KONISHIWA~

¿CÓMO LES VA GENTE LENDA? xD BUENO A MI ME VA SUPER BIEN, DISFRUTANDO DE MIS BELLAS VAGACIONES... SI, ASÍ ES VAGACIONES, PUES NO HAGO MÁS QUE VAGAR *w*

POR LO CUAL DECIDÍ DARLES ESTO EN COMPENSACIÓN DEL FIC: Sumisa, NO SE PREOCUPEN YA TENGO EL CAPÍTULO PERO MIENTRAS TANTO DISFRUTEN DE ESTE FIC :D. SOLO TENDRÁ DOS PARTES... Two-Shots :B

LA IDEA SURGIÓ DE REPENTE, ASÍ QUE... ESPERO LES GUSTE MUCHO *w* PORQUE A MÍ ME HA FASCINADO ESCRIBIRLO, MI IMAGINACIÓN ESTABA DESBORDANDO. TANTO ASÍ QUE TENGO TODAS LAS ACTUALIZACIONES DE MIS FICS... T-O-D-A-S ASÍ QUE SEAN BUENAS Y DEJEN REVIEWS, QUIERO SABER SI QUIEREN ACTUALIZACIONES (:

DATO: Shugo Chara NO ME PERTENECE... ES PROPIEDAD DE PEACH-PIT O^O

DATO2: CHICAS... ¿QUIEREN LIME? DEJEN REVIEW!

ADVERTENCIA: CONTENIDO DE LENGUAJE OBSCENO... SI TIENES MENOS DE 11 Y NO HABLAS ESTE TIPO DE LENGUAJE TE PIDO QUE SALGAS DE AQUÍ, NO TENDRÉ LA CULPA SI NO... NO LO PUSE COMO 'M' PORQUE... LA VERDAD NO SÉ PORQUE.


As de Espadas

-Parte 1-

El sol salió e ilumino la ventana de la linda profesora de literatura, Hinamori Amu.

Su despertador sonó, estiró su brazo y lo apagó con su mano. Bueno eso fue lo que intento, porque el despertador se apagó pero también cayó al suelo. Se sentó en su cama y estiro sus brazos para quitar la pereza que siempre amenazaba en las mañanas. Puso sus pies en el frío suelo y se estremeció completamente. Aún con los ojos cerrados... repasó mentalmente lo que haría el día de hoy: se bañaría, tomaría el control de lectura a sus alumnos de cuarto de secundaria, recogería las tareas de los de tercero y al final del día tal vez saliera con Kukai y Tadase. Se puso de pie y con los ojos algo dormidos, se dirigió al baño pero algo la detuvo, no, no algo, si no alguien.

— ¿Qué crees que estás haciendo?—dijo una voz masculina.

Ella levanto su cabeza y se encontró con dos profundos ojos zafiro, en ese momento ella volvió a la realidad... ¿Dónde estaba?... Giró su cabeza de un lado a otro... cama des-tendida y en el centro de la habitación, escritorio desordenado, armario entreabierto... Sus ojos soñolientos se abrieron a más no poder al fijarse en lo que tenía en frente... Tsukiyomi sin nada que le cubriera el torso, con unos jeans y descalzo, con su cabello aún algo mojado. Tan rápido como pudo, le dió una cachetada al peli-azul –o al menos eso quiso-, él detuvo su mano y la atrajo hacia sí mismo, para después darle un beso. Un beso lento y tierno, sorprendida la peli-rosada al principio pero al final sucumbió a los labios del hombre que la acogió la noche anterior.

— ¿Buenos días?—preguntó con una sonrisa ladina cuando corto el beso.

—Buenos días...—dijo ella aún confundida, mientras sentía que la soltaba y se quedaba parada en su mismo lugar.

—Si no te apuras llegaremos tarde a tu casa.

Lo miró con confusión.

—Porque no creo que quieras ir con la misma ropa que ayer—dijo mirándola de arriba a abajo—, ni tampoco con lo que tienes puesto.

Hinamori salió de su transe y se fijo en sí misma, tenía puesto una camisa blanca –obviamente-perteneciente al joven.

—M-me... me reco-ordarias lo que paso anoche—dijo con algo de duda, su cabeza le dolía a horrores y no paraba de darle vueltas.

— ¿Qué es lo que no recuerdas?—dijo elevando una ceja, sentado en cama con su camisa y jean oscuro puestos, su cabello aún estaba mojado.

—No recuerdo haberme quedado dormida, me refiero a que recuerdo tu sarcasmo en hora de clases, recuerdo lo de nuestro pequeño juego de cartas y también que te golpeé y salí corriendo, pero de ahí nada más.

— ¡Oh!—dijo mirando el reloj de su estante—. Mira la hora, debemos apresurarnos, si es que quieres llegar a tu casa—dijo evadiendo el tema con una sonrisa en su rostro—, oí que tienes que tomar un examen a los de cuarto año ¿no?

Tal vez la Srta. Hinamori lo logre recordar más tarde, pero a ustedes se lo cuento yo. Haber desde donde comenzamos... ¡ya sé!


—Muy bien chicos, dejen los lápices y pasen las hojas de atrás para adelante—dijo ella—. Torii-san pasa la hoja.

—Lo siento Hinamori-sensei—dijo la chica castaña, entregando la prueba.

El timbre sonó y ella les recordó leer su libro... ¡libro! Si, era eso lo que ella tenía que buscar el libro para la clase de mañana y como justo ahora tenía dos horas libres, era el momento justo para buscar dicho libro. Se encamino por los pasadizos de la escuela, intentando hacer el menor ruido posible por los alumnos prestando atención a sus clases. Entonces llegó a la biblioteca de la escuela y cuando entro se fue directo a la sección de novelas clásicas. Buscó de arriba a abajo por toda la "P", pero no encontró nada. Se dispuso a buscar por todo el sector tal vez alguien lo había puesto en la letra incorrecta. Pero por más que buscó, no encontró su libro requerido. Optó por preguntarle al chico encargado de la biblioteca.

— ¿Kukai sabes quién tiene 'Orgullo y Prejuicio'?—preguntó ella al peli-castaño, y al notar que este no respondía le puso una mano en frente de la pantalla—. Kukai~—dijo canturreante—, estas ahí~

—Amu-chan—se sorprendió—, ¿cuándo llegaste?—dijo cerrando la pestaña al instante

—Souma Kukai, ¿qué rayos estás viendo en esa computadora?—dijo notando el leve rubor en sus mejillas.

— ¿Yo?—preguntó—, yo no hago nada, sólo veo que los libros estén completos—dijo poniendo una sonrisa nerviosa en su rostro.

—Bueno, después hablaremos de esto querido, ahora me dices quien tiene 'Orgullo y Prejuicio'.

—Haber...—dijo el chico mientras ponía el libro en el registro de su computadora, pronto salió el nombre del poseedor—. Eto... Y Amu ¿cómo te va?

—Bien—dijo sonriéndole—. ¿Ya tienes el nombre del poseedor del libro?—dijo levantando un poco el tono de su voz por la impaciencia.

—Bueno lo tiene un profesor—dijo intentando sonreír.

— ¿Quién?—preguntó arqueando sus cejas

El chico se negó a contestar e hizo como si no la escuchó.

— ¿Tadase?—dijo sonriendo, era otro profesor de la misma área, así que era lo más probable.

—Nop—dijo intentando alargar la conversación.

Su cara se veía algo graciosa debido a su preocupación.

—Dímelo~ ¿qué tan malo puede ser?—dijo ella sonriendo al ver su expresión.

—El portador del libro en este momento es...—hizo una pausa, ya que sabía lo furiosa que se pondría cuando le dijera—...el profesor de música.

A la maestra le cambio la cara, no dijo palabra, caminó hacia la puerta de la biblioteca la abrió y la cerró de un portazo.

— ¿Gracias?—dijo el bibliotecario asustado por la reacción de su amiga.

Mientras que Hinamori-senpai caminaba con pasos fuertes, haciendo que el sonido que provocaba el taco de sus zapatos resonara, ya no le importaba la concentración de los alumnos. Eso era lo de menos, ahora lo único que le importaba era partirle la cara al desgraciado poseedor del libro. Su destino: salón de música. No podía simplemente creerlo, como es que justo él tenía que tener el libro, de tantos profesores en la escuela porque tenía que ser él, el idiota más idiota del mundo. Al contrario de ella, algunas amigas de trabajo lo llamaban el hombre perfecto, ¿por qué? Pues... además de que el promiscuo ese había salido con ellas, también había que admitir que era demasiado guapo. Pero eso no le quitaba lo pervertido, ella sabía más que nadie lo pervertido que era... pervertido, mujeriego, ególatra, egocéntrico... ¿se olvidaba de algo? Eso era lo que a ella le estresaba. ¿Porque era así? Lo conocía, sí. Kukai, él y ella habían estudiado en la misma escuela desde los 5 años y extrañamente, ellos dos decidieron estudiar educación, solo que ella se intereso por la literatura y él por la música.

Sí lo admitía era el mejor músico del mundo, entonces ¿por qué no la dejo en paz? ¿Por qué no se fue con su padre a Francia, a la mejor escuela de músicos? ¿Por qué no hizo lo que ella pensó que él querría más que otra cosa? ¿Por qué siguió jodiéndole la vida? Porque lo peor es que no era la primera vez que hacía esto, le había quitado muchos libros de literatura, incontables en realidad. Sus excusas siempre eran estúpidas y sin justificación.

Puso su mano en la puerta y la oyó, esa melodía. Esa melodía que había escuchado desde los 5 años. Intentó despejar su mente de los recuerdos de su niñez.

Optó por tocar la puerta, la melodía se detuvo y oyó pasos, la puerta se abrió y él la miro, con una sonrisa y esos lindos ojos que lo caracterizaban.

— ¿Buenas tardes?—preguntó.

—Buenas tardes—dijo sin inmutarse ante su mirada intimidante—, me tienes que devolver el libro.

— ¿Que libro?—preguntó desconfiado.

—El que pediste en la biblioteca esta mañana—dijo secamente.

—Ah... claro—dijo mientras caminaba a su escritorio y traía el libro—. Aquí tienes—el libro estaba a punto de caer en sus manos—. Pero eso no sería divertido, ¿no crees Amu-chan?

—Hinamori-san para ti—dijo fríamente.

Soltó una risa burlona que no divirtió en lo absoluto a la más baja.

—Te has vuelto algo fría.

—Sí, sí—dijo sarcástica—, me devuelves el libro ya—ordenó.

El hombre sonrió al ver la desesperación que presentaba la profesora de curioso cabello rosado.

— ¿Por qué te gusta joderme la vida? ¿Qué no puedes ser como los otros? ¿Qué no tienes algo mejor que hacer?—dijo irritada.

—Ya veo... estás perdiendo el control—dijo con su tono burlón—. Y dime Hinamori-senpai... ¿qué puedo hacer en vez de esto?

—Algo como... no sé... acostarte con la primera chica que encuentras.

—Osea... que quieres que me acueste contigo—dijo burlón, carcajeándose al ver la mirada asesina que le dedicaba su linda compañera de trabajo— . A veces pienso que estas celosa de mi ligues—suspiro—. Espérame a la salida en el parque—dijo él, sonriendo—, o mejor... ve a mi departamento a las cinco y media—dijo sensualmente.

— ¿Y el libro?—preguntó—. Lo necesito para mañana.

—Veremos si ahí te lo damos—dijo cerrándole la puerta en la cara.

Se quedó en la puerta, sin palabra... ¿quién se creía él para cerrarle la puerta en la cara?

— ¡¿Y tu dirección qué?!—gritó al otro lado de la puerta.

Tú sabrás.

Si, así es el ratón cayó en la trampa del gato.


Caminaba hacia el dichoso departamento, donde innumerables veces había ido en busca de sus libros. Donde también había visto chicas pasearse día y noche, y no con la ropa bien puesta, ni mucho menos completa. Sus pretextos siempre habían sido los mismos: Me la encontré anoche en el bar, creo que fue mucho lo que bebimos y bueno tu sabes. Estaba harta de ese mismo pretexto, parecía grabadora.

No le molestaba que llevara mujeres a su departamento, después de todo era un mujeriego y siempre lo había sido. Pero el simple hecho de que nunca sepa sus nombres es el colmo, parece un gigoló y eso que ella apostaba que hasta ellos se sabían el nombre de sus clientas.

Llegó al condenado departamento, pero no contó con algo, mejor dicho... con alguien.

— ¡Ikuto~!—gritó—. ¡Sé que estas, abre la puerta~!—dijo golpeando la puerta—. Sé que te mueres por repetir lo de anoche~

Y esa fue la gota que colmó el vaso. Una castaña tocando desesperadamente a su puerta y solo por sexo. ¿Podría una mujer verse peor que ella?

— ¡Ikuto~!—gritó por última vez, suspiró (más bien sonó como un gemido), al voltearse se encontró con la chica de lentes—. ¿Tú vives aquí?

Ni siquiera le dejó contestar.

— ¿Le puedes decir a Ikuto que vine y no estaba?—dijo pestañeando.

Un adjetivo cruzó por su cabeza: Perra. Si, esa era la palabra correcta. Se acomodó los lentes y asintió. La mujer se fue rumbo a las escaleras, que minutos antes la peli-rosa había subido. Unos segundos después se acercó a la puerta.

—No te preocupes, ya se fue—dijo secamente, sabiendo que el que estaba tras la puerta era nada más y nada menos que el profesor de música.

La puerta se abrió y el peli-azul se apoyó en el marco de la puerta. Parecía haber dormido, se le veía soñoliento.

— ¿Quién era?—preguntó mirándolo.

—Se llama... Yua... No, se llama Kotone si... así se llama—dijo pasando una mano por su rostro—. Llegué tarde hoy, si es que te diste cuenta claro.

—No—dijo—. Hay no me digas, ¿llegaste tarde por ella?—dijo sarcástica.

—El alcohol hace mal a la cabeza y bueno... ya sabes...

La chica lo miró.

— ¿Tuviste...?

— ¿Sexo?—preguntó mirándola—. Sí—admitió sin vergüenza—, ¿quieres saber cuan bien nos la pasamos?

—No, no me interesa, solo quiero 'Orgullo y Prejuicio'

— ¿En serio?

—Por mi acuéstate con las mujeres que quieras, siempre y cuando no me jodas la vida.

—Ahh...—dijo él—, así que te jodo la vida acostándome con mujeres.

—No me interesa con cuantas te hallas acostado, solo quiero que me des lo que es mío.

—Ah-Ah—dijo negando con su cabeza—. El libro es de la biblioteca~

—Quiero el libro—dijo cerrando los ojos, contando hasta 10 mentalmente.

Entonces la observó con mayor atención, vio a la profesora Hinamori parada enfrente de él. Su cabello recogido en una cola, dos mechones rosas caían por ambos costados, sin contar el flequillo en su frente.

— ¿Cómo te ves con el cabello suelto?

— ¿Y a ti eso que te importa?—preguntó irritada—. Quiero el libro.

—Seguro que te ves muy sexy.

'Mujeriego de mierda' pensó con molestia.

—Calla. El libro

Sonrió ladinamente, aún con esos lentes, seguía siendo linda. La miró de arriba abajo sin ningún disimulo. Blusa rosa, casi blanca de manga 3/4, falda negra y muy entallada y sus zapatos negros de taco. Era algo plana pero... ¿Quién contaba eso?

—Deja de hacer eso o juró que te reviento los huevos—dijo ferozmente al darse cuenta de como la miraba—. Si es que tienes claro—agregó burlona.

— ¿Para que viniste?—preguntó mirándola fijamente.

Hinamori se quitó los lentes y los guardó en su bolso. Guardando la calma contra su voluntad.

—Me dijiste que viniera... Ahora el libro, lo tengo ya—dijo extendiendo su mano.

—Otra vez estas perdiendo el control ¿eh?—se rió él—. Bueno el libro esta aquí y te lo daré. Por cierto te ves más guapa sin esos—dijo refiriéndose a los lentes.

Ella espero pacientemente, aunque el joven no se movió ni un poco. Es más se dedicó a seguir observándola.

—Tendrás que pasar.

—Ni loca—dijo negando con su cabeza.

El joven profesor –aún apoyado en el marco de la puerta- suspiró.

—Pasa—dijo haciéndose a un lado—, prometo darte el libro.

La dueña de los ojos topacios pasó sin regañar, intentó mantener la calma ante él. Pero le resultaba imposible.

El profesor Tsukiyomi vivía en un departamento muy ordenado debía admitir, tenía una sala muy amplia un comedor cerca de la cocina y había un pasadizo cerca de la sala, donde estaban las demás habitaciones y el baño. Las veces que había venido, sólo había ido a su habitación, donde siempre escondía sus libros. He ahí su desesperación al encontrarse con la "afortunada elegida", tendida en su cama, debajo de sus sábanas y quien sabe si desnuda o no. Sus libros siempre estaban o debajo de su cama o en su armario o en su escritorio, a simple vista siempre.

Se quedó mirando el pasadizo y la puerta de su habitación. Tal vez debería cerciorarse de que el libro no esté ahí, pero tampoco podía ser tan fresca de pasearse por un departamento que no es suyo.

—Puedes buscarlo si quieres—dijo el peli-azul, al notar que ella dirigía su mirada a su habitación.

Suspiró algo cabreada e intentó.

Dejó su bolso en el sillón blanco y se fue caminando por el pasadizo. Al abrir, por primera vez no se encontró con una mujer.

Su cama estaba tendida y encima estaba el jersey negro que usó en la mañana. El aroma varonil, inundaba la habitación, sintió que el aroma de Ikuto la llenaba por completo. Movió la cabeza, golpeándose mentalmente y recordó porque estaba ahí.

Buscó debajo de su cama: nada, en su escritorio buscó en todos los cajones: nada, en su armario abrió también todos los cajones y buscó entre sus prendas colgadas: nada. Suspiró rendida sentándose en la cama. Su mirada iba de un lado a otro. ¿En dónde lo tenía ahora?

El oji-zafiro notó pensativa a su acompañante. También se sorprendió un poco por el hecho de que se dejara caer en la cama, cama que no era de ella sino de quien la observaba. Aprovechó la oportunidad para acercarse lentamente a ella.

— ¿Que te parece si de una buena vez jugamos?—dijo poniéndose de costado, sosteniendo su cabeza con su mano izquierda.

—Más te vale que no te refieras a-

Se quedó en silencio, pues resultaba que el joven se había acercado mucho a ella, demasiado. Podía sentir su respiración calmada en su rostro. Si antes su aroma la llenaba, no sabía que palabra usar ahora. Sus ojos topacios se fundieron en los profundos ojos zafiro de él. El silencio lleno la habitación por completo. Sentía los nervios a flor de piel, ¿no se supone que no se intimidaría por estúpidos como Tsukiyomi? Él se levanto primero, sabiendo que si seguía así, no le quedaría de otra que seguir sus impulsos. Cuando estuvo de pie la observó, seguía recostada con los ojos mirando hacia otra dirección y un leve sonrojo le cubría las mejillas. Tenía que dejar de mirarla o sería muy tarde para ella.

— ¿Dónde quieres jugar?—preguntó.

La chica se incorporo y lo miró ligeramente hacia arriba, puesto que estaba sentada y él era alto.

— ¿Qué es lo que quieres?—preguntó calmadamente -o eso intentó-.

—Un juego de naipes simple—dijo con una sonrisa que la hizo estremecer.

La chica sonrió. Bien no estaría mal, aunque hace buen tiempo que había dejado de jugar eso. Solía jugar con sus amigas y SIEMPRE salía victoriosa.

—Si tú ganas—continuó explicando—, te devuelvo tu libro.

La joven sonrió. Aunque luego de pensarlo unos segundos el temor la inundó.

—Y... ¿qué pasa—se atrevió a preguntar—si tú ganas?

El violinista captó a que se refería y una sonrisa socarrona surcó su rostro.

—Ya veremos—finalizó, saliendo por la puerta—. ¿Quieres jugar en la sala o...—dijo asomando su rostro por la puerta abierta—...esta cómoda allí, Hinamori-san?

La joven lo fulminó con su mirada e intento no lanzarle nada a la cara. Le dijo que irían a la sala. Se puso de pié y caminó detrás de él. Se dejó caer en el sillón donde su bolso se encontraba y miró el techo. En este momento estaría hablando con Tadase de sus novelas favoritas y tal vez irían a comer, pero no, estaba sentada en la sala de sir pervertido.

— ¿Quieres una cerveza o solo agua?—preguntó desde la cocina.

Se lo pensó. La cerveza no estaría mal, pero cabe la probabilidad de que termine borracha y luego se arrepienta. El agua sería lo más recomendable, el agua SI no estaría mal. ¿Verdad Amu?

—Cerveza—respondió. (N/a: A mi nadie me escucha ¬¬)

El joven regresó a la sala y puso en la mesa cinco latas de cerveza. Ambos sonrieron, pero c/u por razones diferentes. Ikuto se paró nuevamente, para buscar algo entre su estante de libros. Cuando regresó, dejó en la mesa dos cosas: una caja de naipes y 'Orgullo y Prejuicio'.

Hinamori tomó una de las latas y la abrió, tomando un poco del agrio y espumoso líquido, del que más tarde se arrepentiría.

—OK—dijo él imitando lo que hizo su contrincante hace unos segundos—. ¿Tu repartes o yo?—preguntó luego de que había pasado el liquido.

Amu tomo la liga que sujetaba su cabello y la jaló, haciendo que su cabellera rosada se esparciera en su espalda. Lo desordenó un poco y luego contestó:

—Confiaré en ti—se limitó a decir, mientras seguía tomando.

—Te ves muy sexy con el cabello suelto—dijo sensualmente.

La joven bufó y siguió tomando.

Ikuto sonrió y comenzó a sacar las cartas de la cajita. Comenzó a repartir cuidadosamente, mirando a los ojos de ella. Una vez que las cartas estuvieron repartidas, Amu abrió una segunda lata y tomó un "pequeño" sorbo (N/a: Borracha _O_), comenzando a ver su mazo. No le había tocado malas cartas, así que la posibilidad de que su oponente esté haciendo trampa era descartada. Tal vez tendría que cambiar algunas o coger del mazo que estaba boca abajo en la mesita, aunque igual tenía para ganar.

— ¿De tres?—preguntó con su voz gruesa su oponente. Su mazo tapaba sus ojos.

Sonrió con superioridad la mujer. '¿Asustado?', pensó con burla.

— ¿Qué pasa Tsukiyomi?—preguntó con sorna—. ¿Tienes miedo?

—No, pero... te recomiendo que sea de tres—dijo aún con su mazo tapando sus ojos—, lo digo por tu bien—dijo dejando sus cartas boca abajo en su pierna derecha y terminando lo que quedaba de su primera lata, tomó otra y la abrió.

—No me hagas reír—dijo sonriendo, al parecer el alcohol estaba surgiendo efecto—, tú no te preocupes, voy a ganar—dijo con superioridad, tomando otro sorbo de su segunda lata.

—Tu lo has dicho—dijo sonriendo—, no digas que no te lo advertí.

La chica sonrió, esta la ganaría y recuperaría su ansiado libro otra vez.

—Puedo hacerte una pregunta—dijo Ikuto mirándola sonreír, ella asintió—. ¿Sabes por qué siempre te molesto?—dijo rodeando la mesa hasta llegar a su lado, sentarse junto a ella y mirarla a los ojos.

Ella lo miró y se bufó.

—Porque eres un maldito mujeriego—comenzó—, que no pierde el tiempo y se liga a toda chica que encuentra en su camino...

Tsukiyomi se carcajeó y luego dejó una sonrisa ladina en su rostro. Ella se mordió el labio, sin duda Tsukiyomi Ikuto no estaba nada mal.

—...además de que eres un egocéntrico y pervertido, que encuentra divertido el quitarme mis libros. Jodiéndome la vida por completo

Una pregunta surcó su cabeza y aún con su mirada topacio en la zafiro de él, se atrevió a preguntar.

— ¿Cómo es que siempre sabes que libro me toca?

—Te acoso—respondió burlón.

Ahora fue ella la se carcajeó, luego sonrió, notando lo cerca que estaban sus rostros. El alcohol ya se le había subido a la cabeza. (N/a: Y yo sigo pintada ¬¬).

— ¿Tus cartas?—le susurró en su oído—. ¿Qué te tocó?

La chica le mostró sus cartas divertida: as de diamantes y dos de diamantes, as de tréboles y dos de tréboles, as de corazones y dos de corazones.

— ¿Seguro que repartiste bien?—le preguntó ahora ella en el oído de él.

Sin estremecerse por la reacción de la maestra sonrió.

—Muy seguro—dijo acercando sus rostros, la tomó por la cintura y la besó.

Hinamori abrió los ojos desmesuradamente, pero luego los cerró, pasando sus brazos por las hebras azulinas del pervertido profesor de música y profundizo aquel extraño beso, sabía a cerveza. Ambos sabían -o al menos ella- que el efecto que esta les causaba estaba haciendo efecto en sus reacciones, las dos mentes trabajaban a mil por hora, una queriendo saber por qué estaba haciendo semejante estupidez y la otra deseando que ese momento no se acabara muy rápido. Los labios masculinos se movían demandantes sobre los de ella y sentía que era momento de pasar a algo más. Pasó su lengua por los labios de la joven y con suma delicadeza hizo que poco a poco abriera su boca, para poder explorar cada centímetro de esta. Cuando memorizo cada parte de su interior sintió como ella intentaba jugar con la suya, así empezó una feroz batalla entre ambas lenguas, no queriendo ninguna de las dos darse por vencidas. El requerimiento de oxígeno se hizo presente en ambos y tuvieron que separarse.

Al percatarse de lo que habían hecho, ella se tapó la boca, queriendo despertar de esa terrible pesadilla. Sentía una sensación extraña(N/a: Yo se lo advertí, que conste ¬¬). El chico estaba con una sonrisa de superioridad en su rostro.

—Se puede saber por qué-

—Gané—dijo cortando su frase, mostrándole con una de sus manos una de las cartas que tenía:

As de Espadas.


¿LES GUSTO?

DÍGANME QUE SÍ, ADVERTÍ QUE EL LENGUAJE SERÍA BRUSCO. AUNQUE FUE POR LEER: 'Orgullo y Prejuicio' HE AHÍ AL LIBRO QUE AMU BUSCABA xD SI NO LES GUSTO... ¡PUES QUE PENA! ME GUSTO ESCRIBIRLO ASÍ, CON TODO Y LENGUAJE ^^. DÉJENME REVIEWS POFAVO~, ASÍ CUELGO EL FIC EL DOMINGO O EL MARTES A MÁS TARDAR :B AUNQUE IGUAL LO COLGARÉ, TIENE ALGO DE LIME... SI LO SÉ... PREGUNTÉ SI QUERÍAN LIME, PERO DA IGUAL, LO PONDRÉ~

TAKE CARE DARLIN'S (:

ATT. Kiriha-chan :D