SUPERMAN ETERNAMENTE
Parte Dos
(Escrito por Federico H. Bravo)
1
La Legión del Mal
La nave con forma de cráneo descansaba en medio de un pantano de Louisiana, semi-escondida por la frondosa vegetación local. Dentro, la Legión del Mal se reunía sentada en torno de una gran mesa redonda. A la cabeza de la misma y presidiéndola, el Ultra-Humanidad. De derecha a izquierda, Brainiac, Silver Banshee, El Cyborg, Obsession, Rock, Máxima, Atomic Skull, Riot, El Parásito y Toyman lo rodeaban.
-Somos once – comentó el Parásito – ¿No es ese un numero muy reducido como para llamarnos "Legión"?
-Opino igual – Máxima miró a sus compañeros con desprecio y arrogancia – Y no todos de los aquí presentes, exceptuándome, tienen mucho poder.
-¡Hey! ¡Habla por ti, hermana! ¡Yo me considero lo suficientemente poderosa como para estar aquí! – replicó Obsession.
-No me gusta tu tono de voz. De ahora en adelante, cuando te dirijas a mí lo harás en el tono correcto o te arrancaré el corazón.
-¿Ah, sí? ¡Pues inténtalo, cariño! ¡Ponme una mano encima y probaras en primera persona la fuerza de mis puños!
Máxima se levantó de su silla, echa una furia. El Parásito rió.
-¡Guerra en el barro! – se le ocurrió gritar.
-¿Quieres cerrar la boca? – le espetó Banshee.
-No. ¿Quieres intentar cerrármela? Por mí, encantado de que lo intentes – le guiñó el ojo, lascivo. Banshee lo miró con un odio tan frío que hubiera bastado para petrificar al más valiente.
-¡Suficiente! – Ultra alzó la voz. Se hizo el silencio – ¡Máxima, siéntate! – le ordenó.
-¡Me ha insultado! – señaló a Obsession – ¡Mi honor exige que le arranque la cabeza!
-He dicho que te sientes. ¡Ahora!
La princesa extraterrestre obedeció a regañadientes. Se sentó y se cruzó de brazos, ofuscada.
-Dana, que sea la última vez que armas estos escándalos – Ultra se volteó hacia Obsession.
-¡Pero…! ¡Ella empezó! – se quejó la chica. Ultra alzó una mano, acallándola.
-Somos pocos, es verdad, señor Jones – dijo al Parásito, respondiendo a su pregunta de hace un rato, ya casi olvidada por la escaramuza – pero se nos unirán otros. Por ahora, basta y sobra con éste grupo.
El Cyborg levantó una mano. Pidió la palabra.
-¿Podrías recordarnos a todos el motivo de ésta asociación, por favor?
-Por supuesto – Ultra hizo una pausa. Los miró detenidamente a todos – Cada uno de nosotros, en su mayor o menor medida, hemos tenido experiencias con Superman en el pasado. Cada uno de nosotros fuimos derrotados y humillados por él… y todos hemos jurado vengarnos por eso.
-Es verdad – dijo Toyman. Se trataba de un hombre bajito y gordo, con el cabello rapado. Llevaba puestas unas gafas redondas grandes – ¡Ese maldito arruinó todos mis planes cientos de veces! ¡Por su culpa acabé en la cárcel por muchos años!
Golpeó la mesa con su puño, acalorado. Obsession le susurró a Banshee:
-Luego me dicen que la obsesiva con Superman soy yo.
-El señor Schott tiene razón – siguió diciendo Ultra – Todos los aquí presentes hemos sufrido en carne propia las humillaciones de la derrota, pero las cosas han cambiado…
-¿En que? ¡Superman está muerto! Lo mató un monstruo descerebrado salido de vaya uno a saber donde – le recordó el Parásito – Cualquier deseo de vengarnos de él murió en cuanto exhaló su ultimo aliento. Personalmente, voy a extrañar absorber su energía vital.
-Eso no es del todo cierto, señor Jones. Más bien, es todo lo contrario – Ultra sonrió – De hecho, la muerte de Superman a mano de esa extraña bestia es un regalo de la Providencia.
-No veo cómo.
-Píenselo. Superman era el único que se interponía entre nosotros y la dominación de éste mundo. Sin él, ahora somos imparables.
-¿Qué hay del nuevo Superman? – Atomic Skull habló por primera vez. Echándole un vistazo a su aspecto –una calavera descarnada humeante, sobre un cuerpo musculoso embutido en una armadura anti-radiación– uno se podía imaginar por qué prácticamente quisiera pasar desapercibido, aunque no lo lograría jamás.
-El nuevo Superman no es ningún problema. Ya he ideado una forma de sacárnoslo de encima.
El Parásito carraspeó.
-¿Si, señor Jones? ¿Tiene alguna pregunta?
-Solo una, Ultra: ¿Para que has robado el cuerpo del Superman original de su tumba?
Silencio. Ultra no respondió de inmediato.
-Yo también quisiera saberlo – intervino Banshee, despacio – ¿Por qué has profanado su sepulcro? ¿Qué ganancia obtendrás de su cuerpo?
-Solo les diré esto: hay una razón. Todavía no les revelaré cual, pero pueden confiar en mí. Tenemos al cuerpo de Superman en buen recaudo.
-¿Tenemos?
-Brainiac y él – apuntó el Parásito – ¿No te has dado cuenta, muñeca? Ellos son los jefes de éste grupo.
Los fríos ojos del coluano se centraron en él. El Parásito se estremeció, casi a pesar de sí mismo. Aquel extraterrestre de piel verde y musculoso, con unas especies de diodos sobre su calva cabeza le causaban que la piel se le pusiera como carne de gallina.
-Éste es el punto: sin Superman, hacerse con el control de la Tierra es un hecho. Si trabajamos todos juntos, nada ni nadie podrá pararnos.
-Solo el nuevo Superman – insistió Atomic Skull.
-Pronto pondré en marcha mi plan. Me encargaré de él en persona – explicó Ultra – No se preocupen – hizo una pausa – Lo reitero por si es que no les quedó claro a todos: Sin Superman –hablamos del original, por supuesto– nada ni nadie podrá detenernos. ¡La Tierra ya es nuestra!
