Rescatando al Soldado Booth

Una mentira piadosa

Tomó la carabina y corrió unos cuantos metros por el desierto, realmente era una proeza trabajar y correr bajo esas condiciones, se escondió tras las ruinas de una casa, se suponía que su objetivo se encontraba al final del recorrido y que necesitaba ser salvado. Lamentablemente para ella y más para él, la patria que tanto había defendido le dio espalda y ahora solo quedaba ella.

2 meses atrás

- ¿Qué pasa Brennan?, acaso no te alegras de volver?

La artista abrazaba a su amiga que hace poco más de dos horas había arribado al aeropuerto de DC. Por lo menos hora y media estuvo parada frente la fuente y nadie llegó. Espero el tiempo que creyo suficiente y se fue al Padres Fundadores para ahogar su pequeña pena en una botella de tequila. En serio que deseaba verlo nuevamente.

- Nada Ángela, nada… Booth dijo, debo seguir mi vida y encontrar a alguien… - la artista la miró con pena y decepción mientras iba por el segundo trago de tequila.

Brenn... – la escritora negó con la cabeza.

- Yo debo hacer lo mismo, aprendí mucho de Booth, ya no me puedo conformar con menos que un amor intenso, desinteresado y puro, no me puedo conformar con alguien que sea menos merecedor que Booth – Ángela había visto su cambio de cerca. Ahora la antropóloga era libre de expresar sus emociones y rebosaba de vida. Ya no había temores, ni mucho menos miedo a ser feliz, por fin podía estar tranquila, Brennan había crecido

- ¿Y Booth? –

Temperance sintio el ardor del licor en la garganta y trago sin remordimientos. Miro a Angela desde su decepcion y negó con la cabeza.

No llegó a la fuente...

Algo extraño había pasado, horas antes de la llegada de su amiga, había recibido un mensaje de Booth, en el que se notaba la algarabía del volver y estaba ansioso por estrechar a su amada, el año de lejanía les había hecho madurar, Ángela sacó su móvil y le entregó en pantalla el mensaje.

¡Dios!, estoy tan nervioso… ¿Crees que si insisto Huesos…?

Ya lo veremos, no me daré por vencido esta vez,

nos vemos en unas horas y ayúdame con mi cabezota compañera!

Huesos tomó el móvil casi arrebatandoselo de las manos a Angela y leyó varias veces el mensaje. A pesar de no creer en la psicologia este texto era mas claro que el agua, Booth deseaba tanto como ella verla en la fuente… ¿Qué pudo haber pasado?

Gracias amiga – besó la mejilla de Ángela y se fue rápido. La buena acción del día, solo esperaba que a su amigo estuviera bien.

La primera parada fue en el apartamento de Booth. Las cosas seguían tal cual. Nada en la sala de estar, en la habitación, nada había cambiado. Una fina capa de polvo cubria todos los muebles y los retratos. Una fotografia de Parker, de ellos juntos, sus gemelos en la mesa auxiliar, abrio el ropero y aspiro el aroma de su ropa. Casi podia abrazarlo y sentirlo a su lado... abrio los ojos y regreso a la realidad. Simplemente no había llegado aún. Si alguien podía ayudarle era su amigo y agente auxiliar Charley, marcó su número

¡Hola!, soy Temperance... Que tal?... si, bien… ¿sabes algo de Booth?... No… Bien… ¿puedes?, si voy para allá – se acercó a la mesa ratona y dejó un mensaje… Luego salió rumbo al FBI.

...

En un par de horas ambos amigos del agente habían puesto de vuelta y media a la institución, Cullen corría de un lado a otro, Andrew Hacker estaba sentado llamando a las agencias gubernamentales, Brennan en otro escritorio fulminando a todas las aerolíneas de DC y no habían conseguido absolutamente nada, a Booth se lo tragó la tierra.

Despues de tres días nada habían encontrado. El rastro del sargento mayor se perdió dos horas antes que tomara el avión a EEUU. Eso era todo lo que podían informar, Jack por su parte había movido sus contactos en el país, sabían que el Estado ocultaba una explosión en los hangares militares, se habían extraviado por lo menos 15 efectivos y otros más se encontraban desaparecidos... Brennan lo sopesó unos instantes y despues de recibir la información de parte de su amigo entomologo, tomo una decision, equilibró su mundo y llegó a la conclusión que nada volvería a ser bueno si su compañero no estaba a su lado.

Así que tomó el primer avión a Afganistán que encontró y se dispuso a encontrar las respuestas de todo lo que ocurria y que todos esperaban.

...

Lo primero que hizo fue buscar al Sargento Mayor de unidad, lo encontró sentado en un cómodo asiento de madera de roble, en frente de un escritorio tallado a mano, con las piernas sobre la madera y fumando un habano

Mayor O´Brian... – con su entonación el hombre dio un pequeño respingo y la miró con rabia

- ¿Quién eres? – Expresó de mala forma y botando veneno por los poros.

Exijo saber el paradero del Sargento Mayor e instructor Seeley Joseph Booth – el hombre de forma indignada se puso de pie y le apunto con el dedo.

- ¿Quién te crees para venir a exigir a mi unidad? – respondió déspota. Que su amigo y ojala futuro amante la perdonara, pero era la única forma. Levanto la mano abierta hacia el militar mostrando un anillo en su dedo anular. Un aro de matrimonio.

Soy Temperance Booth, esposa del Sargento, además agregada diplomática de USA y amiga íntima del ministro de defensa – amiga de este último no era, pero si le debía una par de favores que nunca pensó cobrar, pero ahora era necesario. El hombre retrocedió y supo que debía tener cuidado, comenzó buscando entre sus carpetas hasta dar con un documento que le extendió

No debería informarle – dijo, mientras ella leía el manuscrito.

No esperó un segundo y se llevó con ella el bendito papel, Seeley regresaría el mismo día que envió el mensaje a Ángela, pero un ataque masivo hizo que un grupo de soldados se refugiara en el desierto, Booth estaba a cargo de la unidad y bueno ya sabemos que el hombre en cuestión, no dejaría a ninguno de sus subalternos atrás. La mujer marcó a la Casa Blanca y solicito hablar con el ministro de defensa. Este le contesto de inmediato.

- Quiero saber la real misión del agente Booth - dijo apenas el hombre se puso al comunicador

- ¿Doctora Brennan? – la mujer se fastidió un poco, no quería tener que recordar "sus favores".

- ¿Quién más preguntaría por Booth señor? – el hombre lo sabía bien, sabía que si en ese año le pasaba algo al Sargento, tendría a medio FBI sobre él y a aquella antropologa, escritora, benefactora e influyente mujer de Estados Unidos sobre su espalda.

- Doctora, no es algo que se pueda hablar por una línea no segura, nos podríamos reunir en una hora… ¿le parece bien? – el tacto utilizado por uno de los hombres de gobierno con ella, era único e irrepetible.

- ¿Le parece que la situacion es como para reunirme con usted en un cafe?... Estoy en Afganistán y tengo un documento oficial en la mano, que me indica que Booth fue muerto en combate! Y eso no es lo peor! El cuerpo calcinado que me mostraron no corresponde a él! Recuerde que soy la mejor en mi campo, Señor!

Oh sí, como lo si lo pudiera olvidar! La mujer había hecho maravillas en más de una de las grandes catástrofes de los últimos años en EEUU y el mundo. Pudo resolver casos a partir de un diente o de cenizas y había devuelto la dignidad a su familia, comprobando que su padre muerto no fue parte de la conspiración contra el fallecido presidente John Kennedy y que este mismo fue envenenado e inculpado.

- Tranquila doctora, haré los arreglos correspondientes y viajaré en un par de horas, esto lo resolveremos inmediatamente – la comunicación se había cortado de súbito y ella, leía nuevamente el documento. Sabia que era algo irracional pero sentía en el fondo de su inexperimentado corazón que él estaba vivo.

Te encontraré Booth, solo espérame.

...

A la mañana siguiente, despues de hablar con el ministro de defensa, quiso poner de mal humor al encargado de regimiento. Hizo la solicitud formal como esposa del hombre para retirar sus cosas de la base. Pese a las malas caras y a las reticencias del Mayor O´Brian, se salió con la suya y retiró todo el equipaje, solicitó una habitación y comenzó con la investigación.

Booth tenía que haber dejado algún rastro entre sus cosas o algo que le ayudase, asi que dio vuelta el contenido de la caja y se apresuro a investigar.

Se sorprendió al ver que lo primero era una foto donde estaban Parker, Booth y ella abrazados en un parque, luego ahí estaba su segundo libro, aquel que le dedicó, ropa y otras cosas más de aseo personal pero nada que le sirviera a simple vista. Hurgó en todos y cada uno de los bolsillos de sus camisas de uniforme y pantalones militares hasta que al final, en un doble fondo, se encontraban una serie de cartas, un arma blanca y un par de telegramas.

Miró los comunicados y uno de ellos le informaba que tenía una última misión que no podía rechazar, que se presentara en el hangar a las 0900, según el informe que leyó el día anterior, el ataque masivo fue a las 10:00 de la mañana; algo más había en todo eso. Tantas veces le habia reprochado, regañado e incluso se habia reido de los presentimientos y corazonadas de Booth y ahora estaba casi segura que ella tenia uno en ese preciso momento. Sacudio la cabeza y reprimio unas lagrimas, no habia tiempo para eso. Booth la necesitaba en su estado puro y racional.

Luego se desvió en las cartas, estaban fichadas con nombre y fecha, algunas para Parker, se enterneció al saber por cada una de las misivas que le dirigia a su pequeño, que su compañero era el mejor padre del mundo. Otras de las misivas eran para Rebeca, donde le suplicaba que no cortara el lazo con su hijo, que era lo único que lo mantenía atado a este mundo… Esas líneas le dolieron en el alma, ¿Cómo una mujer podía quitarle la gracia de ver a su hijo?, Rebeca no era una mala mujer, pero si una muy sesgada por las circunstancias. Sacó el último fajo de cartas y se percató que llevaban su nombre.

Huesos… No sé qué nos pasó para que cada uno tuviera que tomar un avión y perderse en el otro extremo del mundo, en el lugar más alejado, como si nos quisiéramos asegurar que con ello no nos podríamos ver en un largo tiempo, lo único que se y aunque sé que jamás leerás esta carta, es que llegará el momento en que nos veamos y sé que mi corazón saltara de emoción y de ganas, porque…

Y las líneas terminaban ahí. Decidio agradecer al universo que su tren de pensamientos quedo truncado porque no sabía o simplemente no quería saber cómo terminaba... así era más fácil, él era su amigo y compañero, debía encontrarlo por Parker y por los chicos, él mismo había dibujado una línea imaginaria que no pudo respetar ese día a la salida del Hoover. Suspiró. Ella misma no sabía si podía respetarla… Por ahora solo quería encontrarlo.

Guardó todo en la bolsa y luego se dirigió a la salida, ya hora de reunirse con el Ministro de defensa.

Al presente

El sudor corría por su frente. El entrenamiento de fuerzas especiales era extenuante, pero nada que la escritora, doctora y antropóloga forense Temperance Brennan no pudiera hacer. Escuchó una explosión al final de las ruinas, observó por la mirilla, las balas habían cesado, pero no se podía confiar, arrastrando su cuerpo por la arena, llegó hasta el siguiente refugio y ahí estaba la dichosa bandera… Ahora debía volver.

Dos meses atrás

- ¡Cuando hablé con usted hace un año atrás, me prometió que Booth jamás se vería envuelto en este tipo de situaciones! – expresó la escritora con rabia en su voz y golpeando la mesa.

- Lo sé, pero algo pasó en el camino y Booth es el mejor agente y francotirador que tenemos – Su amigo jamás se debía enterar lo que escondía su despedida, "no te hagas el héroe", era simplemente la premisa de "hablé con el ministro, no te enviaran a misiones riesgosas, por favor no te ofrezcas para ellas", pero era Booth... que más podía pedir?

- Simplemente no cumplió con su palabra, Ministro. Ahora ¿Como lo sacamos de este lio? – el hombre se puso pálido, debía responder al presidente y debía corresponder a su lealtad con la mujer que tenía en frente

Lo lamento, no hay nada que hacer...

¡Pero qué demonios estaba escuchando! ¿Acaso debía esperar a que apareciera el cuerpo real de Booth?, ¿Debía esperar a quedarse sin su mejor amigo, por la irresponsabilidad del país con mayor poder en el mundo y todo por conseguir derrocar a un dictador que era venerado por su pueblo?

- ¡Por un demonio! – golpeó en la mesa y se quedó pensativa unos segundo, luego una furia incontenida se apodero de ella y se puso cara con cara con aquel hombre

Si este país le dio la espalda a su mejor hombre, yo no lo haré! – señaló con rencor y luego tomó las cosas de Booth y salió por la puerta principal de la base.

¿Cuál sería su plan a seguir?

No sabía que podría hacer, ni por donde comenzar a buscar, ni mucho menos donde estaba. El hombre que pocos instantes atrás había dejado hablando solo, la siguió y muy a su pesar y arriesgando su carrera militar, le extendió la mano con un sobre y siguió su camino con la cabeza agacha, debía volver a USA y hacer como que nada había pasado.

Brennan volvió al hotel y se sentó al borde de la cama, sacó el sobre y se enteró de los pormenores de la misión.

Era una operacion encubierta para eliminar al lider de ese pais y si algo salía mal el gobierno no se haría cargo. Quienes quedaban como únicos responsables eran el Mayor Booth y su unidad, además de eso, como era secreto y podía ocasionar una guerra, en caso de sobrevivientes, estos no serían rescatados...

Golpeó el borde de la cama en señal de frustración ¿Si ella lo hubiera aceptado habría sido distinto? ¿Si lo hubiera besado como estuvo a punto de hacerlo, ninguno de los dos habría viajado? ¡Por el Dios de Booth, porque le hacía algo así al hombre más fiel y con más pesar en sus hombros?!

Salio del hotel con paso firme. Ya habia enfrentado a todos los involucrados en la desaparicion de Booth. Ya sabia que habia ocurrido. Ya sabia en que situacion se encontraba, desaparecido en combate y sin visas de regresar con vida.

Llego a un parque, camino resueltamente hasta un claro detras de una arboleda, se detuvo y levanto los ojos al cielo al igual que su mano derecha con el indice levantado.

Le faltaba confrontar al ultimo posible implicado...

- ¡Si existes te reto a devolverlo conmigo!, ¡Cambio mi lugar por el suyo!...

Tal como esperaba, no obtuvo respuesta. Ni un rayo fulminante ni ningun fenomeno metafisico, paranormal... ni siquiera uno atmosferico.

Salio de la arboleda, satisfecha al comprobar su premisa de objetividad y dispuesta a regresar al hotel con la certeza de que todo lo que hiciera dependia unica y exclusivamente de ella y sus afanes por ubicar y rescatar a Seeley Booth.

Pero no sabia lo que le aguardaba antes de salir del parque.

Obtuvo su respuesta.

Un joven soldado se reunia con una chica frente a sus ojos. Ella lo abrazaba llorando y feliz. El la acogia entre sus brazos dejando caer el morral de comando al piso.

Las coincidencias existen. Son hechos al azar que no tienen ninguna secuencia logica. Hay miles de soldados retornando a sus paises de origen en este momento y no seria raro que uno de ellos se encontrara aqui.

Precisamente aqui. En esta ciudad, en este distrito, en este parque, frente a ella...

No se dio cuenta en que momento empezo a llorar ni como termino sentada en una banca de aquel parque intentando calmarse.

Cambiar su lugar por el suyo, eso le habia dicho y eso es lo que haría, secó sus lágrimas y llamó a Jack

Amigo… Necesito un favor.

Al presente

- Con esto Doctora, ha completado su entrenamiento – dijo el soldado a cargo de su entrenamiento, luego de llamar a Jack y darle la información necesaria le pidió armar un plan, uno que consistía en entrar en ese pequeño país y recuperar al hombre. No le dijo a su amigo que no tenia intenciones de regresar con vida de aquella mision suicida e imposible. Despues de todo, ella se ofrecio como un trueque y como sustituto.

Jack insistió que el contraría a los mejores mercenarios para hacer el trabajo, pero Brennan no se fiaba, quería ser ella y debía ser ella la que se infiltrara, sabia que su compañero haría lo mismo por ella de ser asi el caso. Así que cobrando otro de sus favores pendientes y gracias a las maniobras internas de su fiel amigo El Heredero Cantelever, fue entrenada durante un mes y medio en las fuerzas especiales.

- Gracias, has sido un buen maestro – le dijo, mientras le golpeaba el hombro y le guiñaba el ojo

- Es hora de llevar a cabo el rescate – El hombre le informo que Jack preparó un equipo tactico que iría con ella, tenia a su disposicion todo un contingente de aviones y helicópteros que ayudarían en la extracción. Todos y cada uno en el Jefersonian tenían claro que ocurría y sabian que debian cerrar la boca y meter al buzon del olvido todo lo relacionado con el rescate. El FBI había quedado fuera del plan, por ningún motivo haría algo en contra del ministro que la ayudo, aun cuando su cabeza pendía de un hilo, eso no lo olvidaría jamás.

Fue hasta los camerinos para comenzar a cambiarse de ropa. Pensó en cuantas veces Booth había hecho lo mismo, vestirse con esos ropajes, sabiendo que debía matar a alguien para su patria siguiera tan bien como hasta ahora, ¿Cómo era posible que su amigo cargara con ello?. Preparó el cuchillo militar que estaba en la bolsa de Booth, lo puso en su tobillera, se coloco las armas encima, las municiones de apoyo, la pistola de refuerzo en la pierna, se cruzo el fusil a la espalda y ató fuerte su pelo. Estaba lista, era hora de que cambiara la situación.