Sumary: Shaoran Li guardián de la luna y Eriol Hiragizawa guardián del sol son convocados por Nadeshiko y Sonomi Amamiya primas y descendientes de un antiguo clan de magia, estas deciden que la riqueza y un buen marido es lo que ellas desean, por lo tanto cada una convoca a su respectivo y milenario guardián que les conceden a cada una su deseo de buena fortuna y un buen marido, a cambio de esta petición, cada una deberá otorgar la primera hija que tenga a su respectivo guardián para desposarla. ¿Podrá surgir el amor a pesar de la fría situación?
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Los Tesoros del Sol y la LunaPrimera Parte
Pueblo de Nori, 20 Km. Al sur de Tokio
Era el día mágico para ambas primas sus deseos serían realizados por sus poderosos guardianes por parte de su padre a Nadeshiko le correspondía el de la luna y a Sonomi por parte de su padre le correspondía el guardián del sol.
"Pero mis queridas nietas deben tener cuidado con los guardianes familiares son muy poderosos y son muy embaucadores y sí desean algo pedirán una petición especial." Les advertía el abuelo de ambas conocedor de los trucos maliciosos de los guardianes.
"Abuelo, ya estoy decidida pediré mi deseo, ya no soporto vivir en el pueblo alejada de todo el mundo moderno, no, quiero ser alguien independiente, y tener un buen marido, no cómo el pretendiente que quieres imponerme."
"Sonomi, calmate, si no quieres desposarte con Toki, no lo hagas pero no llames a Eriol, es peligroso."
"¿El qué puede pedirme que él mismo no posea ya? Dudo mucho que una campesina como yo le haya de importar."
El abuelo convencido de que Sonomi era una cabeza dura cuando se lo proponía, decidió probar suerte con Nadeshiko, quién aún era joven para casarse a diferencia de Sonomi.
"Por favor mi querida nieta no me vas a decir que tú también estás cansada de vivir en el campo."
"Abuelo, no es eso, pero todas las veces que te he pedido que me lleves a ver la gran ciudad de Tokio te niegas, quiero un marido que me enseñe todo lo que tú y mi padre me han negado, y sí para eso tengo que convocar a mi guardián, lo haré."
"Pequeña Nadeshiko te lo suplico reflexiona, convocar a Shaoran el gran rey de las trampas junto con Eriol el gran rey de los acertijos puede tener consecuencias funestas."
Nadeshiko que ya había practicado su respuesta junto con Sonomi le dijo lo mismo.
"¿El qué puede pedirme que él mismo no posea ya? Dudo mucho que una campesina como yo le haya de importar."
"Oh pequeña, sólo ten cuidado con lo que pidas."
El abuelo decepcionado de que ninguna de sus nietas lo quiera escuchar sale de la habitación, de todas formas ¿qué podía hacer él? Como sus nietas tenían todo el derecho de convocarlos a sus 16 años.
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Toki y Foji se encontraban delante de la cueva del sol y la luna, sitio de descanso para los guardianes, ellos también venían a hacer su petición pues ambos amigos, estaban profundamente enamorados de las primas Amamiya y venían a ser la única petición que se les tenía permitido hacer.
La impresionate cueva estaba revestida de oro con joyas preciosas, pues durante centurias, los guardianes habitaban ahí. Al llegar los chicos se sorprendieron de ver a los imponentes, poderosos y temidos guardianes, tan jóvenes, ellos esperaban ver viejos de larga barba blanca.
"¿Cuál es su petición señor Toki?" Dijo el guardián del sol, de oscuro cabello, impresionantes ojos azules, que delataban su juventud y a la vez, la astucia de miles de años y sentado sobre su trono dorado con un sol como espaldar.
"Mi señor sólo deseo fortuna para poder conquistar a la mujer de mis sueños."
Eriol sonreía pues la mujer de los sueños de Toki era la misma que lo despreciaba, Sonomi Amamiya, esperando también su próxima convocación de parte de esa chiquilla ambiciosa, y llevando siglos de larga soltería se le ocurrió un plan que decidió llevar a cabo y llamó en silencio a su contraparte para comunicárselo.
"Shaoran voy a contarte un plan magnifico, le concederé a este su petición."
"¿Tan fácil? Tu no eres tan dadivoso ¿qué planeas?"
"Simple, estoy harto de no estar acompañado, tu eres un tramposo a la hora de jugar y han pasado milenios desde que estoy aquí."
"¿Tú quieres una esposa? Eso es extraño en ti ¿Acaso ya no te satisfacen las mujeres que nos entregan para alegrarnos?"
"No, estoy aburrido que nos entreguen a zorras destinadas a nuestra diversión, quiero a una joya, única, delicada y frágil a la que pueda llamar esposa, un verdadero tesoro para guardar milenios."
Shaoran lo pensó detenidamente y pensándolo bien, él también empezaba a cansarse del tradicional pueblo y las mujeres que poco tenían que ofrecerles pues no eran ningunas santas, así que participó del plan de Eriol.
"¿Porqué no? Adelante entonces."
"Bien Toki, he decidido concederte tu petición, hoy a medianoche te irás del pueblo a la capital y mientras te comerás esta semilla amarga, la fortuna a partir de hoy esta de tu lado, pero a cambio deberás cambiar de nombre, te llamarás Takedo Daidouji ¿Has entendido bien?"
"Sí mi señor, muchas gracias."
"¿Cuál es su petición señor Foji?" Dijo un castaño con un brillo de diversión en sus ojos sentado en su silla plateada al lado de Eriol y con una luna en su espaldar.
"Mi señor sólo deseo fortuna para poder conquistar a la mujer de mis sueños."
"Bien Foji, igual que Eriol, he decidido concederte tu petición, hoy a medianoche te irás del pueblo a la capital y mientras te comerás esta semilla amarga, la fortuna a partir de hoy esta de tu lado, pero a cambio deberás cambiar de nombre, te llamarás Fujitaka Kinomoto ¿Has entendido bien?"
"Sí mi señor, muchas gracias."
"¿Crees que hemos elegido bien a nuestros emisarios?" Preguntó Shaoran.
"Sí ya lo creo que sí." Dijo Eriol profundamente satisfecho.
Las semillas guardaban un identificador especial destinado para aquella que naciera de él. Pero al ir en el autobús que los conducía a Tokio, Fujitaka perdió la semilla, ambos preocupados, tragaron mitad y mitad de la de Takedo, cosa que al final serviría para medio ayudar a sus futuras hijas.
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Las primas Amamiya habían terminado exhaustas después de su convocación, pero ahora esperaban el resultado, dos símbolos aparecieron en el piso de su habitación uno dorado y otro plateado.
"Descendientes del clan Amamiya, aquí estamos los guardianes de la familia para concederles su deseo." Se oyó a coro la entrada de ambos guardianes.
"Deseamos fortuna y el amor de un buen esposo." Dijeron las primas muy emocionadas.
"Su deseo será concedido a cambio de una cosa." Dijo Eriol con una misteriosa sonrisa.
"¿Qué cosa?" Dijo Sonomi muy envalentonada.
"A cambio nos concederán la primera hija de cada una." Dijo Shaoran con la misma sonrisa que Eriol.
"¿Cómo?" Dijo una muy confundida Nadeshiko.
"Simple Nadeshiko, tu me darás a tu primera hija cuando tenga la edad que tu tienes ahora." Dijo Shaoran con voz lúgubre.
"Y tú Sonomi, igual condición." Dijo un Eriol muy pensativo.
"¿Y qué pasará sí no tengo hijas?" Dijo una semi astuta Sonomi.
"Oh, no te preocupes por eso, la tendrás ya lo verás".
