Buenas! Aquí estoy de nuevo para ocupar un poco más de vuestro tiempo... xD! Esta vez, para presentaros una historia dedicada a Aya-chan, cuyos reviews son la fuente de mi inspiración xD.

Bajo el muérdago es una historia ambientada de la Navidad en Konoha (Jeje, aprovechando que pronto llega aquí a España...xD), que se me ocurrió no hace mucho tiempo. Aún no tengo desarrollado del todo el argumento, ni sé cuantos capítulos me va a ocupar la historia, eso sí, estoy segura de que no será precisamente corta, que podrá haber algo de lemon y algo de yaoi (En esto último no estoy demasiado segura), aunque aún no tengo demasiado claro las parejas.

Espero que os guste muchísimo, aunque sea solo el primer capítulo... que por cierto, me quedó no demasiado bien... - ...

Ya sabéis, vuestra opinión es la que más cuenta, y sin ella, me temo que no podré seguir adelante con esta historia, así que ya sabéis, tanto si os gusta como si la consideráis una basura... ¡REVIEWS!

Capítulo 1

Desquiciado

Hace tiempo que decidí convertirme en tu sombra,

que te seguía a todas partes, que te tocaba a todas horas.

Una sombra oscura, silenciosa y callada,

pegada a ti durante el luminoso día, que, sumisa,

solo podía llorar cuando el sol, tras las casas, se despedía.

Durante las oscuras noches me mezclaba con todas,

yo igual a ellas, yo igual de tenebrosa.

Triste y acompañada, sumergida en la oscuridad de la noche,

Te observaba a ti, a través de tu ventana…

Los copos de nieve se impregnaban, como gotas de rocío, sobre el rostro de un muchacho de dieciséis años, sentado entre las flores congeladas de un jardín milenario. Tenía las piernas cruzadas sobre la crujiente hierba, y las manos vendadas por el frío unidas entre sí. Parecía estar perdido en un aura mágica, silenciosa, llena de paz. Sin embargo, la forma en la que se curvaron sus labios de improviso y la rapidez con la que se arrugó su entrecejo, indicó que, en un solo segundo, aquel bienestar y concentración, había sucumbido hasta llegar a convertirse en un verdadero infierno.

Y todo, por culpa de aquella maldita canción.

Si había algo que Neji Hyüga detestase con toda sus fuerzas, aparte de aquella maldita época del año, en la que, según su juicio, era la pérdida de la razón y la ganancia del consumismo total, era esa asquerosa canción, que, minuto tras minuto, brotaba de la habitación de su prima Hinata.

Bufó, e intentó volver a concentrarse de nuevo, pero nada, le resultó completamente imposible. Aquellos nocivos y empalagosos acordes de un piano, y las voces demasiado aflautadas de un chico lampiño y una chica atontada, era capaz de derrumbar toda aquella muralla de aislamiento

Sacudió la cabeza, y decidió dar fin a aquella molesta presencia que penetraba en sus oídos, hasta llegar a sus sutiles tímpanos, en donde le destrozaban el cerebro por completo. Se levantó con brusquedad, y, a largas zancadas, se dirigió hacia el pequeño umbral que comunicaba con el claustro de la enorme mansión.

Abrió la puerta con cierta brusquedad, y, como un vendaval, se arrojó sobre el interior de la casa.

Por suerte, y gracias a sus enormes reflejos, consiguió evitar el impacto contra el cuerpo de su tío, que, en aquel momento, cubierto por un grueso mantón y largos guantes aterciopelados, salía de su hogar no con menos prisa que su sobrino.

- ¡Hiashi-sama!- exclamó el muchacho sorprendido, bajando de inmediato el rostro en señal de respeto. El hombre lo observó seriamente, con el ceño ligeramente fruncido.

- Buena forma de evitar el impacto…-. Observó-. Aunque demasiado precipitado para provenir de ti…

- Siento el haberlo hecho, señor-. La voz de Neji, como cada vez que se dirigía al padre de Hinata, brotaba de sus labios monótona.

- Mmm…-. Hiashi lo observó evaluadoramente, como sopesando lo que decir a continuación. Al chico de ojos plateados no le gustaba que su tío hiciese eso, aún sin el Byakugan activado en sus ojos de plata, le daba la sensación que le estaban despellejando vivo, sacándole a la fuerza sus sentimientos y emociones, para dejarlas totalmente al descubierto. No pudo evitar soltar una carcajada interna: ¿Quién diría que Neji Hyüga, el corazón de hielo, tenía sentimientos y emociones?- Volveré tarde-. La voz de Hiashi lo sacó violentamente de sus pensamientos-.

- De acuerdo, señor, se lo anunciaré de inmediato a Kaho-sama…- respondió el muchacho, inclinando de nuevo la cabeza, y retrocediendo unos pasos, sin llegar a incorporarse del todo, se dirigió hacia la puerta de madera corredera que lo conducía al interior de la casa.

- Y de paso…- le dijo por último su tío, mientras se cubría el rostro con la capucha aterciopelada y le daba la espalda.-… puedes decirle a Hinata-sama que baje el volumen de esa canción que te impide concentrarte…

" Maldita sea…"

- Sí, Hiashi-sama…- Neji no se movió ni un centímetro hasta que no escuchó el sordo ruido del portón de la entrada cerrase con suavidad. Pero, cuando ésta lo hizo, se incorporó de inmediato, sintiendo como sus huesos se quejaban y crujían por el violento movimiento y la frigidez del frío.

Sin embargo, aquel súbito dolor le daba completamente igual, su orgullo estaba mucho más por encima, y ahora, acababa de caer en picado.

Y todo por aquella canción.

Él era famoso entre sus amigos y sus compañeros por mantener siempre, en cualquier situación, la sangre fría y los reflejos a punto, pero, en los últimos tiempos, tanto lo primero como lo segundo, había trastabillado y caído a un abismo demasiado profundo como para poder alcanzarlo con la mano. Aquello era en parte lo que le había irritado los últimos días, en los cuales, sus duros entrenamientos se habían convertido en un martirio muy difícil de soportar.

Sus ojos de águila parecían haberse vuelto ciegos, sus manos, antes deseosas de golpear algún punto vital y cerrar el paso del Chakra, se habían vuelto tan torpes, que habían sido la causa de dos tazas de té y un plato de porcelana. Aún así, lo peor de todo aquello y lo que en más salía malparado, era aquella capa de hielo en torno a su corazón, que cada día se extendía más y más, oprimiendo aquel músculo hasta hacerlo gemir de dolor.

Hasta entonces, él había estando excusando aquellos extraño síntomas por culpa de los nervios, corrientes si debes enfrentarte a una edad en la que la mayoría de los muchachos normales utilizarían en divertirse, a un examen cuyo final era incierto hasta el más diestro de los shinobis, y que, concluido con la vida conservada, condenaba a una existencia perdida en el olvido, cuya propia soledad vedaba más de los demás que aquella máscara culpable de ocultar los rasgos de su portados a la sociedad.

No había que ser un genio o tener un coeficiente intelectual de más de doscientos para adivinar que aquellos nervios alegados sin mucha convicción procedían de las pruebas a ANBU. Pocos hombres habían salido de aquel infernal examen con vida, y, muchos más, con alguna que otra extremidad menos. Sin embargo, aquellas "nimiedades", tal y como las mencionaban los labios de Neji Hyuga, no eran las causantes de su empeoramiento progresivo de sus tácticas ninja.

Rock Lee, su compañero, le decía que se buscase una novia.

Ja, como si eso fuera lo que le arreglaría el problema.

Y ahora estoy aquí, sola, escuchando esa canción de Navidad,

sobre mi cabeza, solitario, el muérdago llora mi propia soledad.

¿Qué fue de él? ¿Me olvidó, olvidó aquella noche de Año Nuevo?

Bajo el muérdago nos juramos amor eterno,

nada tierno, si esa voz suya que me habló provenía del infierno.

Sí, Bajo el muérdago… bajo el muérdago…

- ¡No lo soporto más! ¿¡Cómo puede escuchar esa maldita canción a cada minuto!- No le cabía en la cabeza. Pero, fuese como fuese, iba a arreglar aquel problema enseguida.

Entró con rapidez en el interior de la mansión Hyuga, cerrando la puerta tras de sí. El olor a madera de pino penetró a modo de bienvenida en sus amplios pulmones, y, sin quererlo, no pudo evitar agradecer en silencio aquel calor confortable del hogar.

Caminó a grandes zancadas en dirección al dormitorio de su prima, eso sí, sin olvidar aquel porte elegante que le acompañaba a cualquier parte y hacía suspirar a las chicas que lo observaban de soslayo. Era algo a lo que ya estaba acostumbrado, pero que, de cualquier modo, no le resultaba nada molesto.

De pronto, unas pisadas que sus oídos no reconocieron aparecieron de la nada tras su espalda. Eran algo más pesadas que las de su prima, aunque no tanto como las de Kaho-sama, su tía. Tampoco debían pertenecer a las de algún criado, porque en aquel momento, y a juzgar por el delicioso olor que se escapaba de la cocina, estaban haciendo la cena. Solo quedaba una opción, había un desconocido tras su espalda.

Pobre del que fuera.

Sonrió, sintiendo aquel cosquilleo que le recorría de arriba abajo cuando se le presentaba una ocasión así. Le parecía delicioso deslizar sus blancos dedos bajo el yukata de color beige y entrelazarlos alrededor del puño de un kunai. Sin volverse, se arrojó al suelo, apoyándose en una de las palmas de sus manos, mientras la otra, con un grácil movimiento, lanzaba el arma por encima de su cabeza. Ni se dignó a activar el byakugan.

A veces te dejas la luz del cuarto encendida,

Y yo, tu sombra siempre escondida,

Te observo callada, sobre la silla, junto a tu cama…

CRASH!

La puerta de la habitación más próxima al ojiplateado se abrió con estrépito, y de ella, en pijama, salieron a toda prisa tres chicas, con el pánico reflejado en sus miradas.

Dos shurikens, lanzados con maña, atravesaron a toda velocidad el cargado ambiente, llevándose de regalo dos largos mechones de ébano que quedaron a modo de adorno clavados en la pared. Alguien maldijo por lo bajo.

- ¡Tenten! ¿¡Es qué quieres matarme!- Preguntó encolerizado el Hyuga, fijando sus pupilas de plata en las oscuras de su compañera de equipo.

- Nada más lejos de lo que tú intentabas hacerle a Sakura…-. Replicó ella, a la vez que cruzaba los brazos.- Aunque por los restos del jarrón, creo que no diste afortunadamente en la diana…

Neji bufó, y volteó la cabeza de mala gana hacia una pálida pelirrosa, que sostenía con manos temblorosas una bandeja con pasteles y bebidas. A escasos centímetros de distancia, lo que quedaba de la preciosa y antigua pieza de porcelana, se apoyaba coja en el soporte que había tenido desde hacía años.

- ¡Sakura! ¿¡Estás bien!- la aludida asintió imperceptiblemente con la cabeza.- Oh… el jarrón que tanto le gustaba a mi padre…-. Suspiró Hinata por lo bajo.- Tendremos que mandar a Mia-chan a arreglarlo…

- Lo siento mucho, no fue mi intención. Yo mismo iré a avisarla.- Dijo de inmediato el chico, frustrado por la vergüenza y su falta de puntería. Si hubiera estado lo suficientemente concentrado y aquella maldita canción no hubiera restallado en sus tímpanos en el momento que lanzaba el kunai, posiblemente Sakura Haruno estaría muerta.

- Mira que eres malo, Neji… con lo fácil que es dar en la diana de esa pedazo de frente que tiene Sakura…-. Comentó entonces una voz que no había intervenido hasta ese instante.

A la vez, los rostros de los dos aludidos se volvieron hacia la dueña de aquella boca que había soltado palabras tan impertinentes para sus oídos. Sakura despegó los labios, lista para soltar el primer insulto que se le pasase por la cabeza, pero el Hyuga se le adelantó.

- No creo que seas tú la más apropiada de hablar de puntería… ¿Sabes?- Utilizó aquel timbre helado que solía producir estragos a aquel que lo oía, pero, en aquella voluptuosa figura que se alzaba frente a él, solo incitó una acentuación de sonrisa por su parte.

- Las cosas cambian mucho, Hyuga Neji. Te sorprendería comprobar lo mucho que la he mejorado desde el examen de paso a Chunnin de hace tres años.

Por supuesto, no había logrado cerrarle la boca.

El aludido decidió cambiar su crispada expresión por una burlona, tan abundante en su repertorio de muecas. No sirvió de mucho, la chica que se había burlado de él, de su excelente puntería, seguía allí, con la misma expresión taimada en sus labios.

Ah, claro… ¿Cómo había podido olvidarlo? Aquello que más detestaba, aparte de esa horrible canción ñoña, era esa muchacha que últimamente, y por aprobación de Hiashi-sama, se pasaba día tras día por la mansión.

Ino Yamanka.

- Eso espero, porque no creo que el truco de soltarte el cabello valga en estos tiempos para librarte de un enemigo.- Corroboró con ironía el muchacho pelinegro, acentuando la cuarta palabra empezando por la cola.

La muchacha, suspirando, se encogió de hombros y se ajustó sin demasiada rapidez el botón del pijama que cerraba la tela en torno a su pecho, como si estuviese sopesando la idea de hacerlo o no.

Sonrío sin fuerza, y de casualidad,

A veces atrapo los besos que se escapan de tu boca.

Que pena, que triste, verte tan cerca y no poder tenerte.

- Casi lo olvidaba.- Los oídos del Hyuga gimieron de rabia cuando de nuevo los acordes de aquella horrible canción. Tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no apartar de un empujón a las cuatros chicas, entrar en el dormitorio de su prima y destrozar el origen del soniquete con su táctica de "Puño suave".- Quizás a vosotras no os importe, pero dentro de poco me presentaré a las pruebas de ANBU, y eso exige una concentración que todas vosotras no podríais conseguir ni en los años de vida de Satutobi-sama. Por lo tanto, no creo que los jueces me asciendan sean tan condescendientes conmigo al entender que no he podido hacerlo gracias a esa maldita canción que lleva sonando desde hace más de dos horas.

A cualquiera, tal tirón de palabras seguidas le hubiera costado medio pulmón y la cara amoratada por falta de oxígeno, sin embargo, él, acabó aquel pequeño discurso tal y como lo había empezado.

Hinata, enrojeciendo violentamente, asintió torpemente con la cabeza y retrocedió un par de pasos, en dirección a su habitación, en su mente, un claro deseo que debía ser inmediatamente cumplido, acallar la canción antes de que su primo destrozase los restantes jarrones de la casa. Sin embargo, antes de que el total de pasos llegase al número cinco, un par de manos la sujetaron firmemente por las muñecas, impidiéndole que se moviera. Alzó la mirada, azorada, y descubrió como los dedos delgados de Tenten e Ino se habían tensado abruptamente al escuchar la frase, o mejor dicho, el discurso del muchacho de ojos plateados.

"Oh… no…"Pensó aterrorizada la Hyuga, al ver un brillo de cólera en los ojos de sus amigas.

- ¿Perdona?- Cuestionó la chica de los moños, fingiendo haber oído mal.

- No me digas que tengo que repetirlo todo…-. El malhumor de Neji se reflejó en cada sílaba que pronunció su boca.

- No hará falta.- Le cortó Ino.- Pero para hacerte el favor, haremos como si no lo hubiésemos oído.

El ceño fruncido del muchacho se marcó con peligro.

- ¿Perdona?-. Cambio de roles. Ahora era él quien fingía haber escuchado mal.

- No… chicas, dejadlo…-. Se apresuró a intervenir Hinata, que era capaz de oler la tormenta a kilómetros de distancia. No quería ser cómplice de la conversión de esa preciosa tarde próxima a la Navidad en una batalla campal de insultos y gritos.- Neji… no te enfades… ya… ya apago el…

- De eso nada.- Tenten lanzó una mirada repleta de reproche a su compañero de equipo.- Estamos descansando, y no creo que estemos haciendo nada malo escuchando esa canción…

- Además- apuntilló la Yamanka- tienes veinte kilómetros cuadrados de bosque a la redonda en donde poder concentrarte. No creo que quieras perder tiempo en intentar arrebatarnos los escasos trescientos que tiene la casa.

El Hyuga parpadeó, no solo parecía estar perdiendo sus facultades de shinobi, incluso las que solía utilizar para dejar sin respiración a todo aquel que le molestase o simplemente, no le cayese bien del todo, estaban yéndose al traste también. Aquello era peor de lo que había pensado.

Y ahora estoy aquí, sola, escuchando esa canción de Navidad,

sobre mi cabeza, solitario, el muérdago llora mi propia soledad.

¿Qué fue de él? ¿Me olvidó, olvidó aquella noche de Año Nuevo?

Bajo el muérdago nos juramos amor eterno,

nada tierno, si esa voz suya que me habló provenía del infierno.

Sí, bajo el muérdago… bajo el muérdago…

Neji tragó saliva y sacudió la cabeza, no era el momento para perderla, y menos, delante de aquel cuarteto de quinceañeras en pijama. Aún le quedaba un as en la manga.

- Creo que tienes razón…-. Observó, obligando a que las muchachas soltasen una exclamación de sorpresa.- Que todas la tenéis… además…-. Curvó sus labios en una línea un tanto irregular, peligrosa en todos los sentidos.- Ninguna de vosotras sois mi tipo.

- ¿¡Eh! ¿¡Y eso a qué viene!- Estallaron todas excepto la tímida Hinata.

- Vamos… no me obliguéis a decirlo… soy hijo de una familia de rancio abolengo, y como tal, podría decirle a Hiashi-sama que soy acosado por cuatro chicas que me piden descaradamente un casamiento fortuito.- Se permitió saborear mentalmente la expresión que se dibujó en las caras de todas aquellas a quienes tenía delante.

- ¿¡De… de qué estás hablando!

- Permíteme que lo interprete así, pero comprende que no es normal para alguien como yo, que tiene las hormonas en plena ebullición, sepa controlarse ante camisones tan extremadamente cortos…- Tenten y Sakura enrojecieron hasta la raíz del pelo.- Y botones de escotes medio desabrochados…- Esta vez, se pasó al turno de Ino e Hinata.

- ¡E… eres igual de pervertido que Naruto!- Protestó la Haruno, al momento en el que se apresuraba en tirar de su corta prenda hacia abajo.

- No sabes lo que daría por no sentir este cosquilleo que me recorre de arriba abajo, pero la adolescencia es dura.- Neji se mordió la lengua. Estaba bromeando, y eso era caer bajo para alguien como él. De todas formas, sería capaz de eso y más para poder quitarse de encima a aquellas cuatro ligeras de ropa.

- Recuérdame que te corte en trocitos en el próximo combate que organice Gai-sensei…-. Le comentó Tenten de malas maneras.- Quizás no acabe con tu sarcasmo, pero seguro que lo hago contigo.

- Mmm… lo tomaré en cuenta.

Sonrió internamente cuando escuchó el bufido general.

El sol, cruel, se sumerge en el horizonte,

Y yo, lo hago en este mar donde desapareces.

Soy débil, soy cobarde,

un difunto sin tumba, una actriz sin maquillaje

que en este continua marea que sube y baja

solo sabe que nada puede hacer por olvidarte.

La sonrisa desapareció en menos de un segundo y apareció en los tres rostros de las chicas.

- Bueno, te dejamos ya, aspirante a ANBU.- Le dijo Ino, dando media vuelta.- Y, si temes por la concentración… te recomiendo que no pases esta noches cerca del dormitorio de Hinata.

- ¿Se puede saber por qué?- preguntó Neji, enfriando su ya gélido tono.- Si no recuerdo mal, Yamanka, vivo aquí.- Recalcó el apellido.

- Fácil, Hyuga.- Ella no se quedó atrás.

- Esta noche tu prima nos ha invitado a dormir, e Hiashi-sama, por mucho que te moleste, ha accedido.- Genial, ahora Sakura se unía al trapo.

- Espero que tengas tapones para las orejas, porque si no, me temo que tendrás escuchar la canc…

CRASH!

- ¡Mierda! ¡Mi radiocassette!-. Una pequeña nube de humo salió con disimulo por el resquicio de la puerta, regalándole a todos el delicioso olor a plástico quemado.

La canción, por desgracia, había dejado de sonar.

- Es una verdadera lástima…-. Comentó Neji, ladeando la cabeza para intentar vislumbrar el estado en el que había acabado el pobre aparato.- Pídele uno nuevo a Santa Claus…

Y, sin añadir nada más, se giró sobre sus talones y se internó en la deliciosa soledad del pasillo. Sí, era posible que tuviera que aguantar a esas tres estúpidas adolescentes durante toda una noche, y eso, no incluía el himno nacional de sus deseos amorosos que llevaba sonando toda la tarde.

Ya, lo sé, la historia de amor no pinta demasiado bien entre Ino y Neji, Verdad? De todas formas, no esperéis un enamoramiento apasionado en pocos capítulos... no es mi estilo xD, asi que como siempre... os pido muchísima paciencia.

Os gustó la canción? La intenté poner lo más ñoña posible, que fuera capaz de templar los nervios helados de Neji Hyuga…

Bueno, creo que tengo que ir acabando, porque mi madre me está echando ya del ordenador (Independencia, llega... ya!) En cuanto al resto de las parejas, ya las ir´ñeis descubriendo algo + adelante, aunque si queréis, podéis darme nuevas ideas... todas vuestras opiniones son bienvenidas!

Y ahora... mandad reviews, por favor, porque, como dijo un día una grandísima autora... un fanfic con reviews es un fanfic feliz!

Muchos besos!