EL SERAFIN DEL INFIERNO

PARTE I: UNA VISITA INESPERADA

Lunes, sin duda un día cualquiera para los habitantes de la mansión Phantomhive, exactamente para MeyRin y Finnian que se encontraban arreglando el jardín que por un descuido este último arruino.

No lo puedo creer Finnian recuerdo claramente que Sebastian san te pidió que regaras las flores no que las quemaras – reprocho la sirvienta mientras miraba el desastre que ocasiono el rubio.

Lo siento mucho MeyRin san, no creí que echarle esto – mostrando una botella de cloro – arruinaría las plantas.

No tienes remedio… - dijo la sirvienta resignada, pero de pronto ambos vieron un carruaje pararse en la puerta principal de la mansión – no puede ser ese es el carruaje de…

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Como todo buen mayordomo de la casa Phantomhive, Sebastian se levantaba muy temprano para poder limpiar la mansión, arreglar las flores y finalmente servirle su delicioso desayuno a su joven amo, Ciel Phantomhive, que desafortunadamente para él siempre se levantaba de mal humor.

El demonio mayordomo iba con el carrito apresuradamente, se había retrasado un minuto, esto iba en contra de su estética de mayordomo. Al llegar pudo divisar extrañamente a su amo completamente despierto, este se cambiaba de forma apresurada como si se hubiera olvidado de algo sumamente importante.

Joven amo y este milagro que está despierto a estas horas, recuerdo perfectamente que su hora de despertar es a las 8:00 am no a las 7:30 am – dijo intentando molestar a su humano.

No tenemos tiempo Sebastián la reí. – no pudo terminar la frase porque la puerta de la habitación se abrió de repente.

¡Joven amo, joven amo!! – grito con todas sus fuerzas la mucama.

¡¿Que pasa MeyRin?! – dijo el mayordomo, esto ya lo estaba impacientando.

La Reyna Victoria está aquí

La habitación se quedó completamente en silencio, tanto amo como mayordomo se quedaron completamente de piedra, la sirvienta nerviosa trato de llamar a Sebastián, pero este último aún seguía en asimilando la información, el primero en salir del trance fue Ciel, que impaciente terminaba de vestirse como pudo, luego este ordeno a Sebastián servir el desayuno para él, la Reyna y los invitados de esta en el comedor principal, mientras el iría a recibir a la reina Victoria con MeyRin.

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con suma elegancia se veía a Ciel con un traje azul sumamente elegante y a su lado derecho se veía a una pelirroja vestida con su traje de siempre, pero con la diferencia que esta ves llevaba una coleta alta y no traía lentes, convirtiéndola en alguien totalmente diferente a la vista de todos.

Ha pasado mucho tiempo reina victoria, a que debo el honor de su visita – dijo galantemente el conde, ocasionando un leve sonrojo a su mucama y a la reina.

Has crecido mucho Ciel – mirándolo de forma cariñosa.

Gracias su majestad – haciendo una reverencia – pero por favor pasemos al comedor su majestad, mi mayordomo ya tiene listo el desayuno, me haría el honor de acompañarnos.

Claro que mi niño, pero antes de eso necesito hablar contigo, en privado – mirando a los sirvientes.

De acuerdo… - dijo confundido – vamos a mi oficina.

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De verdad lamento haber venido tan repentinamente, pero lo que tengo que decirte hoy es de suma importancia mi niño – dijo de forma preocupada.

a que se refiere su majestad, que es lo que le preocupa? – respondió de forma seria

es sobre…

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Sin duda la vida de un mayordomo es muy difícil, sobre todo con las visitas inesperadas como la de ahora, lo que más le intrigaba era que jamás había visto ese gesto de preocupación en su amo cuando la reina victoria dijo que necesitaba hablar urgentemente con su amo a solas, sin duda después de esto obligaría a Ciel que le contara lo que paso, no paso ni unos segundos para que escuchara un fuerte sonido de algo rompiéndose exactamente proveniente de la oficina de su amo, asustados todos los sirvientes de la mansión fueron corriendo al segundo piso listos para atacar a quien sea, al llegar el mayordomo rompió la puerta junto a los demás empleados, pero tanto el como los demás no estaban listos para ver la imagen que verían a continuación.

Joven amo…- dijo Finnian asustado.

Frente a él se encontraba su siempre perfecto bochan empuñando una su espada contra la reina victoria, que permanecía totalmente tranquila frente la actitud del conde.

Debes aceptarlo Ciel, después de todo es tu misión como perro guardián de la reina.

¡Aunque sea su majestad quien me lo ordena no pienso convertirme en un asesino dispuesto acabar con su propia familia!!

Todos estaban completamente en silencio, nadie sabía lo que pasaba, incluso el demonio estaba confundido con lo que pasaba.

¡Yo soy tu reina Ciel, debes obedecerme! – respondió autoritaria.

¡¿Mi reina?! - dijo con una sonrisa – no me haga hablar su majestad, que estoy seguro que si lo hago su cabeza se perderá…

La anciana lo miraba totalmente furiosa sin saber qué hacer para que joven acepte, pero luego una idea le vino a la mente tranquilizándola en el proceso.

Tienes razón mi niño, pero sabrás que si tú hablas mi cabeza no será la única que se perderá en el proceso – mirándolo amenazadoramente. – por ahora diles a tus sirvientes que se retiren y nos traigan algo de té para tranquilizarnos.

B-bochan – dijo la sirvienta mirándolo de forma seria esperando con su rifle en la mano.

pueden retirarse, la reina y yo debemos terminar de hablar, Sebastián quédate, MeyRin tráenos algo de té, para los tres…

solo hablare contigo Ciel, no permitiré que nadie más escuche – mirando al mayor con molestia.

No se preocupe mi lady el no dirá nada – sonriendo de medio lado.

de acuerdo…

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nunca había visto al joven amo tan molesto – dijo Finnian.

Tienes razón – dijo el cocinero Bart – además no les parece demasiado extraño que la reina victoria haya venido sola, ¿sin ningún acompañante?

Tienes razón, lo más probable es que haya huido del palacio para encontrarse con nuestro bochan. – dijo MeyRin seria.

Ooooh de seguro van a venir esos 2 – aviso el jardinero.

¿Quienes? – preguntaron a la ves los otros 2 empleados.

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Maldición, no puedo creer que la vieja se nos haya escapado sin que nos hallamos dado cuenta – dijo molesto el peliblanco mientras conducía el carruaje junto a su hermano.

Cuantas veces te he dicho que no la llames así Gray – reprochándolo con la mirada – además tú tienes la culpa de caer en ese truco tan barato – recordando como su hermano lo había obligado a ir a ese lujoso restaurant por orden de la reina, según él tenía que ir a inspeccionar los sabores – eso te pasa por glotón.

Ya me cansé de escuchar tus sermones Fips - ahora concentrémonos en idear una manera para que los bastardos de la corte no se deán cuenta de la escapadita de su majestad.

Solo cuando te conviene te pones serio – dijo en voz baja.

Dijiste algo – grito mientras se metía una galleta en la boca.

N-no nada – "sin duda este será un viaje largo"

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Sebastian podía jurar que era la primera vez en su vida que veía a su amo de esa manera, sus ojos azules parecían oscurecerse y teñirse de rojo levemente, pero de seguro era solo su imaginación ya que los únicos que podían hacer eso eran los demonios y su amo por obvias razones no lo era.

Ciel tú me conoces y sabes perfectamente que yo jamás te pediría esto si no fuera necesario – dijo seria.

Su majestad por más que me lo pida no lo are, los Medford son mi familia no pienso traicionarlos, ¡debe haber otra opción!

Ya cansada la reina dio un largo suspiro y decidió sacar una carta que estaba escondida entre sus ropas.

Ciel tu sabes el cariño que te tengo, durante años tuve que mantenerme escondida de la realeza para que no me mataran y tú fuiste el único que estuvo acompañándome en mi soledad, desde niño vi que asumías con seriedad y respeto el título de conde que mi difunta hermana menor te dio, en el abismo que me encontraba tú fuiste el único rayo de luz que me llevo al trono que desde un inicio me pertenecía pero ella me quito, me hiciste un favor en matarla – mirándolo fríamente – quien hubiera pensado que su ambición y locura la orillo a aliarse con ese supuesto ángel y que precisamente ellos fueron los que casi destruyeron mi querida Inglaterra.

No tiene por qué agradecer su majestad después de todo el trono era lo menos que se merecía después de haber pasado tanto.

Lo se mi niño por eso decidí que tu hicieras este trabajo, no quería que lo hiciera otro más, sabes perfectamente que los del consejo quieren deshacerse de ellos a raíz de la muerte del conde Medford y la supuesta demanda que tienen por el asesinato del conde Stefan.

Ellos no lo hicieron su majestad de seguro lo que quieren es deshacerse de ellos aprovechando la muerte de mi tío.

Yo también creo que son inocentes – dijo segura la reina – pero sabes que las pruebas los incriminan.

Sea lo que sea no permitiré que los maten mi reina – dijo mirándola amenazadoramente – sea quien sea no permitiré que mi prometida pase por lo mismo que pase yo.

No me dejas otra opción Ciel, tendré que hacer esto – entregándole el sobre que antes guardaba.

¿Qué es esto? – pregunto curioso al ver el sello real en la carta.

Tu libertad…