Un nuevo comienzo, un nuevo desafío.

Nota: Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Masami Kurumada.


La ciudad parecía tranquila ese día, Rodorio por lo general solía ser muy agitada a esa hora, se sentía extraño estar parado en ese lugar, ni en sus más locos sueños había esperado volver a pisar el pueblo. Saga miró lo que era ahora Rodorio con algo de nostalgia, tal vez inquietud o remordimiento. Las cosas habían cambiado desde la última vez que recorrió solo por aquellas calles hacían aproximadamente diez años y no se había atrevido a caminar de nuevo por el pueblo hasta ese día, donde el sol golpeaba más fuerte que nunca y donde el peso que cargaba sobre su pecho y su alma se volvía más pesado, ya sea por vergüenza, por pena, rabia o por todo junto. Sabía que era estúpido esconderse para siempre, pero la culpa era algo que le impedía salir y darle cara a la ciudad que lo vio nacer.

Y ahora que colocaba un pie por la tierra seca y se adentraba por las calles, ahora pavimentadas, notaba el paso de los años, el pueblo había crecido, si bien algunas casas conservaba la arquitectura de hace casi dos décadas, algunas habían cambiado drásticamente, por ejemplo, recordaba vagamente que en la esquina de la calle principal había una pequeña heladería, que en su tiempo de niñez era la novedad del pueblo y que ahora había una tienda de ropa, o aquella vieja y pequeña cantina, que en su tiempo fue el sitio principal para los marinos ahora había triplicado su tamaño y con eso suponía que la cantidad de gente que concurría el lugar también era mucho mayor.

Y mientras hace una pequeña comparación de la estructura de la ciudad, la gente en pueblo comienza a aumentar, los adultos salen camino al trabajo apurados, los niños corren por las calles para llegar al colegio y los buques que han llegado en la madrugada comienza a bajar la mercancía traída desde otras partes del mundo.

Saga botó un suspiro con pesadez tensándose de inmediato, agobiado ya de estar rodeado de los aldeanos de un momento a otro, caminaba a paso lento, casi arrastrando los pies con la mirada puesta en cada persona que pasaba a su lado, veía como cada uno de los aldeanos lo seguía con la mirada, como si lo reconocieran, como si tuviera un cartel que dijera "Asesino y Traidor", sentía como lo juzgaban, lo culpaban, lo condenaban. Internamente sabía que eso no podía ser del todo cierto, era casi imposible que esas personas lo reconocieran, él durante los trece años de mandato siempre ocultó su rostro. El cambio patriarcal dio mucho de que hablar en esos tiempos, pero no era nada más que un pequeño secreto a voces, él se había encargado personalmente de que nadie saliera del Santuario vivo para no esparcir ningún chisme, fuera o no cierto, sobre la verdadera muerte de Shion.

De pronto una sensación de ahogo se apoderaba peligrosamente de su cuerpo y los pies parecían adquirir peso extra, tanto así que no pudo dar ni un paso más. El corazón le latía con fuerza, le costaba respirar y la garganta amenazaba con secársele. La cosa no estaba resultando como lo esperaban.

—¡Oye tú! ¿Quieres moverte? —escuchó a su espalda, Saga solo se hizo a un lado para hacer pasar al hombre que gritaba, chocando accidentalmente con una señora a un lado quien había aventado todas las bolsas al suelo por el choque.

—¡Ten más cuidado por donde vas! —le gritó la mujer alterada, mientras recogía las frutas que rodaban por el suelo. Poco a poco varias voces empezaron a escucharse a su alrededor incrementando poco a poco. Reclamos iban y venían tanto para él como para el resto de las personas que se topaban entre sí.

Una punzada en su cabeza le hizo reaccionar sus piernas y querer alejarse lo mas rápido posible de ese lugar. Se llevó una mano al lado izquierdo de su cabeza enredando los dedos en el cabello azulado, todo el ruido de los gritos le molestaba de una forma casi tortuosa. Se giró sobre sus talones marchándose de ahí, pasando por el lado de un montón de gente, haciéndose espacio a como dé lugar. El bullicio de la gente se seguía escuchando a su espalda y el dolor en su cabeza crecía. Saga miró hacia adelante no podía quedar mucho para salir de ese gentío, gracias a los dioses solo quedaban algunas personas, se adelantó lo más que pudo ahogado de tanto alboroto empujando a mas de uno para salir finalmente de aquel tormento.

Avanzó rápidamente aún después de haberse alejado de la gran muchedumbre, no fue sino hasta que llegó a la salida del pueblo que se permitió dar un respiro. Se detuvo junto a un árbol apoyándose en el tronco para respirar profundamente. Necesitaba relajarse, necesitaba calmar su corazón, pero por sobre todo necesitaba saber que carajo había sido eso.


—Tuviste un ataque de pánico —Comenta una voz en la habitación. Saga hecha la cabeza haca atrás acomodándola con el borde del sofá, mientras se sostenía con los dedos el puente de la nariz. El dolor de cabeza no había disminuido desde la mañana tanto así que el dolor había arrasado hasta la nariz y los ojos— Ten, bebe esto —escuchó, junto con el sonido de algo golpear la superficie de la mesa.

—Esto no debería ocurrirle a un caballero dorado —comentó con escepticismo mientras se inclinaba para tomar un vaso y llevarse el contenido a la boca— Maldición, ¿qué demonios es esto Mu? —dice deformando las expresiones faciales, aquello estaba caliente, espeso y amargo.

—Es para tus nervios, de nada Saga. —el lemuriano se sienta en frente al peli azul con su taza entre las manos mientras bebía un sorbo como si nada— Por otro lado, estás tan propenso en ser "víctima" de enfermedades después de un evento traumático, así como cualquiera, —bebe un sorbo de té— eres humano Saga, que seas un caballero dorado no significa que estés exento de enfermedades, no eres un dios.

El mayor volvió a echar la cabeza hacia atrás, Mu tenía razón, él era solo un humano, pero esperaba que después de todo lo que le tocó vivir, un ataque de pánico fuera lo último que lo aquejaría.

» Sé que te cuesta entenderlo y que no es lo que querías, pero era algo que se veía venir, ya sabes luego de tu… –Mu calló de repente, no era correcto abrir viejas heridas, no después de esto – Lo que quiero decir, es que tu cuerpo y mente intenta protegerte de nuevos sucesos traumáticos, rechazan cualquier cosa que pueda provocarte daño. —

Eso estaba mucho mejor, entendía que era una reacción normal de su cuerpo, pero ¿por qué él?, ¿Acaso los Dioses no estaban cansados de colocarles pruebas?

— Gracias Mu —dice finalmente. El ariano lo ve marcharse ataviado por lo sucedido, podía hacerse una idea de lo que significa vivir como él, el constante temor a sí mismo, el cargo de conciencia, la vergüenza, la pena, entre otras cosas que sin duda deben rondar por la cabeza de Saga. Él mismo le había instado en acercarse al pueblo con el fin de romper un trauma, de lograr una conexión con el resto y así avanzar para conseguir tener una vida lo mas normal posible dentro de sus responsabilidades dentro del Santuario.

Ya había dado el primer paso, que costó muchos días. No había llegado demasiado lejos, como él esperaba que lo hiciera, pero era un avance. Ahora solo esperaba que este ataque de pánico no haya mermado la poca fuerza de voluntad del geminiano.

Mu se quedó unos minutos más mirando la tasa que Saga había dejado a medio terminar, pensando si algún día su compañero sería capaz de dejar atrás sus fantasmas.


Se estaba formando un caos en la plaza central del pueblo y Kanon con la curiosidad picándole se acercó donde se arremolinaba toda la gente, traía en un brazo una bolsa con las comprar que había hecho desde temprano y en la otra una pera a medio comer. A medida que se iba acercando los murmullos de la gente crecían hasta formarse en reclamos que iban y venían de una persona a otra, se sorprendió ante dicho acontecimiento, Rodorio solía ser un pueblo bastante aburrido y estas cosas pasaban casi nunca, por lo que era imposible perderse de un espectáculo y mas a esta hora de la mañana, eso mantendría ocupado su aburrimiento por un rato. Y con la sonrisa burlona se acercó poco a poco, escuchando las quejas y las discusiones que mantenían. Las mujeres peleaban entre ellas, se gritaban y señalaban las mercancías estropeadas en el suelo, los hombres discutían casi a punto de agarrarse a golpes y en cada paso y situación que Kanon escuchaba con total admiración y gracia oía acerca de un hombre quien había corrido como loco por el pueblo.

La curiosidad de Kanon creció con eso y sonrió burlón al pensar que su hermano no era el único loco del lugar, el es marina sabía que no sacaría nada de información quedándose con esas viejas que lo único que hacían eran gritarse, él quería saber que había pasado, quien era ese loco y burlarse de las desgracias ajenas por supuesto y para eso tendría adentrarse en el grupo más grande y bullicioso. Caminó haciéndose paso por las personas hasta llegar a la parte central con toda la curiosidad acumulada y su sorpresa fue que al llegar lo único que vio fue a una joven tirada en el suelo y un montón de gente preguntándole si se encontraba bien.

Kanon bufó desilusionado, tanto alboroto por una chica en el suelo. Aburrido de todo y decepcionado por no poder encontrar al tipo loco se dio media vuelta para regresar al santuario dejar el aburridísimo pueblo, pero el grito de una mujer lo detuvo.

—¡Es él!, ¡El sujeto de cabello azul! —Kanon giró la cabeza por curiosidad, pero su sorpresa fue que la mujer lo estaba apuntando a él. De pronto el resto de la gente lo empezó a mirar, Kanon se sintió realmente incomodo y nervioso, lo estaban culpando por algo que no él no había hecho.

—No sé de qué están hablando, me están confundiendo con alguien más —dijo en su defensa, pero la gente parecía hacer oídos sordos y se acercaban a Kanon gritándole un montón de cosas que no entendía. Analizando la situación, no era mucho lo que podía hacer sino correr.

Abandonó el lugar con la gente siguiéndolo detrás, corrió lo más rápido que podía ir, tenía que alejarse lo antes posible, solo tenía que llegar a la salida de Rodorio y abrir un portal para llegar a la entrada del santuario. Así que, aprovechando los árboles que había alrededor, subió hacia el mal alto y desde allí desaparecería. Kanon no había dejado ni el polvo, la gente lo buscaba por todas partes.

Llegó agitado a la entrada de Aries, ingresando rápidamente sin pedir permiso siquiera, tenía que hablar con alguien muy seriamente cerca de esto. Cuando Mu se asomó para ver de quien era ese cosmos tan alterado de encontró con el ex marina caminando furioso.

—Lo sé, no me digas nada, tengo que arreglar un asunto con mi hermano —Mu lo dejó pasar sorprendido, era muy pocas las veces, por no decir ninguna en que veía a Kanon furioso, por lo que solo lo miró alejarse hasta pasar por la salida del templo, suspiró cansado negando con la cabeza, estos gemelos en verdad tenían un serio problema en controlar de sus emociones.

oOo

—¿Un ataque de pánico? —pregunta Kanon sentado en el sofá mientras se coloca una bolsa con hielo debajo de su ojo izquierdo— ¡Casi me linchan allá abajo por un estúpido ataque de pánico! —replica sujetándose la bolsa para girarse a ver a su hermano.

Las cosas no habían resultado para Kanon, ya que apenas a llegar a Géminis le pidió una explicación de porque lo habían confundido en el pueblo, Saga quien no sabía en realidad de lo que estaba hablando su hermano, lo único que gesticuló fue un levantamiento de ceja a modo de incredulidad, haciendo explotar al menor, para que al segundo después ambos estuvieran golpeándose en la sala. Cuando se habían agotado de pelar se sentaron en el sofá par conversar lo que había ocurrido, fue ahí que Kanon le relató todo lo que había ocurrido en el pueblo y Saga le explicó lo sucedido y como es que obviamente lo confundieron con él.

—No sabía que ibas a estar ahí —dice Saga más calmado mirándose el golpe que había recibido en el abdomen y que claramente estaba cambiando de color— Y no es culpa mía que te hallas quedado a espiar, eso es responsabilidad tuya. —

—¡Agg cállate! —le responde lanzándole un cojín del sofá, cual su hermano esquivó- Ya no podré aparecerme por el pueblo en varios días.

Saga no dijo nada, en realidad no le importaba mucho si Kanon se aparecía seguido por ahí o no, sino la historia que había detrás de todo este asunto, que por culpa de su incapacidad de controlarse a así mismo una persona había salido herida, Kanon no mencionó la gravedad, por lo que no debería haber sido algo muy serio, pero había lastimado a alguien de todas formas, ¿Cómo reaccionaría para una próxima ocasión?, ¿Sería que cada vez que intente cruzar el pueblo sería peor?, él no quería terminar destruyendo el pueblo, pero tampoco le hacía mucha gracia solo circular por los terrenos del santuario, él sentía la necesidad de ayudar y enmendar el error que había cometido en el pasado, sentía que se lo debía a la gente, pero como podría hacerlo si se quedaba sin aliento tan solo al estar unos cuantos metros dentro.

—¿Adónde vas ahora? —pregunta el ex marina, viendo como su hermano caminaba con rumbo a la salida de Géminis— ¡¿Me dejarás hablando solo?!, ¡Maldición Saga! —


—Supongo que, si vienes hasta acá, no es por algo bueno —la voz de Mu se parece al traspasar el umbral de Aries, Saga solo lo mira desde el lugar, Mu tenía toda la razón— ¿Qué ha ocurrido ahora? —

—He lastimado a alguien en el pueblo —le dijo, intentó no sonar terrible y no sabía si lo había logrado, Mu se extrañó ante eso, con tan poca información por su mente pasaban mil y unas posibilidades de "lastimar".

—¿A qué te refieres?, en la mañana solo me dijiste que habías salido corriendo —Saga bajó un poco la cabeza y Mu, lo invitó a que se sentara y estuviera más cómodo, le daría un tiempo para que reordenara lo que quería contarle, por lo que se fue a la cocina por algo de beber.

Cuando volvió llegó con una pequeña bandeja con dos tasas llenas de tibio contenido, le ofreció una al mayor, la tasa tenía un liquido negro. Saga le miró con desconfianza.

—Solo es café- le responde el ariano, Saga lo toma y bebe un poco —ahora explícame bien eso de que lastimaste a alguien en el pueblo.

—Al parecer luego de que salí corriendo se produjo un pequeño caos, algunos perdieron sus comprar, se arruinaron algunas carretas y unos de los caballos había salido y arrasó con alguien, Kanon dice que es una mujer —dice con pena, se sentía realmente mal por ello.

—Bueno, como ibas a saber tu que podría pasar aquello, fue un accidente —dice Mu

—Pude haber evitado todo esto —

—Estás siendo muy duro contigo mismo —el pelilila había encontrado que después de todo lo que había pasado Saga aún seguía culpándose por prácticamente todo y entendía el por qué, pero yo todos sabían el motivo y todos habían aprendido a perdonarlo, sin embargo, el único que no lo había logrado era él mismo, y como amigo y compañero él le daba una mano para lograr quitarse la culpa retenida tan dentro de él- ¿Has pensado que tal vez era justo lo que tenía que pasar?

—¿Dañar a alguien? —

—Mira, velo de la forma que quieras, como destino, casualidad o como algo inevitable —comenzó el ariano dejando su tanza sobre la bandeja— nosotros sabemos cuál es nuestro rol aquí, tenemos fijo nuestro deber, pero no significa que podamos abarcar siempre todo, ni siquiera la diosa puede evitar que ocurran catástrofes, entonces no te culpes a ti mismo por eso. Ahora, si lo que te molesta es que pudiste y no hiciste, entonces tómalo como un aprendizaje, para que a la próxima tengas en consideración como podrían resultar las cosas si retomas nuevamente tu objetivo o simplemente si es que quieres seguir con ese objetivo, ponle peso y analízalo, y cuando hayas hecho eso sabrás perfectamente lo que tienes hacer y cuanto estas dispuesto a sacrificar.

Su compañero lo escuchaba atento, analizó las palabras que le había dirigido su compañero y tenía razón, una parte de sí no quería seguir atormentándose por lo que había hecho hace algunos años que basta, pero la otra parte le decía que le faltaría vida para poder enmendar lo sucedido, era ahora decisión suya saber a cuál de los dos seguir.

—Gracias Mu —le dice sinceramente, sus facciones por ese momento se habían ablandado, no estaba serio, sino en paz— siempre es tan reponedor hablar contigo, espero no saturar tu paciencia.

Mu rio.

—La paciencia es mi virtud más desarrollada —Mu sabía que nadie era perfecto, que todos llevaban una parte oscura en su alma, inclusive él.

—Lamento tener que venir solo para contarte mis problemas —añade el mayor, levantándose, tenía mucho en que pensar.

—No te disculpes, sabes que puedes venir a contarme lo que sea, solo intenta que no sea en la noche —bromea, Saga lo sabe y se ríen juntos. Ambos se despiden, el peliazul camina un par de pasos y Mu lo detiene— Saga —lo llama por su nombre, el nombrado no se gira y espera a que su compañero hable, el tono de Aries cambia—, no dejes que él único que se interponga en tu bienestar seas tú mismo. —

Saga asiente y retoma su marcha para llegar a su templo, esta noche sería muy difícil conciliar el sueño.


Después de algunos días después del suceso de Rodorio, Saga recién se atrevía a descender para intentar poder ingresar al pueblo, él había hecho un trato consigo mismo en no sobre exigirse, iría paso a paso y en el caso de él se sintiera ahogado retomaría con calma, para intentarlo al día siguiente. Era su decisión y la respetaría, avanzaría, aunque le costara, pero estaba seguro de que llegaría.

Ya la entrada al pueblo estaba enfrente de él, las casas, los arcos de piedra, le daban el punto de inicio, las calles empedradas. Caminó despacio respirando con tranquilidad, con toda la fe puesta en que llegaría más lejos que la última vez, siguió caminando por las calles, la cantidad de gente era regular, sentía el corazón acelerado, tal vez por los nervios. Cuando llegó a una pequeña plaza se sentó en una de las bancas para descansar y adaptarse un poco a ese ambiente.

Todo se veía tan tranquilo, las mujeres ordenando cajas fuera de sus casas, hombres acarreando cosas sobre las carretas. Cerca de él una joven tocaba la guitarra sobre el pasto, por otro lado unos perros jugueteaban correteándose por los alrededores mientras un grupo de niños iban detrás de ellos. Estaba saliendo las cosas de maravillas, incluso se estaba calmando, estaba haciendo un buen trabajo, hasta que escuchó unos gritos cerca de él.

Miró a un costado de él y vio como dos hombres se acercaban enojados, Saga se quedó en su sitio con los brazos cruzados, no provocaría nada. Cuando los hombres estuvieron cerca le gritaron.

—¡Eres tú el sujeto del otro día! —le señaló uno de los hombres, de pronto todo parecía quedarse en silencio, las madres entraron rápidamente a sus hijos y los hombres salieron rápido a sus deberes y otros simplemente miraban.

—¡Tú arruinaste nuestra mercadería, los caballos destruyeron parte de las tiendas y una mujer salió lastimada! —le dijo el otro enseñándole sus puños. Saga se levantó de la banca, era una cabeza más grande que los otros dos hombres quienes por instinto retrocedieron un paso cada uno.

—Yo..

—¡Esperen!—grita una voz femenina cerca de ellos, los hombres abren él paso ven a la misma joven que tocaba cerca de ellos—, están equivocados, este hombre no fue quien armó el alboroto en el centro, ¿verdad señor? —pregunta la chica, a Saga le molesta un poco el adjetivo y es que él no era tan viejo para que lo llamaran de esa forma, la miró seriamente indicándole la molestia que sentía, pero la joven no lo había mirado siquiera, pasaron unos segundos en silencio hasta que la chica tosió débilmente y Saga comprendió que tenía que responder.

—No —dice, no era la respuesta que ella esperaba, pensó, pero la verdad no sabía que más podía agregar sin agravar la mentira. La joven se le acerca a paso lento situándose a un lado del peliazul enganchando su brazo con el de Saga.

—Lo ven —dice regalándoles una sonrisa. Los hombres se miran incrédulos, como esa chiquilla podía creer que con esas palabras tendría la razón.

—¡Eso no asegura nada, ¿cómo estás tan segura niña?! —Los hombres estaban perdiendo la paciencia, Saga con mero instinto protector se adelantó un paso para proteger a la joven.

—Porque soy la persona a quien aventaron al suelo, lo reconocería en cualquier parte —les dijo sin un ápice de miedo. Los hombres no muy convencidos y más intimidados por Saga que por otra cosa los dejaron en paz y se marcharon viéndolo de forma amenazante mientras se alejaban.

Cuando estuvieron lejos de ellos Saga se atrevió a hablar.

—Gracias, no tenías que hacerlo —la joven giró por primera vez su rostro hacia él y le sonrió— … y perdona por haberte empujado ese día, ¿te lastimaste? —Saga vio como ella abría lentamente los ojos y su sonrisa desaparecía de la misma manera, pero no parecía molesta, ni asustada, ni sorprendida.

—Fue solo un esguince, aún debo llevar las vendas y caminar con apoyo, pero el médico dijo que dentro de unos días estará como nuevo —le dice levantando un poco su vestido, elevando sus hombros no muy preocupada por el asunto, enseñándole su pie vendado, volviendo su mirada al frente sin soltar el brazo de Saga—, y acepto tus disculpas, pero para saldar tu deuda conmigo te pediré que me acompañes a un sitio —dice cantarina, Saga tenía pensado negarse, pero sería muy descortés de su parte, primero provocarle el esguince aunque fuera inconscientemente y segundo dejarla sola después de haberlo defendido hace un momento, eso sería añadir dos cosas más a su lista de malas acciones. Por lo que no tuvo otra opción que aceptar acompañarla.

—Bien, ¿Dónde tienes que ir? —preguntó mirándola de reojo, viendo como se llevaba un mechón de sus suaves risos castaños detrás de la oreja y luego cogía el tirante del estuche de la guitarra y la colgaba en su hombro del brazo libre.

—A la cafetería que está en el centro del pueblo, se está acercando la hora del almuerzo —dice sonriendo nuevamente, esa chica tenía algo realmente extraño, era como si estuviera hipnotizada por alguna cosa, Saga miró hacia el frente, esperando ver que era lo que captaba su atención, pero no veía nada relevante que pudiera ser llamativo. En fin, solo tendría que dejarla en dicho lugar y su deuda habría quedado saldada, así que dio el primer paso con la chica enganchada aún de su brazo, que al parecer no tenía intenciones de soltar, la chica le siguió con algo de dificultad y fue entonces que se recordó del pequeño problema en su tobillo y bajó la velocidad.

A medida que se adentraba al pueblo Saga se colocaba cada vez mas ansioso, veía a la gente mirándolo y murmurando cosas. Intentó serenarse, respirar profundo y pensar en otra cosa, pero no lo conseguía y cada vez mas se iba llenando de gente y su mente de nuevas ideas que no ayudaban a calmarse. El mismo impulso que lo llevó a acorrer aquel día volvía de forma amenazante, el mismo deseo de darse media vuelta y regresar a encerrarse en su templo estaban a flor de piel, de hecho, se detuvo en medio del camino para voltearse, pero el agarre en su brazo se intensificó y recordó que no venía solo.

—Calma—escucha una voz suave a su lado, saga no dice nada, solo se queda ahí de pie sin hacer nada. La muchacha insiste—. Debes mantener la calma —le dice dirigiéndole una mirada su mirada algo preocupada— Cierra los ojos, no pienses en nadie, respira profundo siente como tus pulmones se llenan de oxígeno, -Saga no estaba convencido de hacerlo, pero algo en ella lo hizo querer intentarlo, no supo si era por que estaba lastimada y podría pasarle algo mucho peor si no se contenía o por la verdadera preocupación en sus ojos pardos. Sea lo que haya sido obedeció y se dejó llevar por esa vocecita suave que llegaba a sus oídos- cuenta hasta cinco y bota todo el aire como si expulsaras todo lo malo de tu cuerpo, tienes que repetirlo hasta que te sientas mejor, aunque sea un poco. —le dice, mientras buscaba con la mano libre algo en su bolso sacando de ahí una esfera marrón— Ten, en el momento que estés contando aprieta esto —le muestra la pelota.

Saga abrió lentamente los ojos y miró el objeto algo incrédulo, no creía de verdad que esas cosas resultaran, pero no quería armar de nuevo otro escándalo, él quería superar su maldita ansiedad y poder disfrutar de las caminatas en paz, además no podía volver y correr con la joven enganchada aun de su brazo, en el mejor de los pronósticos volvería a lastimarse el tobillo. Así que repitió todo de nuevo, respiró profundo y tomó la dichosa pelota con su mano libre, contó hasta cinco y botó luego todo el aire en sus pulmones al tiempo que apretaba con su mano, volvió a hacer lo mismo nuevamente, pero esta vez era la joven quien le incentivó a dar un paso, luego otro y después otro, y cuando menos se lo esperaba ambos iban de nuevo de camino hacia la panadería.

La tensión no desaparecía, tampoco el hecho de que veía que toda la gente lo miraba de la peor forma y murmuraban maldiciones hacia él, pero podía controlarse, no sabía si por su respiración o por que traía con él a alguien más. Se sentía fatal, incluso ahora sentía que se le revolvía el estómago y le faltaba la respiración. La joven hablaba durante el camino, no fue mucho, alguno que otro comentario para despejar la mente de Saga y aminorar así el tiempo, pero a él se le hacía realmente eterno.

Cuando por fin llegaron Saga dejó a la joven fuera de la panadería que ella le había indicado, soltó por fin su brazo y se despidió de él agitando una mano mientras le sonreía y le agradecía por haberla traído.

Saga le habló para devolverle la pelota, pero la joven se negó.

—Por ahora puedes quedártela, te servirá para volver —dice mirándolo con ojos risueños—, cuando ya no te sirva puedes devolvérmela. —Saga le da las gracias y se volvió girando sobre sus pies, no podía aguantar un minuto más en ese lugar, necesitaba volver o estallaría en pleno pueblo.

La joven esperó unos minutos antes de entrar, cuando creyó que él se había ido por completo volteó y buscó con las palmas de sus manos alguna superficie plana, avanzó tambaleante unos dos pasos hasta encontrar una de las ventanas de la panadería, agarrando bien el tirante del estuche de su guitarra, arrastró su mano libre por la superficie hasta hallar la puerta de la tienda y la abrió dando pasos inestables, una vez dentro alguien se acercaba para ayudarle con sus cosas y guiándola hasta una mesa situada en la ventana.

Saga quedó por un momento ido, e incluso su malestar había aminorado un poco, había visto todo aquello, había avanzado apenas un poco cuando por cosas de la vida decidió mirar hacia atrás solo para corroborar que la joven había ingresado sana y salva a la tienda, pero descubrió otra cosa que no se hubo percatado, la joven a quien él había acompañado hace unos pocos minutos y quien lo había defendido no podía ver.


Hola a todos!, he venido con una nueva historia alejada de lo que estoy acostumbrada a escribir. Desde hacía tiempo tenía esta historia en mente, de hecho está basada en un One Shot que hice, el cual se llama "Tu pequeño secreto", por si quieren pasar a leerlo, este vendría siendo el desarrollo de dicha historia.

Espero con todo corazón le puedan dar una oportunidad, sé que el principio no es muy llamativo, pero les juro que tiene una bonita historia, ya está un poco avanzada, pero sigo puliendola.

Creo que ya no hay mucho que decir, de verdad espero les haya gustado esta empezada.

Adiós.