Notas de Hikari: O.o.. Yo supuse que tardaría mas en hacer esto, una tan vana continuación de obras que había dejado en un bote de basura al lado de el escritorio de mi imaginación. Mas no fue así... No entiendo bien porque es que lo hago, pero aquí va de nuevo. Solo para esclarecer algunos asuntos, y mas bien ¬/¬ Me.. retaron... Aja! Mi orgullo como jugadora de rol así fue.
A mi Master, que se que lo único que desea es molestarme.
Y como es obvio, Yu Yu Hakusho no me pertenece, ni ninguno de sus personajes. Así que de extrañarse no es que mi absurda mente los meta en un Universo paralelo, una época totalmente fuera de la Realidad del Anime. Y si este patético intento de escritura viene de mi, claro de esperarse, resulte ser... Yaoi. Así que con su debida advertencia... Voy en camino. Continuación de "Vampire."
Amor entre condenados
Capitulo uno: Perdidos en la penumbra.
Curioso como el tiempo pasa de tan extraña manera, cuando la muerte deja de importarte en lo absoluto, y convierte en uno solo con la eternidad. Y los años llegan a parecer tan absurdamente cortos como los segundos. Claro, podría llegar a rayar en la monotonía, para después hacer de una vida eterna, solo aburrida.
Mas no para un par de ... Seres, vampiros, seres unidos por lo que ellos mismos, han deseado fuere terno.
¿Cómo llegar a cansarse de esto?
Aquel de cabellera negra, que perdía entre las sombras que se formaban en la habitación, que solo por compromiso, era iluminada por escasas tres velas, que no tardarían en acabar de luz dar. Agonizantes, mientras el aire del que las despojaban, era usado por aquellos dos.
¿Acaso la eternidad era suficiente para ellos?
Entre las sabanas dos figuras despojadas de cuanto estorbo tenían, solo se dejaban perder en un mar de provocativo placer. Jamás pareciendo apagar esa desquiciante sed, que solo podía apaciguarse un tanto, con la presencia de su compañero.
El de mirada roja recobró un poco la conciencia, lo suficiente como para una vez mas, darse cuenta que ilusión no era lo que acontecía entre ellos. Sus manos vagaban por el cuerpo del pelirrojo, mientras este de igual forma, mimaba su espalda desnuda. Ello, la sensación mas real que pudiere llegar a experimentar.
Acompañado de la sensación estática, de ser uno solo con aquel a quien había amado desde que era un niño, antes si quiera de convertirse en... esto.
Ambos un sonido placentero dejaron escapar en ese momento, antes de caer completamente agotados, mas no molestando el hecho.
El mas bajo, escondió su cara en el cuello de su pelirrojo, mientras aquel sofisticado aroma que solo ahí encontraba, cosquilleaba de encantadora forma haciéndose un camino hacia su alma, y un corazón que a pesar que movido no era, no implicaba que sentir no pudiera. Soltó un suspiro, cuando unos suaves labios dejaron un beso leve en su mejilla. Y al ser tan agradable esto, continuaron hasta su oído, molestándolo, jugueteando... De nuevo.
Estaba mas que cansado ahora. Y solo deseaba dormir un poco aquí, acomodado en el cuerpo esbelto de su amante. Mas este parecía querer otra cosa... Para lo que supuso fastidiar, no dejarlo descansar. Había aprendido a interpretarlo durante todos estos años, no era algo muy difícil.
Después de todo, era la persona mas íntima en su vida.
"Si lo que quieres es hablar... Anda te escucho" Masculló, elevando perezosamente la cabeza sobre el pecho del pelirrojo "Que después quiero dormir un poco, Kurama"
Este pareció divertido de su cansancio. Y le sonrió graciosamente.
"¿Tan cansado terminas?"
"Hn... Ni te atrevas a preguntármelo"
"Pues tal vez..." Pareció pensar una solución, o al menos ello aparento "... Debamos parar de esto. Digo, por tu bien, Hiei"
"Ni se te ocurra hacer eso" Fingió amenaza, encontrando la fuerza para elevarse un poco y tomar los hombros desnudos de Kurama "No sería nada mas que un fastidio para mi"
Entrelazó sus manos, bajando para dejar una caricia hecha cos sus labios en el cuello del rojo, entre ello, sintiendo los músculos que sobre su piel nívea tensaban aun. No importando el paso de loa años, aun nervioso le ponía. El mero pensamiento, le arrancó una media sonrisa.
"Además, Vale la pena..."
Incansable individuo el que tenía sobre de si, comenzó de nuevo con sus usuales acciones, ellas que eran antes de aquel juego al que llamaban amar. Tomando ambas de sus muñecas, y elevando sus brazos sobre su cabeza, dando oportunidad de besar su cuello, y su negro pelo daba cosquillas en su mentón. Estaba cayendo de nuevo en la partida de Hiei, y a pesar que molesto no resultaba hacerlo, y bien podría haberse dejado llevar por ello, tuvo que guardar cordura. Antes que nada, necesitaba decirle algo.
"Espera, Hiei, no me distraigas." Ronroneó, librándose de la posición que le había hecho adoptar y se incorporaba un poco, recargado en sus codos "Tengo algo de que hablar"
"Pero hablar nunca fue mi pasatiempo favorito" Reclamo fastidiado cuando de pronto el pelirrojo se sentó enfrente.
"Solo por ahora, escúchame un poco"
"Hn..." Un quejido quedó en su boca, mientras se estiraba al lado de él.
Solo por un momento, iba a escuchar que diantres era lo que deseaba ese demente tipo al que llamaba su compañero. Este puso cara seria, cambiando drásticamente la expresión divertida de su rostro.
"Hiei, alguna vez... ¿Te has sentido... vigilado?"
"¿Cómo? ¿De que demonios hablas?"
"Es decir, que... tienes la impresión de que otra persona mas esta observándote... Es incómodo... ¿Nunca te ha pasado?"
Hiei cómodamente estaba ya a su lado, reposando su cara sobre sus manos. Elevó su vista al techo, como recordando... Analizando.
"No nunca"
"¿De verdad?" Inquirió curioso.
"Cuando te diga que nunca es eso, jamás he sentido algo así"
Kurama pareció desconcertado. ¿Acaso era él el único paranoico aquí? Llevaba algún tiempo con esa sensación en piel, mas nunca le había prestado tan especial atención. Pero eso a lo que se había hecho al paso de los años, le gritaba que asuntos como estos, no debería dejar pasar desapercibidos.
Que algo, estaba a punto de pasar.
"Además, hay dos puntos en contra es tus locas suposiciones, Kurama"
"¿Dos puntos en.. contra?" Mascullo tratando de encontrar antes de que se lo dijera, pero a pesar de todo lo que lo repasó nada encontró mal.
"La primera es esta: ¡Oye! Sales de noche, muy en las sombras. ¿Quién diablos está husmeando en la ventana a esas horas?" Dijo, muy convencido de lo que decía, Kurama iba a reclamar, mas él tiempo de hacerlo no le dio "Y en segundo lugar... No te debería de extrañar eso de tener miradas sobre de ti..." Esta vez, cambiando drásticamente su voz burlona, cuidando hacerla poco mas que sensual "... Con eso de que eres terriblemente... hermoso..."
El pelirrojo dejó su actitud cauta, llevado por las palabras de su amante. Parpadeó varias veces ante él.
A pesar de los años, aun le sorprendía con acciones como estas.
De pronto todo aquello de lo cual iba a hablar a Hiei, había volado de su mente, dejando solo este pensamiento de nuevo, aquel que exigía la magna presencia de este. Dejándose llevar ambos de nuevo a ese lugar, este donde únicamente eran ellos dos.
De un segundo a otro, ya nada volvía a importar. Una vez mas, no podía existir mejor lugar que el propio cuerpo de su acompañante. Algo mas que ello.
Solo el alma destinada...
v-v-v-v-v-v-v-v-v-v-v-v-v
El siglo que Corría ahora no interesaba demasiado.
Y a pesar de los años que vivido habían, perpetuos se mantenían. Mas no los demás, esos mortales que conforme en tiempo pasa, van cambiando.
Pero claro, algo que me mantenía vigente era su aparente agrado por festividades. En especial aquellas de alta sociedad. Siempre había una a la cual asistir. Ya fuere el cumpleaños del primogénito del hombre mas adinerado, el casamiento de absurdas parejas cuyas mayoría de bodas, eran arregladas entre sus padres. Que para exhibir sus nuevas joyas, o un aviso importante que dar.
Después de todo... ¿Si tenían el dinero para derrocharlo por que no hacerlo?
Mas las actividades sociales no era la razón de su presencia en ese lugar.
Hiei carraspeó un poco, mientras su pelirrojo acompañante parecía no notar todas esas miradas sobre de si. Atentas a cada gesto u movimiento en él. 'Justamente de esto estoy hablando...' Pensó fastidiado.
¿Por qué tenían que venir a celebraciones como estas?
¿Qué acaso no podían cazar en otros sitios?
Kurama palmeó en su hombro, haciéndole un gesto con la mirada de que habían ya elegido a la persona la cual les habría de compartir una cuanta de su sangre.
Ella era de la clase de personas que elegían para esto. De belleza considerable, familia adinerada y con otros muchos mas de primogénitos en su estirpe. Asi consideraba que la falta de una, podría no hacerle tanto mal a sus padres, o al menos eso quería imaginar. Y que a pesar de todo lo encantadora que pudiere lucir, había algo que la hacia especialmente molesta. Tal vez esa despreciable mirada de superioridad arrogante. Y la miserable forma en que pretendía flirtear con todos los presentes en la habitación.
Ahora venia, la peor parte del asunto.
El pelirrojo le miró como pidiendo señal de que iniciara con su juego. Pero Hiei simplemente lo detestaba. Y es que no era nada agradable para él verle hacer el ridículo solo por esto. Mas si pretendían poder alimentarse, para luego regresar a casa y tener un rato a solas... Era mejor que iniciare ya.
"Hn... anda ve" Casi gruñó cuando lo dijo. Cruzándose de brazos y saliendo del salón. Tal como siempre lo hacia.
"No hagas eso, Hiei" Rió el pelirrojo "Me distraes de mi papel..."
"Solo hazlo. Acaba de una buena vez..." Salía ya del sitio, yendo a los jardines "Quiero irme a casa lo antes posible"
De nuevo solo ante su actitud únicamente pudo sonreír. Como deseaba poder decirle todo lo encantador que lucia con esa mueca. Mas si así se lo permitiere, estaba seguro de que en vida volvería a hacer tales gestos.
"Es mejor así..."
Tenia aun la fugaz sonrisa en labios. Aunque cuando vuelta se dio, ella había desaparecido. Y su rostro ahora solo portaba una cara serena. Haciéndose en su papel de humano. Rumbo a la chica que había elegido. Quien de inmediato noto su presencia. Y de hecho ya llevaba tiempo esperando a que el hombre de los ojos esmeraldas se le acercara.
Apartó a sus acompañantes con una mano, corroborando lo arrogante que ella era.
El pelirrojo prontamente inició tema de conversación. Que si el clima, o las rutas mas cortas a ciertas ciudades. Y lo que parecía ser el tema predilecto de ella, lo incompetente que era la servidumbre. 'Nada que el mundo vaya a echar de menos...' Pensó a la par que pudo persuadirla fácilmente de salir a los jardines, a dar una vuelta bajo la luz de la luna.
Una vez ahí, ambos caminaron hasta lo mas profundo de los mismos. Tan ajeno a la celebración que apenas y murmullos traía el viento, aquellos de violines, violonchelos y demás instrumentos. Ella dijo estar cansada, que un descanso no le caería mal, así que sentaron los dos sobre un tronco viejo, adecuado para que ella pudiere reponer todas las energías que había dicho perder por la caminata.
"Caballero..." Le llamo ella "Solo quiera hacerle saber que esta ha sido una de las noches mas maravillosas que he vivido, y todo es gracias a usted.."
Kurama solo la miró aburrido. Buscando algo entre los árboles.
"Pero de cualquier modo, me imagino que sentirá igual que yo"
"¿Disculpe?"
"A lo que quiero llegar es que..." Comenzó a ponerse nerviosa, sus manos las tenia juntas y en las rodillas, como siendo buena niña "Me desilusiona imaginar que después de esta noche no le veré mas. Y bueno... Yo solo quería... saber de donde viene, o si podré verle una vez mas. Seré directa con usted. Ha causado una gran impresión en mi, y no sería de extrañarse que yo en usted. Y a lo que deseo llegar es..."
Estaba empezando a perder los estribos. Esta niña era mucho mas irritable de lo que imaginaba. Y para colmo no veía ni remotamente a Hiei cerca. Mas aun no podía dejar de actuar humano... a pesar de lo extraño que ahora le resultaba.
"Que de verdad... me he enamorado de usted..." Se libero de esas palabras muy segura de lo que hacía.
En un instante ya se hallaba cerca del rostro de su enamorado, separando sus labios frente a él. Como incitándolo a besarla. Y seguidamente, cerró los ojos esperando que hiciere el resto. Ya imaginado todo lo que acontecería después. Tal vez llegare a proponerle matrimonio, y vivirían juntos el resto de sus vidas. Que le compraría un enorme anillo de matrimonio. La admiración que ganaría de toda mujer, al encontrar tan hermoso hombre y traerlo por esposo. Y que tal vez... podrían incluso llegar a tener hijos...
Mas ni el primer paso para todo esto había dado. Pasaron los segundos. Y aun ella esperaba el beso.
Estaba algo intrigada por cual era la razón del porque aun no se atrevía a hacerlo. Así que abrió los ojos para dar un vistazo del porque era que se resistía.
Encontró al pelirrojo, parado junto a un hombre gallardo. De cabello negro y penetrante mirada roja. ¿Qué hacia el en medio de ese momento romántico?
"Malditas humanas." Gruño, volviéndose hacia Kurama y dándole a la humana una peligrosa mirada "Te dije que un día esto iba a pasar. Hn. A ver cuando te consigues otra forma de cazar"
"No he encontrado una que arme menos alboroto que esta" Devolvió haciendo una mueca aburrida. "Pero cual sea el caso... ¿Estas aquí no? Eso demuestra que yo..."
"¡Ni te atrevas a decirlo!"
"Disculpe pero... ¿Qué esta ocurriendo aquí?" Exasperada de puso de pie, viendo asesinamente al que consideraba un intruso aquí. "Estábamos en medio de algo muy importante así que si nos permites... Deseamos estar a solas"
"Calla que aquí tu no tienes nada que ver"
"¿Cómo dices?"
"Esto es entre Kurama y yo" Aseguró, jalando uno de los mechones que caían al lado de su rostro.
"Aunque para ser correctos, esto es asunto de los tres" Inquirió Kurama. Poniéndose tras ella y tomándola de los hombros. Dejando un sonrojo en su rostro "¿No es así, señorita?"
"Eh..."
"Kurama ya hazlo de una vez..."
"¿Hacer que..?" Antes de poder voltear a su espalda y dar con el, sintió cerca de su cuello el suave rostro de el hombre de los ojos verdes. "Ah.." y un poco de dolor.
Hiei solo la miraba, como poco a poco perdía el conocimiento. Y que a pesar que frente de la muerte estaba, y que engañada fue por aquel de apariencia angelical, tenía una irritante expresión de satisfacción. Eso solo lo puso de peor humor. Ella había ya quedado inconsciente. Y Kurama aun bebía sangre que manaba de su cuello.
"¿Piensas quedarte ahí toda la vida?"
Este solo negó con la cabeza, antes de separarse.
"Lo siento... ahora es tu turno" Dijo, extendiéndole la muñeca de la mujer. "Bebe rápido antes de que se enfríe"
"Bebe antes de que se enfríe... Hn... Deja de darme ordenes..." Tomó la muñeca de esa mujer fastidiosa.
Dejándose beber lo que a él le dio gusto. Mas esta se convirtió en una de esas comidas que no se pueden disfrutar, ya que ella en vida, por lo mas mínimo que tuvo la desgracia de tratarla, le fastidió de increíble manera.
Aventó de golpe su mano cuando hubo bebido lo que necesitaba. Arrojando el cuerpo de la dama hacia un lado. Ella no servia ya mas.
"¿Suficiente, Hiei?" Pregunto jugando, yendo hasta su lado y dejando una de mus manos sobre el hombro de su negro compañero. Quien solo gruñó como respuesta.
"Si no fuere lo suficiente no creo que sea de tu incumbencia..."
"Sabes que todo lo que tenga que ver contigo me concierne"
"Lastima que no sea un sentimiento recíproco..." dijo entre dientes, dejando que su enfado corriera de su pecho, y esperando que con ese fastidio a Kurama bastare para olvidar el suyo.
Pero Kurama ni caso le había hecho, ya que no había devuelto el fastidio, como generalmente hacia. Intrigado por ello, se volteó hasta donde el pelirrojo blasfemo. Estaba solo de pie, con una expresión molesta en su rostro, alerta... mas de lo que nunca le había visto.
"¿Pero que...?"
"Sht..." Solicitó silencio, poniendo un dedo sobre sus labios "Ahí esta de nuevo.."
"¿De nuevo que?" Casi gritó exasperado. ¿Qué demonios era lo que golpeaba al bastardo aquel? Cada día se ponía mas esquizofrénico. "Kurama no hay nada raro aquí..." Bueno, claro no tomando en cuenta a su extraño amante.
Iba a ir hasta donde ese demente, y si era necesario llevarlo a casa arrastrando. Eso iba a dolerle, ya que no estaba de muy buen humor. Mas al acercarse hasta donde estaba él, pudo sentir un inusual escalofrío recorrer su espalda. Su piel erizó del mero sentimiento, dando lugar a eso que tanto detestaba sentir... Temor... incertidumbre. Pasando igual a estado de alerta.
"Kurama..."
"No te muevas Hiei..."
Temían... ambos lo hacían. Pero eso no era lo mas extraño.
Lo que realmente les desconcertaba era esta presencia... Extrañamente similar a la suya, y que por primera vez en años se presentare una situación así. En medio de un intento por protegerse, ambos espalda con espalda quedaron al fin. Aunque aun no sabían bien como era que planeaban protegerse de ello. No traían nada para eso. Y sus practicas de esgrima aquí no servían de mucho.
Y no solo ello...
"Ahora... son dos..."
Aparentemente, fuere quien fuere, no podía aparecerse solo... Había llegado una presencia mas. Aunque muy diferente en la naturaleza de la primera... Lo sabían bien. El poderío de esta... era aun mayor... No solo ello, sino también terriblemente conocido...
Maldita sea.
"Hn... Esto es justo lo que me hacia falta..." Murmuró para sus adentros Hiei. Sugestionándose a si mismo. No iba a dejar que le vieren temer. Ni pretendía dejar que le vieren así.
"Hiei..." Le llamó preocupado el pelirrojo "...¿Ya identificaste de quien es...?"
"No hace falta enterarme"
¿Por qué siempre tenia que actuar así? Como si nada importare salvo él. Bien que ello fuera su actitud, mas no era lo recomendable en situaciones como estas.
"¡Kurama muévete!"
"¿Qué?"
Demasiado rápido para él. Menos de una centésima de segundo se había distraído y ya estaba en el suelo. Con Hiei sobre de él... con una lanza negra incrustada a su lado. Que peligrosamente había rozado la mejilla de Hiei y el cuello Kurama.
Sangro un par de segundos ... Antes de cerrarse por completo.
"Pudieron esquivarlo..."
"Era de esperarse, después de todo, son vampiros igual que tu o que yo."
"Puede ser.. pero aun les falta refinar sus disciplinas. Si es que saben que es eso... Todo es tu culpa, por dejarlos solos tanto tiempo"
Dos voces... dos exasperantes voces parecían envolverles por completo. Una la de un hombre con un acento extranjero... Pero la otra... Ya la habían escuchado antes. Una voz calma, increíblemente familiar... Y algo en ella obligaba al respeto. Pese a que ignoraban del todo quien era.
"Infiernos..." Quien diablos eran ellos, se preguntó de nuevo, poniéndose de pie, extendiendo una mano para levantarse a Kurama. "Quien quiera que sean... hagan el favor de salir a donde podamos verles, y dejen de actuar como unos cobardes"
"Oh... y a demás de ello, son unos imprudentes ¿Cómo es que pueden dirigirse así a uno de los miembros mas antiguos de la Camarilla?" De nuevo la voz del hombre, pareciendo que se acercaban mas...
¿Dónde demonios..?
"No te alteres, he estado detrás de ti todo este tiempo"
¿Cómo era que podían cambiar de lugar así de rápido? Y sin hacer el mas mínimo de ruido. Giraron ambos a sus espaldas.
Un varón de cabellera larga en una coleta, que sostenía una inusual espada circular. Perforaciones hechas sobre su cuerpo y rostro... Obligando de nuevo a la admiración. Pero este singular sujeto no iba del todo solo...
"Eres... tu..." Masculló Kurama.
"Ella..."
"Me alegra ver, que no me han olvidado." Musitó a la par que los dos vástagos salían de su aturdimiento.
Era la misma mujer.
La que les había dado la oportunidad de ser lo que ahora eran. La maldita misma mujer de los ojos grises, del cabello negro y largo. Ella, que les había dado la llave de la eternidad.
El vampiro que les había brindado de su sangre... el único ser que pudo salvar a ambos de aquella enfermedad fatal.
"Nemesis..." Hiei no pudo evitar esa maldita debilidad en su voz. Sintiendo como era que su fastidiosa presencia exigía absoluto respeto. Deseaba alejar ese sentimiento... Pero no pudo hacerlo. "Dinos... que es lo que quieres de nosotros..."
"La culpa es mía, niños..."
"¿Culpa de que?... Y por tu bien, nunca mas nos vuelvas a llamar niños.."
Al diablo con el respeto. Nadie, ni humano o ser sobrenatural, iba a llamarle así a Hiei.
"Hiei cálmate por favor..." Pidió Kurama, tomando del hombro al negro ser. Sabía que eso llegaba a tranquilizarlo, lo había aprendido con el paso de los años. "Dinos que es lo que quieres de nosotros. Tenia tiempo de no verte... Desde que..."
"Lo se..." Suspiró ella. Bajando la mirada, entreteniéndose con el reflejo de la luz de la luna sobre las hojas "La noche del Abrazo de Hiei como vástago..."
"Exacto. ¿Qué es lo que deseas ahora, años después de eso?"
Tenia que admitirlo, estaba mas que intrigado con esto. Lo que fuere que ella quería, la razón de su repentina y casi arbitraria presencia. Miró unos segundos a Hiei, crispado como jamás le había visto. Era ese hombre, aquel que acompañaba a Nemesis, se entretenía retando a Hiei con la mirada.
Como solo echar una mirada en sus ojos, pudo adivinar que la diplomacia no era presente en él. Y si seguía retando el orgullo de Hiei...
"Solo vengo a hacer lo que debí hace tiempo..."
"¿Tu que..?"
"Los descendientes de Cain no deben andar paseándose casi como los humanos"
"¿Nos estas llamando humanos?" Pregunto exasperado Hiei, olvidando la mirada del extraño y centrando su enfado en ella. "Tu bien sabes que no es así. Por lo que te pido que te guardes tus comentarios obscenos"
"Insolente" Dispuesto a enseñarles que tan lejos estaban de lo que significa ser un verdadero Vampiro, iba a atacarles. No para matarles, puesto que no era para eso que ella le había pagado, pero si lo suficiente como para darles a entender en que situación estaban.
Pero Nemesis dispuso una de sus manos frente de él. Impidiéndole el avance.
"Déjalo, Shigure..." Mantuvo una mirada casi interesada. Como hacia años que no se daba en su rostro.
Tal vez había sido buena idea venir hasta aquí por ellos.
Shigure estrujó entre manos la espada en forma circular, vendo letalmente al hombre de cabello negro, que parecía divertido ante como una mujer demostraba controlarlo. 'Pobre bastardo... vástago ignorante. Desconocer quien es ella es blasfemia dentro de la Camarilla...' Pensó en un intento por apaciguar su propia ira. No debía hacer derramamiento de sangre. Esas no fueron las ordenes que le dieron al ser contratado para esta misión. Dejo caer su brazo, con la espalda en mano.
No intervendría hasta que ella ordenare movimiento.
"Así es mejor" Sonrió, casi de maquinar modo "No tienes porque tenerme tantas consideraciones... Solo espero que no dejes de hacerlo cuando te enteres de quien soy yo."
"Podrías empezar por ahí... darnos un dato mas sobre de ti, que no sea tu nombre" Solicito el pelirrojo "Y una buena razón de tu presencia tampoco seria mal venida, Nemesis"
"Que diplomático, Kurama. Veo que harás honor al Clan al que perteneces"
"¿Clan?" Repitió confundido Hiei. "¿Qué es lo que insinúas cuando usas esa palabra para referirte a nosotros?"
"Verán... Es una larga historia... Seguros que desean escucharla?"
"HN... no tenemos nada mejor que hacer"
"Pero este lugar no es muy ameno. Ni es el sitio adecuado para develar lo que debí hacer años atrás..." Miraba todo a su alrededor, pasaban los años y lo único que conseguía era hacerse aun mas excéntrica. "¿No seria mejor ir a un sitio mas acogedor para hablar de esto?"
"Lo pides tu ¿No es así? Podemos ir a nuestra morada, no esta muy lejos de aquí" Invitó Kurama. Con cortesía embriagante, doblándose y mostrando el camino que habrían de tomar. Al norte.
"Muy amable, Kurama..."
"Y de paso, podrás aclararnos el porque estas aquí"
"Hiei, deja de comer ansias. Para dejar duda nula es uno de mis motivos para esta visita."
El pelirrojo y Hiei iban enfrente de ella, como escoltándola. Mas de ese hecho no se percataron. El pelinegro se acercó un poco a Kurama, lo suficiente como para que a cada paso rozaren ambos cuerpos uno con otro.
"Veo que son muy allegados ustedes dos" Observó, mientras discreta daba orden a Shigure de seguirla tras ellos "Justo como recuerdo que lo eran"
Hiei volteó presumido. Haciendo una rara sonrisa.
"Eso pasa de vez en vez.. Y no puedo negar que me encanta este hecho"
"Allegados..." Kurama sabia que mas que ello. Pero eso era un asunto queda fuera de su interés. "Vale. Eso es una forma de calificar nuestra relación"
"Puedo ver mas que eso"
"¿Disculpa?"
"Vamos. No esperaran que me crea que han estado justos todos estos años solo por que se agradan mutuamente. Eso es subestimarme... y nada me fastidia mas que eso..."
Un gruñido quedó en su boca. Aun faltaba algo para llegar al carruaje y esta mujer no paraba de hablar de asuntos que no le concernían en lo absoluto. Pasaron un claro, hasta donde a las afueras de la mansión en la que dentro festejaban, y unos empezaban a notar la ausencia de una de las doncellas.
Mejor irse antes de levantar sospechas.
Solo observó el diestro movimiento de Kurama, al pedir el carruaje a uno de los mozos. Elevando una mano y su cabello que caía de sus hombros. Las forma en que sus labios movían al hablar.
El verde en sus ojos... Demasiado hermoso como para no dejarte perder en ellos. Aquel destello que una luna melancólica otorgaba en su piel pálida, blanquecina... Contraste inminente con el negro elegante de su traje. Que cubría todo su cuerpo esbelto... Una figura perdida en las sombras.
Sombras... testigos mudos de un delirante amor entre condenados...
"Hiei, vamos" Un murmullo logró botarlo de nuevo en la realidad.
Detestaba cuando se perdía en sus propios pensamientos. Que no hacían otra cosa que otorgarlo de una debilidad exasperante. Sin embargo, resultaba un estado agradable cuando ello era por causa de Kurama...
"Ya voy..." Musitó, pensado en que jamás, nadie podría saber lo patético que se había vuelto.
Subió al carruaje, sentándose como siempre al lado del pelirrojo. De lado izquierdo a él. Procurando estar al lado de la ventana y entretenerse en otros asuntos que no fuere Kurama.
Este solo rozó con los dedos su espalda. Haciendo una sonrisa a su compañero. Esperando a que el acompañante de ella subiere al transporte y poder partir de ahí.
Pero este jamás mostró la mas mínima intención en acompañarlos. Se paró frente a la puerta, haciendo una reverencia.
"Nemesis ¿que tu acompañante no piensa acompañarnos?" Preguntó Kurama, mientras Hiei hacia una sonrisa ya que ese irritante hombre ni les acompañaría.
"Viene conmigo. Para eso le he pagado. ¿No es así. Shigure?"
"Así es" contestó, inclinándose un poco. "No os preocupéis por mi, les veré una vez lleguen a su destino"
"¿Pero como llegará si...?"
"Ya oíste al tipo, Kurama, déjalo ahí y vayámonos "
LA verdad era que no tenía la mas mínima intención de viajar en el mismo sitio que ese mentecato de extraña apariencia. Y por las medidas que éste estaba tomando, imaginó que habría de sentirse igual.
"Lady, la veré en las pertas" Aseguró.
"Kurama, deja de prestar tanto interés. Déjalo solo. Él llegará por su cuenta..."
"Si eso es lo que desea..."
Hizo un ademán desde la ventana. Incitándole al cochero partir del sitio ya. Este inició el galope.
'Mierda de sujeto arrogante'
Por mas rápido que fuere imposible era llegar corriendo ante de que ellos, que iban transportándose en el carruaje de cinco caballos formidables.
Arrogante.
Aunque tan vez... él estaría conciente de este hecho. Y habría de tomar un caballo por su cuenta y seguirlos en medio de la noche.
Hn... pero él no iba a dejarse engañar. Tal vez Kurama y Nemesis fueren idiotas y se les pueda engañar fácilmente, pero Hiei no caería en eso.
Por la ventana antes de perderlo de vista, alcanzó a verlo aun.
Parado en medio de la sombra, no pareciendo apresurado de moverse. ¿Qué podría estar esperando? Posiblemente que llegare su transporte.
No iba a quitarle los ojos de encima tanto como pudiere.
Pasaron en el carruaje tras los abetos. Aun seguía ahí... Pasaron solo un segundos tras los rosales...
"Ya no esta..."
Había desaparecido de su vista en tan solo un segundo. ¿Cómo? Parecía como si se hubiere esfumado...
O la oscuridad lo hubiere engullido.
"¿Qué pasa, Hiei?" Interfirió ella, riendo ante la mueca confusa que articuló en ese instante. "Parece que has visto un fantasma"
"Hn... no ha sido nada importante..."
"Ya veo"
Nada desde el punto de vista Vampirico, solo un hombre desaparecer entre las sombras. Una mas de disciplinas.
Shigure era realmente presumido con eso.
"Usar vuestras disciplinas solo para alardear nunca es bueno, Shigure…"
"¿Decías algo?" Inquirió Kurama. Haciéndola salir de su trance.
"Nada de importancia, de verdad"
"Si tu lo dices…"
"Hn…. Ya que sea rápido eso de llegar…" Exasperado gruño Hiei, pegando en el fondo del carruaje "Tenemos mucho que aclarar"
"Eres impaciente…. Eso puede traerte problemas como el vampiro que eres."
"Eso es lo de menos" Giró su rostro, evitando a esa exasperante mujer.
Y en cuanto mas rápido aclararen eso, mas pronto ella tendría que marcharse… Y déjalos solos de nuevo. Sin mas interrupciones en sus vidas.
La noche era fría….
Pero jamás llegando a sentirla, un par de vástagos de Nombres Kurama y Hiei.
Por la razón que fuere….
.-.-.-.-.-.-.-
HN ¬¬ Aki Hikari, fastidiando ahora incluso al sagrado jugador de rol n.nU
Uh… aki una de las mas grandes mentiras en la vida. Pero entiendan! Amo el mundo del Cainita y amo a Kurama y Hiei… entenderán k tenia que hacer esto.
Perdón a todo aquel que se de cuenta, de cuanto estoy cambiando tanto la naturaleza del juego, como las reglas y la historia Pero tengo k hacerlo.. Además que tenían que aprender lo que significa ser un vampiro de verdad, lo que representa y eso…La no-vida no se trata de diversión solamente ¬¬
Hambre de poder, traiciones, las absurdas leyes de la Camarilla…. ¿Dejaré sobrevivir a un par de vampiros a todo eso? Hn… Ni yo se…. Pero aquí esta….
Golpes sean bienvenidos ya saben k aki esta su Youko n.n
Dedicatoria especial a mi amiga Maggie.D : Sabes que todo lo k de mi venga es gracias a tu apoyo master.
¬¬ Hn… prometo no hablar mas
