*Et si je n'entends jamais votre voix

mon corbeau, mon chéri...

Votre voix est un cher plaisir coupable.

Dicen que nada en este mundo nace siendo malvado. Pero era su sola presencia, su indescifrable comportamiento… su voz. Muchas veces me pregunte si la misma regla aplicaba para una persona como esa.

Votre Voix

Nunca supe, todavía no se si me aterraba o me fascinaba. Tal vez eran ambas cosas a la vez.

'Nadie puede justificar su existencia haciendo un rosario de sus recuerdos felices… En lo personal, yo no puedo.'

Eso fue lo que me dijo aquel día y en ese entonces no entendí sus palabras. Jamás entendía lo que decía y aun así siempre escuchaba todas y cada una de sus palabras, atentamente, obsesionadamente. Había algo que me atrapaba, me llenaba de aprensión, de miedo… e irónicamente también me animaba y reconfortaba en mis momentos más afligidos y solitarios.

'Él… ¡¿la ama?'

'Si.'

'E-entonces… debería besarla.'

'No.'

'… ¿No?'

'No.'

'... Cierto. Porque entonces dejaría de escuchar voz.'

Eh incluso ahora, cuando pensé que no habría manera de sentirme más sola.

Me hace entender que en realidad…

-… mi alma, del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo, no podrá liberarse…-

¡Nunca más!


Gélidos Recuerdos.

-¿Y que cuenta Sai? ¡Que buen muchacho! hace tanto que no lo vemos… un buen muchacho sin duda ¡No lo dejes ir Sakura!-

Lo estaba haciendo de nuevo.

Siempre hacia lo mismo. Mi madre se la había pasado insistiendo los últimos veinte minutos que llevábamos de camino, me bombardeaba con preguntas inútiles, sin sentido y triviales de temas aun mas inútiles, sin sentido y triviales, cosas sobre el nuevo artista musical del año, el nuevo y vampiresco galán de película, mi ultima relación amorosa o hacia chistes simplones de vez en cuando… Es lo que siempre hacia cuando intuía que estaba molesta, pero más aun cuando sabia que tenía la razón por estarlo.

-Sakura… No puedes estar enfadada por siempre ¡Vamos, mira que hermoso paisaje!-

Era noviembre y el clima podía llegar a ser intolerablemente frío para todos. Menos para mi, yo siempre había preferido los días nublados y un tanto grises a los que tenían pleno sol y margaritas cantando, la lluvia en especial entraba a tono con mi buen humor. Es por eso que fue una sorpresa para mi madre, dado mi gusto por los climas crudos, que mi mal humor fuera tan grande que ni siquiera la presencia de colinas y llanos completamente cubiertos por blanca y brillante nieve pudiera hacerme ceder aunque fura un poco.

Yo nunca había visto la nieve en persona, y para ser una persona que nunca escucha y sabe tan poco de mí, mi madre parecía haber percibido que sentir, mirar y poder disfrutar de un paisaje como este por primera vez seria especial para mí… lamentablemente y como siempre tuvo que ir y arruinármelo una vez mas. Dentro de mi muda y enajenada rabieta me permití contemplar el paisaje que me era presentado. Un árbol al final del camino llamo mi atención en especial, no solo era grande e imponente, tan imponente para sobresalir a tanta distancia, si no que a diferencia de todos los demás este no era verde ni estaba tapizado por finos copos de nieve, sus hojas eran de un color anaranjado rojizo que curiosamente lejos de hacerlo lucir viejo y marchito, le daban vida… parecía en llamas.

-¡Mira que hermosas hojas tiene ese árbol, todavía tiene el color del otoño! ¿Apoco no es lindo?- Ella debió haber notado que lo miraba.

-Parecen… gotas de sangre.-

-Ha… que gracioso.-

Siempre decía eso también… y era bueno. Usualmente decía eso cada vez que yo decía algo que le desagradaba o la hacia sentirse incomoda y no expresaba ninguna palabra mas. Debe serle inmensamente difícil sentirse incomoda alrededor de su propia hija, no por el sentimiento de incomodidad en si, sino por el hecho de sentirse así en primer lugar. Supongo que años y años de historia social le han inculcado que debe amar a sus hijos no importando que tan lúgubres e inquietantes sean sus comentarios, debe sentirse tan culpable cuando me mira como si fuera un fenómeno, pensando que es su tarea defenderme de las personas que me miran así y no ser ella la que desvíe la vista avergonzada al ser descubierta. A veces me pregunto si hare mal en jugar con ella de esa manera, ya saben, después de todo ella me dio la vida y todas esas cosas pero…

Pedirle gratitud a un niño siempre me ha parecido algo absurdo.

Tengo que admitir que tengo un gusto por probar los límites de las personas y jugar con ellas como juego con mi madre, la amabilidad general esta sobrevalorada y me fascina presionar a la gente hasta ver que tanto logran aguantar mis comentarios antes de excusarse tonta pero amablemente (Siempre amablemente.) para escapar de mi presencia. Y puede que tal vez sea ese pequeño hobby mío el que ha hecho que mi madre hubiera decidió que ocho horas de mi compañía después de clases eran demasiadas para ella.

-Estamos aquí.-

Apenas levanto mi vista y dos inmensas puertas encuentran mis ojos.

Konohagure.

El colegio que mi padre había alegado jamás poder pagar con su mísero sueldo, colegio al cual yo jamás había expresado deseo alguno de asistir, el colegio que de ahora en adelante seria mi nuevo 'hogar' según había dicho mi madre.

-Nombre.- El guardia de seguridad pregunta sin quitar la vista de su portapapeles.

-Haruno. Haruno Sakura.- Contesta mi madre.

-Haruno… Si. Le estábamos esperando, por aquí por favor.-

El tipo, cuyo nombre es Shiranui Genma, según su identificación nos abre las mecánicas y enormes puertas que a pesar de ser tan grandes y probablemente viejas no rechinan tanto como me lo esperaba.

Al salir del auto lo que vieron mis ojos al entrar jamás lo habría esperado, digo, si, había visto los folletos que mi madre había llevado a la casa pero esto… era surreal. Más que un campus parecía una verdadera ciudad, no era de extrañarse que papa sintiera que tendría que empeñar ambos riñones solo para que fuera admitida, mas aun para pagar la colegiatura mensual ¿Es que enserio era necesario tanta ostentosidad? La educación nunca ha sido sobre el lujo, escribe igual una pluma de plástico que una de plata. Aunque podría estar equivocada, como sea, después de mi shock inicial solo una pregunta quedaba en mi cabeza ¿Cómo demonios iba papa a pagar por esto?

-No te preocupes Sakura... Un conocido me debía un favor aquí.-

¿Y como, exactamente no voy a preocuparme? ¡Creo que su último comentario me preocupa aun más! Ella siempre ha tenido una tendencia natural al drama y los problemas ¿que favor puede ser tan grande como para pagar mi estancia aquí por tres años? Mientras no dirigíamos hacia el edificio principal pude notar a lo lejos (Todo aquí parecía millas alejado entre si.) un brillo particular, era extraño que aun y cuando todo era lo suficientemente frío para estar cubierto por nieve el agua de lo que parecía ser un lago inmenso siguiera en estado liquido. Le pregunte al guardia y me explico que el invierno todavía no se estacionaba por completo y que por eso el lago seguían así, pero que una vez bien entrado el frío el agua, muy probablemente, se cristalizaría. ¿Qué todavía no era pleno invierno decía? No podía creerlo, como tal ya hacia un frió muy considerable y si bien yo me consideraba una persona afine a este clima, también hay un limite a que tanto frío podría soportar, especialmente viniendo yo de un lugar regularmente soleado, donde nunca nieva… ¿Qué tan duro podía llegar a ser el invierno aquí?

-Si, y una vez que el hielo esta lo suficientemente duro por lo regular los estudiantes disfrutan del patinaje en sus ratos libres.-

-¡Wow! ¿Ves Sakura? Apuesto a que nunca has patinado en hielo antes.-

-Y suele haber un baile nocturno para celebrar el año nuevo. A las chicas les fascinan esas cosas.- Nos comenta mientras entramos en el edificio.

-¡Vaya! ¡¿No suena lindo Sakura? Tu en un hermoso vestido, con todos esos chicos.-

-¿Estas hablando conmigo?... ¿Siquiera me conoces un poco?- Contesto con un desdén mas potente de lo que uncialmente había planeado.

-Ha…muy gracioso.- una vez mas la culpa en su mirada me anuncia que he terminado efectivamente con esta conversación. Fiel a mi predicción mi madre se excusa preguntando donde esta el baño mas cercano y el guardia le señala el camino. Ella se aleja rápidamente diciendo que volverá en un momento. Creo que el guardia puede sentir el ambiente en general y me mira por encima de su hombro con una sonrisa socarrona.

-Hey, pequeña.- Yo solo lo miro, no por prestarle atención si no para aclararle con una mirada que no me aprecio la forma en que me llamo. El simplemente ignora mi miramiento y continúa. -¿Has oído un buen chiste últimamente?-

-¿Por qué habría de…?-

-No lo se.- Me interrumpe y se encoge de hombros, luego mira hacia el frente mientras vuelve a hablar -… ¿Quieres oír uno?-

No estoy muy segura de si habla en serio o no ¿Un chiste?... un chiste es esta conversación, sucediendo ahora mismo. Aun así, mi madre no parece querer volver pronto -¿Por qué no? Parece que esa mujer fue por el excusado.- Él hace una mueca de pasmo ante mi comentario pero luego sonríe y me pregunta finalmente.

-¿Por qué la gallina cruzo el camino?-

-… ¿Sabes? Olvídalo, ni todo el aburrimiento del mundo vale esto.- Me adelanto unos pasos frente a él, quien en seguida me detiene por un hombro dándome la vuelta y sostiene sus manos frente su rostro en forma defensiva.

-Esta bien, esta bien… uno nuevo… - Parece pensarlo un momento y luego su dedo índice apunta al cielo en señal de que se la ha ocurrido algo. -¿En que se parece un cuervo a un escritorio?-

-¿Eh?- Fue mi brillante respuesta. Esa pregunta es demasiado fortuita, incluso para mí.

-¿En que se parece un cuervo a un escritorio?- Me pregunta de nuevo, más lentamente, como si estuviera hablando con una niña de cinco años.

-… Dijiste que me contarías un chiste.-

-¿Eh?- Repite el guardia, sonando igual de inteligente que yo hace un rato.

-Un chiste. Tú dijiste un chiste, pero tus últimos dos intentos suenan mas como adivinanza.-

-Bueno. Serian un chiste si pusieras un poco de tu parte en contestar.-

-No. ¡Serian un chiste si en realidad fueran graciosos!-

-Lo serian si me dejaras terminarlos.-

-Seria mas fácil si solo me dijeras la respuesta en vez de esperar a que yo te la diga ¡Obviamente voy a responder mal de cualquier forma!-

-¡Que demonios pasa aquí!-

De improviso una puerta se había abierto con fuerza y estridencia enormes. La persona que emergió de dicha puerta, paso por mi mente en un instante que era la mujer más hermosa que jamás hubiera visto. Aun y cuando su mirada lucia desenfocada y su cabello estaba un poco descompuesto y su cara en general sostenía un gesto de descontento y molestia.

-¡Tsunade-sama!- El guardia se puso inmediatamente en posición de firmes para luego hacer una reverencia.

-Hmm… ¿Genma?- Pregunto la mujer rubia, como si acabara de notar nuestra presencia. Inminentemente un ligero aroma a alcohol llego a mi nariz cuando ella pronuncio esas palabras. -¿Qué hay con todo este escándalo? Sabes bien que no me gusta que me perturben cuando estoy trabajando.-

-Lo siento mucho Tsunade-sama, no volverá a repetirse.-

Dicha mujer se dio la vuelta para volver a lo que supuse era su oficina y que por lo que alcance a notar por la abertura de la puerta era igual de ostentosa que todo en este lugar, pero terriblemente desordenada.

-¿Trabajando? Más bien parece que acaba de despertar de una resaca tremenda.-

No se lo que me paso pero no pude contenerme, nunca puedo contenerme, tiendo a decir lo primero que se me venga a la mente, sin pensar. Mi lengua me ha metido en tantos problemas que tal vez debería pensar seriamente en comprar un bozal.

Mi comentario aunque dicho en voz baja definitivamente fue oído por la mujer porque su espalda se tenso por un breve momento y un aura de peligro la rodeo mientras daba la vuelta lentamente para fijar todo el peso de su mirada en mí.

-Genma ¿Serias tan amable de decirme quien es tu encantadora compañía?-

-Haruno. Haruno Sakura señora.- Me presento extendiendo mi mano. Tal vez debí haber puesto mas atención a la señal de '¡Grave error niña!' que se dibujo en la cara de Genma cuando decidí utilizar la palabra 'Señora' en mi intento por ser raramente amable y educada. -Soy la nueva estudiant…-

-Genma. Haz el favor de escoltar a la señorita Haruno a su estancia.-

-… Entendido.- Él guardia me mira nerviosamente. En este punto todavía no entendía muy bien ¿hice algo mal?

-Y… Mientras esta ahí podrías hablarle sobre como no hablar a menos que se le sea solicitado.- Cada palabra suya esta bañada con desaire y prepotencia… Tks, ni siquiera se molesta en mirarme mientras vuelve a su oficina cerrando la puerta calladamente.

-Señor Shiranui, Sakura.- ambos volteamos para ver a mi madre hacer ademanes de que la esperemos. Cuando por fin se nos une resumimos el recorrido en completo silencio hasta mi 'estancia'.


Entramos al vestíbulo de un edificio de estilo bastante clásico, subimos unas enormes y amplias escaleras hasta llegar al segundo piso. El guardia nos guía por un pasillo alfombrado y de paredes blancas adornadas con pinturas, pero extrañamente no parecen ser piezas muy reconocidas o de pintores famosos.

-Aquí estamos.- Anuncio el guardia cuando nos paramos enfrente de una puerta. Procedió a sacar una llave plateada de su bolsillo y abrió la puerta sin preámbulo para dejarnos pasar a mí madre y a mí.

Es difícil poner en palabras el lugar en el que viviré por los siguientes tres años. Tan solo entrar fue abrasadoramente intenso, lo primero que vi fue rojo, era una habitación tapizada de rojo, en diferentes matices y materiales, pero rojo al final. Había dos camas con bastante espacio entre ellas, una de las cuales ya estaba ocupada por lo que parecía una pila interminable de maletas y maletines, al lado de la cama que no estaba ocupada había un elegante sillón pegado a la pared, en le fondo al lado izquierdo de la puerta de entrada había un gran ventanal con cristalería en tonalidades escarlata que daba a un fastuoso jardín cubierto de nieve, del otro lado se apreciaba un escritorio enorme con varios cajoncillos, al lado había cuatro puertas de madera oscura pegadas a la pared, un closet interno supuse. En el fondo derecho, había una puerta que dejaba entre ver lo que se trataba del baño, no pude ni bien echar un vistazo adentro cuando una figura emergió del cuarto entre una nube de vapor y un fuerte olor a rosas inundo el lugar.

-Hmm... - Fue lo primero que salió de la boca de aquella chica. Su mirada especulativa y calculadora nos recorrió de pies a cabeza, y si me atrevo a decirlo, la sentí con un vano deje de menosprecio.

La chica obviamente salía de tomar un baño, solo llevaba una toalla alrededor de su cuerpo y una pequeña toalla alrededor de su cabeza y lejos de sorprenderse, asustarse o tan siquiera avergonzarse solo se quedo ahí, mirándonos, como si fuéramos nosotros lo que caminásemos por ahí casi desnudos ¿'Hmm'? ¿Es esa la palabra que mejor expresa esta situación? ¿Estaba tan acostumbrada a que gente extraña entrara a su cuarto a si nada más?

-Oh, señorita Yamanaka. Permítame presentarle a su nueva compañera de cuarto.- e incluso el guardia se sentía tan cómodo con la situación. -Su nombre es Haruno Sakura.-

La 'señorita Yamanaka' no mostró ni un ápice de incomodidad al estar en una simple toalla frente al guardia de seguridad. -Genma…- De hecho se encamino hacia el con un paso seguro y elegante, pasando de mi y mi madre directo hacia él. -¡¿Cuántas veces te he dicho que toques antes de entrar pedazo de incompetente?- solo para darle tremendo coscorrón en la cabeza y sacarlo de una patada del cuarto.

Después de la pequeña conmoción que habíamos sufrido. Yamanaka Ino se presento formalmente como mi compañera de cuarto e hija del importante empresario Yamanaka Inoichi. Mi madre obviamente quedo fascina con el hecho de que iba a compartir el cuarto con una heredera millonaria, fue una tarea penosa y difícil convencerla de que su estadías aquí ya no era necesaria, ya había conseguido lo que quería al dejarme botada aquí, librarse de mi, aprisionándome en un lugar diferente a cualquier otro al que hubiera estado y con gente con la cual no tengo nada en común y que regularmente jamás me mirarían dos veces.

-No te preocupes, así son todas las mamas ¿Cierto?- Me comenta Ino mientras se recostaba en su colchón ahora vestida con un short morado y una cómoda camiseta blanca.

-Si. Pero la mía es diferente.-

-Oh vamos, apuesto a que no será tan mala.-

-Créeme, es peor.-

-Eres injusta con ella. Los reproches de un padre a sus hijos nunca dolerán tanto como los de un hijo a sus padres.-

-Papá papa.- Dije sin mucho empeño. Estaba más preocupada en terminar de desempacar mis maletas, no es que fuera una gran cantidad de equipaje, en serio, simple y sencillamente comenzaba a sentirme un pelin incomoda en presencia de Ino. Nunca he sido una buena conversadora, no puedo sacar temas interesantes o divertidos de la nada ni se me da bien interesarme por la vida de alguien a quien apenas conozco. Mi mejor amigo, Sai, diría que soy extremadamente hostil, y yo entonces le diría que se fuera al cuerno.

Pero esa persona no es Sai y este no es el lugar al que estoy acostumbrada, no se que decir o que hacer. Sin embargo, ese no parecía ser el caso con Ino, ella se estaba encargando bastante bien de llenar los silencios incómodos y remendar mis carencias relacionales.

-¿Así que te llamas Sakura?-

-Así mismo.- Dije con un suspiro, señalando mis ojos y mi cabello con un dedo para que ella los notara. Por lo regular la gente hace la conexión entre mi nombre y mi físico de inmediato.

-... ¡Entiendo! como la flor de cerezo.-

-En realidad se trata de un botón de cerezo. Pero si, mis padres tenían... un gusto por la ironía.-

-Un lindo botón que todavía no ha florecido...- Dijo mientras examinaba cuidadosamente las puntas de su rubia cabellera, luego alzo la vista y me miro con una sonrisa entre inocente y maliciosa. -Apuesto a que te dicen mucho eso.-

-Para nada.- Dije sacando el aire en un silbido. -Tú eres la primera.-

-Entonces, ha sido un honor.- Me sonrió con suficiencia y yo le devolví la sonrisa, no sabiendo que mas hacer me dirigí a la ventana y la abrí de par en par. Una fuerte brisa entro en el cuarto con un silbido intenso y helado, el paisaje, ahora nocturno no me desairó en lo mas mínimo. Mi cabeza se ladeo para contemplar mejor el exquisto paraje del jardín trasero.

-¿Y que piensas de este lugar hasta ahora?- Dijo Ino, quien se encontraba repentinamente a mi lado admirado la escena al igual que yo.

-No lo se… es…- Intente buscar en mi mente la palabra que expresara mejor mi sentir.

-¿Emocionante?-

¿Emocionante?… tal vez… pero…

-No tanto así… pero supongo que si.- Ino me miro como esperando que terminara mi observación. -Es más… inquietante.-

-¿Inquietante?- Alzo una fina ceja rubia en claro signo de confusión.

-Este lugar… me da la impresión de que oculta muchos secretos.- Termine solemnemente, era la verdad, eso era lo que este lugar me transmitía y no sabia porque. Tal vez porque cuando un lugar es tan antiguo y grande como este, es normal que tenga muchas historias ¿Me pregunto si alguien las sabrá todas?

Ambas nos miramos por un momento en silencio, hasta que una carcajada de Ino me tomo por sorpresa.

-Vaya imaginación la tuya ¿Has pensado en escribir novelas de suspenso?- Estiro sus brazos sobre su cabeza mientras se dirigía bostezando a su cama nuevamente.

-Nah, soy pésima escribiendo.-

-No se, algo me dice que tienes mas talento del que crees.-

-Díselo a mi madre. Piensa que mi único talento es haber nacido malvada, por eso me boto aquí tan fácilmente.-

Ella se detuvo en su tarea de meterse entre las sabanas para mirarme un poco consternada y luego suspiro cansadamente resumiendo su labor.

-No digas tonterías botón de cerezo, apuesto a que tu madre te ama…y 'nada' en este mundo nace siendo malvado.-

Se acomodo mejor entre las almohadas y me dio la espalda, dando por terminada nuestra conversación. Quizás, pienso para mí, que ese último comentario mío sobre mi relación con mi madre fue demasiado mordaz para ella como para el mundo en general. Solo dos personas en este mundo parecer comprender mi sentido del humor… aunque últimamente solo había sido una de ellas.

Su comentario sin embargo, alejo esos leves pensamientos de mi mente y me puse a meditar sobre lo que había dicho. Di unos cuantos pasos hacia mi cama hasta sentarme en ella.-Entonces tampoco 'nada' nace siendo bueno.- dije pensativamente.

Lo que dije pareció llamar su atención, puesto que me miro sobre su hombro, luego cambio su postura, acostándose boca arriba.

-Supongo que tienes razón.- Dijo sin mirarme, su mirada ahora conectada al techo -Es simplemente lógico. Pero a veces pienso en este mundo mas como el color blanco, ya sabes, el conjunto de todos los colores en uno solo. Todo, la maldad y la bondad están en ti por naturaleza, solo se necesita de un cristal que divida la luz en sus diferentes colores y los haga visibles.- Volteo a verme finalmente con esa sonrisa que comenzaba a recordarme a alguien.

-Eres muy perspicaz.-Dije sinceramente, jamás me hubiera imaginado que esta chica fuera tan lúcida. -Yo siempre comparo el mundo con el color gris.- Confesé.

-Una mezcla entre blanco y negro… El balance entre el bien y el mal presumo.-

-Exacto.-

Ambas compartimos una mirada de entendimiento intelectual.

-Creo… que llegaremos a acoplarnos.- le dije con mi sonrisa mas honesta.

-Yo no lo creo.- Mentiría si dijera que su comentario no me desconcertó por unos segundos, pero luego vi asomarse esa mirada sarcástica suya junto con una ultima risita. -Lo se.-

Dio unas cuantas palmaditas de emoción y apunto hacia la ventana abierta -Ahora ¡A dormir! Mañana será un día ajetreado.- Entendí su petición muda y me levante para cerrarla.

Cuando estaba frente a la ventana le oí hablar de nuevo.

-Aun así, Sakura. Ten muy en cuenta que para obtener gris siempre necesitas añadir negro…- Había algo diferente en su voz esta vez, algo que todavía no entendía muy bien, cercano a una advertencia.-Y una vez hecho eso, no importa cuanto más blanco pongas en la mezcla, nunca será igual de puro de nuevo.-

Esas palabras tan cripticas me hicieron darme la vuelta, solo para encontrarme con que ella ya estaba dormida, dándome la espalda de nuevo.

-Lo se.- Susurre mas para mi que para responderle.

Al dar la vuelta de nuevo para cerrar el ventanal, otra brisa y un súbito escalofrío hicieron temblar mi espina de arriba abajo, cerré los ojos ante la fuerte sacudida y cuando los abrí de nuevo, de frente a mí, en un balcón del edificio contiguo había una figura alta de pie mirándome fijamente. Obligué a mis ojos a ver mas allá de lo que la fina nieve cayente y la oscuridad de la noche les permitía y note algo que me sorprendió sobre manera ¡Esa persona llevaba el torso desnudo! ¡¿Acaso estaba loco? ¡Había nieve cayendo por todos lados! Cierto que no era una ventisca feroz pero aun así…

Sin embargo, cualquier pensamiento que había tenido sobre la cordura de aquel chico palideció ante las azabaches pupilas que se encontraron directamente con las mías. Un abismo de negra espesura me envolvió, succionándome sin poder evitarlo, todo era negro con un brillo peculiar y… gélido. Él solamente desvío la mirada cuando una fuerte ráfaga hizo silbar las ramas de los árboles y un cuervo grazno a lo lejos, seguí su mirada hasta el árbol que había capturado mi atención en la tarde. Lucia, si eso era posible, más hermoso de noche con los rayos de la luna iluminándolo plenamente.

-Hermoso.-

Volví la vista rápidamente hacia el muchacho de enfrente, estaba sonriendo, una sonrisa taimada y locuaz, mirándome fijamente. Mis ojos se aventuraron un poco más y seguí la línea de su sonrisa sin pena alguna, él se sabía admirado y obviamente no le molestaba. Mí recorrido termino cuando sus finos labios cambiaron su patrón intermitentemente…

Estaba hablándome, y lo mas extraordinario, yo podía… o al menos creía poder…

Oírlo.

Solo una palabra salió de su boca.

Una sola palabra sin sentido.

Se dio la vuelta y entro en su cuarto, dejándome con ese sentimiento colgando en el aire, con esa perplejidad y confusión molesta. No entendía que acababa de suceder y no entendía el significado de lo que creí oír de sus labios, no estaba segura de si realmente había sido verbalizado o solo fue mi imaginación la que le dio voz a esos labios. Si solo fue mi imaginación la que noto algo irreconocible en esa oscura mirada, la que una vez mas, sintió ese escalofrío subir por mis huesos.

Si fue mi imaginación la que me hizo pensar que esa ultima sacudida no tenía nada que ver con el frío de la noche y la nieve. Cerré mis ventanas y la tenue luz del cuarto hizo que el reflejo de los cristales escarlatas bailara sobre el blanco jardín, como flamas de velas titilantes, como hebras de sangre derramadas.

Afuera, posado en la rama del árbol en llamas, aquella ave volvió a graznar gustosa.

Continuara...


N.A: Edite el primer capitulo un poco… Como ya había dicho antes, este estilo (¿Podría llamarse suspenso? Tal vez horror… mmm… nah… no se.) Es nuevo para mí... Y si, finalmente vi Alicia en el país de las maravillas.

N.A2: Las traducciones de algunas frases o dialogos seran puestas al final de cada capitulo.

*Y si jamas vuelvo a oir su voz Mi cuervo, mi adorado... Su voz es un placer culposo.