Londres, Inglaterra. Las calles estaban completamente cubiertas de una espesa cobertura blanca. No había nadie caminando por las desoladas calles, excepto una persona. Una joven mujer de cabellos largos hasta la cintura. Llevaba puesto un tapado, botas altas y una bufanda. Su mirada era de preocupación y desorientación. Caminaba por el angosto camino hacia un puente sobre un pequeño canal. Frente a esta había un árbol, un arce.
La chica seguía caminando, hasta que llegó el puente. Allí se apoyó contra el borde y miró su reflejo en el agua. No era muy visible por la oscuridad de la noche, pero igual podía notar el contorno de su rostro.
Pasaron bastantes minutos y ella seguía allí; era su lugar favorito. De pronto escucha un sonido extraño, muy ligero pero extraño. Venía del otro lado del puente. No estaba asustada, en esa zona no eran comunes los ladrones. De entre los arces, se acerca una sombra. Una silueta alta, seguramente la que producía el sonido. La joven no se molestó en preguntar o algo.
La noche era acompañada por niebla, la cual no dejaba ver bien la silueta. Esta se va acercando cada vez más al puente. Ella no quitaba sus ojos de aquella persona que se acercaba lentamente. Cuando logra salir de la distancia en que la niebla lo tapaba, se deja ver que era un joven, de una edad aproximada a la de la joven. Pero había una cualidad que los diferenciaba bastante a los dos. Él era ciego. El ruido que se escuchaba antes era de su bastón blanco golpeando contra el pavimento. El joven era rubio de una estatura aproximada al metro ochenta. Estaba vestido con ropa de abrigo; un suéter y una bufanda. Traía anteojos negros.
Ella voltea de nuevo hacia el agua y se sorprende al ver que el joven se apoya a su lado.
- ¿Vienes a menudo aquí? – le pregunta ella.
- No mucho – le responde - ¿Tú sí?
- Me ayuda a despejarme -
- Te entiendo. La familia, el trabajo. Debe ser muy estresante – le dice con una sonrisa
Hubo un momento de silencio, en el cual ella se sentía incómoda.
- Nunca te había visto por aquí – dijo la joven.
- Es correcto. Acabo de llegar de Irlanda hace tres semanas –
- ¿Vives por aquí? – pregunta ella.
- No, en la ciudad. En el SOHO –
- Ah – dijo ella basilando – Debo rime. Nos ve… digo, hasta luego –
- Espero que sea pronto – le dijo con una sonrisa.
Estaba por decir "nos vemos". Se sintió una tonta. No era que le quería faltar el respeto, pero le salió por la costumbre.
Al llegar a su casa, va al hall y se encuentra con su esposo, el cual estaba sentado en el sofá leyendo un libro. El hombre tenía cabello oscuro y ojos de una tonalidad parecida. Su rostro no presentaba ninguna emoción cuando le dirigió las palabras a Sakura.
- Llegas tarde – le dijo a su mujer fríamente
- Ya te dije que me tardo mi tiempo para estar sola – le dijo colgando su abrigo en el perchero - ¿Ya acostaste a Jack?
- Poco después de que te fueras – cerró su libro y se acomodó para escucharla.
- ¿Llamaste a tu madre? –
- Sí, la llamé.
- Sasuke, me iré a la cama –
- Dentro de un rato voy – le dijo abriendo nuevamente el libro.
Sakura le da un beso a Sasuke y sube las escaleras hacia su habitación.
Como todas las mañanas, Sakura se prepara para viajar al centro de Londres donde está la radio donde trabaja. Pasando delante de una tienda de libros usados nota algo que le llama la atención. Era el joven que había visto la noche anterior. Estaba del otro lado de una mesa hablando con una chica. Entra a la tienda. Naruto escucha la campana de la puerta y reacciona.
- ¿Puedo ayudarte en algo? – dijo desde la mesa.
- Que pequeño es el mundo para encontrarme contigo de nuevo – le dice sonriendo.
- Eres la chica del puente, ¿verdad? –
- Sí –
- Esa voz no la podría olvidar. Es tan melodiosa como el canto de un petirrojo –
- Que poético – le dijo ella sarcásticamente
- Entonces ¿entraste porque me viste o porque quieres un libro? – le preguntó
- Solo quise entrar para saludarte. Como me dijiste ayer, tengo trabajo –
Sakura comenzó a ver la cantidad de libros que había en aquel local.
- Cuantos libros – dijo ella admirando.
- Entonces acepta esto de mi parte – le entrega un libro de poemas – Te entretendrá en las horas libres -
- ¿Cuánto es? – buscando su billetera en su cartera.
- Es un regalo –
- Pues… gracias. Hasta luego – le dijo saliendo de la tienda.
- Adiós –
Mientras estaba sentada en el tren, Sakura se propuso a leer el libro que le regaló Naruto. Al abrirlo ve una nota dentro. Esta decía "Reúnete conmigo en las calles White Planee y Kingdom a las 15:30".
Sakura sonrió. No le desagradaba la idea, pero se sentía un poco incómoda. Iría luego de buscar a Jack del colegio, ya que Sasuke a esa hora trabajaba.
A las dos treinta, Sakura fue a buscar a su hijo a la escuela y luego a llevarlo al club donde practicaba tenis. En el auto los dos tuvieron una pequeña conversación.
- Oye mami, ¿no quieres quedarte un rato en el club? – le dijo el niño sonriendo
- Perdona cariño, pero mami tiene otra cita – sin despegar la vista del volante
- Pero siempre tienes una cita – le dijo en berrinche
- Pero hoy es importante. Otro día será –
- ¿Y papá? –
- Está en el trabajo. Tú sabes que siempre vuelve tarde –
Llegaron al club.
- Bien, nos vemos cariño -
- Adiós mami – le dice bajándose del auto.
- Adiós amor. Vendré a las cinco –
Cierra la puerta del auto y se va a las calles que figuraban en la nota.
Estacionó el auto delante de un bar. El día estaba helado y el viento podía derribar cualquier árbol. Sakura se levantó el cuello del abrigo para que no entrara frío.
Fue a la esquina de las calles White Planee y Kingdom. Allí, apoyado sobre la pared estaba Naruto. Como siempre tenía los anteojos oscuros y su bastón blanco.
- Hola – le dijo Sakura tímidamente.
- Sabía que no faltarías – le dijo con una sonrisa.
- Ya tienes mi voz registrada – le dice en forma de burla.
- Si pudiera ver creo que tampoco me olvidaría tu rostro –
Sakura se sentía muy alagada. Él era un joven muy apuesto.
- Bueno, ¿qué hacemos aquí parados? Vamos a tomar algo -
- ¿A dónde vamos? – le pregunta.
- A este bar – señalando el bar frente a ellos – Yo invito –
Entran al local y piden una mesa. Él, aunque no pudiera ver, no despegaba sus ojos de Sakura, lo cual le hacía sentir a ella muy bien.
- Y… ¿qué te trajo a Londres? – le pregunta ella.
- Mi madre quiso venir. Yo no quería, pero al conocerte ya se me fue esa sensación –
- Debes ser así con todas las mujeres –
- ¿Así como? –
- Así de seductor –
- No lo creo –
- Pero te tengo una pregunta. Espero que no te moleste – le dice.
- Si viene de ti no me molesta –
- ¿Por qué estas coqueteando conmigo si ni siquiera sabes como soy? –
- Que buena pregunta cariño – le dice con una sonrisa – Esa armoniosa voz solo puede venir de una mujer hermosa. Y no, no me molestó la pregunta –
- ¿Qué edad tienes? –
- Si te hubiera preguntado eso ya te hubieras ido – le dice riéndose suavemente – Tengo veintidós –
- Ah, eres… mucho menor que yo – dijo un poco insegura.
- Que bueno, no sería cosa de que pensaran que abuso de menores -
- Oye, tampoco soy una vieja de cuarenta – dijo en forma de burla – A demás ni se nota. Más siendo… -
- ¿Ciego? No te preocupes, no me ofende. Ya estoy acostumbrado. ¿Sabes cuanta gente se detiene para preguntarme si necesito ayuda para cruzar la calle? –
- Cierto, perdona, fui una tonta al decir eso –
- No, no me molesta en lo absoluto –
Llega el mozo con una libreta y una birome.
- ¿Puedo tomar su orden? –
- Yo quiero un café con crema – dice Sakura.
- Café solo, gracias -
- Estarán en un momento –
Se va de la mesa.
- Oye… ¿hace tiempo que estás con esto de los libros usados? – le pregunta ella.
- Los libros son mi pasión. No los puedo leer solo, pero igualmente me encantan – le dijo - ¿Te gustó el que te regalé? –
- Leí algunas cosas y es muy lindo – dijo un poco avergonzada.
- Sabía que te gustaría – dijo con una sonrisa.
El tiempo pasaba, pero Sakura ni se daba cuenta. La estaba pasando muy bien con Naruto. Él, a demás de atractivo, era muy simpático y cariñoso.
El mozo se acerca con las órdenes y las apoya sobre la mesa. Sakura toma un sorbo de su café.
- Sakura, ¿me harías un favor? -
- ¿Qué pasa? – le dice curiosa.
- ¿Pondrías mi mano en la taza? –
- Claro –
Sakura coge la mano por la parte superior y él la cierra.
- Tienes manos muy suaves y delicadas – dijo acariciándole la mano.
Sakura se sonrojó un poco y luego sonrió. El seguía acariciando su mano y sonriéndole. Luego de unos momentos ella separa su mano de la de él.
Cuando salieron del bar, el viento estaba más fuerte que antes.
- El viento si que está fuerte – le dice a Sakura.
- Peor que hace un rato – le responde.
El viento los tiraba hacia atrás por la fuerza. Al avanzar, Sakura se tropieza y cae al suelo de rodillas haciendo que en su rodilla se abra una herida.
- ¡Diablos! – gritó enfurecida.
- ¿Estás bien? – le pregunta Naruto.
- Me corté la rodilla con algo – le dijo tocándose la herida.
- Ven, vivo en frente –
La lleva a su departamento en un edificio antiguo. Las paredes del lugar estaban completamente cubiertas de manchas de humedad y descascaradas, pero al mismo tiempo tenía un aspecto a antiguo que le daba un toque exótico. Cuando entran en el ascensor, cierran las puertas y Sakura se enfrenta al tablero con los números de los pisos.
- ¿En que piso vives? – le pregunta.
- Oye, que sea ciego no quiere decir que no pueda llamar al ascensor – le dice con una sonrisa.
- ¿Y como haces para saber que número tocar? – le pregunta curiosa.
- Solo apoyo la mano en el tablero y cuento los botones. No es muy difícil -
Como dijo, apoya la mano en el tablero y pasa el dedo botón por botón hasta que llega al que quiere presionar. El ascensor era muy pequeño y los dos estaban muy cerca dentro. Él se sentía cómodo, pero ella no.
Cuando llegan, ella abre la puerta del ascensor y lo deja pasar primero para que abriera la puerta de su departamento.
El lugar era un monoambiente muy espacioso. Tenía cientos de libros apilados en el piso, una cama de doble plaza bien arreglada y una pequeña cocina con una heladera.
- Que lugar tan agradable -
- Gracias, lo decoró mi madre. No se como es, pero toda la gente que vino me dice que es muy bonita – le dijo – Iré a buscar el botiquín de emergencias al baño. Siéntate en mi cama –
Sakura se sienta en la cama a esperarlo. Miraba a su alrededor y se sentía muy incómoda. No le gustaba estar en la casa de ese joven.
Naruto llega con el botiquín y se lo da a ella. Mientras se desinfectaba la herida y se vendaba, le hablaba.
- Oye Naruto. No… no me siento muy cómoda estando aquí. ¿No te molesta si regreso a casa? -
- Claro que no. ¿Pero aceptarás otra cita conmigo mañana en la mañana? – le dice sonriendo.
- No creo que pueda –
- Si cambias de opinión, mi teléfono está en el libro que te regalé –
Se va del departamento y toma el ascensor. Ya en su auto va hacia la ruta camino a su casa. Mira la hora. Eran las cinco cuarenta.
- ¡Diablos, Jack! – se dice a si misma gritando.
Rápidamente da la vuelta y va a buscar a su hijo que la estaba esperando hace cuarenta minutos en la puerta del club.
Al llegar baja del auto y corre para abrazar a su hijo.
- Perdóname Jack, perdóname – le dice abrazándolo.
- Creí que te habías olvidado de mi, mamá –
- ¿Cómo podría olvidarme de ti? – le dijo – Vamos, vamos a casa –
Los dos subieron al auto y fueron a su casa.
Al llegar, estaba Sasuke sentado en la mesa de la cocina tomando un café y leyendo el diario. Escucha la puerta al abrirse y se da cuenta de que, por fin, Sakura había llegado.
- Estas no son horas para llegar, Sakura – le dice.
Sakura entra y le da un beso a su esposo.
- Perdona. Es que el tiempo pasó volando -
Jack se fue a su habitación y dejó solos a sus padres. Sakura fue al closet del hall para colgar su abrigo y dejar sus zapatos. Sasuke la miró y vio la gasa roja en la rodilla.
- ¿Qué te pasó en la rodilla? – preguntó curioso.
- Me caí y me corté –
- ¿Es muy grave? – le dijo preocupado.
- No, ya la desinfecté. Un hombre me ayudó cuando caí – dijo un poco nerviosa.
- ¿Un hombre? – dijo extrañado.
- Sí, un hombre – le dijo mirando hacia otro lado.
Sasuke no le respondió, solo se quedó mirándola. Luego de unos segundos le sonrió.
- Que bueno que no te pasó nada – dijo en tono amable con una sonrisa.
- Oye amor, estaba pensando… si hoy querías salir a comer. Podíamos dejar a Jack con tu mamá y salir nosotros dos solos – le dijo un poco insegura.
- Me parece una idea estupenda – le dice sonriéndole.
Eran las seis. A las nueve subieron al auto para ir a lo de la casa de la madre de Sasuke para dejar a Jack. Sakura se había puesto uno de sus mejores vestidos y Sasuke una camisa y un pantalón muy elegantes.
- Oigan, ¿por qué tengo que ir a lo de la abuela? – pregunta molesto el niño.
- Porque mamá y yo saldremos juntos esta noche – le dice Sasuke a su hijo.
- ¿Y por qué no puedo ir yo también? – les dice en berrinche.
- Porque te aburrirás. A demás papi y yo necesitamos tiempo a solas –
- ¿Y no podía ir a lo de un amigo a dormir? – les pregunta el chico molesto.
- Jack, ya tienes siete años. Ya eres un niño grande y no debes armar estos berrinches – le dice Sasuke.
Llegan a la casa de la abuela y dejan a Jack con ella.
- Vendré mañana en la mañana a buscarlo – dijo Sakura a su suegra.
Sube nuevamente al auto y van al restaurante en el que decidieron pasar la noche. Era uno de los mejores de Londres. Muy elegante y refinado.
Al ubicarlos en una mesa, el mozo pidió sus órdenes y se fue.
- Me da gusto que hayas decidido que salgamos – dijo Sasuke.
- Tenía ganas de estar a solas contigo – dijo Sakura sonriéndole.
- Estás increíblemente hermosa esta noche. Ese vestido te queda muy bien –
- Gracias amor – le dice un poco sonrojada – Tú también te ves muy bien.
Sakura no iba allí con Sasuke solo porque quería. Lo hacía para dejar de pensar en aquel joven rubio que la acosaba. Le estaba mintiendo a su esposo. Sentía una culpa inmensa. En su pecho sentía un fuerte dolor que se hacía más fuerte cuando hablaba con Sasuke.
En el transcurso de la cena, Sakura miraba hacia cientos de lugares cuando hablaba con su marido, excepto sus ojos. Aquellos profundos ojos oscuros le provocaban pánico. Sentía que en cualquier momento se largaría a llorar y le diría toda la verdad. Lo disimulaba bien. En ningún momento Sasuke la miró de manera diferente a como todos los días.
Esa misma noche, en la habitación de Sasuke y Sakura, estaban los dos preparándose para ir a dormir. Él estaba en el baño lavándose los dientes y ella echada en la cama esperándolo.
- Oye Sakura. Cuéntame mejor sobre ese sujeto que te encontraste en la calle – le dice desde el baño.
- ¿Qué quieres que te cuente? – le dice riéndose.
- ¿Es guapo? –
Sakura no responde, solo se ríe.
- ¿Soy yo alguien por aquí está celoso? – le dice con una vocecita pícara.
Sasuke se acerca a ella. Lentamente la tira hacia atrás poniéndose él sobre ella. La besa y ella se lo acerca más.
- ¿Ya te dije lo hermosa que eres? – le dice besándola en el cuello.
- Sí… ya me lo haz dicho –
Sasuke le acaricia la espalda y le sigue besando el cuello.
- Que lindo es tener un momento para nosotros dos – le dice Sasuke besándola.
- Hacía tiempo que no estabas tan cariñoso – dijo Sakura apoyándolo sobre su pecho.
