SIN DAÑOS A TERCEROS

22 Junio de 2018

Todos los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi…

Capítulo 1

El Destino

AKANE

Todas las personas creen en el amor… bueno, casi todas. Hay quienes dicen que es algo que no existe. Otras se matan por ello o simplemente, pasan su vida entera buscándolo y nunca lo encuentran.

Al final, todo tiene que ver con el destino, lo que está escrito en tu vida; lo que dicen que es para lo que venimos a este mundo. El destino es la otra cosa que la gente cree que no existe, porque hay quienes hablan del libre albedrío que nos es otorgado para hacer de nuestra vida lo que nos dé la gana. Pero hay quien dice que ya todo está hecho para que lo vivas antes de morir.

Yo creo en el amor y creo muy poco en el destino. Cuando tus padres te comprometen con alguien, es porque entonces los que escriben tu destino son ellos y no Dios, o el universo, o lo que sea que rija el mundo en el que vivimos. Al principio no me agradaba la idea, pero creo que tuve suerte. La persona con la que me comprometieron es alguien maravilloso, por lo menos mi corazón está tranquilo y mi espíritu se siente bien.

El amor no es como en las películas, donde los protagonistas se vuelven locos uno por el otro y sus corazones se desangran cuando no están juntos. Eso es solo una invención hollywoodense que toda la gente se cree y sueñan un día con encontrarse a alguien que les haga sentir eso que para mi es mero masoquismo. ¿Cómo es posible sentir tanto dolor? Están muy equivocados.

RANMA

Heme aquí. Otro día, otra mañana, el mismo sol. Toda mi vida ha sido levantarme al alba para entrenar y ahora para trabajar. Desde que mi padre y yo estuvimos en China, siempre tuve claras mis ideas, ser el mejor artista marcial que el mundo pudiera conocer. Pero el destino a veces te lleva por caminos donde no tienes idea que vas a estar.

Mi vida cambió cuando a mi padre se le ocurrió comprometerme con cierta persona. No me quejo, no está mal, solo que no era mi idea la de casarme todavía. Si hubiera sabido que eso era lo que iba a pasar me hubiera opuesto rotundamente. Tarde o temprano, sé que habría sucedido, pero en el tiempo que yo así lo quisiera.

Desde esa vez, cambió mi idea del amor. Pensaba que enamorarse era sentir "mariposas" en el estómago, tener taquicardias, probablemente hasta sentir algo de vértigo al ver a la persona amada. Pero no. Es muy diferente.

Mi mujer es muy buena, tiene una belleza particular y a mi me gusta. No sé si es lo que yo hubiera buscado, finalmente fue mi padre el que hizo el trato con su familia, no iba a oponerme a su decisión.

La vida te lleva por caminos diferentes, te gusten o no tienes que andarlos hasta que te enteras del porqué tenías que pasar por ahí. Todo ha transcurrido de forma normal. Tengo una esposa, un departamento, una profesión, un empleo nuevo que no me agrada del todo y acaban de transferirme para trabajar en una nueva ciudad.

Cada día deberé hacer un largo trayecto hasta llegar al nuevo trabajo. Es similar a lo que hacía en mi empleo anterior, pero para una empresa más grande. Compro equipos deportivos para distribuirlos en tiendas y cadenas de gimnasios. Nada del otro mundo. Por lo menos me mantiene cerca del deporte, aunque ya no tenga tanto tiempo de practicar demasiado. Solo puedo entrenar por las tardes si no tengo pendientes que hacer en la oficina. Lo fastidioso es caminar hasta la estación de trenes, esperar el indicado, llegar a la estación que me corresponde, caminar unas diez calles en el centro de Tokyo para llegar al corporativo que se encuentra dentro de un enorme edificio. Llegar y soportar al apático de mi nuevo jefe, un hombre joven, unos años mayor que yo. Parece ser alguien muy diferente a mí, por su manera fría de tratarme en la entrevista; desde ahí no me dió buena espina y estoy seguro que yo tampoco a él, pero la decisión de contratarme la tomaron sus superiores. Yo era el mejor candidato para el puesto.

Así que aquí estoy, a las ocho de la mañana, de pie, en un tren lleno de gente, abriéndome espacio en el vagón para quedar cerca de la puerta y bajar lo más rápido posible. Aún no entran todos y de pronto vuelve a entrar una multitud de gente que se distribuye a mi derecha e izquierda en todo el carro. Levanto la cabeza cerrando los ojos y suspirando con fastidio. Apenas empieza el día y ya estoy harto, escucho el sonido del cierre de puertas y el tren empieza a moverse.

Me llega un olor dulce, como a vainilla, bajo la cabeza y justo frente a mi, a la altura del pecho encuentro una cabeza con cabello tan negro que casi veo unos tintes azulados brillando en una melena corta y sedosa. Es una chica que me da la espalda; no puedo ver su cara, solo sus hombros estrechos cubiertos por una blusa de mangas cortas de color blanco. Tiene la cabeza inclinada hacia adelante mientras mira la pantalla del móvil, parece muy concentrada hasta que el tren frena y pierde un poco el equilibrio empujándose hacia atrás quedando recargada en mí. Siento como se encoje y se gira para disculparse, pero tampoco alcanzo a verle la cara. Noto que es mi estación y debo bajar pronto antes de que se cierre la puerta. Le respondo con un "no hay problema" mirando hacia afuera. Ella sale corriendo en la dirección contraria a la mía, parece que también bajaba en este mismo.

Me giro para verla mientras camino hacia atrás en el andén. Es una chica menuda, con una pequeña cintura, redondas caderas y piernas torneadas. Miro mi reloj y me doy cuenta que voy tarde, debo apresurarme para llegar a tiempo en mi primer día.

.

.

.

.

.

.

AKANE

Trabajo como asistente en una guardería. Lo hago para entretenerme mientras mi esposo va a su trabajo en el centro de Tokyo. Quedo a unas cuantas calles de su oficina, pero él siempre se va de casa una hora antes que yo. Es un adicto al trabajo, se va muy temprano y llega ya tarde a casa. Siempre llega con algo de cenar, porque la cocina no es lo mío.

Me apasiona leer, pero desde que nos mudamos a esta ciudad hace un año casi no puedo hacerlo. Este nuevo trabajo no queda tan cerca de la casa y debo tomar el tren a una hora determinada. El trabajo es absorbente y quedo tan cansada que solo alcanzo a salir a caminar al parque antes de que mi marido llegue a casa. Ordeno un poco, cenamos, hablamos de nuestro día y nos vamos a dormir. Así es nuestra rutina de todos los días.

Encontré una aplicación en el móvil para leer las novelas que tanto me gustan y algunos títulos nuevos que me han recomendado mis compañeras. Leo durante el trayecto que hago en el tren hasta el trabajo. Son unos cuantos minutos, pero es maravilloso viajar a un mundo diferente mientras el tiempo transcurre.

El otro día, por estar leyendo me pasé una estación. Me di cuenta porque el tren frenó de repente y caí en el torso duro de un hombre alto; intenté disculparme pero el tipo salió corriendo, no le vi el rostro porque yo a la vez comencé a correr para cambiar el binario y regresar a esperar el tren de vuelta y bajar en mi estación.

Solo me giré un momento y alcancé a verlo de espaldas. Un hombre de amplio dorso, era delgado pero parecía por su complexión que se ejercitaba, se le notaba a través de su traje gris oscuro. El cabello negro y una graciosa trenza que bailaba mientras corría hacia el lado contrario. Sonreí porque me recordó a mi Shinno, que usa también una coleta pero corta. Me gustan los hombres de cabello largo.

.

.

.

.

.

.

RANMA

Ayer llegué a tiempo al trabajo. Mi jefe ya estaba en su oficina. Se me hizo raro, ya que estuve quince minutos antes de la hora. Me mandó llamar y me dio una lista de pendientes para el día. Apenas logré acabarlos a la hora de salida. Se los entregué y solo asintió con la cabeza sin dejar de ver su ordenador, siguió trabajando. Es un tipo muy extraño. Apenas llegué a casa y mi esposa ya tenía lista la cena. Siempre prepara un delicioso buffet de comida para mí y para ella. Luego hago un poco de ejercicio en la recámara que acondicioné como pequeño gimnasio, y me voy a dormir.

Hoy que subí al tren volví a ver a la chica menuda. Estaba cerca de la otra puerta, del lado izquierdo recargada en una pared del vagón, dándome la espalda. Esta vez llevaba una blusa amarilla de cuello alto, con los hombros descubiertos y unos jeans a la cintura. Parecía otra vez absorta en el móvil. Cuando llegué a la estación, casi no salgo del carro por estarla viendo como salió otra vez despavorida hacia el lado contrario. Salí y justo se cerraron las puertas. Salí caminando con tranquilidad, pues iba con suficiente tiempo a la oficina, y mi jefe ya estaba otra vez ahí, trabajando; la diferencia es que la listra de pendientes ya estaba sobre mi escritorio. Debo empezar ahora si quiero terminar para la hora de salida.

.

.

.

.

.

.

AKANE

¡Soy una torpe! Otra vez me volvió a pasar, solo que hoy no choqué con nadie. Bajé en la estación posterior a la mía y he tenido que correr otra vez a cambiar de binario. No se lo he contado a Shinnosuke porque estoy segura que va a molestarse. Estos días llegué diez minutos tarde al trabajo. Me quedé después de la hora de salida para ordenar el salón y compensar mi tardanza matutina.

Shinnosuke llegó hoy de malas a casa. Tiene un nuevo empleado que lo está apoyando con su trabajo porque sus superiores quieren que se enfoque en otros asuntos de la empresa, pero a mi esposo no le gusta delegar. Prefiere hacer todo él. Siempre ha sido muy desconfiado. Por eso le ha dado pendientes de más al hombre, pero curiosamente lo terminó todo justo a la hora de salida. Shinnosuke ya lo ve como competencia, porque el tipo es rápido y a él a veces le toma un poco más de tiempo terminar su trabajo del día. Le preparo el baño para que se relaje pero sigue alterado. Espero que para mañana se le pase y vuelva a estar tranquilo. Hoy tuve que llamar al restaurante cercano para pedir comida a domicilio. Shinnosuke estaba tan enfocado en lo que haría para su trabajo mañana que olvidó pasar por la cena.

.

.

.

.

.

.

RANMA

Han pasado 3 meses desde que entré al nuevo empleo y estoy más que harto. Cada día mi jefe me entrega más pendientes por hacer, pero le he agarrado el hilo rápido y logro terminar siempre justo a la hora. Los superiores nos han mandado llamar a mí y a él y nos han felicitado por la excelente mancuerna que hemos hecho. ¡El tipo muy apenas me dirige la palabra! Tal parece que le molestara que yo haga bien el trabajo. No lo trago, ni el a mí.

Ahora resulta que tenemos que trabajar en conjunto con un nuevo proyecto; no sé como voy a tolerarlo. Hay un nuevo cliente que atenderemos ambos porque hay que abastecer todas sus tiendas que tiene en Japón y en otros países. Mi jefe propuso encargarse personalmente pero estoy seguro que el superior ha notado que no nos llevamos para nada y le ha exigido que encontremos la manera de compaginarnos. Esto será muy difícil para mí. Somos tan diferentes, yo no vivo para el trabajo como él. Me gusta tener tiempo libre y vivir la vida como una persona normal.

A Shampoo se le ha ocurrido que para conocer mejor a mi jefe, debo acercarme a él y a su familia. Creo que es casado, aunque no lleva sortija; tiene un marco de foto mirando hacia él sobre su escritorio, pero nunca le he puesto atención. Jamás le he preguntado de su vida personal, no me interesa.

Le dije a Shampoo que estaba loca, pero ella está pensando en hacer una cena para invitarlo y hacer amistad. Mi esposa es demasiado sociable, a veces peca de entrometida; dice que todo lo hace por mí y le creo, se esfuerza mucho para mantenerme de buenas, aunque de vez en cuando no me agradan sus ideas siempre logra lo que se propone. Me sugirió que pensara una fecha para invitar a mi jefe a la casa, pero no lo haré. A veces me desespera que se meta en todo.

Me encuentro con la chica menuda casi a diario. Hasta ahora no he logrado verle la cara. Cada que nos encontramos sale corriendo como alma que lleva el diablo. La he llamado "la velocista", por la forma en que corre como una gacela; ahora entiendo porque tiene esas piernas espectaculares.

.

.

.

.

.

AKANE

Siempre he pensado que no existe el destino…hasta este día. En el camino puedes encontrar personas que vayan en una dirección similar a la tuya, como las que encuentro todos los días en el tren, por lo general es gente diferente. A veces me topo con los mismos, por ejemplo, el hombre de la trenza. Lo llamo así porque de todas las veces que me he pasado de estación, lo he visto al mirar atrás corriendo en el otro sentido. Veo solo lo alto que es y a su trenza bailar. Rara vez va caminando, cuando lo hace es con paso rápido y en zancadas muy largas.

Hoy me puse un regalo que me dio Shinnosuke tiempo después de casarnos. Se sintió culpable por no haberme dado nunca un anillo de compromiso y cuando cumplimos un año de casados me dio un colgante con mi inicial "A" en plata, con incrustaciones de pequeños zafiros. Se veía muy bien con mi blusa blanca en cuello V de manga corta y mi falda azul.

Como casi todos los días, me pasé de estación y bajé corriendo del carro del tren, casi tuve dar brazadas porque había mucha gente amontonada en el anden mirando en las pantallas un comercial de las tiendas nuevas que se abrirán en varias ciudades de Japón, incluyendo Tokio por supuesto. Cuando llegué al binario de enfrente para tomar el tren de regreso, empezó a moverse apenas el tren en el que venía y noté que no tenía mi colgante. Shinnosuke iba a matarme por haberlo perdido. Pensé en regresar al binario de enfrente hasta que vi a un hombre ahí mismo que sujetaba algo brillante colgado en su mano. Era el hombre de la trenza.

Fue ahí cuando lo miré por primera vez. Me veía también fijamente desde el otro lado. Empecé a sentir algo extraño, mi corazón empezó a latir con mucha fuerza, tuve ganas de correr hacia él, parecía que lo conociese desde antes, como si siempre hubiéramos estado juntos, era como encontrar la luz en un camino de sombras, como si no existiera nadie más. Su mirada me atravesaba el alma. Podía verlo y sentirlo como si fuera una parte de mi que estaba perdida y me completara. ¿Qué estoy sintiendo? ¿porqué mi corazón late como si fuera a salirse de mi pecho? ¿porqué siento estas ganas de llorar de alegría y tristeza a la vez? ¿Qué es todo esto?

Él también se ha quedado inmóvil. Pasan solo algunos segundos, pero me parecen minutos. No puedo dejar de verlo. El me hace una seña levantando el colgante. Asiento y me muevo hacia las escaleras para regresar al otro binario sin dejar de verlo.

RANMA

Hoy fue uno de esos días que no podré olvidar por el resto de mi vida. La vi. A ella. Por primera vez, de frente, a los ojos. Es lo más inexplicable que me ha sucedido. Cuando bajamos en la estación la vi salir corriendo, empujando a los curiosos que se detenían para ver la pantalla. En cuanto corrió, pude observar que una chispa brillante salió volando de su cuerpo. Fue tan extraño.

Me quedé pensando unos segundos hasta que vi que cayó al suelo, entonces me acerqué a donde se encontraba lo que creí era la chispa. Lo tomé; era un pequeño colgante con la letra "A", de color plateado y unas piedras azules colgando en una fina cadena. Durante un momento la estuve examinando, viendo las formas rectas con terminaciones curvas de la letra. Se había reflejado con el sol, por eso lo vi tan brillante. Era una pieza sencilla, muy delicada y bonita. Se parecía a ella… bueno, a lo que he visto de ella.

Giré el rostro hacia la izquierda y ahí estaba ella. Entonces ocurrió.

Fue como una fuerza invisible que me atraía hacia ella, como si fuera un imán. Me quedé petrificado, inhabilitado para mover cualquier músculo de mi cuerpo… excepto el corazón, que empezó a bombear a mil por hora. Sentía que sudaba, cosquilleos en el estómago (las dichosas mariposas), vértigo, ansiedad por acercarme a ella, las manos me hormigueaban por la necesidad de tocarla. Todo lo que sucede en las películas, me pasó al verla. Mi mente me lo dijo claramente una sola vez, como si se tratara un golpe: "Es ella".

Cuando logré moverme le hice un ademán para atraerla mostrándole el colgante. Movió la cabeza como asintiendo y me miró hasta que desapareció de las escaleras para regresar al binario donde yo me encontraba.

Y ahí estaba yo, sintiéndome como un estúpido adolescente, nervioso por verla. El corazón me iba a explotar, el aire me faltaba y mis manos temblaban mientras sostenía fuertemente en una mano el colgante y en la otra mi maletín. Fue el minuto más largo de toda mi existencia. Ella apareció, respirando agitadamente, con las mejillas sonrosadas. Nos acercamos mirándonos a los ojos. Cuando pude emitir palabra le sonreí:

—Supongo que es tuyo — acerqué el colgante a su mano, intentando rozarla con la mía. Si no la tocaba aunque fuera por milímetros, me iba a morir.

—G-Gracias — temblorosa me arrebató el colgante y se lo guardó entre las manos, como si mi contacto la hubiera quemado. Tiene los ojos color café más hermosos que he visto en mi vida.

—Te he visto.

—¿Qué? ¿Me conoces? —Los nervios de la hermosa velocista se hacían más evidentes.

—Cuando vienes en el tren, todas las veces sales corriendo.

—Ah…si, es que yo…a veces me distraigo con la lectura.

—Sí…—No podía dejar de verla, debo haber tenido la cara de estúpido.

—Gracias por encontrar mi colgante, fue un regalo.

—Es que brilla como tus ojos —No sé como me atreví a decirle lo que estaba pensando, se me salió así, sin más. Enrojezco más de lo que ella lo hace después de escucharme.

—…Y-yo… — En ese momento empieza a sonar mi maldito teléfono.

—Espera, un momento por favor —respondo y es el imbécil de mi jefe, al parecer se me ha ido el tiempo y me está reclamando que no estoy en mi sitio. Le respondo un "voy para allá" sin dejar de mirarla a ella. Está agachada y ha dado dos pasos hacia atrás. No quiero que se aleje, no quiero que se vaya.

—Tengo que irme. Gracias otra vez.

—No te vayas… ¡espera! — Me estiro para intentar sujetar su mano, pero ha corrido nuevamente. Le grito con una pequeña esperanza que no sé de donde la he sacado, pero de algo puedo estar seguro —¡Te veo mañana!

Se gira antes de bajar las escaleras y me regala una sonrisa; la más hermosa que he visto en ningún ser humano. Es única, magnífica, y es para mí. Espero como idiota embelesado a que suba a su binario para despedirme, aunque sea de lejos. Se sorprende al verme aun ahí, vuelve a sonreír. Hago un ademán a modo de despido y ella también levanta su mano, tímida. Se me ha olvidado preguntar su nombre. Supongo que inicia con "A". Por estar viéndola se me ha borrado toda la teoría de la conquista. Le grito, esperando que pueda escucharme.

—¡No me dijiste tu nombre! — se ríe y se inclina hacia adelante para gritarme su nombre.

—Es…A…— Un fuerte zumbido nos interrumpe. El estúpido tren de su binario llega al mismo tiempo que cruza veloz un tren por mi lado. Espero, para ver si al moverse ella sigue ahí. Pero no está. Ha subido a su tren. Me doy media vuelta rumbo al trabajo, considerando que mi jefe no se escuchaba muy de buenas. No me importa, hoy es el día más feliz de mi vida y nada ni nadie puede cambiarlo.

.

.

.

Hola a todos. Agradezco a HanaNote por ser mi beta reader para este fic. Gracias infinitas Peque, por ayudarme con este proyecto.

Les explico que este fic de 3 shots...o a ver cuantos salen, pero no serán muchos. Esta historia nació de una plática con una de mis queridas Locas por el Dios Griego, y después yo lo combiné con algunas de mis películas favoritas y alguna que otra escena que tiene dramas personales.

Espero que les guste y dejen sus reviews. Este fic está lleno de buenas intenciones...y el destino se encarga de todo, como en la vida real. Que lo disfruten.