Hola a todos, para dar un pequeño regreso a mi faceta de escritora, hice una nueva historia completamente diferente. Esta vez de una serie que en el último par de años me ha atrapado por completo pese a que termino hace mucho: Eyeshield 21. Prometí esta historia desde el año pasado pero mi agenda apretada, apenas pude terminar la primera parte. Espero que mis nuevas amigas del Grupo de Facebook: Fanfiction/HiruMamo - Fans/lectoras y autoras lo disfruten. Si tienen sugerencias para corregir los diálogos en inglés y francés, son bienvenidos. Me ayudara mucho ya que lo saque todo de Google Traductor y de una de las chicas del grupo que sabe francés.

Sin más que comentar.

¡Que lo disfruten y Feliz San Valentín!


Fanfic de Eyeshield 21

Todo por un ramo de flores.

Era finales de enero en Tokyo y pese al clásico frió invernal de la temporada, se podía respirar el amor en el aire. Después de todo, la ciudad le daba la bienvenida al día de San Valentín y por donde quiera que pasaras, veías todo tipo de vistosas decoraciones. Un ejemplo de ello era el centro comercial de Tokyo Hands, donde grupos de jovencitas platicaban sobre los chocolates que regalarían a su persona especial o de chicos que miraban ilusionados los escaparates de las chocolaterías, mientras soñaban despiertos como su amada les entregaba un chocolate casero.

Todo era alegría y felicidad hasta que se oyen los pasos del ser más temible de la ciudad. El famoso demonio de la Universidad Saikyoudai traía un humor de perros y maldecía sin descaro por tanto corazón que invadía su vista. Vestía una oscura cazadora larga de cuero estilo motero, una bufanda de punto color granate atada con un nudo ascot, pantalón vaquero negro y unos botines de piel negros con hebilla. De las cuatro chicas que lo seguían, dos castañas muy apenadas se disculpan por su típica actitud y mentalmente rogaban por terminar las compras. Por desgracia, una descuidada empleada sale con un montón de globos que chocan directamente en su rostro, provocando la ira del peligroso Hiruma Yoichi.

– ¡A la mierda este día! – Grito con una vena resaltando su frente. – ¿Porque carajos tienen que llenar todo con jodidos corazones?

Por su apariencia de rockero malo, la despachadora se pone azul por el pánico imaginándose que estaba delante del mismísimo demonio. Tanto era su miedo que al retroceder unos pasos, choca sin querer contra el vidrio de uno de los aparadores de la tienda donde trabaja.

– ¿O tiras esos jodidos globos o haré tu vida miserable? – La pobre cierra los ojos esperando lo peor y al no suceder nada, lentamente los abre y mira atónita como una hermosa chica de cabello marrón se coloca frente a ella.

– ¡Hiruma, cálmate!

La defendía Mamori Anezaki, una sus acompañantes y de las pocas personas que se atrevía a desafiarlo. Ella usaba un abrigo azul ártico con doble fila de botones, una larga bufanda lisa color mantequilla con pequeños flecos en las puntas atada como cuello de tortuga, un pantalón de mezclilla blanco, botas acordonadas color caramelo y un bolso hobo color ónix con un pequeño llavero de la mascota de los Deimon Devils Bats.

– Solo está decorando por San Valentín como todos los demás.

– ¡Eso es lo que me caga! Tantos jodidos corazones, ¿No tienen algo mejor que hacer? – La manager le hace señas para que huya mientras lo distrae.

– Nadie tiene la culpa de que odies las festividades. ¿No te basto lo que hiciste en Navidad?

– No hice gran cosa. – Contesto fastidiado y alzando un poco los hombros, irritándola más.

– ¡Les disparaste a todos los muñecos de Santa porque no soportabas la música! ¡Sin olvidar que quemaste los pinos decorados! ¡Por tu culpa casi clausuran este lugar! – La gente a su alrededor se exalta al recordar ese terrible día mientras él reía descaradamente.

– ¡Eso fue tan divertido! Este año le incluiré fuegos artificiales. – Con oír tal declaración, las personas huye horrorizadas en un vago intento de salvar sus vidas.

– Eres todo un caso perdido. ¿Porque me molesto en explicarte las cosas? ¿Qué tienes contra las festividades?

– Me cabrea que todos estén como jodidos idiotas alegres y gasten su tiempo en boberías. Solo es otro maldito día del año, ¡no es la gran cosa!

– ¿Que no es la gran cosa? – Mira al cielo con los ojos brillosos. – Así como Navidad, San Valentín es un día para disfrutar con tu pareja o tu familia. ¿Acaso no tienes sentimientos?

– Nee-san, ¿De verdad crees en eso? – Pregunto con ironía la chica detrás de ella, quien leía un grueso libro de genética.

Era una rubia de cabello ondulado en las puntas hasta la media cintura con gruesos mechones que enmarcaban su rostro. Traía una gorra gatsby lisa color azul medianoche y una bufanda tejida a juego atada con los extremos cayendo hacia su abdomen. Vestía una gabardina gris oscuro que le llegaba a la mitad de los muslos con botones en forma de cuernos. Como lo llevaba abierto, se podía distinguir un blusón color lavanda con los hombros descubiertos. Pese a que su escote era discreto, su prominente busto se realizaba por un pequeño relicario ovalado sostenido con una cadena dorada. También llevaba un pantalón de mezclilla bastante ceñido que enmarcada sus caderas y botas mosqueteras lisas color café de tacón bajo. Y colgando de su hombro izquierdo había un elegante bolso estilo mensajero color ébano y sobre de él, una bata blanca.

– Las festividades son utilizadas para vender productos indiscriminadamente. Por ejemplo, en San Valentín los chocolates y las flores presentan altos niveles de ventas en el mercado mundial. Es por ello que esa mercadotecnia ha perdurado por décadas y explota cualquier fecha con tal de aprovecharse de la sociedad consumista. – Anezaki quedo estupefacta por semejante declaración mientras que el ojiverde reía a todo pulmón.

– Maldito ratón de biblioteca, eso es lo más sexy que has dicho desde que te mudaste. Te besaría sino fuera porque me repugna tu estúpido carácter.

Al alzar su vista del libro, se aprecia su ligero parecido físico y los mismos ojos bondadosos de la manager. Aunque se diferenciaban por el cabello, que lucía más joven por tener rasgos faciales muy suaves, un fleco lateral que tapaba ligeramente su ojo izquierdo y en su mirada sobresalía un brillo de astucia.

– Descuide senpai, el sentimiento es mutuo. – Dijo fríamente y sin lamentarlo recorriendo un poco unos delgados lentes de armazón rectangular.

– Kana-chan, ¿De verdad eres mi prima? Cuando éramos niñas eras muy dulce. ¿Qué te paso?

– Madure, Nee-san. De romanticismo no vive la gente y trabajo muy duro para avanzar con mis estudios. – Regresa a su lectura como si nada. – No perderé mi tiempo en ridiculeces.

– Pero no todo es estudiar. Tienes 18 años, también mereces descansar y divertirte. ¿Acaso no quieres enamorarte?

Por su comentario, ella aprieta sutilmente su libro pensando en la promesa que le hizo a su abuela de vivir una vida normal, cuando una pelirroja de ojos verdes se lo cierra en sus narices y se lo arrebata muy tranquilamente. Su cabello es lacio y ligeramente voluminoso, lo traía debajo de los hombros y amarrado con una trenza en cascada como media cola. Lleva un flequillo partido por la mitad, aunque el del costado derecho era más abultado y tapaba un poco su ojo. Usaba un vestido corte imperio de cuello redondo color esmeralda y vaporosa falda de vuelos que le llegaba arriba de las rodillas. Sobre este, una chaqueta peacoats color arena con cierre en medio y en su cuello una pashmina de seda color cereza con estampado de leopardo que resaltaba sus pecas y anudado con un lazo europeo. Además de pantimedias y botines negros con tacón de aguja. En su hombro derecho cargaba una bolsa estilo cúbico color vino con correa larga y saliendo de este, había un pequeño cuaderno de dibujo.

– Déjela Mamori. – Pronunció en tono burlón con acento francés. – Ella y el demonio rubio son un par de grinchs. Ni siquiera entienden el romanticismo o saben divertirse.

– Julie, ¿No soy grinch? – Con el ceño fruncido, le quita su libro y lo guarda en su maletín junto con sus lentes. – Créelo del senpai pero cuando quiero, también puedo divertirme.

– ¡Oh vamos! Te conozco desde middle school (1) y siempre evitaste los chicos lindos y las películas románticas, sin contar que te encerrabas a estudiar. Ni siquiera ahora que eres asediada por tantos hombres muestres interés en uno.

– Eso no prueba nada y puedo demostrarlo. – De pronto un par de carcajadas resuenan por todo el lugar, enfureciéndola.

– ¿Tu romántica? ¿Hablas en serio? Es más fácil creer que tengo unas jodidas alas y cuernos, que tú siendo una estúpida romántica. Admítelo maldito ratón, solo eres una come libros. Actúas más como un jodido robot que una idiota chica normal.

– El demonio tiene razón, no te llevas con el romanticismo y aunque te lo propusieras, no sabrías diferenciar si dos personas son pareja o simples amigos.

En medida que las risas aumentaban, una vena resalta más y más en su frente. Como odiaba que le recordaran su falta de emociones y que solo reaccione como en sus memorias del pasado. No era su culpa que desde aquel accidente perdiera la comprensión de sus sentimientos. Por esa razón, también leía libros de psicología y novelas románticas. Intentaba aprenderlos o recuperarlos como diagnostico su último neurocirujano. Por lo visto tendría que demostrarlo con hechos y no palabras.

– Muy bien, ustedes lo pidieron. ¡Eiko-chan!

La última chica, una castaña de ojos cafés bastante tímida se acerca a ella temblando. Su cabello estaba amarrado con una coleta baja hasta la mitad de su espalda y un flequillo recto. Vestía un suéter oversized tejido color hueso y se podía distinguir su camisa rosa pálido porque traía el cuello alto con todos los botones abrochados. También usaba una falda escocesa roja con cuadros negros que le llegaba debajo de las rodillas, calcetas largas lisa y zapatos negros de piso nada agraciados. Aparte de eso, utilizaba lentes con armazón redondo y un bolso tote bag moka colgando del hombro izquierdo.

– ¿Qué me estabas contado sobre Suzuna-chan?

– Bueno... – Contesta muy nerviosa. – M-me pidió ayuda para preparar chocolates...

– Perfecto, también enséñame. No se me da la cocina pero aprendo rápido. – Los cuatro entreabren sus ojos sin poder creer lo que escuchaban.

– Kana-chan, no tienes que hacerlo. Yo sé que en el fondo eres muy sensible, es sólo que no sabes cómo expresarlo. – Su prima bastante tranquila le muestra una sonrisa falsa.

– Nee-san, gracias pero se lo que hago. Tú sólo mira como les cierro la boca a este par.

– Kana, ¿No estarás hablando en serio? – La mencionada la fulmina con la mirada, haciéndola estremecerse del miedo.

– Tú ni hables Julie o no te ayudo a estudiar. – Continúa su camino, seguido de cerca por la chica de ojos pardos. – No olvides que sin mí, jamás hubieras tenido el promedio para entrar a Saikyoudai o haber aprendido japonés. – La pelirroja horrorizada, corre hacia ella casi llorando.

– ¡S'il vous plaît ne soyez pas en colère contre moi (2)! Fue una broma, te juro que no lo vuelvo hacer. Hasta apoyaré tus planes por muy descabellados que sean.

– ¡Lo que hagas de nada servirá! ¡Admítelo! ¡Estúpidos ratones de biblioteca como tú solo sirven para estudiar! – Grito a todo pulmón Yoichi burlándose sin descaro y ella le contesta de la misma forma.

– ¡Eso lo veremos capitán idiota! ¡Suerte con llevar los nuevos uniformes al club! – Las tres aceleran el paso y salen del lugar, dejándolo solamente con la manager.

– ¿Y a ese ratón que le pico? – Se apoya en una pared cercana como si nada hubiera pasado, molestando más a su última compañera.

– No lo sé, cambio mucho desde que se mudó. ¿Y a ti que te pasa? Sé que eres un patán pero esta vez rayaste con la exageración. ¿En qué estabas pensando?

– ¿Y qué esperabas, maldita come pastelillos? Así soy y en vez de quejarte, mueve ese culo porque esos jodidos uniformes no vendrán solos. – En cuanto el comienza a caminar, ella lo sigue suspirando desganada.

– Realmente no tienes remedio.

Desde ese día, las cosas comenzaron a volverse bastante incómodas en la casa club. Primero porque Kana empezó a usar faldas cortas bastante llamativas, acompañadas con medias y botines. Provocando que varios miembros del equipo se desconcentraran durante el entrenamiento y hombres ajenos visitarán regularmente las prácticas. Posteriormente, las peticiones de cita subieron a tal grado que aceptaba una al día. Incluso Ikkyu aprovecho la oportunidad y ella acepto con una cálida sonrisa.

A pesar de que le irritaba los intrusos, Hiruma los ignoraba siempre y cuando no interfirieran con su trabajo como doctora del equipo. Pese a ello, eso no evito que tomará cartas sobre el asunto y saboteara cada propuesta cerca del club o usará de tiro al blanco a cualquiera que se embobara con sus blancas piernas. Algo que agradeció internamente cierto chico con rastras, quien también interfirió a su manera al intimidar a aquellos que salieron con ella. Ni siquiera su ex compañero de Shinryuji Naga se salvó. Al siguiente día de su cita, lo acorralo en las duchas amenazándolo con romperle las manos si volvía a acercársele. Por mucho respeto y admiración que sintiera por su senpai, sabía muy bien que era capaz de eso y mucho más. No era de extrañar que desde entonces, el joven receptor la evadiera cada vez que él estuviera cerca.

Gracias a la nueva adquisición de víctimas a su cuaderno, el buen humor del demonio aumento considerablemente hasta que alguien comenzó a tomar ciertas atenciones con la castaña. Cada mañana antes de empezar el entrenamiento, una prestigiosa florería le entregaba una hermosa rosa roja sin dar remitente. Por mucho que hostigara a los empleados, ellos no sabían quién las enviaba ya que el pago provenía del extranjero. Aunque la gota que derramo el vaso fueron las constantes llamadas que recibía. Nadie sabía quién era pero cuando contestaba, ella se ponía como tomate e ignoraba sus deberes. O en el peor de los casos, lo dejaba hablando solo delante de todos. Tanta era su frustración, que diariamente descargaba su AK-47 en los pobres novatos.

Y así pasaron dos semanas hasta que llego el tan esperado día de San Valentín. Para ser viernes y aproximarse los exámenes, las chicas de Saikyoudai encontraron tiempo para hacer los benditos chocolates y muy nerviosas, los entregaban al chico que les gustaba. Por otro lado, hubo quienes no pasaron por ese penoso y maravilloso momento como Mamori y Kana. Ellas decoraban nuevamente el club debido a que cierto ojiverde tiro los otros a la basura. Debido a las constantes amenazas de Hiruma hacia el director, no era de extrañar que el edificio tuviera tanto espacio como para tener amplios vestidores, su propio gimnasio privado y una pequeña clínica bastante completa.

La aprendiz de médico acomodaba el último listón rojo en el techo del recibidor cuando los jugadores entran muy gustosos por terminar la práctica. Como el bullicio la tomo desprevenida, cae estrepitosamente del banquillo donde estaba. Por suerte es rescatada por Yamato, quien la cargar al estilo princesa y le pregunta si estaba bien con una encantadora sonrisa. Ella incómoda y un poco ruborizada, se lo agradece apartándose velozmente de él. Para olvidar el pequeño incidente, su prima muy risueña llama a sus compañeros mientras la rubia los miro de reojo con una tenue sonrisa y de brazos cruzados.

– ¡Muchachos! ¡Feliz día de San Valentín! Eiko-chan, Kana-chan y yo les hemos preparado una pequeña sorpresa en sus casilleros. Esperamos sea de su agrado.

Todos esperanzados, corren como locos sabiendo que si no conseguían un chocolate, al menos tendrían uno de obligación de Anezaki. Fue una gran sorpresa saber que los dos miembros nuevos les prepararan algo y más porque la pequeña doctora paso más de 10 años en América. Dentro encontraron tres pequeñas bolsas de celofán con diferentes presentaciones: el de la derecha tenía chocolates con forma de balones de fútbol, los del centro eran un par de mini pastelillos de trufa de chocolate y las últimas eran galletas de vainilla con chispas de chocolate. Además, recargada en medio de ellos, había una tarjeta roja doblada por la mitad atado con un lazo dorado. Cuando estaban leyendo su nombre impreso en la portada, el grito de cierta persona los asusta tanto que varios los tiran por la impresión.

– ¿Quién carajos puso estas porquerías? – Antes de que Mamori lo enfrentará como siempre, Kana se le adelanta.

– ¿Que tienen de malo? Respetamos tus ordenes de nada de globos y son solo unos cuantos listones y dulces

– ¡Me importa un carajo lo que dije! – Grito alterado. – ¡Tira esas jodidas porquerías o sino...!

– ¿Qué me harás? Estoy aquí por nuestro trato y no por tus chantajes. Si consiguieras echarme, no me afectaría porque estoy tres años adelantada y las otras universidades siguen enviándome solicitudes para abandonar Saikyoudai. Admítelo, sino fuera por Nee-san, no hubiera entrado en este semestre.

Era sorprendente ver como se le imponía con tanta tranquilidad y la torre de control se limitara a entreabrir sus ojos. En ese aspecto se parecía mucho a la manager, al no dejarlo salirse con la suya tan fácilmente. Por muy listo que fuera, ella tenía con que contratacarlo.

– Tch, ¡Haz lo que quieras pero mañana los tiras! – Protesta malhumorado.

– El lunes porque quiero disfrutar mi fin de semana. – Encolerizado, patea uno de los casilleros, causando que caiga estrepitosamente junto con todo su contenido.

Justo cuando el mueble toca el piso, llega Agon muy campante con una despampanante morena acurrucada bajo el brazo. Él vestía una cazadora acolchada con capucha afelpada azul marino, debajo de este un jersey azabache con cuello alto, jeans color gris playa y zapatos oxford marrones. Mientras la chica tenía su cabello lacio y lo llevaba suelto debajo de los hombros, usaba un trenchs color camel que le cubría hasta abajo de las rodillas. Debajo de este, un vestido salmón bastante entallado y sin tirantes que dejaba poco a la imaginación, además de botines color obsidiana con tacón de aguja y medias color melocotón. Al ver como el rubio ataco sus pertenencias, furioso lo jala de su playera mientras la chica asustada contemplaba la escena.

– ¡Hijo de puta! ¿Porque jodidos tiraste mis cosas?

– ¡Que te importa! ¡Y mejor lárgate, no estoy de humor para tolerar tus estúpidos berrinches! – Encolerizado, el moreno le lanza un puñetazo que es detenido por Yamato.

– Tranquilos, no es momento para discutir y menos cuando las chicas nos prepararon un pequeño detalle por San Valentín. – Mira de reojo a la pequeña médico y le guiña el ojo, causando que se ruborice y esquive su mirada. – En vez de ser los ingratos de siempre, solo por hoy, ¿Podrían dejar sus peleas para otro día?

Fue ahí cuando el menor de los Kongo se percata de los chocolates y la tarjeta en la mano del ex running back de Teikoku Alexanders. Entonces voltea a ver al resto del grupo y como también traían lo mismo, suelta a Hiruma de mala gana. Posteriormente, choca su hombro con el emperador para que se quite de su camino y le grita con desagrado a un exaltado Ikkyu.

– ¿Dónde los conseguiste? – Mientras esconde sus dulces a sus espaldas, él responde un poco nervioso y con un ligero sonrojo.

– Nos lo oni dieron Kana-chan, Eiko-chan y Mamori-san. – Rápidamente busca con la mirada a la ojiazul y quitándose sus gafas de sol, se aproxima a ella en plan de coqueteo.

– Oye preciosa, ¿Dónde están los míos?

Ella cruzada de brazos, lo ignora fastidiada desviando sus ojos. Despreciaba a los presumidos como él y por más que se lo restregara en la cara, este no lo capta. Harto de su gélida actitud cada vez que se encuentran, decide molestarla con lo que más odia. Como aborrece que la toquen, no duda en acercar su mano al hombro de ella. En cuanto nota sus intenciones, Kana rápidamente se mueve un paso hacia atrás y le da un manotazo. Sabía que era otro de sus juegos y a menos de que le hable directamente, este seguiría insistiendo. No tuvo más remedio que hacerlo, aunque lo hizo con renuencia y mirándolo con indiferencia.

– Destrozado junto con tus cosas. ¿Y podrías dejar de actuar? Tu amiguita acaba de huir en cuanto amenazaste a Hiruma-senpai.

– Vamos muñeca, no te pongas celosa y dame mis chocolates. – Ella levantando una ceja, suelta una risa mezclada con un bufido de ironía.

– ¿Celosa? En tus sueños, tonto dragón. Ya ríndete conmigo, no soy de las que caen con tus patéticos encantos.

Muy molesta, saca algo de su bolso y se lo arroja con toda la intención de golpearlo. Un intento bastante inútil, porque lo atrapa fácilmente con su increíble habilidad de reacción. Ya en sus manos, nota que es un paquete de galletas con chispas de chocolate.

– No te los doy porque me intereses, sino porque me sobraron y... – Cabizbaja da un largo suspiro. – Odio admitirlo, pero te debo un favor y no sé cómo pagártelo. Prometí tratarte como a los demás pero me cuesta trabajo. Así que no presiones, ¿Quieres? – Él sonriendo arrogantemente, abre el paquete con satisfacción.

– Seguro linda, no sabes cómo disfruto que empieces a doblegarte ante mí. – Su comentario la irrita tanto que con una vena en la frente, aprieta sus puños.

– ¡God, give me patience with this nasty beast! (3). – De pronto se abre la puerta y contemplan extrañados como un hermoso ramo de rosas rojas que camina hacia ellos.

– Miren lo que trajeron para Mamori. – Comenta emocionada la pelirroja detrás del arreglo y entregándoselo a una sonrojada castaña. Acción que no pasó desapercibida por cierto ojiverde. – Y no es la única con un admirador secreto. ¿Verdad Kana?

Detrás de ella, aparece Eiko sosteniendo un elegante ramo de gardenias. Con solo oír en la misma oración el nombre de la ojiceleste y admirador secreto, Agon pulveriza sus galletas con su puño. Como era posible, después de amenazar a todo su despreciable sequito, uno se atrevió a desafiarlo. No podía esperar para tener la sangre de ese malnacido en sus manos. En segundos es envuelto con un aura tan oscura y pesada que rápidamente sus compañeros se apartan aterrados.

– No sabía que los japoneses también regalarán flores en San Valentín o que supieran cuales son tus favoritas. – La mencionada lo toma observándolo detenidamente.

– Tal vez alguien se animó en el último minuto y quiso seguir las costumbres occidentales. Recuerda que en América es común enviar flores a la chica que te gusta. – Esto último hizo que la torre de control parara las orejas y mire con más odio el bello arreglo de la manager. Ahora tenía una idea de dónde provenía el jodido pretendiente.

– Ahora que recuerdo, si juntamos las otras rosas de Mamori, armamos un ramo. – Con una sonrisa burlona, la pecosa codea su costado derecho. – ¿Y cuantas fueron? Juraría que fueron más de la docena. Por lo visto le interesas mucho.

– Me pregunto si serán del chico que te llama hasta por videochat. – Comento pensativa su prima apareciendo en su costado izquierdo.

– Kana-chan, Julie-chan, que cosas dicen. – Ambas ríen con complicidad, siendo lo último que soporto el ex capitán de los Devils Bats.

– Ya me harto su tonto parloteo. – Grito encolerizado y apuntándoles descaradamente con su Beretta 9mm. – Salgan de aquí inútiles o sino las lleno de plomo...

En eso distingue entre los tallos, un pequeño sobre blanco y sin pensarlo dos veces, se lo arrebata a una enojada castaña. Era su oportunidad de saber quién jodidos las envió y no le importaba que sus estúpidas compañeras se molestaran.

– Vaya, vaya, miren lo que encontré.

– Devuélvelo Hiruma. – Reclama Julie intentando quitársela y él cínicamente aprovecha su estatura para alzarla sobre su cabeza.

– ¡No te metas jodido goji (4)! – Para horror de ellas, lee la pequeña tarjeta en voz alta con su típica sonrisa torcida. – "Nos veremos muy pronto mi dulce princesa." ¿Eso es todo? – Irritado, se lo tira en la cara a Anezaki. – ¿Quién se cree ese cabrón? – Por otro lado, ella en vez de sentirse indignada, reía ruborizada con los ojos vidriosos.

– Mamori, dile algo al tonto demonio. – Reprochaba la chica francesa con el ceño fruncido y ella manteniendo su sonrisa, huele sus flores.

– Descuida, al menos no las destrozo como en primer año. Increíble, todavía lo recuerda.

– Senpai, ¿De quién habla? – Pregunta la castaña más joven y en cuanto las miradas recaen sobre ella, se esconde detrás de la aspirante a doctora. – Solo por curiosidad.

El comandante del infierno nuevamente para las orejas. Al fin la gatita miedosa estaba sirviendo de algo, además de ser asistente de las tercas ojiazules. Por lo visto juntarse con ese par de obstinadas le estaba ayudando a superar su timidez.

– Es un secreto pero es alguien a quien quiero mucho. – Dijo con una tierna risa, causando la frustración no sólo del demonio sino también de la ojiverde.

– ¡Oh vamos, soy mitad francesa! ¡No tolero un San Valentín sin romance! ¡No pasare mi primer año en Japón sin ver una pareja acaramelada! – Ahora fue su turno de arrebatárselo a una distraída rubia, idea que alabo internamente cierto chico con rastras. – "Porque eres el rayo de luz que ilumina mi vida, gracias por estar a mi lado", ¡Que romántico! – Enuncio con un ligero rubor hasta que entreabre sus ojos. – ¿Nada más? ¡Mon Dieu (5), ustedes los japoneses son tan retacados!

En cambio la ojiceleste aprecia con mucho cariño su regalo, acción que irrito al menor de los Kongo. A pesar de que le encantaba molestarla, jamás admitiría que en el fondo deseaba que lo mirara de esa manera. Desde que la ayudo por primera vez, solo piensa en ella y la idea de verla cerca de un hombre lo desesperaba. Ni siquiera se salvaban los miembros del club o su propio hermano, de quien últimamente se volvió muy cercano. Estaba seguro que era otro de sus caprichos porque se empeñaba a ignorarlo y creía que si tenía sexo con ella, todo sería como antes.

– Julie, no tiene nada de malo. – Declaro la joven doctora acercándosele. – Lo importante es que la persona que estimas capte tus sentimientos.

– Eso suena demasiado cursi viniendo de ti. ¿Qué hiciste con mi mejor amiga? – Ella sonríe sutilmente mientras apoya la cabeza en su hombro.

– Tengo mis momentos, no soy tan insensible como parezco.

– Mi consuelo es que la nota de Mamori-san se haga realidad en la fiesta. – Los jugadores confundidos se miraban entre si y ella desconcertada, coloca su mano en su cadera. – ¿Por qué no están entusiasmados? ¿Tienen otros planes? – Como nadie respondió, suspirando con desgana contemplando a la nerviosa rubia. – ¿No les contaste de la fiesta que les organizaste? – En unísono repiten asombrados "fiesta" y también giran a verla mientras se escucha la risa de fondo de la pecosa. – Tontitos, lean su tarjeta.

La invitación decía que esa noche habría una gran fiesta en el hotel más famoso de la ciudad para celebrar San Valentín, su victoria en la Rice Bowl y un momento de relajación para la próxima temporada. Tan impactados estaban por la noticia, que les tomo varios segundos gritar de la emoción. Mientras algunos brincaban de gusto, varios se acercan con la clara intención de cargarla en brazos pero son ahuyentados por una asustada ojimarrón y una fastidiada ojiverde. Por otro lado, la aprendiz de medico con tanto alboroto, esconde su ligero sonrojo con su gorra.

– Tranquila Kana-chan, simplemente están contentos por tu regalo. – Su prima trata de calmarla tocando su hombro. – Recuerda que no es la primera vez que reaccionan así.

– Lo sé Nee-san, convivir con tantas personas nunca fue lo mío.

– Descuida, ya verás que con el tiempo te acostumbraras.

Como sus amigas estaban distraídas calmando a sus compañeros, no se percatan de que Yamato y Taka se aproximan a ellas. Para sorpresa de su compañero y la manager, el peliblanco se planta frente a la ojiazul para hablarle con mucha familiaridad y sin perder la frialdad que lo caracteriza.

– No es de mi incumbencia pero se lo mucho que cuesta apartar y rentar ese salón con anticipación. Hasta donde sabemos, te niegas a aceptar el dinero de tu padre que no sea para tus estudios. ¿Cómo hiciste para pagar todo? – Como ella no sabía que decirle, nuevamente va a su rescate el emperador.

– Deja de presionarla, después de todo, se tomó la molestia de prepararnos galletas y organizarnos una fiesta sorpresa. ¿Que nos importa como lo hizo? Hay que disfrutarlo.

– Aun así, no es tan sencillo como parece. Lo que quiero decir... – De pronto la chica francesa se lanza a abrazarla por la espalda y sin perder de vista a las ex estrellas de Teikoku Alexanders, les contesta con una sonrisa de complicidad.

– ¿Quieren saberlo? Verán, hace tres semanas llamo por videochat a su padre y le pidió ayuda para darles un regalo. ¡Nos sorprendió tanto que tuve que grabarlo! Cuando quieran se los enseño pero su ingles debe ser muy bueno. – Les guiña un ojo. – Mamori le explico que era para su primer grupo de amigos ya que mi querida antisocial se quedó sin palabras. Para celebrar este histórico momento, se nos ocurrió hacer una fiesta y como se negó rotundamente porque es tan huraña. La hice cambiar de opinión al recordarle que su abuela murió antes de poder hacerle una. Después llame a mi padre para que nos consiguiera ese salón ya que la señorita genio tenía demasiadas ideas. El resto lo pago con la herencia de su abuela.

– ¿Es cierto? – Pregunto el receptor abriendo ligeramente sus ojos y ella súper roja se limita a asentir. – Significa que tu relación con tu padre mejora más rápido que la mía.

– ¿Cómo no va a serlo? Si tiene complejo de Elektra. – Comento entre risas la pelirroja enfadando tanto a su amiga que pronuncia su nombre con una mirada asesina. – It's joke (6), sabes que te adoro. – No muy convencida, la ojiceleste toma sus cosas y se pone su gabardina para caminar hacia la salida.

– Como sea, me voy antes de cometer asesinato en segundo grado. Debo ayudar a un invitado especial con los últimos detalles de la fiesta. – Esto último lo dice mostrando una gran sonrisa, confundiéndolos más ya que rara vez lo hace. – Espero verlos a todos esta noche.

– ¿Invitado especial? – Pregunto Banba cargando a tres chicos inconscientes, siendo quien libero a sus amigas de su dilema y ella responde mientras abre la puerta.

– Papá contrato personal de América para la organización. Nee-san, pensaba darte la sorpresa pero uno de ellos se muere por vernos. Más tarde te lo contaré.

Y se retira tranquilamente, dejando con la duda no sólo a sus compañeros, también al par demoniaco que oyó la conversación desde las sombras. Se debatían mentalmente entre interrogarla sobre ese "invitado" o espiarla mientras se encuentra con los americanos. Hiruma estaba seguro que era el estúpido que envió las flores a Mamori y no descansaría hasta humillarlo públicamente. En cambio Agon ideaba un plan para destrozar al tipo en la fiesta y dejarlo lisiado de por vida. Ahora con más razón ellos irían a la fiesta y esta vez demostrarían que nadie se mete con lo que les pertenece.


Notas del Autor:

(1) Middle school: escuela secundaria en los Estados Unidos.

(2) S'il vous plaît ne soyez pas en colère contre moi: Por favor no te enojes conmigo en francés.

(3) ¡God, give me patience with this nasty beast: Dios, dame paciencia con esta desagradable bestia en inglés.

(4) Goji: Las Bayas de Goji son frutas del tamaño de una uva pasa y de un intenso color rojo de origen chino..

(5) Mon Dieu: Dios mío en francés.

(6) It's joke: Es broma en inglés.