Capítulo 1: Decisión importante

Era una mañana de sol en Kadic, los rayos de sol entraban por la ventana, iluminando la habitación en la que un chico dormía. Era bajito, muy guapo, su pelo, en punta, de color dorado con un mechón morado, le daba un aire "rockero". Sus ojos eran de color miel, que reflejados con el sol se volvían de un color dorado, como su cabello. Era delgado, pero cuando sus amigos le llamaban flacucho el contestaba: "soy esbelto". Siempre estaba de buen humor y sabía cómo hacer reír a la gente. En la cama de al lado, dormía su compañero de piso, su gran amigo. Era más o menos alto, de pelo castaño y ojos marrones. Le encantaba practicar Pencak Silat. Era un chico sereno, tranquilo y maduro.

Eran las 7:30. El despertador sonó, inundando el cuarto de música. Su canción favorita. Break away. Odd se despertó, tirando la almohada al suelo. Se levantó, peinándose su melena dorada, dispuesto a despertar a Ulrich.

-Despierta bello durmiente- dijo Odd. No hubo respuesta.

-¡Oye! Que Yumi está saliendo con Nicolás.- gritó Odd, esperando respuesta.

- ¿¡QUE?!- exclamó Ulrich de repente.

-Tranquilo, que es broma- dijo Odd sonriendo. Pero esa sonrisa no le iba a durar mucho, no después de la noticia que le iban a dar.

-Venga, tenemos que desayunar- dijo Odd, como siempre pensando en comida.

-Odd, tu no haces más que pensar en comida.- respondió Ulrich, medio dormido.

Llegaron a la cafetería, al encuentro de sus amigos. Ya había pasado tiempo desde que desactivaron a X.A.N.A. Sabían muy bien que sus vidas volverían a ser normales, pero lo que no sabían era cuánto tiempo.

Allí, todos los saludaron con una gran sonrisa. La primera en verlos fue Yumi. Una chica de pelo negro, muy alta, ojos negros, en resumen, todo negro. Ulrich y Yumi estaban enamorados el uno del otro, pero no lo admitían. Lo dejaban en… solo amigos. Ambos compartían un gusto por las artes marciales, de hecho, así es como se conocieron.

A su lado, estaba Aelita. Una chica, de aspecto infantil. Le encantaba vestir de rosa, ya que su pelo también era rosa. Era tímida, pero era una chica con un gran corazón.

Al fondo de la mesa se encontraba el "Einstein" del grupo. Jeremie. Era rubio, de un color más apagado que el de Odd. Se pasaba todo el día delante del ordenador, por lo que era un poco debilucho.

-Buenos días chicos. ¿Qué tal habéis dormido?- preguntó Yumi sonriendo.

-¿Tú qué crees?- dijo Ulrich. Señaló a Odd – Con sus ronquidos no duermen ni en China. Todos se empezaron a reír, menos Odd, que miraba a Ulrich con rabia.

-Ulrich, te vas a ... -

-¡Della Robbia!- interrumpió Jim, el profesor de gimnasia, un hombre… gordo.

-Jim, ¿qué sucede? - preguntó Odd, preocupado.

-Acompáñame al despacho del director, hay alguien que quiere verte- Odd se fue, cabizbajo, acompañado por Jim.

Estaba delante de la puerta. Le temblaba el cuerpo entero. Quién sabe quién estaría detrás de la puerta. La abrió lentamente, y al entrar se le dibujó una sonrisa en la cara

-¡Papá, Mamá!- exclamó corriendo a abrazarlos. Sus padres estaban tristes, algo pasaba. Odd se empezó a preocupar. Su cuerpo volvió a temblar.

- Hijo… tenemos que decirte una cosa…- susurró su padre, Robert Della Robbia.