!hola! bueno aqui les traigo este fic que es un fic conpartido con elvis que les guste.
PLATA Y MERCURIO
Capítulo 1
OBLIVIATE
Draco Malfoy abrió los ojos y se encontró con una cabellera castaña, más enmarañada de lo normal frente a él.
Sonrío.
Daría cualquier cosa por despertar y encontrar a Hermione Granger a su lado, con su cabello enmarañado y su olor a chocolate que lo volvía loco, todos los días por el resto de su vida.
Con deliberada lentitud rodeó el cálido cuerpo de Hermione con su brazo y enterró su rostro en el cabello de su castaña dispuesto a dormir un rato más, cuando Hermione se agitó entre sus brazos como un gato. Draco esperó pacientemente a que se diera la vuelta y lo observara con esos hermosos ojos achocolatados.
Hermione sonrío al ver a Draco a su lado con una sonrisa que, estaba segura, sólo se la dedicaba a ella.
- Buenos días, Señora Malfoy -dijo inclinándose para darle un casto beso en la frente.
Ella rió cuando lo escuchó, recordando lo que había pasado la noche anterior.
- Buenos días a ti también Señor Malfoy -susurró ella, dejándose abrazar por su futuro esposo.
Se quedaron abrazados un rato más hasta que Hermione se incorporó, dejando a la vista su pijama de pingüinos azul.
Draco río al verla.
-No tiene gracia -murmuró la chica con un falso enojo, pero luego sonrió recordando la noche anterior.
Draco se había esforzado por preparar una velada romántica, la había llevado al invernadero 9 donde la Profesora Sprout guardaba las flores muggles que le gustaba coleccionar; había preparado un lecho decente esta como en sus últimas citas que terminaban cubiertos con la capa del slytherin. La cena había salido fatal pero ella se emocionó al ver que se había tomado las molestias de intentarlo siquiera. Después de bailar un rato a la luz de la luna, Draco la tomó de la mano y plantó una rodilla en el suelo, los ojos de Hermione se llenaron de lágrimas cuando lo hizo y las dejó ir cuando de sus labios salió:
- ¿Te casarías conmigo? -Draco deslizó un anillo plateado con una gran esmeralda en el centro, alrededor de este, brillaban diminutos diamantes.
Hermione se tardó en responder no porque lo dudara, sino porque no encontraba su voz, sólo hasta que Draco malinterpretando su silencio comenzó a maldecir.
- Maldita sea, ¡tú no sientes nada por mí!, sólo quisiste jugar conmigo. ¿¡ES ESO! - Hermione contuvo una sonrisa y se echó a sus brazos tomándolo desprevenido, haciendo que ambos cayeran en el lecho que Draco había preparado.
Hermione lo besó apasionadamente unos minutos antes de responder.
- Claro que quiero ser tu esposa -y eso fue todo lo que necesitó Draco para atrapar la cintura de Hermione y recostarla sobre su pecho, dispuesto a besarla toda la noche.
- Hermione... ¿estás bien? -le preguntó Draco, al ver que había quedado como ida.
- Eh... ¡sí!, no te preocupes -aseguró ella mientras se volvía a acurrucar junto a su pecho. Él la recibió gustoso, se sentía completo cuando la tenía entre sus brazos.
- ¿Cuándo quieres que sea la boda? -habló él como si nada, mientras enterraba su cabeza en el pelo de la castaña.
Hermione lo pensó por un momento.
- Falta poco para que acabemos las clases, pero no quiero esperar… Me gustaría que fuera en junio... -
- ¿Junio? ¡Faltan dos semanas!, incluso alguien menos inteligente que tú puede darse cuenta de que planear una boda requiere como mínimo un mes para organizarla -le contestó él besando suavemente su cuello.
- No quiero una boda muy glamurosa, quiero una boda sencilla si a ti no te importa -replicó Hermione dándose la vuelta para verlo.
- A mí me viene sobrando todo… como sea, lo único que quiero es casarme contigo -le susurró antes de besarle la punta de la nariz- ¿La lista de invitados?...
- Mis padres, Harry, Ron, Ginny, Dean, Luna, Neville, Parvati, Padma… Lavender -Hermione hizo una mueca al pronunciar el último nombre- ¿Y tú?
- Theo, Blaise, Pansy... mis padres -dijo con una sonrisa de suficiencia, la chica levantó una ceja y Draco hizo una mueca- ¿Recuerdas cuando me fui unos días? Bueno, digamos que… fui a Malfoy Manor para hablar con mis padres…
- ¿Y de qué hablaron? -preguntó dudosa separándose levemente de él.
- Les dije que quería casarme con una hija de muggles. Mi madre lo aceptó de malas pero mi padre... él no dijo nada, se levantó de la sala y se fue… no lo volví a ver en todo el día. Después de cenar, mi padre vino a buscarme y me dijo que esto no le hacía muy feliz pero que hiciera lo que me viniera en gana. –sonrió- Me dio este anillo, lo han llevado todas las mujeres Malfoy por 900 años -explicó mientras acariciaba el anillo que colgaba de una cadena en el cuello de la castaña.
Hermione esbozó una sonrisa, ella sabía que el slytherin deseaba que sus padres aceptaran su relación.
- Tenemos que irnos ya Draco -indicó Hermione después de un rato de cómodo silencio.
Draco asintió pero se negó a soltarla.
- Vamos, tengo que ver a Dumbledore -le recordó.
- ¿Crees que tiene caso que visites el retrato de el difunto director? -dijo tensando los músculos de los brazos- ¿Te dijo para que quería verte?
- No, pero dijo que era importante. –le aclaró ella, incorporándose, Draco la soltó- Te veré en la cena.
Draco asintió y le dio un suave beso de despedida.
- Llévate mi capa -le mencionó él al oído antes de ponerla sobre sus hombros.
Hermione hizo una mueca al ver que la capa le quedaba demasiado grande, tanto que casi una cuarta parte de ella se arrastraba. Draco sonrió al verla tan pequeña, y su sonrisa aumentó al ver el escudo de las serpientes que llevaba.
Sin decir más, Hermione le lanzó su capa de gryffindor, a lo que el rubio la miró con mala cara. Odiaba que la capa le quedara corta.
Con una sonora carcajada Hermione salió del invernadero, se recogió la capa un poco y echó a correr hacia la torre gryffindor, donde se apuró a cambiarse y salir de nuevo directamente hasta el despacho del difunto director… con la capa de slytherin todavía puesta.
Draco se quedó un rato más acostado, oliendo la almohada, donde el delicioso olor a chocolate de Hermione se había quedado impregnado.
Casi con pereza, Draco se levantó del lecho que había compartido con la castaña; después de limpiar el lugar se puso un uniforme limpio y echándose la capa de gryffindor al hombro emprendió la retirada hacia el castillo.
Hermione salió a todo correr de la oficina del director hacia las puertas del castillo todavía con mil preguntas en su cabeza "¿Para que querría Dumbledore un giratiempo si ya estaba muerto?", negó con la cabeza. Jamás había intentado desenmarañar la mente de su difunto profesor y no lo iba a empezar hacer ahora. Atravesó corriendo la entrada del castillo encaminándose hacia Las Tres Escobas.
Draco estaba a punto de entrar al castillo cuando un borrón castaño pasó como un bólido por las puertas dejando a su paso un aroma achocolatado.
- ¿Hermione? –preguntó desconcertado. Al parecer la chica tenía prisa.
Un mal presentimiento se arremolinó en su pecho y sin dudarlo un segundo se lanzó en pos de su leona.
Hermione corrió hasta Las Tres Escobas. Cuando llegó, su corazón latía desbocado en su pecho, se regañó mentalmente por no haber tomado la escoba que Draco le había regalado por navidad.
Sí, la gryffindor había adquirido un gusto por el quidditch después de que su flamante novio le hubo enseñado las maravillas de montar en escoba.
Cuando logró calmar los salvajes jadeos que salían de su garganta, entró en el pub, tratando de pasar desapercibida se dirigió a las chimeneas y tomó un puñado de polvos flu- Ministerio de magia -musitó y desapareció dentro de una llamarada de verdes flamas, sin darse cuenta que una figura encapuchada la había escuchado.
- Departamento de misterios -anunció una voz
Hermione tragó grueso, la última vez que había entrado a ese lugar, una panda de mortífagos los habían estado esperando cuando fueron por la profecía. Se autoconvenció de que los únicos que habían sobrevivido estaban en Azkabán y los dos que estaban en libertad eran su orgulloso dragón y su futuro suegro.
Alejando esos pensamientos, se bajó del ascensor y se adentró en el lugar. Se detuvo frente a la puerta negra, inspiró profundamente antes de adentrarse en ella, cuando la puerta se cerró a sus espaldas las demás puertas se movieron rápidamente convirtiéndose en un borrón ante sus ojos, cuando las puertas volvieron a su sitio, Hermione respiró aliviada y encontró la puerta marrón claro que le había indicado el difunto director.
En ella estaban las arenas del tiempo donde el mortífago había metido la cabeza, sonrió al recordarlo y volvió a lo suyo: encontrar un giratiempo plateado con incrustaciones de ónix. Según sus conocimientos en giratiempos, no debería ser muy difícil encontrarlo dado que todos eran dorados y sin decoración alguna.
Pero no iba ha ser tan fácil la habitación estaba llena de estanterías repletas de giratiempos de todo tipo.
Soltó un suspiro de exasperación, ella quería volver con Draco pero gracias al encargo del director parecía que no llegaría a la cena...
Draco la había seguido hasta Las Tres Escobas donde la vio entrando a la chimenea y luego desaparecer en medio de llamas verdes, pero al contrario de Hermione, él sí logró ver al encapuchado irse tras ella y empezó a temer por la castaña al verlo desaparecer, justo después de dirigirle una mirada tras la capucha negra… esos ojos azul grisáceos le resultaban conocidos. Con el miedo arremolinándose en su interior, corrió de vuelta al castillo dispuesto a sonsacarle el lugar a donde el viejo director había mandado a su Hermione.
- ¡Lo tengo! –exclamó al encontrarlo en el estante más alto de la pared sur, se lo guardó en el bolsillo de la túnica y con una ligera sonrisa se volvió a la puerta y lo que vio ahí la dejo helada. Un hombre cubierto con una capa negra la miraba, una sonrisa se extendió por aquel rostro al ver la cara de espanto de la chica.
- Así que eres tú la que trae de cabeza a Draco Malfoy… Sí, Theodore me ha hablado de ti, al parecer mi hijo sabe demasiadas cosas acerca tuyo… como por ejemplo… que el viejo chiflado de Dumbledore te mandaría aquí hoy -siseó el hombre mientras se quitaba la capucha y revelaba sus cabellos castaños y sus ojos azul grisáceo acompañados de grandes ojeras.
Hermione miró la puerta, alarmada, y sacó la varita pero previniendo el movimiento, el mortífago fue más rápido que ella, sacó su varita y le lanzó un expelliarmus- No no no, querida… Así no es divertido -murmuró- Incarcerous
Unas cuerdas invisibles rodearon a la gryffindor, ésta se debatió con fuerza pero sólo sirvió para hacer reír al mortífago. Al reconocer su derrota dejó de moverse y se volvió a él.
- ¿¡Qué es lo que quieres de mí! -preguntó empezando a atar cabos rápidamente, los comentarios de Draco que siempre se lo encontraba en los pasillos o en la biblioteca, su extraño estado de abstracción al hacer las cosas, sí, todo indicaba que Nott padre había tenido a su hijo bajo la maldición Imperius.
- Algo simple querida… Matarte… Así el joven Malfoy volverá al lado que pertenece… Lucius es un cobarde y sabe utilizar lo que le conviene pero no Draco, él tiene algo que sólo he visto en una persona... y esa persona es el Lord Voldemort -Hermione lo miró como si estuviera loco, Draco jamás volvería al lado oscuro, después de todo lo que habían vivido juntos ella estaba segura que Draco nunca aceptaría volver a las tinieblas. Su miedo se convirtió en rabia hacia el mortífago, alzó la barbilla y mirándole a los ojos le respondió- Te has equivocado, Draco jamás volverá al lado oscuro
El mortífago sonrió como si ya esperara esa contestación, se acercó a ella lentamente sabiendo que ella estaba desarmada, y atada, con la confianza que le dio eso le tocó un pecho. Hermione abrió los ojos sorprendida, pero luego reaccionó y lo apartó con un golpe de cabeza, lo cual tuvo que reconocer que no fue buena idea pues su cabeza ahora le dolía.
- Asquerosa sangre sucia, ahora verás -amenazó Nott padre, mirándola con furia. Cargó su puño sobre la mejilla de la castaña haciéndola caer del golpe, y al caer, un sonoro crack se escuchó… el giratiempo quedó aplastado en su bolsillo.
- Y ahora para que no se te olvide cómo se trata a un sangre pura... ¡CRUCCIO!- gritó él apuntándole, los gritos de la castaña no se hicieron esperar, sólo una vez había recibido la maldición y esa vez estuvo a punto de perder la cordura. Sentía el cuerpo lleno de dagas afiladas que le apuñalaban sin cesar. Las lágrimas surcaban su rostro y sus gritos eran causa de risa por parte del mortífago.
Cuando el dolor mermó, la castaña tenía la vista nublada, le dolía el cuerpo horrores. Sollozos escapaban de su pecho y llamaba quedamente al rubio de ojos grises.
- Qué patético, -murmuro el mortífago al verla- acabemos con esto querida... AVADA KEDA...
- ¡HERMIONE!- gritó una voz grave y suave. Los balbuceos de la castaña aumentaron- Desmaius -gritó otra voz, apuntando hacia el mortífago. Theodore Nott corrió hacia el cuerpo inerte de su padre mientras Draco corrió hacia su castaña, dándole gracias a Merlín por haberse encontrado a Theo de camino a la oficina del director y éste le había revelado lo que había pasado, pudo llegar a tiempo a salvar a su castaña. Se reclinó contra ella y la estrechó contra su cuerpo.
- Dra…Draco -murmuro la gryffindor al reconocer los brazos que la rodeaban.
- Shhhh... tranquila ya estás a salvo –aseguró el rubio, mientras besaba suavemente la coronilla de la chica- Pensé que no llegaría a tiemp…
- ¡DRACO CUIDADO! -gritó Theo al ver que su padre despertaba y apuntaba al rubio.
- ¡OBLIVIATE!- gritó el mortífago con toda la fuerza de sus pulmones, sabía que si lanzaba la maldición asesina el heredero de los Malfoy se interpondría en su camino para salvar a la castaña, su misión era que olvidara a la sangre sucia, así que un obliviate le pareció suficiente.
Pero con lo que no contaba era que Draco se volvería al oír la advertencia de su amigo y el hechizo caería de lleno contra la gryffindor que yacía en los brazos del slytherin.
- ¡NO! - gritó Draco. Estrechó con fuerza a su leona haciendo que sonara otro crack en el bolsillo de la chica.
- Hermione mírame, ¡Hermione! -susurró implorante. Sabía las consecuencias que ese hechizo podría tener.
La castaña levantó su mirada hacia los ojos grises del chico, esos ojos grises parecían tan familiares, los había visto en un hombre de cabellos negros azulados... "Sirius Black"…
La gryffindor y el slytherin sintieron un retortijón en el estómago y un haz de colores los absorbía trasportándolos a otra época… justo donde un joven de brillantes ojos grises y sonrisa encantadora... vivía libre.
esperamos que les haya gustado,aceptamos cualquier clase de reviews(:
