Copyright © J.K. Rowling, 1999-2008
El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como de todos los símbolos y elementos relacionados, para su adaptación cinematográfica, son propiedad de Warner Bros, 2000.
I: Lujuria:
Sirius Black.
"Pecado producido por los pensamientos excesivos de naturaleza sexual, o un deseo sexual desordenado e incontrolable."
16 de noviembre 1977, una noche estrellada y calurosa. Cuatro chicos se encontraban en una pequeña habitación cambiándose para una ocasión especial; el cumpleaños de Sirius Black.
– ¿A dónde es que vamos? – pregunto por segunda vez en lo que iba del día Remus. Éste estaba frente al espejo arreglando su cabello.
– Vamos a una presentación de una banda Muggle que a mi me gusta mucho. – dijo Sirius mientras se ataba sus zapatillas y sonreía con picardía.
Que gran mentira se había echado y sus amigos ni sospechaban. Claro que irían a escuchar una banda, pero también irían a ver un show de Burlesque, un show que Sirius estaba tentado de ver el mismo cuando se encontró con aquel lugar en una de sus tantas huidas de su hogar. Sabía que si le decía la verdad a su lobuno amigo, se negaría rotundamente, y una salida sin él no sería una salida completa.
Soltó un suspiró y levantó su mirada. – ¿Están listos? – preguntó.
– Listos. – dijo James mientras se levantaba de la cama y sonreía a sus amigos
Sus amigos seguían Sirius con emoción y luego éste se detuvo. Remus tomó su mano derecha y James la izquierda. Peter se agarró con fuerza del hombro de Prongs y luego sintió como hacían aparición conjunta. Llegaron a un callejón oscuro, y Sirius miró su reloj, al ver que estaban llegando algo tarde, comenzó a caminar con apuro.
Los tres restantes se quedaron quietos cuando Sirius lo hizo.
– Bienvenidos. – susurró con una gran sonrisa, mientras detrás de él, un cartel rosa con las palabras "Burlesque Magic" captaban la atención de sus amigos
– ¡Sirius! – grito Remus mientras lo miraba exasperado. James y Peter intercambiaron una mirada curiosa. – ¡esto es un burlesque. Un lugar para hombres, no para chicos de nuestro edad! – gritó mientras se resistía a entrar, ya que Sirius lo estaba empujando.
– ¿Burlesque? – preguntó Peter en un susurro . James le dijo algo al oído y soltó una carcajada. – eres el mejor Sirius.
Remus soltó un bufido – ¡Me niego! No voy a entrar a ese lugar a ver a mujeres desnudas. No señor. – dijo mientras se cruzaba de brazos.
Sirius soltó un largo suspiró y sacó de los bolsillos traseros del pantalón una caja de cigarrillos y un encendedor. Sacó un tabaco de la caja y luego lo encendió. Lo llevó a sus labios y le dio una calada. Remus frunció su ceño y lo miró con mala cara. Se acercó a él y le quitó el cigarrillo de los labios. Lo tiró al suelo y luego lo pisoteó fuertemente.
– ¡Eh! – dijo ofendido el chico.
– ¡No entiendo como fumas esta mierda! – el rostro de Lupin estaba todo colorado.
– Estás hecho todo un amargo. – dijo mientras se cruzaba de brazos. – primero te enojas por dónde los traigo, y luego no me dejes fumar ¡Debes de ordenar tus prioridades! Estás hecho todo un viejo amigo. – se cruzó de brazos y lo miró enojado.
– ¿Podemos entrar? – pregunto emocionado James mientras saltaba entre sus amigos y movía sus brazos. Peter asintió en acuerdo y Sirius suspiró.
– Si Remus no va, nosotras tampoco. – sonrió de lado. James y Peter se miraron y luego miraron al aludido con mala cara.
– ¡No entraré! No señor, ese lugar es un antro. – se cruzó de brazos y se giró. James miró a Sirius y luego entre los tres bajaban a Remus obligadamente por las escaleras mientras este se quejaba a gritos.
Llegaron a la recepción del lugar, donde Sirius se presentó, ya que previamente había reservado unas mesas de adelante para poder disfrutar de la espectacular vista. James tuvo que tomar a Remus del brazo y tironearlo ya que este se había estancado en el lugar. Sirius iba moviendo su cabeza al ritmo de la música, mientras Peter observaba el lugar.
Tomaron asiento, y el chico se cruzó de brazos.
– ¡Remus!, tienes diecisiete años, por favor, disfruta un poco de la vida, – Sirius se cruzó de brazos y lo miró. –– juro que no veras nada que no quieras ver. – sonrió y le mostró todos los dientes.
Remus suspiró frustrado y su amigo detuvo a una camarera.
– Cuatro whisky de fuego por favor. – pidió y cuando los tuvieron en su poder James pidió hacer un brindis.
– Por el cumpleaños de Padfoot, nuestro gran amigo. – chocaron las copas y el telón comenzó a subirse.
– ¡Disfruten del show! – gritó Sirius a sus amigos
El telón se subió y las chicas aparecieron bailando. James abrió sus ojos impresionados, tanto que pensó que se les iba a salir de la órbita. Sirius mordió sus labios mientras silbaba y aplaudía, Peter sintió que todas sus mejillas se ponían rojas ya que le quemaba la cara y Remus soltó un bufido.
Cada chica era hermosa, y cada vez James se ponía mas alegre. Bailaba en su lugar, gritaba y aplaudía. En un momento sus amigos notaron como se sacaba la corbata y se la ataba en la cabeza. Luego se subía en la silla del lugar y comenzaba a gritar, bailar y aplaudir a las chicas. Sirius miró a su amigo y luego lo imitó, mientras Peter seguía tomando con alegría. Una de las chicas se acercó a ellos y les tiró sus plumas, por las que James y Sirius peleaban por quién sería el poseedor de la boa rosa, mientras ella le daba un beso en la mejilla a Peter y a Remus quienes se pararon en sus sillas para bailar. Remus, luego de tan solo un baile, había cambiado su opinión sobre aquel lugar.
A Sirius le gustaba la chica de cabello corto y rosado, la que estaba bailando en el escenario disfrazada de marinera. Movió sus caderas al ritmo de la música y al ver que un chico la miraba atentamente le sonrió y le hizo ojitos mientras movía su trasero con gracia. Sirius aplaudió emocionado y luego la música cesó.
– ¡Feliz cumpleaños a mi! – gritó con alegría mientras le daba un sorbo a la bebida.
Una de las chicas lo miró y bajó del escenario y lo tomó de la mano. Sirius abrió sus ojos sorprendido y sus amigos lo miraron atentamente. Pusieron una silla en el escenario y lo empujaron hasta que quedo sentado allí. La chica de cabello rosa comenzó a bailar, para él. Sirius abrió sus ojos con lujuria, relamió sus labios y luego gritó emocionado. Ella se sentó en sus piernas luego del baile, y le sonrió. Beso su mejilla y luego le quitó la corbata atada en su cabeza, y se la ató en su cuello.
Las luces se apagaron y la chica bajó a Sirius del escenario. Éste caminó hacia donde estaban sus amigos y le dio un largo sorbo a su bebida. Esta quemó su garganta y luego soltó un suspiro.
– Eres un suertudo amigo. – murmuró Peter mientras chillaba emocionado.
– Lo sé. – Sirius soltó una risotada y luego una idea cruzó por su cabeza. – Voy al baño. – caminó por el lugar con sus manos en los bolsillos delanteros de los pantalones, y cuando llego al baño, desvió su caminata, hacía los camerinos, en busca de ella.
No le fue difícil hallarla, estaba frente al espejo maquillándose. Sirius sonrió y se acercó a ella.
– Me fascino como bailaste. – susurró y ella volteó a verlo.
– Gracias niño bonito. – dijo con una sonrisa.
– ¡No soy un niño! – respondió enojado.
– ¿No?, ¿Cuántos años tienes? – consultó.
– Cumplí 17 años hoy. – susurró.
– Ah si, todo un mayor. – dijo ella en tono irónico mientras seguía llenando su cuerpo de brillos. Sirius frunció sus labios y su ceño.
– Que graciosa. – reposó sus manos en los bolsillos de los pantalones y la miró atentamente. Gruesos y carnosos labios pintados de un rojo fuerte, ojos de un color azul que le hacían recordar al cielo y bonita sonrisa.
– ¿Algo más niño bonito? – preguntó la chica mientras volvía a mirarse en el espejo.
– Es que me gustó mucho como bailaste y… – Sirius no sabía que decir. Por primera vez una mujer lo dejaba mudo, no al revés. Ella no se había quedado muda con su presencia como las chicas de Hogwarts.
–¿Y? – preguntó mientras se acercaba a él.
Sirius no sabía que responder. Ni siquiera sabía que hacía allí, o bien, no sabía que era lo que buscaba. Dio un paso al frente, buscó la mano de la chica, y la acercó a su cuerpo. La observó unos segundos, y luego, mientras su mano descendía por su espalda, comenzó a besarla con furia. Las manos de ella, se perdieron por su cabello, mientras se movían rumbo al sillón. Las torpes manos de Sirius, recogían inseguro el cuerpo de ella, y atacó su cuello sin problemas, porque ella levanto su rostro. Sintió como las piernas de la chica se aferraban a su cintura y abrió sus ojos y sonrió mientras mordía sus labios.
Sintió como los botones de su camisa comenzaban a ser desabrochados y su corazón comenzó a latir con fuerza, mientras que sus mejillas se sonrojaban.
– ¡EMMA AL ESCENARIO! – gritaron del otro lado de la puerta.
La chica se quedo quiera unos segundos y luego suspiró, mientras se alejaba del chico.
– Lo siento. Debo irme – susurró.
Sirius se puso de pie mientras la veía con los ojos abiertos de la sorpresa. Lo había dejado con la camisa semi abierta, el cabello desordenado y con la lujuria a flor de piel. La muchacha le sonrió, y luego salió de su camerino.
