Disclaimer: Los personajes son totalmente de Hajime Isayama, no me pertenecen, yo solo los utilizo para cumplir mis fantasías de fujoshi..

N/T): Hola a esta historia nueva, es un Omegaverse, es el primero que escribo, estuve leyendo varias versiones de cómo se desarrollan los integrantes en este universo y adapte mi historia.

Se preguntaran por que se llama OK COMPUTER, bueno está dedicado al disco de RADIOHEAD con el mismo nombre, este disco contiene 12 canciones que por sí solo el álbum cuenta una historia con ellas, yo creé una versión nueva y completamente diferente pero cada capítulo tiene que ver un poco con la canción a la que corresponde.

Así que serán 12 capítulos, uno por cada canción, cada cap. llevará el nombre de la canción por si gustan escucharla. Es una banda que me gusta mucho y con este Fic espero que también llegue a gustarles. Aun no sé si existirá un capitulo 13, sigo en veremos.

"Me fui como GORDA en tobogán, Actualice 4 historias!, dos antiguas, una reciente y una nueva que acabo de postear, no se cual subiré primero, UFF!, en esas 4 verán este párrafo, hahaha los amo mis fantasmones!"

Mucha palabrería a leer…

Airbag

In a fast German car
I'm amazed that I survived
An airbag saved my life

(En un veloz coche alemán
me sorprende haber sobrevivido,
Una bolsa de aire me salvó la vida.)

No se vivían tiempos pacíficos, los clase omegas desplazados estaban hartos de los arrebatos de la clase alfa, solo algunos omega de familias acomodadas vivían en paz, afortunados los que se conseguían un alfa que los sacara de su miseria.

Existía de todo, pero estaba la resistencia, un grupo que se formó haciendo destrozos y manifestaciones para cambiar las leyes hacia los omegas.

A los omegas menores de edad sin recursos, familia, los capturaban, llevándolos a los orfanatos, cuando cumplían la mayoría de edad y aun no encontraban familia, los obligaban a emparejar para poder engendrar y cumplir su propósito, a raíz de eso, los suicidios aumentaron, los asesinatos de alfas a sus omegas crecieron.

Lo peor es que la ley apoyaba a los alfa, ya que si su omega no estaba en condiciones podrían hacer lo que quisieran con él.

Levi era un alfa de gran puesto, pues después de mucho tiempo en el ejército logró hacerse con un lugar importante, su brigada siempre estaba dispuesta para los disturbios, así eran sus días, trabajo de oficina y muchas veces llamado al campo para retener rebeldes.

No era un alfa joven, pero tampoco uno mayor, a sus 34 años aún no había logrado emparejar con nadie, nunca le había interesado, su trabajo lo era todo y nunca un aroma lo había hecho perder el control.

Como miembro del ejército tenía hasta sus 35 años para emparejar con alguien, si no sería destituido de su cargo, era lo que marcaba la ley, ya llevaba varias visitas al orfanato Sina para asignarle un omega, pero siempre terminaba por fruncir el ceño, arrugar la nariz y salir de ese asqueroso lugar.

Hoy era otra de sus visitas, sabía que en algún punto tenía que ceder, no permitiría que por esa estúpida ley le arrebataran todo por lo cual se esforzó.

Fue recibido por esa doctora excéntrica, estaba seguro que ya estaba harto de verle ahí.

Caminaban por unos enormes pasillos blancos, las recamaras —Que él veía como celdas— de omegas mayores de edad eran muy frías, solo escuchaban el sonido que hacían las suelas de sus zapatos mientras avanzaban, el alfa se detuvo unos segundos al ver unos letreros rojos y amarillos con las leyendas: "precaución" "solo personal autorizado" "cuarentena".

—¿Qué hay detrás de esas puertas? —. Ambos dirigieron la mirada a las gruesas puertas dobles de metal que pasaron.

—Es la cuarentena, es donde los mantenemos aislados durante su celo—. Se limitó a contestar revisando el porta papeles buscando el número que le correspondía.

No recordaba que las instalaciones fueran tan grandes, no es que fuera muy a menudo, él prefería mantenerse alejado y rechazar todas las ofertas que le daban para obtener un omega, procrear no era su prioridad, odiaba estar en contacto con las demás personas, mucho menos se permitiría intimar con un desconocido.

—Sector "C" omega "21-34"—. Se detuvieron frente a otra puerta individual de metal.

Hange introdujo su código de seguridad botando los seguros, abrió la puerta indicándole con una mano que entrara para que conociera a su próxima pareja.

Levi titubeó un poco pero entró, recorrió con los ojos cada rincón de la habitación, en una esquina ya hacia una chica contraída con la cabeza entre sus rodillas. Olisqueó un poco el ambiente, el olor le revolvió el estómago, un aroma penetrante que no era de su agrado, ¿Como pretendían que emparejara con esa fétida persona?, arrugó la nariz sin poder evitarlo.

-Sasha levántate, quiero que conozcas al Capitán- Ordenó la Beta acercándose a la castaña.

La pequeña omega levantó la vista asustada y Levi pudo contemplarla, era muy bonita de eso no había duda, pero su aroma, le carcomía la nariz, la chica se movió con miedo poniéndose de pie mirando al hombre azabache.

-Ella es Sasha, o como la conocen aquí, interna C 2134, ahora dejaré que se conozcan, estaré a fuera si me necesitan- Hange caminó hacia la salida para darles privacidad.

Levi seguía mirando a la chica que comenzó a acercarse a él, no pudo contener un gruñido enseñando a medias sus dientes, en verdad no toleraba su aroma, en cualquier momento vomitaría.

Sasha se encogió de hombros ante el gesto dando unos pasos hacia atrás, el alfa dio media vuelta dejándola, justo antes de que la beta cerrara la puerta él puso una mano para empujarla.

—¿Tan rápido? —. La mujer se acomodó las gafas ante la sorpresa.

—No la quiero—. Fue su respuesta seca encaminándose de regreso.

—Espera Levi, espera, no puedes rechazarla—. Se escuchó como se cerraba la puerta y unos pasos apresurados.

—Pues lo estoy haciendo, no quiero a esa omega—. La miró con disgusto sin detener su paso.

—Levi, por favor, es el quinto que rechazas, el gobierno no te dará más oportunidades—. Intentó razonar la mujer.

—Ya eh dicho que no—. Finalizó.

Hange suspiró escribiendo sobre la hoja de información de la omega, continuando su camino junto al amargado alfa, ambos se detuvieron al escuchar las puertas de la cuarentena abrirse.

—Oh Moblit, que bueno que te veo—. Se acercó la mujer al hombre que sostenía la puerta.

En ese pequeño momento las pupilas de Levi se dilataron, un aroma lo embriagó, respiró profundo sintiendo como su boca se llenaba de saliva, sin pensarlo y por puro instinto propio empujó a la mujer, llegando, con otro golpe tiró al hombre al piso atravesando a toda velocidad hacia la estancia, era otro pasillo igual que los anteriores, muchos aromas se mezclaban en el ambiente, su cabeza estaba hecha un caos, cerró los ojos volviendo a llenar sus pulmones tratando de enfocar su objetivo, de entre todos esos asquerosos olores volvió a sentir ese dulce aroma.

Corrió, hasta estamparse contra una puerta.

—Ábranla, abran la maldita puerta—. Rugió golpeándola con su palma.

—Levi tranquilízate—. La mujer intentó tomarlo del hombro para separarlo de la puerta.

—No me toques, ábreme ahora, ¡Ahora! —. El alfa estaba fuera de sí, quería lo que estaba del otro lado de la puerta.

—Capitán deténgase se está haciendo daño—. Moblit lo tomó por la cintura intentando detenerlo.

El alfa gruñó, empujó con fuerza haciendo caer al suelo por segunda vez al pobre hombre, con puño cerrado seguía golpeando la puerta en un inútil intento de abrirla, sus nudillos sangraban pero no le importaba.

—Moblit dame un sedante, ¡Ya! —. La mujer estiró una mano para que le entregaran la jeringa.

El beta rebuscó entre su bata sacando tres jeringas, las observó descartando dos para tendérsela a la mujer.

Sin pensarlo dos veces hundió la aguja en el cuello del alfa enloquecido haciendo que soltara un grito ahogado, este no paro, siguió golpeando y arañando la puerta, incluso cuando calló de rodillas, con sus pocas fuerzas no se despegó de la puerta, cuando por fin cayó inconsciente los dos betas se dirigieron miradas sin saber que acababa de pasar.

Llevaron al capitán a un cuarto donde lo recostaron esperando que el sedante pasara, Hange tuvo que avisar a su superior del incidente, para que su informe pudiera quedar completo.

No pasó mucho tiempo.

El alfa se sentía mareado, un tanto confundido, comenzó a moverse intentando apartar lo entumecido del cuerpo, giró la cabeza de un lado al otro hasta abrir los ojos, luces blancas lo deslumbraron unos instantes, parpadeó varias veces tratando de ubicar donde estaba, se incorporó hasta quedar sentado, notó sus manos vendadas y un leve dolor en ellas al moverlas, vislumbró tres figuras que ya hacían él la habitación con él.

Reconoció a los tres, la doctora junto con el hombre de los pasillos y a ese insoportable alfa rubio que lo miraba serio recargado en la pared con los brazos cruzados.

Se llevó las manos a la cabeza intentando recordar lo que había pasado, entonces su alfa interno rugió, haciéndole recordar el aroma.

—¿Dónde está? —. Los miró con el ceño fruncido.

—Levi, ¿Estas consciente de que perdiste el control?—. Habló el rubio alto separándose de la pared.

—¡Quiero a ese! —. Dijo ignorando lo anterior para mirar a la mujer.

—Increíble Moblit, aún recuerda su aroma—. La beta estaba asombrada hablando con emoción.

—Levi, eso es imposible—. El alfa alto se acercó a la cama junto a él.

—Me importa un carajo Erwin, ustedes quieren darme un compañero, quiero al de esa puerta—. Lo desafío con la mirada.

—No se puede—.

—¿Por qué no? —.

—Porque es un prisionero—. Levi bufó ante el comentario.

Así que es un él.

—Todos aquí son prisioneros, los tienen como ganado—. Se burló.

—El pertenece a la resistencia Capitán—. Se atrevió a decir el beta un tanto nervioso.

Levi lo miró un tanto sorprendido, Hange asintió a lo dicho por su compañero, regresó a la vista a Erwin quien también asintió.

—¿Por qué sigue con vida entonces?—. Los miró sin entender.

—Por qué es un excéntrico—. Canturreó la mujer, Levi la miró sin saber a qué se refería.

—No sigue órdenes, pero es un omega—. Continuó el beta al verle la cara.

Un omega que no obedece a la voz de un alfa, lo asesinarían, pero en cambio lo tiene aquí prisionero, y su alfa interno chillaba por él, no le conocía, pero su aroma exquisito no se lo sacaba de la cabeza.

—Quiero conocerlo—. Dijo en un tono más tranquilo.

—Estas actuando como un cachorro—.

—No, tal vez sea buena idea—. Intervino la mujer.

—Explícate—. Erwin se cruzó de brazos mirándole.

—No he visto a ningún alfa en el estado en el que Levi entró, además el chico se niega a decirnos algo mas y no sigue órdenes, tal vez, solo tal vez Levi pueda hablar con él—. Hange miraba a ambos con una expresión brillante en los ojos.

Erwin dudo unos segundos, nunca había visto a su compañero en ese estado tan salvaje, tal vez se debía al celo del omega y que sus fuertes feromonas lo cegaron por unos momentos.

—Está bien, pero hasta que su celo concluya—. Terminó por decir.

Levi fue dejado ir a casa, tampoco él entendía que fue lo que le había pasado, no recordaba que en su vida se pusiera así por el aroma de un omega, sintió un poco de vergüenza ya con la mente despejada sobre sus acciones. Actuó como un cachorro como se lo hizo notar Erwin.

Solo tendría que esperar tres días, así podría ver por primera vez a ese ser que le nubló la cordura, esperaba que su reacción fuera solo por el celo que pasaba el omega y cuando lo tuviera de frente todas esas sensaciones desapareciesen.

Los días pasaron lentos y largos, contaba las horas, su curiosidad le estaba matando, pero como el jefe de división que era tenía que contenerse mostrándose sereno con su equipo, ellos enfrentaban a los rebeldes de la resistencia, un grupo en su mayoría de omegas, betas y alguno que otro alfa, peleaban por la libertad e independencia de la casta más débil, querían tener derecho a elegir, acabar por completo con los orfanatos que entregaban omegas, los matrimonios forzados, querían ser libres.

Pero las cosas no iban tan pacíficas, cada tanto se armaba un disturbio, quemaban estatuas de alfas y zonas exclusivas para estos, no hace muchos meses hubo un intento fallido al orfanato Rose. Muchos cayeron ese día, lo sabía bien, pues él estaba a la cabeza de la operación, sabían reconocer a los rebeldes por sus marcas, un tatuaje de alas que llevaban en alguna parte de su cuerpo.

Odiaba las muertes que seguían creciendo exponencialmente, pero nada de esto cambiara hasta que las leyes les dieran la protección y la libertad que tanto buscaban.

Llegó la tarde y salió de su departamento hacia las afueras de la ciudad hacia el orfanato Sina, parecía una enorme prisión, pero solo era otro de los muchos orfanatos donde se congregaban a los omegas.

Se identificó y dejaron que entrara, no tardó en reunirse con las mismas personas de su incidente, lo condujeron por otra zona que no reconoció, no lo estaban llevando a los cuartos de almacenamiento, entraron a un cuarto con un vidrio enorme que daba a una sala, era un vidrio de doble vista, ellos podían ver hacia la estancia solo con una mesa y dos sillas, desde dentro era imposible ver a los presentes, el cuarto estaba lleno de cámaras y en una esquina una puerta que conectaba con la sala.

Se quedaron un momento mirando a la expectativa, del otro lado de esta sala se abrió una puerta donde apareció el muchacho, estaba siendo empujado agresivamente, este peleaba aunque tuviera los pies y muñecas esposados, uno de los que lo escoltaba traía una varilla eléctrica, dándole una descarga en un brazo para apartarlo de la puerta. Levi miró con asombro como se resistía a aquellos alfas mostrándoles los dientes.

—Es solo un mocoso—. Dijo Levi sin apartar la vista de la escena.

—Su nombre es Eren Jaeger—. Continuó la beta.

—¿Jaeger?, hijo del doctor Jaeger, ¿Grisha?, ¿Es hijo de Grisha?—. El alfa estaba sorprendido pues ese doctor era un alfa que trabaja en laboratorios para la creación de nuevos medicamentos y era muy conocido.

—Justamente—. Asiente Erwin.

—¿Que no murió hace años? —.

—Se suicidó, después de la muerte de su esposa no pudo soportarlo, tomó a su hijo y estrelló su auto, Grisha no sobrevivió, creímos que su hijo estaba muerto porque no encontramos su cuerpo, solo la bolsa de aire desplegada, la bolsa de aire logró salvar al menor, tenía 13 años cuando eso pasó, al parecer se unió a la resistencia permaneciendo oculto por 4 años, lo capturaron en el último ataque—. Levi escuchaba atentamente todo lo que le decía su superior sin despegar la vista de ese muchacho salvaje.

Escuchaba a los alfa usar su voz contra él diciéndole que se calmara pero solo lograban enojarlo más mientras soltaba insultos contra todos.

—Es impresionante ¿No lo crees?, no muestra señales de sumisión—. Hange anotaba energéticamente sobre un papel.

Los alfas se retiraron dejando al joven solo en la sala, caminó alrededor de la mesa mirando cada rincón, se detuvo en seco corriendo hacia el cristal, colocó ambas manos y respiró profundo.

—¿Quién eres tú? —. Preguntó abriendo los ojos sorprendido.

Estaba claro que él no podía ver a las personas que estaban del otro lado, pero ese olor, no lo reconocía, se estaba poniendo ansioso. ¿Quién era esa persona?

Levi lo miró a los ojos, eran grandes y de un verde aguamarina, sus miradas estaban conectadas.

—¿Quién eres?, no te reconozco—. El omega golpeo un poco el vidrio con sus palmas exigiendo respuesta.

—Eren, queremos presentarte a alguien, pero debes estar tranquilo, sé buen chico y siéntate, ¡ahora! —. Erwin habló presionando un botón abriendo el micrófono.

Eren enseñó los dientes al reconocer la voz, pero se alejó del cristal, y caminó a la mesa tomando una silla sentándose.

—La voz de Erwin es una de las pocas a las cuales responde el chico—. Habló Moblit acercándose a la puerta.

—Pero yo no puedo estar siempre aquí para controlarlo—. Suspiró el alfa.

—Capitán, por favor—. Lo llamó Moblit indicándole con una mano para que se acercara a la puerta.

Botó el seguro y entró a la sala, miró al omega fijamente, se sentó frente a él.

—Tú, tú eres el de la puerta—. Apenas y la voz le salió de la boca.

Él aroma de ese alfa era inconfundible, se permitió recordar, cuando alguien comenzó a golpear su puerta con desesperación él corrió a esta queriendo al igual que la persona del otro lado abrirla, lamió la puerta se restregó contra ella soltando la mayor cantidad de feromonas para que él alfa que golpeaba no se diera por vencido, estaba sumido en el deseo de ser poseído por este.

Estaba molesto, no se había doblegado por ningún alfa en todo ese tiempo y esa persona quebró su voluntad humillándolo, haciendo que se rebajara pidiendo su atención.

Levi lo analizó con la vista, no había notado que llevaba aún collar de cuero inhibidor, para protegerse se mordías y evitar olieran sus feromonas.

¿Así que es por eso que no pudo olerle como le gustaría?.

—Soy el Capitán Levi Ackerman, quiero hacerte unas preguntas—. Lo que en verdad quería era decirle que deseaba llevarlo con él.

Eren al escuchar su nombre, movió los ojos de un lado al otro, Ackerman, ¿Dónde escuchó eso antes?, había fuego, muchos heridos y gritos de lucha, entonces como un rayo, se levantó golpeando con puño cerrado la mesa.

—¡Su escuadrón mató a mis amigos! —. No lo recordaba a él, pero los hombres que lo apresaron, repetían su nombre.

—¡Cállate y siéntate Jaeger! —. Le regañó por su imprudencia.

Si Eren tuviera orejas puntiagudas y peludas seguro estarían caídas ante ese tono de voz que usaron en él. Mirándolo y pidiendo disculpas.

Bajo la mirada sin entender volviéndose a sentar con la vista gacha.

—Mi escuadrón sólo se defendió—. Continuó. —No estoy al tanto de los rebeldes que capturan, ¿Que hacías en el disturbio mocoso?—. Se acercó colocando ambos codos sobre la mesa.

—No es obvio, luchar por la libertad—. Seguía con la mirada en el piso.

—¡Mírame! —. Ordenó, El omega trago saliva y levantó la vista, unos ojos grises lo miraban con seriedad, se odiaba por mostrarse tan sumiso ante ese alfa.

—¿Que quiere?, Todo lo que pueda preguntar sobre el incidente ellos ya lo saben, ¿A que vino?—. Su corazón latía fuertemente en su pecho, una sonrisa apenas visible apareció, en los ojos del mayor vio ese brillo que tanto temía.

Imposible.

No puede ser él.

Su omega chilló dentro de su pecho.

Llevó una mano al cuello despacio, tomó la hebilla sacándola con lentitud sin dejar de ver a los ojos al alfa.

—¡Eren basta! —. Se escuchó por los altavoces de la sala, ignoró la voz de la mujer.

—Eren ¡detente! —. La vos del rubio llego muy tarde pues el collar terminó en el suelo.

Eren tocó su glándula de olor soltando un gimoteo bajó.

Levi por fin pudo olerlo como quería, ese dulce aroma le llenó los pulmones haciéndolo salivar, apretó la mandíbula mirando al joven omega que tenían una expresión de dolor, rabia, deseo.

No lo pensó más, subió la mesa desesperado de llegar al otro lado, lanzándose sobre el joven, abrió la mandíbula y mordió.

Cuando abrió los ojos, apreció que lo que había mordido era la mano del chico que cubría su cuello protegiéndose, se quedó unos instantes observando la marca de su mordida y la sangre que brotaba de esta.

Levi no fue consciente de cuando entraron en la habitación, lo tomaron de los brazos apartándolo del chico.

La beta tomó el collar de Eren volviéndoselo a colocar.

—¿Por qué te lo haz quitado Eren?—. Preguntó mientras lo ajustaba intentando no ahorcarlo.

—Es él, me van a entregar a él ¿cierto? —. Se giró para ver a la beta.

—Concluyeron que ya nos diste toda la información que pudiéramos rescatar, si pequeño, irás con él, pero si no emparejan a final de año regresarás, ¿Puedes entenderlo? —. Hange acarició su cabello.

No quería admitirlo, pero ese omega era su favorito, sabia bastante de él, la beta era cuidadosa con como lo trataba, no quería a nadie sospechando de su propósito, además se habían tomado cariño, su comportamiento le fascinaba, ese espíritu de lucha que emanaba de él, su poca sumisión, hasta que vio su reacción con el alfa de cabello negro, una parte de ella sentía que se lo habían arrebatado.

—¿Por qué él usa collar y los demás no? —. La voz del alfa los hizo girar a verlo.

—Eren así lo prefiere, llegó con él y no ha permitido que alguien se lo quite, no a hasta hoy—. Volteó a verlo haciendo que este desviará la mirada.

—Lo siento—. Musitó el alfa al ver las gotas de sangre que escurrían de la mano del omega.

Todos miraron sorprendido al hombre disculpándose, ese alfa obstinado de carácter rudo y frío le estaba ofreciendo disculpas a un chiquillo.

—Ven cariño, alistemos tus cosas—. Hange tomó la mano del chico levantándolo para guiarlo fuera de la habitación.

—Levi, ¿Estás seguro que puedes con él?, no quiero que termines matándolo—. Erwin intervino ofreciendo una mano para levantar al alfa.

Levi la tomó molesto, como pueden creer que él mataría al chico, o tal vez sus acciones no fueran las mejores y estaba dando la idea equivocada.

—Ahora Levi, tienes tres meses o te quitaremos al chico y se lo daremos a otro, pero si sigue así, lo más probable es que lo pongan a dormir—. Erwin Intentó razonar.

—¿Por qué harían algo así?—. Se acomodó el traje que llevaba.

—Lo has visto, no obedece a nadie y dudo que algún alfa quiera tratar con él, como un omega excéntrico lo mejor es eliminarlo—. No supo porque le molesto tanto ese comentario, en otras circunstancias pensaría igual que él, los omegas con esa mentalidad es mejor eliminarlos.

Levi arregló todo lo necesario, era casi como adoptar un perro de un refugio.

—Eren, por favor intenta comportarte—. Pedía la beta limpiando su herida de la mano.

—¿Por qué simplemente no me matan y ya?, prefiero eso—. Decía con voz apagada dejándose curar.

—No digas eso, aunque nadie lo crea, eres un milagro Eren—. Acarició su mejilla con cariño.

—Encerrado aquí no puedo hacer nada, y luego ese hombre, no sé porque quiero a ese hombre, si ni le conozco—. Sintió las lágrimas correrle las mejillas.

—Que daría yo por ser un alfa—. Limpió sus lágrimas. —Que daría por saber que se siente quedar prendido de un olor—. Hange acercó su rostro al cuello del omega. —Daría todo por poder marcarte como ellos lo hacer y no dejar que nadie te haga daño—. Respiró sobre su cuello con tristeza pues no percibió nada.

Eren soltó una risa triste sin apartar a la beta.

—No quieres eso, es como si fuera un esclavo, me enoja, porque siento que he perdido mi libertad—. Ladeo su cabeza apoyándola sobre la de la mujer.

—Es Tú destinado y lo sabes mi pequeño, tal vez en otra vida pueda reclamar a alguien tan especial como tú—. Depositó un beso entre el cuello descubierto y el collar, rozando poca piel.

—Soy un esclavo ahora—.

—No Mi precioso, eres un sobreviviente—. Se separó del joven tomando su cara con ambas manos.

—No quiero quedar prendido a él Hange, internamente lo deseo, pero después de ver cómo sufría mi padre, los lazos me dan miedo—. Lagrimas nuevas volvieron a caer.

—No lo dejes hasta que estés seguro, pero si llegas a regresar no dejaré que nada malo te suceda—. Besó su frente.

—Si tu esposo viera como me tratas me mataría—. Se burló el joven.

—No creo entienda como me siento hacia ti Eren—.

—Gracias por todo Hange, no sé qué haríamos sin ti y lo que menos quiero es que corras peligro por mi culpa—. El omega de lanzó a los brazos de la mujer estrechándola con fuerza.

—Yo lamentó que tenga que tratarte así, pero es necesario para que no lo noten—.

—Temo por ti Hange—.

—Tranquilo Eren, estaremos bien, todos estaremos bien, además estarás más a salvo allá afuera que aquí, intenta buscar a los demás, se precavido—. Correspondió el abrazo acariciando su cabello. —Lo digo en serio, no seas terco y escapes, pude hacer que te trasfirieran aquí, pero si vuelven a capturarte no podré hacer nada, no quiero que te asesinen—.

Terminó de arreglarlo, conduciéndolo por los pasillos hasta la salida, donde pudieron ver dos figuras que los esperaban.

El pelinegro observó toda la figura del omega con sus ojos, deteniendo su mirada en sus tobillos.

—Es un localizador, por si a nuestro Niño se le ocurre escapar—. Contestó Hange al notar la mirada del alfa en la pulsera negra que adornaba al chico.

—No lo haré—. Respondió de mala gana.

—Es por seguridad Eren—. Erwin se acercó palmeando su hombro.

Eren le enseño los dientes, nunca se lo diría, pero su presencia, su aroma lo detestaba, todo en él era muy fuerte, odiaba cuando le hablaba, lo hacía sentir vulnerable.

—Vamos mocoso—. Levi indicó con un cabeceo que lo siguiera.

El omega obedeció a regañadientes, los alfas se despidieron al igual que los demás presentes.

—Espero no me causes problemas—. Comentó Levi abriendo la puerta del copiloto para dejar entrar al omega.

Eren suspiró resignado y entró en el auto, tenía miedo de lo que pudiera pasar con él.

N/T): Todo comentario es bienvenido y más porque es mi primer intento con este universo hahaha los amo!

Si llegaron a escuchar las canciones espero les gustaran, si no es música del género que les agrade pueden solo leer las letras, hasta pueden hacerse a una idea de lo que pasara con ayuda de estas.

-Que el universo te sonría.

B.