Dislaimer: Pokémon no me pertenece (ojalá!) y sus personajes tampoco, esta sólo es una curiosa historia surgida de mi loca cabeza. Disfruten!
Capítulo 1.
-¡Pikachu! ¿Dónde estás?
-¡Pikapi!- El pequeño ratón eléctrico dobló la esquina del pasillo y saltó a los brazos de su entrenador.
Ash sonrió y acarició la cabeza de su fiel amigo. Llevaban juntos tantos años... aún recordaba aquel día, que ahora se sentía tan lejano, en que el profesor Oak le hizo entrega de la pokéball en la que se entontraba Pikachu, quien se había convertido en su compañero de viajes e inseparable amigo.
-Vamos a desayunar, Pikachu.- El pokémon se subió a su hombro y juntos caminaron hasta la cocina.
Cuando entraron encontraron allí a Misty, sentada en un silla, bebiendo café, perdida en sus pensamientos.
-Buenos días, cariño.- Misty pareció despertar de su ensoñación al oír la voz de Ash, quien terminó de despejarla con un beso.
-Buenos días, cielo.- Ash sonrió y se sentó frente a ella, sirviéndose otra taza de café para él. Levantó la mirada y se cruzó con los ojos de Misty, que seguían siendo tan profundamente azules como hacía once años, y como cada vez que la miraba, se preguntó cómo se podía querer tanto a una persona.
-¿Vais a ir a entrenar hoy?- Preguntó Misty, llevándose a los labios su taza.
-Por supuesto.- Ash apuró el último trago.- No podemos perder la forma si queremos seguir ostentando nuestro título de maestro pokémon, ¿no es cierto, Pikachu?
-¡Pika!
Misty sonrió y dejó que Ash se marchara a entrenar con sus pokémon.
-¡Qué duro es salir con un maestro pokémon!- se lamentó en broma.
-¡Te he oído!- la voz de Ash resonó por el pasillo y Misty no pudo evitar reírse.
La joven salió al balcón justo a tiempo para contemplar como Ash se acercaba al estante donde se encontraban sus pokéballs. Cada mañana elegía a tres pokémon y los entrenaba hasta la hora de la comida. Misty siempre le observaba tomar la decisión desde el balcón: era muy divertido ver cómo se desesperaba a la hora de tener que elegir. Bueno, cualquier cosa que implicara mirarle lo era para ella.
-Uhm... ¿Qué opinas, Pikachu? ¿Sacamos a Tauros hoy? Aunque también está Heracross... y Kingler... ¿o tal vez deberíamos sacar a Torterra? ¿Y a Staraptor? ¿Infer...?- Pikachu le dió una pequeña descarga, indicándole que se callara, abrumado por el parloteo de su entrenador.
-Vale, vale, Pikachu, ya lo he captado, me callaré, pero entonces, ¿a quién sacamos?
-¡Pikachu!- el ratón se giró sobre la cabeza de Ash y señaló a Misty, quien observaba el panorama dersde el balcón.
-¡Buena idea!- Respondió el joven.- ¡Misty! ¿puedes venir un momento?
La chica parpadeó consternada pero no tardó más que un par de segundos en desaparecer de la vista de Ash, ya que había echado a correr escaleras abajo.
Cuando hubo llegado a su lado, Ash rodeó su cintura con el brazo y la condujo frente a las pokéballs.
-Necesito que me hagas un favor.- Se colocó tras ella y rodeó su cintura por entero, con los años había crecido y ya era considerablemente más alto que su novia, permitiéndole disfrutar de la sensación que suponía poder envolverla con su cuerpo.- Elige tres pokéballs al azar y libera a los pokémon que hay en ellas. Serán los que entrene hoy.
Misty estiró los brazos para tomar una pokéball, pero cuando bajó la mirada descubrió que los brazos de Ash seguían alrededor de su cintura.
-Mejor.- la chica se deshizo del abrazo de su novio.- hagámos esto más divertido.- Pikachu, ¿podrías traerme mi foulard? está en el perchero de la entrada.
-¡Pika!- el pokémon salió corriendo al interior de la casa.
-¿Qué pretendes?- Inquirió Ash, con los años había aprendido a desconfiar de los juegos de Misty.
-Ahora lo verás.- Canturreó la joven.- Gracias Pikachu, ¡qué rápido!- Se agachó, cogió el foulard que el ratón le tendía y comenzó a enrollarlo alrededor de los ojos de Ash, dejándolo ciego. Mientras Misty colocaba la tela, Ash no pudo evitar sonreír. Misty había cambiado mucho. Recordaba que de niños ella no era así, cuando después de cuatro años sin verse se reencontraron (hacía ya más tres años de aquello) apenas la reconocía en ciertos aspectos, se había vuelto más juguetona y risueña y su mal humor se había aplacado, siendo también mucho más callada que antes y propensa a perderse en sus propios pensamientos. Antes de separarse, Ash podía presumir de ser capaz de leer a su amiga como un libro abierto, pero ya no. Sacudió mínimamente la cabeza, la gente cambia, es igual, la amaba tal como era en aquellos lejanos tiempos y lo hacía ahora y no pensaba que sus sentimientos fueran a cambiar aunque ella se transformara en un Beedril.
-Listo.- Su melodiosa voz lo sacó de su ensimismamiento.- El juego es el siguiente: yo voy a sacar a tres pokémon de los que hay aquí y tu deberás reconocerlos sin verlos ni oírlos, tan sólo a través de cómo interactúen contigo. ¿De acuerdo?
-Sí, estoy seguro de conocer a mis pokémon lo suficiente como para lograrlo.
-Perfecto, pues ahí va el primero.- Misty lanzó una pokéball y de ella salió Muk.- Estáte calladito, ya has oído qué hacer.- el pokémon asintió y se lanzó sobre su entrenador, tirándolo al suelo.
-¡Ah! ¡Hola Muk! No has sido difícil de adivinar, amigo.- Rió Ash, tratando de escabullirse del aplastante abrazo del pokémon.-Este juego es muy sencillo, Misty...
-Esa era muy fácil, ¡aquí va el siguiente!.- De la nueva pokéball salió Meganium, ya que tiempo atrás Ash había logrado evolucionar a su Bayleef. El cambio en su aspecto no había supuesto ninguna variación en sus sentimientos, así que Meganium se acercó a su entrenador y le lamió la cara.
-Vaya... este es cariñoso...- Meganium rozó la cara de Ash al volverle a lamer.- y suave...- para terminar, Meganium se subió sobre las piernas del chico, que aún permanecía en el suelo, tal como hacía en sus tiempos de Chikorita.- ¡Ay! ¡y pesado! acostumbrado a Pikachu...- Meganium se indignó de sobremanera al oír a su entrenador mencionar el nombre de su rival e hizo un movieminto brusco, golpeando a Ash en la cara con uno de sus estambres.- ¡Ay! ¡Meganium! ¡eres tú! oye, sabes que te quiero, pero ya no eres un Chikorita así que por favor bájate, ahora en un rato vamos a entrenar.- Ash sonrió al pokémon y Meganium, feliz, bajó de su piernas y volvió a lamerle.- Vaya, Misty, este era más complicado.
-Eso parece.- rió.- veamos que tal te va con el tercero.- De la última pokéball salió Venasaur, el cual permaneció en silencio y sin moverse.
-¿Ya?- Preguntó Ash.
-Sí, cielo. Hace rato que tu pokémon está esperando a que le reconozcas.
-¡Ni me he ado cuenta de cuándo lo has sacado! Eres frío, ¿eh? ni te me has acercado.
Venasaur dio un par de pasos en direción a su entrenador. Una suave brisa llevó su aroma hasta Ash.
-Uhm... huele a flores. Es un tipo planta, y debe de ser pesado porque lo he oído moverse desde aquí. Mist, cariño, ¿cuántos pasos ha dado?
-Lo siento, Ashy, pero no puedo decirte nada.- Respondió juguetonamente.
-Porfa, Mist...
-Bueno... vale... ha dado dos pasos.
-Dos pasos... ¡Entonces tiene que tener cuatro patas!- Ash se sintió muy orgulloso de su deducción.- Un tipo planta, pesado, con cuatro plantas y que huele a flores...- De repente su cara se iluminó, Misty casi pudo hasta divisar cómo abría los ojos de par en par detrás de la venda.- ¡Venasaur!
-¡Quítate la venda!
Ash se arrancó el foulard de los ojos y se encontró de frente con Muk, Meganium, Venasaur y, por supuesto, Pikachu.
-¡Enhorabuena!- Su novia lo abrazó y le plantó un beso en los labios.- Conoces muy bien a tus pokémon.
-Gracias, amor.- Ash sonrió.- Lo que no acabo de comprender es por qué no has sacado ninguno de tipo agua.
Misty sonrió dulcemente.
-No lo sé, ¿acaso importa?
-No, claro que no, sólo me extraña.- Se encogió de hombros.- Supongo que es una tontería. Voy a empezar el entrenamiento.
-Te veo luego.- Misty le besó en la mejilla y entró en casa.
Brock entró en el Centro pokémon de Ciudad Plateada, tal y como hacía cada mañana, a dejar los pokémon de su centro de crianza que necesitaban de la atención médica de una enfermera Joy. Ser criador era muy duro, dormía poco para atender a todos los pokémon, preparar decenas de comidas diferentes cada día, especiales para cada especie pokémon y tratar con entrenadores de todo tipo. Pero ese era el sueño de Brock desde que era muy pequeño y no había nada más maravilloso en el mundo para él que poder disfrutarlo.
Se encontraba enfrente del mostrador de la enfermera cuando una chica joven, de unos veintipocos años, entró en el centro.
Era realmente preciosa. Llevaba el pelo naranja recogido en una coleta en la parte trasera de la cabeza y en su cara relucían unos hermosos ojos azules verdosos. Vestía una camiseta amarilla y una falda oscura corta de tablas, siguiendo el que había sido su estilo desde niña, portaba una mochila a juego con la falda a su espalda y unas zapatillas amarillas.
Nada más atravesó la puerta reconoció la figura masculina que se hallaba recostada sobre el mostrador. A pesar de los años que habían transcurrido sin verse y lo mucho que habían crecido, Misty Waterflower habría reconocido a Brock Stone en cualquier parte del mundo.
-¡Brock!- Misty corrió hacia él, gritando su nombre, haciendo que todos se giraran a mirarles.
-¿Eh?- Brock se volvió, desconcertado, y antes de que se pudiera dar cuenta tenía a una chica encima, abrazándole.- ¿Pero qué...?
-¡Brock! ¡Soy yo! ¡Misty!- Se separó de él, sonriente.- ¿No me reconoces?
-¡Claro! ¡Misty! ¡Qué alegría verte!.- El chico estaba bastante perdido, pero aún así se alegró de ver de nuevo a su vieja amiga.- Lo siento, tan solo es que apareciste tan de repente... no esperaba verte aquí.
-Ya, me lo imaginaba, he estado viajando los últimos tiempos, ya sabes, entrenándome. Siento no haber dado muchas señales de vida este tiempo.
-¿En serio? Ash no me lo ha dicho, hace cosa de un mes que no hablamos. ¿Sabe él que estás aquí?- Brock se empezó a preocupar.
-Claro que no, ¿por qué iba a saberlo?- Misty le miró desconcertada, no tenía ni idea sobre lo que Brock estaba hablando.
-¿Qué ocurre? No me digas que habéis roto.- Brock la tomó por los hombros para consolarla.- Lo siento tanto... ¡después de tres años viviendo juntos! ¿Qué os ha pasado?
Misty se zafó del abrazo de Brock.
-¿De qué narices me estás hablando? No he roto con Ash porque nunca he salido con él y... ¿qué dices de vivir juntos? Brock, en serio, ¿qué te tomas? me preocupas.- Misty rió. Había decidido tomarse la extraña actitud de Brock como una broma.
-¿Qué? Yo no me tomo nada. Ven, vamos a llamar ahora mismo a Ash, estará preocupado por ti, has tenido que pasar varios días fuera de casa si has llegado aquí a pie desde Pueblo Paleta.- Brock la cogió del brazo e hizo ademán de llevarla a su casa, pero Misty se zafó otra vez de su agarre.
-Mira, Brock, no sé de qué leches me estás hablando. Llevo más de tres años viajando por el mundo para entrenarme, exactamente desde que dejé el gimnasio de Ciudad Celeste. No he visto a Ash desde entonces ni he habalado con él por teléfono.- Misty comenzaba a molestarse por las bromas de Brock.
-No, Mist. Hace más de tres años dejaste el gimnasio de Ciudad Celeste y liberaste a tus pokémon para ir a ver a Ash a Pueblo Paleta. Empezásteis a salir entonces y lleváis viviendo juntos tres años allí.- Brock hablaba muy serio, intentando aclarar la situación.
-¿Liberar a mis pokémon? ¿Cómo iba a hacer yo semejante locura?- Misty estaba perdiendo los nervios. Los años no habían templado su carácter y Brock estaba poniendo a prueba su escasa paciencia con aquel estúpido juego. Elevaba el tono de voz por momentos.- ¡Deja de intentar tomarme el pelo!
-Oye, Misty, te juro que es verdad. Hablé con Ash por última vez el mes pasado y estabas allí, felizmente ennoviada y sin ningún pokémon a tu cargo.- Brock creía que se iba a volver loco. No entendía nada.-Deberías volver a Pueblo Paleta y aclarar esto, está claro que has debido de golperte la cabeza o algo así.- Estaba realmente preocupado.
-Mira, en eso tienes razón. Me voy ahora mismo a Pueblo Paleta a ver que narices está pasando aquí. Tengo cuatro palabras que decirle a Ash Ketchum acerca de ir dicedo por ahí que vivo con él.
-¡Espera! te llevo, no es conveniente que camines tanto en tu estado.
-¡¿Qué estado? ¿Es que también estoy embarazada o qué?- Habían salido del Centro Pokémon y Misty ya estaba totalmente desquiciada.- ¡Dejad de inventaros mi vida!
-No, Misty, me refería a tu estado de enagenación mental.- Dijo Brock tratando de calmarla.
-¡ENAGENACIÓN MENTAL!- Ella comenzó a ponerse roja de rabia.- ¡No estoy loca! ¡Estoy perfectamente cuerda y me largo a ver a Ash Ketchum ahora mismo! Ese niño va a tener que darme unas cuantas explicaciones.- Dicho esto se giró y emprendió la marcha hacia Puelo Paleta.
-¡Brock!- el aludido se giró para encontrarse de frente con la enfermera Joy.- ¡Tus pokémon están listos!
-Sí, gracias.- Brock se quedó mirando por un momento el camino que Misty había tomado, en dirección a Ciudad Verde, y más adelante hacia Pueblo Paleta, totalmente desconcertado. No entendía nada de que que acababa de pasar.- Voy a recogerlos.- El chico se giró y volvió al interior del Centro Pokémon.
¡Holaa! Aquí presento el primer capítulo de mi primera historia de Pokémon, ¡tatatacháaaan!
Bueno, sé que de momento es un poco (vale, muy) lioso, pero prometo que los próximos capítulos este embrollo se va a aclarar... Entonces, ¿qué ha pasado? ¿Brock consume sustancias extrañas? ¿Ash es un mentiroso que vive en una fantasía? ¿Hay dos Mistys? ¿o acaso Misty se ha llevado un golpe en la cabeza y alucina, tal como dice Brock? ¿o el que alucinaba era Ash? ¿Qué hará Ash cuando Misty aparezca en su casa? Y Misty... ¿lo matará? Nah, eso no creo, menudo final, ¿no? Decidme vuestras teorías, quién sabe, igual alguien acierta ^^
Bueno, bueno, si os ha gustado dejadme un reviewcito, aunque sea pequeñín... y si no también, que no cuesta nada y a mi me hace mucha ilusión... y sin reviews no me motivo para escribir y actualizar... ¡porfaaa! *-*
CAMPAÑA UN REVIEW UNA ILUSIÓN. Por cada review estarás salvando una vida (es siempre la mía pero eso no viene al caso)
