mundo de los fanfics por completo, me he visto tentada a volver debido a una nueva adicción: el Dramione. Se ha vuelto como mi droga, y renació en mí el deseo de volver a escribir, sin embargo, revisando mi perfil, pensé que no podía meterme de lleno en un proyecto si no había terminado otro.

Por ende, tras leerme de nuevo este fic abandonado y lleno de telarañas, he decidido sacudirle el polvo para retomarlo.

Trataré de subir un capítulo por día. Igual estaré encantada de leer sus opiniones y consejos, eso siempre motiva para escribir más rápido.

¡Nos estaremos leyendo pronto!