―Lilianne como muchas otras veces tuvo problemas para despertar, no era poco decir que sus compañeras de cuarto pasaban mas de media hora levantándola. No era raro, desde pequeña era así, solo que últimamente tenía más de una razón para no querer salir de su cuarto, esa razón tenía nombre apellido y una larga nariz, Severus Snape, su mejor amigo hasta hace algunos meses, cuando la hirió de una manera para ella, imperdonable. Lo podía esperar de cualquier persona, lo hubiese podido perdonar de algunas personas, lo había llegado a escuchar de la boca de no pocas personas, pero jamás de él. Su Sev, ese pequeño niño que conoció hace un poco más de diez años se había ido, se había transformado en una obscura y venenosa serpiente. Quizá algún día lo perdonase, pero por ahora, aún estaba demasiado dolida para verle siquiera, y eso era lo peor, eso era algo que él no entendía. Poco después de ese día, Severus se había tratado de disculpar; al principio con torpes balbuceos, después con escusas tontas y poco a poco en un febril acoso que la irritaba aún más.

Era ese acoso de disculpas, lo siento y jamás lo volveré a hacer lo que la hacían querer no salir de su cuarto. Como muchas otras veces seguramente Severus ya estaría fuera de la entrada de la dama gorda, esperándola para de nuevo darle sus infructuosas disculpas. ¿Por qué no podía entender su antiguo mejor amigo que lo que necesitaba ahora era espacio?

Sabiendo que hoy era viernes y tendría el fin de semana para evitarlo mas fácilmente, y no teniendo otra opción, se levantó con pereza, se arregló y bajó a la sala común, dio un profundo suspiro antes de salir y salió rápidamente sin siquiera ver a los lados. Inconscientemente esperaba escuchar los pasos de Severus corriendo tras de ella, pidiéndole que le diese una nueva oportunidad; pero grande fue su sorpresa al no escuchar nada. Siguió su camino con paso apresurado dudando si darse la vuelta y comprobar que Severus no estaba ahí, pero desistió, si estaba, no quería darle oportunidad alguna para que le dirigiese la palabra.

Se sentó rápidamente sin siquiera fijarse a lado de quién en la mesa de Grifindor, dándole la espalda a la mesa de las serpientes y comió con rapidez, no tenía demasiado tiempo como para comer con calma.

Entró apresurada a su clase de encantamientos, que para su malestar era una de las pocas en que estaba Severus, pero le sorprendió no verlo en ningún momento en la clase, no lo vio por los pasillos, no lo vio a la hora del almuerzo, no lo vio en lo que restó del día. Por un lado se sentía aliviada y por otro se sentía inquieta, Severus no era el tipo de persona que se saltaba las clases por gusto. Decidió no darle importancia, si había decidido cortar cualquier tipo de comunicación con él, debía también dejar de preocuparse por lo que le sucediese.

"te digo que no lo sé, Canuto. Solo la vi por unos segundos pero no se me hizo conocida."

"quizá venga a visitar a uno de los profesores o a algún alumno, se veía algo despistada."

"no estoy seguro, Peter, si se veía despistada, pero no perdida."

"¿quisieras hablar claro, Lunático?"

"quiero decir que estaba en el séptimo piso y se fue directo a la oficina del director. Quizá sea una exalumna."

"na, se ve de nuestra misma edad"

"eso es cierto, Cornamenta, y he de decir que no solo es de nuestra misma edad, sino que bastante linda también." Terminó de decir el apuesto joven al mismo tiempo que alzaba las cejas sugerentemente. A lo que sus tres amigos solo respondieron con signos de exasperación.

La prefecta Evans no pudo aguantarse mas las ganas, por lo que había podido escuchar de esos cuatro, habían estado molestando a una chica que ni siquiera tenían idea de quien era. "¡Basta!" Dijo con voz firme a los cuatro amigos. "¡no puedo creer que molestasen a una pobre chica que ni siquiera conocen! Tomó aire y continuó. "ya están en sexto año, ¿Cuándo van a madurar?"

"Lily, mi Florecilla, ¿acaso estás celosa? Te juro que yo solo tengo ojos para ti, mi bella de rojo fuego." Dijo un chico de gafas arrodillándose ante la mujer.

(*)

El que estuviese viendo a la mesa de las serpientes no significaba que se preocupara por él, era simplemente… curiosidad. ¿Por qué Sev no se había aparecido en casi todo el fin de semana? Era domingo por la tarde y seguía sin saber nada de él. No había escuchado que los merodeadores le hubiesen hecho algo, las demás serpientes no parecían estar preocupadas por la ausencia de Severus, entonces, no tenía por qué preocuparse…. ¿verdad? Seguramente el lunes por la mañana aparecería en clases como siempre, con su larga nariz, con su pelo grasiento y su desdén por… todo.

(*)

Era increíble en verdad, como era posible que casi nadie hubiese terminado la tarea a esas alturas, domingo por la noche y la mayoría de los grifindor estaban terminando la tarea para mañana, increíble en verdad.

Se dispuso Lily a seguir con su lectura, cuando un niño de primero la interrumpió.

"señorita Evans, la profesora McGonagall dice que quiere verla en la enfermería,

Lily abrió los ojos por la sorpresa, quizá no era tan inusual que la profesora de transformaciones quisiese hablar con ella, después de todo era prefecta, pero ¿por qué querría hacerlo en la enfermería? ¿Tendría algo que ver con Severus?

Con mil ideas rondándole por la cabeza, llegó hasta la enfermería encontrándose no solo con la profesora McGonagall, sino con el director Dumbledore; ambos estaban al lado de una cama de la enfermería, hablando con alguien. Ambos le tapaban la vista. Después de unos segundos, se aclaró la garganta para hacerse notar y amos profesores voltearon al mismo tiempo, clavando su vista en ella, por lo que se sintió un poco intimidada.

"señorita Evans, me alegra que viniese tan pronto. Acérquese por favor." El tono de la profesora era amable y directo como siempre, no percibió que estuviese preocupada por algo, así que se relajó un poco e hizo como se le pidió. Sentada en la cama, ya hacía una chica, más o menos de su misma edad, con un notorio cabello enmarañado y castaño, ojos café e inquisitivos… y que además la veían con cara de lo que parecía ser espanto.

"señorita Evans," comenzó el director. "le presento a la señorita Jane Harrison. Estará comenzando mañana sus clases en ésta escuela en su sexto año; ¿confío en que pueda asistirla en todo lo que sea necesario?

*Notas de la madre:

Hace como un año di en adopción a un hijo… aún lo recuerdo como si fuese hace… ocho años... (Ja)

Dado el maravilloso resultado que eso dio, el autor ha hecho un increíble trabajo, he decidido emprender mi carrera en adopción;

En dar en adopción…

Bueno, tengo como ocho historias que podría dar en adopción… pero por ahora solo ésta, que se llama T-rex…

La verdad es que aprecio mucho a mi pequeña T-rex, y me cuesta un poco de trabajo dejarla ir; dejar ir a ésta historia, pero intenté retomarla y no pude emprender vuelo, pero sé que quien la adopte hará un gran trabajo.

Gracias, disfruta hasta donde yo hice…

Es hasta el tercer capítulo donde se dirán más cosas sobre la trama. Les pido que esperen hasta ese capítulo para decidirse si quieren o no a ésta niña. , suerte bye

(Por favor, no me reporten a servicios familiares)

Cruce de estaciones

Hermione Granger ha viajado al pasado donde le prohíben cambiar las cosas… pero ella tiene un polisón bajo la manga. Historia dada al mejor postor… en adopción.