Hola de nuevo. Mi tercer fic, esta vez sobre como Greg Lestrade conoció a Sherlock.

Espero que os guste mi versión delos hechos :)

Miles de gracia a Altariel de Valìnor por sus correcciones y sugerencias.

Los errores que podáis encontrar son solo míos.

Capitulo 1

Llovía, siempre llovía cuando Lestrade estaba de guardia en el turno de noche. Y siempre había que salir a hacer el atestado de algún asalto con víctima. Si tenía suerte, eran los técnicos de emergencias los que se hacían cargo, sino la había, terminaba en la morgue rellenando los impresos para el ingreso del cadáver. Odiaba esas noches, donde alguien perdía la vida, y no importaba si eran culpables o inocentes, siempre era una vida.

- ¡Donovan! – gritó a la agente que había respondido al aviso. Era una joven inteligente, ambiciosa y que hacía bien su trabajo. Ahora que había sido ascendido a Detective Inspector, la había solicitado para que fuese parte de su equipo; ella pronto ascendería a sargento y era una de los mejores agentes con los que se había encontrado a lo largo de los años.

- Señor – se acercó, con el chaleco fluorescente empapado.

- ¿Quién dio el aviso? – Lestrade señaló el cuerpo en suelo del callejón. Sobre él, uno de los forenses sacaba fotografías, mientras otros dos, con guantes, iban recolectando evidencias en bolsas donde también se colaba el agua de lluvia.

- Un cliente del restaurante. Se dirigía a la boca del metro cuando vio alguien en el suelo y, al acercarse por si necesitaba ayuda, llamó a emergencias. El tipo ya estaba muerto cuando lo encontró.

- ¿Y dónde está? - Donovan señaló el coche patrulla, en la parte trasera un hombre estaba sentado mirando fijamente al frente, ajeno al parecer a la escena que se desarrollaba a su alrededor.

- Bien, llévalo a la central, tómale declaración y comprueba si tiene antecedentes. Asegúrate de que esté disponible si lo volvemos a necesitar.

- Sí, señor.

Donovan se alejó en dirección al vehículo, abriendo la puerta para informar al testigo que asentía con tranquilidad. Lestrade miró el cuerpo, un hombre joven, menos de treinta años, con las ropas de trabajo de oficina, sin señales de violencia y un leve sangrado en la nariz, posiblemente del golpe al caer. La lluvia había dejado poco más para trabajar… Tenía aspecto de ser una sobredosis, y en dos meses eran tres las víctimas. Lestrade no creía en las coincidencias, tampoco en la mala suerte. De alguna manera, las tres muertes debían de estar relacionadas; hizo una nota mental de solicitar los informes de las autopsias. Encargaría a Donovan hacer un rastreo de victimas por sobredosis en el último año. Levantó la vista al sentirse observado, con un rápido vistazo, vio la figura casi oculta en las sombras al extremo del callejón, pasaría por un curioso si no fuera por la sensación del detective. Con paso lento comenzó a acercarse, intentando distinguir al desconocido. Era alto, desgarbado y con cabello hasta los hombros, vestía una gabardina oscura donde escondía las manos. Estaba apoyado en la pared, fuera del círculo de luz de las farolas, por lo que era imposible distinguir sus rasgos. Permaneció sin moverse mientras Lestrade se acercaba, como si hubiese estado esperándolo.

- Buenas noches – saludó Lestrade al estar a un par de metros - ¿Ha sido testigo de lo ocurrido? – preguntó, entrecerrando los ojos, intentado distinguir algo del desconocido.

- ¿De verdad es eso lo que me va a preguntar, inspector? – la voz era profunda, algo temblorosa, aunque Lestrade lo achacó a que se encontraban bajo la lluvia.

- ¿Debería preguntarle si está disfrutando del espectáculo?

- De la comedia, más bien. Ver trabajar a los agentes de Scotland Yard es más un espectáculo cómico que otra cosa.

Lestrade torció los labios, molesto por el insulto.

- Tal vez debería identificarse y decirme qué hace aquí.

- No, Detective Inspector, lo que debería hacer es preguntarse por qué siete consumidores eventuales de un mismo proveedor han muerto en los últimos cinco meses, la relación que hay entre ellos y la causa de la muerte.

- ¿Quién es usted? ¿Y cómo sabe que han sido siete? – el desconocido se enderezó con la clara intención de marcharse. Lestrade se adelantó sujetándolo por el delgado brazo - ¿A dónde crees que vas?

- Sólo soy un ciudadano que quiere ayudarlo, detective. Camino mucho por las noches, y me gustan los espectáculos. Ahora, si me disculpa – con un tirón, se deshizo del agarre de Lestrade, dándose la vuelta y alejándose entre el escaso tráfico.

Lestrade permaneció en el mismo sitio durante un par de minutos, preguntándose si tal vez no debería haber detenido a aquel desconocido.

Eran siete, todos ellos menos de treinta años, todos con trabajos estables, sin nada que los conectase, sin amistades comunes…

Lestrade lanzó una patada con frustración a la silla detrás del escritorio de su despacho, haciendo que la asistente del forense que le había llevado los informes, se encogiese dando un paso atrás.

- Lo siento – se disculpó Lestrade al momento con la chica, Molly, si no recordaba mal. Llevaba treinta horas sin salir de la central, había discutido por tercera vez con su mujer por teléfono y necesitaba café. Estaba intentando montar el caso de las muertes de aquellas personas, todas hombres, pero no encontraba el patrón fuera de que todos habían consumido drogas en las dos últimas horas antes de la muerte. No había veneno, no había suficiente droga en la sangre para justificar sobredosis, no había ataque al corazón… había solicitado las autopsias para intentar encontrar algo, pero entre él y Molly no habían encontrado nada fuera de lo común - ¡Mierda! ¿Cómo se supone que voy a relacionarlos?

Se sentó, pasándose la mano por el cabello, mirando apenas a la chica.

- ¿Qué se nos está escapando? – preguntó sin esperar realmente una respuesta.

- Podría ser… bueno – Molly se pasó la mano por la oreja, recogiendo un imaginario mechón de pelo, con la cara enrojecida -, el examen toxicológico… puede haber pasado por alto... algo… hay sustancias que provocan la depresión respiratoria… es difícil ver si no se busca…

Greg se levantó para salir a la sala, gritando el nombre de uno de los técnicos que había dado el visto bueno a los análisis.

- Anderson, a mi despacho. –Regresó frente a Molly, mirándola apreciativamente -, ¿qué buscarías tú? – le dijo, suavizando el tono al ver cómo se mantenía encogida y aferraba los informes.

- To... Toxinas… hay… varias que pueden… producir esos síntomas, depresión respiratoria y cardiaca… vómito…

- Bien, menos es nada. Voy a solicitar que se repitan los análisis, prepárame una lista con esas toxinas, a ver si tenemos suerte y hay por sonde agarrar esas muertes. ¡ANDERSON!

Un agente asomó la cabeza a la puerta del despacho.

- Disculpe Inspector, Anderson ha salido con el equipo. Hay un aviso sobre un cuerpo encontrado cerca del Soho.

- Mierda.

Lestrade bajó del coche más frustrado aún si era posible. Dos patrullas cortaban el acceso al callejón, mientras dos hombres con trajes estériles se inclinaban sobre un cuerpo. Donovan estaba extendiendo la cinta de "No pasar", saludándolo con una inclinación de cabeza al reconocerlo.

- ¿Qué es esta vez, Donovan?

- Varón, de unos treinta, sin señales de violencia – señaló a los dos hombres que se afanaban en recolectar evidencias -, al parecer es igual al último que encontramos hace dos noches. Este lleva varias horas muerto.

Lestrade echó un vistazo a su alrededor, eran las tres de la tarde y el callejón y la calle aledaña parecían desiertos. Era una zona deprimida, sin apenas tráfico de vehículos o personas, dando a la trasera de varios edificios en su mayoría vacíos.

- ¿Quién dio el aviso?

- Una llamada anónima a la central. La patrulla que se acercó a verificarlo encontró el cadáver.

- Bien – pasó por debajo de la cinta hasta el cuerpo, similar a los demás: joven, bien vestido, desubicado…. Levantó la vista, buscando algo fuera de lo común, que llamase su atención… y lo encontró. En la desierta calle principal, en un portal oscuro, una figura que parecía ser sólo una sombra, lo miraba desde allí -. Sally – llamó a la agente que se apresuró junto a él -, quiero las imágenes de las cámaras CCTV que pueda darnos una idea que quien ha pasado por aquí, haz lo mismo con las de los casos anteriores.

No esperó la respuesta de la agente, con paso decidido se dirigió a su objetivo, sin apartar la vista de la figura oculta bajo el soportal.

- Detective Inspector – la voz le llegó desde las sombras, temblorosa pero profunda y sarcástica - ¿Viene a seguir dando vueltas, persiguiéndose el rabo?

- Es el segundo escenario en el que lo encuentro. Se está convirtiendo en el principal sospechoso.

- ¿De qué? ¿Ser el ángel de la muerte? ¿Ser más listo que Scotland Yard? ¿Ser curioso?

- ¿Has visto algo que deba saber?

- Tienes una panda de ineptos revoloteando encima de un cadáver. Pero eso ya lo sabes. La agente Donovan es un poco más lista, pero corta de miras e impresionable. Si cree que puede sacar provecho, aliviará esa tensión que tienes acumulada ¿ha sido por discutir con tu esposa? Si, además de que intentas dejar de fumar ¿te lo ha pedido ella para quedarse embarazada? Puede que te sea su última oportunidad antes de buscarse a otro…

- ¿Pero quién cojones eres tú? – guiñó Lestrade, interrumpiéndolo.

- En el clavo ¿no? – Dijo, adelantándose un paso hacia Lestrade -. Miras, inspector, ves las piezas, pero no eres capaz de unirlas – un paso más y salió a la luz. Lestrade vio a un muchacho, de poco más de veinte años, delgado, demacrado casi, con los ojos enrojecidos y temblorosos, con ropa demasiado ancha y el cabello demasiado largo. "Drogadicto" pensó al momento -. Ocho hombres, todos de edad similar, sin nada en común más que la causa de la muerte, sin rastro de violencia. La causa de la muerte en su sangre, si sabes qué buscar. ¿Qué relación tenían? ¿Dónde coincidieron todos ellos? ¿Qué hicieron para que ahora los estén cazando? ¿Y cuantos más van a ser?

- Dijiste el mismo proveedor…

- ¡No, Inspector! ¡Ése es el nexo ahora! ¡Antes, cuando eran otra cosa! ¿Qué les une?

El chico tembló violentamente, lo que hizo a Lestrade acercarse para ponerle la mano en el brazo y ofrecerle algo de apoyo.

- ¿Cómo te llamas?

- Qué importa…

- Voy a llevarte a comisaría…

- No, en la calle puedo esquivar las cámaras.

- ¿Qué…? -Lestrade arrugó el ceño. Aquel muchacho lo intrigaba. La ropa, aunque sucia era de buena calidad, tenía todos los síntomas de la abstinencia, y si estaba en la calle, le quedaban días malos que pasar -. Te vienes conmigo – tiró del brazo para hacerlo avanzar hacia el grupo de agentes que continuaba procesando el escenario.

- Déjame ver el cuerpo – pidió, resistiéndose apenas-. Te diré todo lo que pueda deducir de él.

Lestrade negó con la cabeza desviándose a su coche.

- Vamos a la central, y allí me cuentas quien eres.

- ¡NO! – Tiró del brazo, liberándose del agarre de Lestrade, tambaleándose sin equilibrio -. No quiero que me encuentre…

A Lestrade no le dio tiempo, antes de poder apartarse el muchacho que se dobló en dos y vomitó violentamente sobre los pantalones y los zapatos del Detective Inspector.

- Genial – murmuró, apretando los dientes. El día no podía empeorar ¿o sí?