Abrió los ojos pesadamente debido a la blanquecina luz que le golpeaba los ojos, se miró las manos con alguno que otro parche, cubierto hasta la mitad del torso con mantas y sábanas blancas, el con una ropa blanca que sabía exactamente de que era, un hospital

Trato de recordar cómo diablos había llegado hasta ahí, estaba con su amigo nipón, en una misión en conjunto, le dolía el estómago antes de salir incluso había tomado un asqueroso e insípido remedio que se supone que le ayudaría pero no funcionó y alguien le había dado un golpe justo en el lugar, luego todo se fue a negro. Su brazo estaba conectado a un líquido blanco que en ese preciso momento no recordaba cómo se llamaba, se tocó la cabeza y noto que también tenía parches en el rostro, buscó con la mirada a alguien que le dijera que sucedía, pero no había nadie en la habitación de hospital, era de noche quizás no encontraría a nadie, la puerta se abrió y él se puso serio, pero era su amigo que venía a visitarlo

-¡Tsuna!-dijo antes de sentir una punzada en el estómago que hizo que se tocara

-¡Dino-san! Ten cuidado-dijo preocupado- tienes el apéndice inflamado

-¿el apéndice? ¿Qué es eso?

-es un órgano-dijo con una gotita en la cien- llegamos hace dos horas, ahí una doctora que está preparando todo para operarse

-¿c-cirugía?-dijo un poco nervioso- no quiero una cirugía

-pero la necesitas, si explota tu apéndice, morirás

- lo sé-dijo nervioso- no sé qué es más terrible

-Dino-san –dijo con una gotita-jamás te han operado ¿ni siquiera las amígdalas?

-no-dijo cubriéndose los ojos, esto es terrible, Tsuna…. ¡¿y la misión?!

-justo cuando te caíste, llegó Gokudera-kun y Yamamoto, así que fue todo un éxito

-lamento no poder ayudarte

-olvídalo -sonríe- oh, ahí viene la doctora

Entró una mujer con una camisa azulada y con un pantalón oscuro de tela, sonriendo con una tabla donde traía un informe, su estetoscopio colgando de su cuello y un termómetro en su bolsillo con unos palitos de paleta de helado.

Entró y le metió su termómetro en la boca del rubio mientras anotaba algunas cosas, despachando al castaño hacia afuera no sin antes pegarle un parche en la mejilla sonriendo, luego de sacarle de la habitación. Miro al rubio, tenía el cabello negro en un bollo con unos ojos azulados brillantes, de tez delicada, le explico algunas cosas sobre la cirugía y mientras se le miraba embobado

-¿me has escuchado?…. Hum-dijo mirando el informe-¿dijo Cavallone?

-¿disculpa?

-vamos a empezar la cirugía-dijo antes de sonreír-así que espero que estés listo

-e-e-estoy un poco asustado-dijo nervioso

-no creerías cuantas veces me han tocado mafiosos miedosos-dijo riendo- nos vemos al final de la cirugía, Dino

-solo si la doctora promete tener una cita conmigo

-tengo un horario muy apretado, este hospital es mi vida

-no vas a creer lo insistente que puedo ser, doctora

-tratar de parecer galante no te funciona, si estás enfermo-

Dijo con una sonrisa antes de dejar entrar a dos enfermeros que le subieron a una camilla y le llevaron hasta la sala de operaciones, donde comenzaron a prepararlo, la mujer le miró un momento y le acomodo la mascarilla, le sonrió y le dijo que todo estaría bien, él le tomó el brazo y un poco asustado, tembloroso y ella cariñosamente despejo su frente y beso cuidadosamente antes de que se quedara dormido

Despertó atontado, tenía dos tubos entrando por su nariz y a un suero conectado pero lo que le extraño fue una máquina emitiendo pitidos, sabía que después de una cirugía se sentía adolorido, pero que fuera tan terrible, sólo podía compararse a cuando Hibari Kyoya lo hacía polvo. No había nadie así que apretó el botón rojo en la barandilla de la cama para llamar a una enfermera, la doctora apareció con unas ligeras ojeras un poco despeinada tratando de aparentar tranquilidad, no sin antes tropezar con la silla en la oscuridad, encendió la luz y sonrió

-nuestra cita casi queda pospuesta-dijo contenta

-¿Qué pasó?

-te desangraste un poco... bueno mucho-dijo ajustándose las gafas- ¿qué te sucedió?

-no lo se

-¿no tienes razones?

-¿razones... como que razones?

-la mayoría de estas personas-dijo mirando la ventana- tiene razones para vivir, una familia, una vida, sueños -le mira-¿tienes razones?

-tengo una familia que proteger

-al parecer no fue tan fuerte... lo lamento Dino, creo que cambiaras de doctor, solo atiendo a personas que quieren vivir

-¡o-oye!

No pudo decirle nada, no podía moverse y se tuvo que quedar en ese lugar tumbado en la cama ¿acaso tenía algo por lo que vivir? esa pregunta le rondó toda la noche la cabeza, era una linda doctora, jamás la había atendido una antes, siempre Romario era quien le cuidaba y todo, así que nunca se preocupó de esas cosas.

¿Y las chicas? era un jefe de la mafia joven y apuesto, no le era difícil. Pero esta era la primera mujer que él trataba de cotejar que no le escuchaba, que le desechado por su actitud, eso le molestaba pero aún más le molestaba aquella pregunta que ella le había hecho ¿tenía razones? ... ¿o de verdad quería morir?

¿Quién le extrañaría?

Sus subordinados, seguramente, pero luego buscarían nuevas familias, ya que él no tenía hermanos, ni nadie a quien heredar, así que básicamente, la familia Cavallone acabaría. La familia Vongola, seguramente más de uno le extrañaría al principio pero no lo suficiente para ser trascendental

¿Acaso podría vivir si tuviera una razón? ¿Acaso era feliz?

El solo estaba viviendo lo que toco, sus padres murieron él no sabía nada de eso, él no sabía sobre sueños y esperanzas, sólo conocía como ser el jefe Cavallone

¿Cómo es que una chica podía hacer eso? ¿Hacer que cambiara completamente su visión de la vida? ¿Qué es lo que realmente quería hacer?

Realmente no lo sabía, pero quería averiguarlo

-¿Dino-san?-dijo el castaño al entrar- menos mal-dijo al suspirar- Selene-san me llamó para decirme que ya habías despertado

-¿Selene?

-el nombre de la doctora ¿no la viste?

-ah...sí-dijo desviando la mirada

-¿estás bien Dino-san?

-eres mi amigo ¿no, Tsuna?

-claro que si… ¿a qué viene esa pregunta?-dijo un poco nervioso

-es...esa chica, la doctora, me dijo... que yo me había desangrado porque no tenía ganas de vivir

-¿hum...Dino-san no tienes ya ganas de vivir?

-jamás había pensado en un sueño o algo así

-¿realmente?...deberías pensarlo

-¿tú tienes uno, Tsuna?

-quiero ser feliz con Kyoko-chan y que mis amigos estén a salvo, vivo para eso Dino-san ¿y tú?

-no lo sé...lo único que recuerdo era que le pedí una cita a esa chica y desperté...

-necesitas dejar de caminar y pensar a dónde quieres ir

¿A dónde quieres ir?

¿Qué dirección tomar?

¿Que seguir?

Preguntas que se hizo los siguientes días que siguió en observación, tratando de escribirlo un papel, había estado regado de papeles todos los días mientras trataba de pensar que hacer. Bueno tenía 27 años, no tenía tantas posibilidades de hacer algo a esa edad, no podía ser policía ni nada eso, él ya era algo así, ¿cocinar? era incluso torpe tratando de comer, nada de eso funcionaba. Lanzó el papel a la puerta pero llegó a la frente de la doctora, que se quedó un poco perpleja antes de leerlo

-"¿cocinar?...demasiado torpe como para intentarlo"

-o-oye no lo leas-dijo avergonzado

-pues, no me lo arrojes ¿qué es esto?

-lo que tu dijiste, no puedo quitármelo de la cabeza-dijo con el ceño fruncido- quiero hacer algo y no sé qué es

-lo que tú quieras-dijo acercándose, Tsuna me dijo que estabas así

-¿eres amiga de Tsuna?

-algo así... el viene aquí cuando tiene problemas, siempre lo atiendo

-¿me darás otra oportunidad entonces?

-veamos cómo van tus puntos-dijo quitándole el vendaje- está bien... ha sanado bien pero he escuchado que eres demasiado torpe, así que te quedaras, al menos una semana más

-¿por qué tanto?

-por qué tuviste complicaciones, es mejor que te quedes

-este hospital es terriblemente aburrido

-camina, puedes caminar

-¿a dónde?

-bueno el piso de arriba están los niños, no sé si te gustan los niños

-algo... puede ser, lo pensare

-no quiero ni un gramo de pólvora ¿entendido?- dijo cubriéndole con un parche más pequeño- nos veremos-dijo caminando a la puerta

-¡espera!-dijo haciendo que esta le mirara- ¿puedo saber tu nombre doctora?

-oh... pensé que Tsuna te lo había dicho, me llamo Selene Capellini

-¿Capellini? ¿Cabello de ángel?-dijo riendo levemente- te queda, Selene

-doctora-le corrige antes de salir