¡Hola a todos! Este es en realidad un fic exprés que quería subir por el cumple de Bilbo pero que quedó monstruosamente largo y decidí dividirlo e capítulos. Por ese motivo quizá no es muy detallado pero igual espero que lo disfruten aunque sea un poco :)

Capítulo 1 – Una esplendorosa nueva vida

La tibia mañana daba paso a la rutina diaria. En el nuevo Erebor restaurado los enanos habían retomado las tareas para las cuales estaban asignados por estatus, actividades que cada uno de ellos realizaba con total dedicación y orgullo, después de todo Aulë así los había creado, fuertes y determinantes ante cualquier situación.

Pero en épocas duras incluso el príncipe había tenido que realizar trabajos arduos en tierras de los hombres mortales, Thorin Oakenshield había sido el perfecto ejemplo de que la estoicidad podía más que el orgullo empecinado. Todo lo había hecho para ayudar a su pueblo despojado injustamente de sus tierras natales.

Pero la lucha por recuperar su reino había terminado, el trono y todas las riquezas de montaña habían sido recuperadas de las garras de la bestia y de la codicia que había quedado en el lugar porque el dragón había anidado ahí por mucho tiempo. Su reino y su ejército habían triunfado, habían vencido defendiéndola de la horda de malditos orcos pálidos que casi les habían arrebatado más que eso la vida y así el príncipe se había convertido en rey y ahora era completamente digno de portar la corona.

El invierno había quedado atrás, los primeros brotes de la primavera habían comenzado a asomarse en las praderas a las faldas de la montaña solitaria, en aquellas tierras donde el pueblo de los hombres poco a poco volvía a prosperar. Para entonces Erebor ya se alzaba de nuevo con orgullo, los enanos habían izado nuevas y monumentales figuras de piedra en sustitución por aquellas que habían sido destruidas sin remedio. La artesanía de los enanos era sublime, nada podía compararse a la habilidad y dedicación que los enanos de las tierras brunas tenían de forma innata, privilegio brindado por su solemne padre valar.

Y durante todo ese tiempo el pequeño hobbit que los había acompañado durante la travesía y durante la hazaña final continuó a su lado. El mediano había pasado los mejores y los peores momentos junto a la compañía y estuvo con ellos durante todo el invierno. Bilbo Bolsón seguía siendo el catorceavo integrante de la compañía de Thorin y ahora se sentía mucho más orgulloso de ello, su lado Tuk imperaba en esa jactancia.

Pero había algo que el pequeño ladrón y el rey compartían en secreto, un ferviente cariño mutuo que había surgido entre los dos no mucho tiempo después desde que habían emprendido el viaje hacia la montaña solitaria, un romance que aunque abstracto seguía tan vivo como en el principio, un romance irresoluto que sin embargo clamaba por volverse tórrido. Aunque aún ninguno de los dos estaba completamente seguro de revelar.

Pero a pesar de su discreción ambos disfrutaban enormemente la compañía del otro, sobre todo por su puesto cuando al fin se encontraban completamente a solas cada noche. La atracción mutua era totalmente inevitable.

A pesar de esa enorme atracción que ambos sintieron desde que se habían conocido por primera vez en casa de Bilbo durante aquella reunión planeada por Gandalf, lo cierto era que su relación no había comenzado de inmediato, de hecho tuvo que pasar un tiempo y diversos acontecimientos para que ambos aceptaran lo que en verdad sentían uno por el otro.

Bilbo jamás había considerado la idea de tener una relación sentimental con alguien de su mismo sexo y mucho menos habría imaginado jamás relacionarse con un enano. Y éste no era un señor enano cualquiera, era el mismo príncipe heredero de Durin ¿cómo podría fijarse alguien de su alcurnia en un insignificante hobbit de todos modos?

Pero en cambio, Thorin Escudo de Roble jamás había tenido problema en pensar en fijarse en cualquier persona porque era algo que ni siquiera jamás había considerado antes. Thorin jamás había pensado en tener una pareja o una familia, en su mente se había alojado únicamente el deseo casi obsesivo de la venganza y de recuperar las tierras que les habían sido arrebatadas cuando él contaba solo con 26 años de edad, etapa en la cual un enano no ha llegado a la adultez.

Un príncipe sin trono y sin tierra como Thorin lo había sido durante más de un siglo no podía detenerse a pensar en contraer matrimonio, ni siquiera si después necesitaba dejar su propia descendencia. En realidad le parecía algo trivial. Además, las mujeres enanas eran escasas y jamás se había interesado en ninguna.

Por ende, Thorin nunca se había sentido atraído por nadie, hasta que aquella noche en la comarca habitada por los hobbits, en Bolsón Cerrado conoció por primera vez a aquella encantadora criatura de orejas puntiagudas y curiosos pies pilosos que a primera vista le cautivó. Bilbo le pareció adorable, extrañamente atrayente desde ese primer momento. El mediano poseía un tipo de belleza sutil a la cual Thorin no estaba acostumbrado a ver.

Pero a pesar del sentimiento que el hobbit le había causado casi de inmediato, Thorin no lo aceptó tan pronto porque hasta entonces ni siquiera deseaba creer que Bilbo podría servirles en su propósito de arrebatar el trono al dragón Smaug. A pesar de su atracción Thorin no confiaba en él y pensaba que tampoco debía intentar hacerlo solo por el hecho de que Bilbo le gustaba. Thorin pensaba que no estaba para sentimentalismos tan frívolos.

Pero el coraje y disposición, aunque la mayoría de las veces dubitativa, de Bilbo habían podido más que su testarudo orgullo y al fin Thorin había cedido a sus verdaderos deseos. Una noche había iniciado el primer real acercamiento hacia Bilbo, hecho que terminó frustrado debido a que el hobbit le había rechazado.

Por ese motivo su romance entre ambos estuvo lleno de dudas antes de consumarlo en aquel primer beso impulsivo que al fin se habían dado luego de que Erebor había sido recuperado. Los enanos cuando caen en el amor con alguien lo hacen para siempre y nunca desean a nadie más, incluso si no pueden tener a aquella persona en la que se han fijado y Thorin ya no podía desistir de su gran deseo de conquistar a Bilbo, de la misma forma en que el hobbit lo había conquistado por completo a él cuando le había mostrado esa pequeña bellota que atesoraba para sembrarlo en su jardín y verlo crecer en épocas venideras.

La misma tarde en que un ejército de hombres enardecidos había arribado a la puerta de Erebor, pocos minutos antes, Thorin tomó el pequeño cuerpo de Bilbo entre sus brazos, le sonrió con total ternura y robó de sus labios aquel primer beso tan anhelado que había resistido probar durante tanto tiempo. Thorin sintió el pequeño cuerpo de Bilbo estremecerse entre sus brazos al saber lo que el rey estaba a punto de hacer, pero el hobbit en ningún momento opuso resistencia. Aunque un poco vacilante al principio, Bilbo finalmente cedió al beso que él también anhelaba con fervor y se abrazó de Thorin con cierta delicadeza incierta.

Pero no pudieron prolongar más el bello momento, Dwalin apareció avisando al rey Thorin que los hombres exaltados clamaban por su presencia.

Aquel fue el inicio de una disputa entre enanos, hombres y elfos que pronto desencadenó en una brutal batalla a la que se unieron combativamente agresivas hordas de orcos, tragos y demás criaturas oscuras. La terrible batalla que se desató le hizo experimentar a Bilbo el peor de sus miedos, un terror que jamás antes había imaginado sentir, el terror de perder a Thorin, al enano que tanto amaba y del que ya nunca más quería separarse.

A pesar de su gran vulnerabilidad, Bilbo jamás desistió de ayudar a Thorin y su compañía para enfrentar valientemente a los orcos que les habían tendido diversas trampas. A Bilbo no le importó correr en medio del gran peligro solo para alertar a Thorin de lo que Azog en realidad perversamente se proponía.

Fue realmente difícil ver al enano que más amaba yacer herido casi de muerte sobre el hostil frío hielo. Las águilas volaban sobre el cielo aquella tarde y Bilbo creía que lo perdía.

Bilbo creyó que su mayor miedo se había materializado en aquella horrible escena, Thorin podría morir entre sus brazos en cualquier momento, aunque su subconsciente le clamara que debía pensar positivamente en que todo estaría bien y que pronto Thorin estaría a salvo, recuperándose de las heridas y podrían entonces vivir al fin su romance como debía ser.

En aquel momento, el hobbit le expresó cuanto lo amaba mientras intentaba cubrir desesperadamente las letales heridas punzantes del pecho de Thorin que manaban mucha sangre. El rey de Erebor hizo un gran esfuerzo por expresarle también todo lo que Bilbo ahora representaba para él, su arrepentimiento por sus actos insensatos y todo lo que aún deseaba vivir a su lado, reinando juntos en la montaña solitaria, en el trono de Erebor. Y temiendo que Thorin expirara en cualquier instante, Bilbo se inclinó para besarlo con finura.

Para su fortuna el resto de los enanos llegaron pronto al lugar donde había tenido fin la batalla. Se encontraron con la conmovedora de escena donde el hobbit lloroso sostenía la mano de Thorin entre las suyas para darle coraje. Pero Thorin todavía tenía posibilidades de vivir y los enanos presurosos lo llevaron con cuidado hasta el palacio de piedra. Ahí curaron sus heridas, Gandalf les ayudó con la preparación de los ungüentos que embadurnaron cuidadosamente sobre sus heridas ya lavadas.

Al caer la noche, Thorin estaba completamente lleno de vendajes por todo el cuerpo e inconsciente, terriblemente dolorido y aletargado sobre la cama, pero a salvo y fuera de peligro. El rey vivía. El rey había triunfado y los días gloriosos para Durin volverían a reinar y prosperar.

Durante toda aquella noche, Bilbo no se separó ni un momento de lado de Thorin. No le importó dormitar incómodamente sentado en un rígido taburete al lado de la cama solo por el deseo de ser él el primero en verlo despertar.

—oh Bilbo…—musitó Thorin con dificultosa voz que apenas fue audible en medio de la gran habitación. Bilbo dormía sentado a su lado, reclinado sobre el borde de la cama y Thorin hizo un esfuerzo por alcanzar a acariciar con cariño y gracia la castaña cabeza del mediano. Algunos segundos después volvió a caer dormido por el pesado sopor pero con una sonrisa de satisfacción y dicha esbozada en su rostro.

Thorin logró recuperarse bien de sus heridas, el enano era un fuerte hijo de Durin y eso le ayudó considerablemente para que sus heridas y lesiones sanaran pronto. Entonces el invierno llegó a su punto cumbre y afuera la nieve se amontonaba y se apilaba sobre piedras y pilares. Aquel estaba siendo un crudo invierno, pero dentro del palacio de piedra tallada, la calidez les abrigaba y les protegía.

Y en todo momento el hobbit Bilbo no se apartó de Thorin ni un momento. A cada momento le atendía en lo que pudiera y aunque aún no explayaba demasiado bien todo su cariño hacia el enano debido a que le causaba vergüenza el hecho era que ahora Thorin estaba completamente seguro de su amor y Bilbo a su vez estaba convencido del suyo. Pero no era fácil dar el siguiente paso.

Era un hecho que había habido sutiles caricias constantes entre los dos, roces de sus manos vacilantes, miradas de coquería y complicidad, palabras halagadoras y abrazos fugaces pero no había habido otro beso de sus labios desde aquella vez que Thorin yacía herido sobre el hielo.

—Señor Bolsón, ¿me permitiría…?— pidió Thorin musitando con cautela mientras se aproximaba al mediano con el afán de abrazarlo. A pesar de su temperamento fuerte y posesivo, Bilbo siempre le provocaba serenidad, algo que nadie más causaba en él. Thorin no se atrevía a ser brusco con Bilbo a pesar de que en todo momento tuviera el gran deseo de arrebatarle un beso. Bilbo era quieto, ciertamente sumiso y poseía una delicadeza y elegancia natural que le cautivaba sobremanera. Todas esas cualidades del hobbit le hacían pensar a Thorin que no debía volver a portarse como un cretino con él nunca más especialmente porque Bilbo no sólo le había alarmado del peligro durante la dura batalla arriesgando su propia vida, sino porque Bilbo le había curado del mal del dragón abriéndole los ojos para que se diera cuenta de su oscura codicia egoísta. Bilbo había actuado como cualquier verdadero amigo lo hubiera hecho.

— ¿qué cosa, Thorin? — farfulló el hobbit en respuesta, dubitativo y soslayado para evitar que sus mejillas se sonrojaran. La cercanía de Thorin le ponía nervioso, no lograba explicarse aún bien el por qué si ambos ya habían declarado el amor e interés que sentían el uno por el otro. Pero ambos no eran nada, no habían establecido que eran una pareja o algo similar y quizá eso era lo que realmente los cohibía.

—sabes lo que siento por ti, ¿verdad? ¿Sabes que estos sentimientos que has creado en mi ahora los atesoro como lo más valioso, Bilbo?— confesó Thorin con voz suave y acercó su cuerpo al suyo para sentir la calidez del hobbit junto a su torso, acorralándolo un poco hacia la pared.

—err…sí, lo sé….pero, no sé qué deba significar eso de ahora en adelante…es decir….yo soy un hobbit y tú eres el rey de los enanos. Realmente no lo sé—musitó el mediano irresoluto, nervioso porque Thorin se juntaba cada vez más a él y ahora incluso podía sentir su respiración chocar con la piel de su rostro.

—no lo sé señor Bolsón, no sé si hay alguna ley o indicación entre los hobbits que diga cómo exactamente un señor enano debe cortejar a un hobbit— dijo Thorin provocador.

—jaja, pues no recuerdo que haya algo como eso establecido— dijo Bilbo en respuesta y rio nerviosamente, de nuevo desvió la mirada para evitar encontrarse con la mirada de Thorin.

—Entonces supongo que tampoco hay impedimento— expresó Thorin y entonces tomó la mano de Bilbo entre la suya, que estaba todavía áspera debido a la dureza con la que siempre la había usado para las batallas y todas las veces que había trabajado como herrero. La mano de Bilbo en cambio era tersa, blanca, delicada, una bella y pequeña mano de hobbit que nunca se había lastimado más que esporádicamente al arreglar el jardín en Bolsón-Cerrado. Al contacto con la suya, piel a piel, Thorin casi enloqueció internamente, una enorme emoción le asaltó todos los sentidos y supo que fuera cual fuera la postura del avergonzado hobbit, él haría todo lo que estuviera a su alcance para cortejarlo y convertirlo en su consorte, después de todo el majestuoso rey enano de Erebor debía tener un consorte y Bilbo era la criatura de la que ya se había fijado para siempre. Bilbo era el indicado, tenaz, elegante, sensato.

—n-no, no hay impedimento— musitó el hobbit, se sentía terriblemente avergonzado. La mano de Thorin estrechando la suya comenzaba a acariciarle juguetonamente.

A pesar de sus apasionados sentimientos hacia el rey de los enanos, Bilbo definitivamente no estaba del todo seguro de iniciar algo así con Thorin pero en ese momento Thorin tomó ventaja de su indecisión y finalmente tomó su rostro entre sus manos y acercó su rostro al suyo para luego comenzar a besar sus labios suavemente. Sus bocas volvían a encontrarse en un beso, Thorin lo invitó a darle paso a su lengua y Bilbo aún dubitativo finalmente cedió. Fue un delicioso beso que ambos habían estado anhelando volver a probar desde hacía semanas, era una verdadera muestra de su cariño mutuo y después de todo no era la primera vez que lo hacían y tampoco debían preocuparse ya de nada. Habían recuperado el reino, la bestia había sido asesinada, la muerte del abuelo de Thorin y la locura de su padre habían sido vengadas con la muerte del maldito Azog y sobretodo había triunfado su amor. El destino los había unido sabiamente en el mismo camino.

De esa forma fue como comenzó el cortejo de Thorin hacia el pequeño hobbit ladrón. Aunque Bilbo aún no tuviera la suficiente seguridad en sí mismo para continuar con esta relación, estaba completamente feliz y no quería arrepentirse de ello. Bilbo aceptó ser cortejado por el rey enano, por más raro que aún le pareciese.

No pasó mucho tiempo para que Thorin anunciara a todos que estaba comenzando a cortejar al mediano, las cosas debían hacerse bien y en forma. Nadie se atrevió a protestar o a cuestionar sobre si todo aquello resultaba raro, aunque ciertamente todos y cada uno de los enanos de la compañía de Thorin estaban muy felices, no solo porque su rey estaba interesado –o más bien enamorado- de alguien sino porque ese alguien era el hobbit a quien todos le habían tomado completo cariño.

Bilbo se avergonzó sobremanera al momento en que Thorin hizo el anuncio oficial sobre la mesa mientras todos estaban reunidos para degustar una exquisita y cuantiosa cena preparada por el gran cocinero Bombur y sus ayudantes de cocina. Las miradas de todos los enanos incrédulos se posaron sobre él y el pobre avergonzado hobbit quien solo pudo encogerse de hombros y tamborilear los pies nerviosamente sobre la mesa.

— ¡eso es magnífico, tío Thorin! — exclamó Kíli totalmente efusivo, luego él y Fíli corrieron a abrazar a Bilbo para felicitarlo y para demostrarle su alegría y total aceptación.

—No quiero ningún mal comentario al respecto, ¿quedó claro?— indicó Thorin con seriedad y todos asintieron. Esa noche todos los enanos del reino disfrutaron del excelso y cuantioso banquete por la celebración de la –futura- pareja, o más bien del inicio oficial de su cortejo. Bebieron y entonaron cantos alegres que Bilbo no había escuchado jamás antes y de los cuales quedó maravillado. El hobbit se sintió inmensamente dichoso de volver a dejarse cautivar por la grave y profunda voz de Thorin uniéndose a los cantos, la misma voz resonante y masculina que solo había podido escuchar en su casa en la comarca hacia casi un año atrás.

Entonces el mediano reparó en todo el tiempo que había pasado desde entonces. Bilbo no podía creer que ya estaba por cumplirse casi un año desde que Gandalf había llegado inesperadamente a su casa a proponerle unírseles a la aventura, la travesía donde terminaría contratado como un ladrón y que luego de tantas adversidades ahora estaba enamorado del rey Thorin II, hijo de Thráin, hijo de Thrór, rey bajo la montaña. Mucho menos imaginó jamás que el atractivo rey enano le correspondería. Se sentía tan extraño por todo lo que al final había acontecido.

El tiempo había pasado y después de que Thorin se había recuperado por completo de todas sus heridas y casi inmediatamente después de que se había hecho oficial el anuncio de su cortejo hacia el hobbit, Thorin había mandado a instalar una gran y cómoda habitación especialmente hecha para Bilbo, la cual se encontraba contigua a la suya.

—Espero que te guste este nuevo dormitorio, Bilbo— dijo Thorin con amabilidad dirigiéndose al hobbit mientras le mostraba su nueva habitación—lo he mandado a amueblar especialmente para ti— Thorin lo condujo hasta el interior donde estaba instalada una enorme cama y bonitos muebles hechos por los propios expertos enanos artesanos, en sus mejores talleres y con los mejores materiales. Aquella apacible habitación no se comparaba si quiera con el cuarto en donde había estado durmiendo durante los últimos meses.

Ambos entraron al dormitorio, Bilbo inspeccionaba con la mirada todo el sitio, admirando cada detalle y Thorin no se resistió a conducirlo empujando sutilmente su espalda.

—gracias Thorin, realmente no era necesario esto…es decir, yo puedo seguir durmiendo en ese pequeño cuarto, no me molesta en absoluto— dijo el hobbit tímido y humilde y se giró media vuelta para ver a Thorin de frente. La sonrisa y la mirada profunda que Thorin le dirigía le cohibió de inmediato y Bilbo esquivó la mirada, pero Thorin no dejó de admirar su rostro y le acarició una mejilla suavemente con el dorso de la mano.

—De ninguna manera. No puedo dejar que el señor Bolsón que me salvó la vida siga durmiendo en un sitio tan modesto, sería egoísta e ingrato de mi parte. Esto es poco de lo que puedo hacer por ti así que no tienes nada que agradecer, Bilbo— expresó Thorin y Bilbo hizo una pausa antes de responder ante ello.

— ¿Yo te salvé la vida?— inquirió el mediano, no muy seguro. Bilbo no quería recibir elogio alguno por algo que había hecho sin esperar algo a cambio. Thorin rio ante ello, le divertía y le gustaba que Bilbo siguiera empeñado en no mostrarle su rostro de frente.

—por supuesto, lo hiciste de muchas formas….me salvaste de mi codicia enfermiza…

—oh…bueno yo…

—y lo más importante, apareciste en mi vida

—Oh, pero eso fue por culpa del capricho de cierto mago—farfulló el hobbit con risa nerviosa, por la cercanía que Thorin estaba teniendo hacía él Bilbo adivinó qué era lo que estaba a punto de pasar.

Thorin lo abrazó delicadamente, el cuerpo de Bilbo se sentía un tanto rígido tratando de oponerse al acto y aún sin alzar la mirada pudo sentir los brazos de Thorin rodeando lentamente su cintura. Volvió a reír nervioso, aunque más quedamente y entonces decidió que si iba a permitir que Thorin le cortejara él también debía tener iniciativa por lo que al fin Bilbo levantó el rostro que se encontró de inmediato cercano al rostro de Thorin y entonces permitió que el rey enano comenzara a unir sus labios a los suyos pero fue el hobbit quien se animó a profundizar el beso, y lo disfrutó.

Aquel fue un momento inigualable para ambos y Thorin se sintió inmensamente feliz porque el hobbit estaba cediendo a él cada vez más.

—Me encantas Bilbo— confesó Thorin con susurrante voz pero Bilbo no supo cómo responder ante eso y volvió a soslayar la mirada.

Sin embargo la actitud dubitativa del hobbit no era algo que realmente le molestara a Thorin, sabía que eso era parte del cortejo. En su cultura entre los enanos siempre se les había instruido que la fémina más difícil de conquistar debía ser la mejor esposa. Thorin no podía ni quería comparar a Bilbo con ninguna fémina de ninguna manera, el señor Bolsón era del mismo sexo que él, pero Bilbo era el único que realmente le complementaba y eso para Thorin era lo único realmente importante.

Thorin estaba totalmente dispuesto a esperar el tiempo suficiente para consumar por completo su relación por lo que no iba a molestarlo ni a intimidarlo más de la cuenta, a pesar de esa impulsividad natural que poseen los enanos y del temperamento característico de Thorin. Un buen señor enano debía ser caballeroso con su pareja, sin importar el género o la raza.

—bien señor Bolsón, ahora lo dejo para que descanse bien esta noche. Espero que tengas dulces sueños y que duermas bien—expresó Thorin esbozando una dulce sonrisa, dedicada solo para su hobbit.

—muchas gracias de nuevo, Thorin. Deseo lo mismo para ti—respondió el mediano mascullando mientras los dedos de las manos de ambos se alejaban poco a poco hasta que dejaron de tocarse.

Esa noche Bilbo durmió plácidamente en su nueva gran cama, por vez primera supo lo que era poder extender su cuerpo a lo largo de esa ancha cama al momento de dormir. La habitación le parecía realmente maravillosa aunque luego pensó que quizá no debía acostumbrarse demasiado a ello pues Erebor no era su hogar, su verdadero hogar estaba en la comarca en Bolsón-Cerrado, con las demás criaturas de su misma especie.

El hobbit se mantuvo reflexivo sobre eso largo rato durante su vigilia antes de lograr conciliar el sueño. Ciertamente les había tomado bastante cariño a los enanos y se sentía completamente parte de la compañía aunque hacía semanas que la misión había concluido, pero él no dejaba de ser un hobbit, una criatura distinta a los enanos, distinto tanto en morfología como en modales. Aquello le hizo ahondar más en su indecisión por continuar el juego del cortejo sexual con Thorin. Antes de ser vencido por el sueño, abrazado de su nueva suave almohada decidió que hablaría con Thorin sobre eso al día siguiente.

Pero al final el mediano no tuvo el valor suficiente para hacerlo y así transcurrieron varios días más y luego semanas y con el pasar del tiempo pensar en la idea de separarse de Thorin y los demás enanos resultaba cada vez más difícil.

Con cada nuevo trato amable que Thorin tenía hacia él, Bilbo descubría que el enano le atraía más y eso le resultaba agradable sobremanera, algo único de lo cual ya no podía arrepentirse, pero al mismo tiempo seguía causándole miedo. Bilbo tenía temor de no hacer bien las cosas, pensaba que ser el interés amoroso del rey era un gran privilegio.

Casi al término del frío invierno, cuando el hielo de los lagos había comenzado a derretirse, comenzaron a llegar más enanos desde las montañas azules para re habitar el reino recuperado, Thorin estaba completamente dispuesto a reestablecer un reino esplendoroso.

Entre esos enanos recién llegados estaban bastantes de sus primos y por supuesto la hermana querida de Thorin, una bella señora enana que lucía vestidos bellamente adornados. Bilbo se sintió completamente admirado de su exquisita belleza, pero también intimidado e inseguro cuando Thorin lo presentó ante ella y le hizo mención de lo que Bilbo realmente representaba para él. Ciertamente Bilbo estaba temiendo su posible rechazo.

—hermana mía querida, hija de mi padre. Debo presentarse al señor Bolsón. Él hobbit ladrón quien nos ha acompañado durante toda la travesía por la recuperación de nuestro reino y ahora también la criatura a quien cortejo —explicó Thorin a su hermana, presentando al hobbit que por la vergüenza se encogió ligeramente de hombros. Un rubor tenue se apoderó de sus mejillas, Bilbo pudo sentir la piel de su cara incrementar de temperatura. Agradeció que en ese momento se encontraban dentro de una sala sin demasiada iluminación y extendió la mano para saludar a la señora enana, temeroso de que ésta lo rechazara y lo criticara.

—oh así que este es el señor Bolsón del que tanto hablan! —Expresó ella animosa—pues es un enorme honor para mí conocerlo señor hobbit—dijo y amable correspondió su saludo y estrechó su mano. Bilbo sonrió con solemnidad.

—el honor es mío respetable señora. Hacía mucho tiempo que ansiaba conocer a la hermana de Thorin, madre de sus sobrinos—musitó el hobbit y besó su mano con caballerosidad.

—realmente me halaga señor Bolsón. Se han hecho ya incluso canciones que lo mencionan a usted y las grandes hazañas que vivió usted junto a mi lastimado pueblo. ¡Y realmente me alegra demasiado enterarme de las buenas nuevas! ¡Me alegra enormemente que haya decidido corresponder al cortejo de mi hermano! Espero que vuestro romance prospere y se consuma de la mejor manera. Os deseo a ambos lo mejor—terminó de pronunciar con benevolencia y júbilo. Bilbo se sonrojó aún más y se sintió muy feliz de que la hermana de Thorin le tuviera en tan buena estimación.

Para cuando al fin llegó la primavera Bilbo había aceptado por completo tener un compromiso en forma con Thorin.

Hubo una gran celebración con motivo a eso y los más felices por el acontecimiento fueron los sobrinos de Thorin, Fíli y Kíli que no dejaron de felicitar a la pareja y entonaron alegres cantos al unísono mientras otros enanos hacían coro y otros más bailaban.

Pero Bilbo seguía extrañando la comarca y realmente deseaba volver pronto a la comodidad de su casa, al menos para visitarla brevemente.

Durante todo ese tiempo Erebor se alzó majestuoso en la construcción de nuevos pilares y esplendorosas salas y Thorin gobernaba desde su trono con su corona de oro sobre su cabeza. Bilbo admiraba su estoicidad y rectitud en el trono, le enaltecía ver a Thorin reinando al fin en su palacio como tanto lo habían deseado sus antepasados, libre por completo de la maldita enfermedad del dragón, pero al mismo tiempo lo sentía demasiado lejano a lo que él representaba, él era un simple hobbit sin más propiedad que su modesta casa en lejanas tierras.

Sencillamente, Bilbo no podía imaginarse a sí mismo sentado al lado de Thorin tratando de aparentar que era un noble con derecho divino a gobernar, él no era ni siquiera un enano. Pero eso no fue impedimento para que en tan solo pocos días después de los primeros brotes de la primavera, Thorin le pidiera convertirse en su consorte.

El pequeño hobbit no respondió ante ello de inmediato, aunque era algo que había considerado desde el primer momento en que él se había fijado en Thorin aún no podía aceptarlo. Pero al igual que el resto de sus proposiciones, finalmente Bilbo aceptó su petición y pronto comenzaron los preparativos para la boda.

Tratándose de la boda del rey bajo la montaña que les había defendido con total valentía y coraje y que había luchado hasta el final arriesgando su propia vida por recuperar su reino, la boda de Thorin y su prometido hobbit debía celebrarse con lo mejor de lo mejor.

Los enanos expertos en la artesanía textil dedicaron gran empeño en crear las mejores telas con las que confeccionarían los atavíos de los novios. Thorin les había pedido además que tuvieran especial cuidado con elegir las mejores telas para vestir a su amado hobbit para tan especial ocasión.

La preparación del ajuar y el banquete fue hecha con total cautela, y aunque Bilbo ciertamente estaba emocionado por la proximidad de la boda también se sentía un poco ocioso por no tener algo en qué ocupar mejor su tiempo. Lo que Bilbo realmente deseaba era ser útil, pero Thorin y los demás enanos ahora lo consentían como el futuro noble en el cual pronto se convertiría.

Pero lo que Bilbo realmente extrañaba era volver a tener su vida en la naturaleza de las colinas en las que había nacido y en donde había criado corriendo por los verdes prados y aventurándose a los bosques buscando elfos. Añoraba demasiado tener la vida de un hobbit, pero aún no era tiempo para volver a su antiguo hogar.

La boda finalmente se celebró al término del mes de marzo, cuando ya no quedaba rastro alguno del crudo invierno de la montaña. Todos los salones de Erebor habían sido decorados con muros coloridos de piedra y alfombras y cortinas de fino terciopelo y así el hobbit se unió al rey bajo la montaña en una gran ceremonia enana a la cual acudieron enanos de otros reinos y a Gandalf también, por su puesto. El mago fue un invitado muy especial y les dio su congratulación y bendición. Más tarde todo Erebor disfrutó de sus hermosos fuegos artificiales.

Bilbo fue hermosamente ataviado a la usanza enana, su traje era un azul intenso con franjas doradas. Las texturas de sus ropas se sentían bastante agradables al tacto y su rizado y castaño cabello fue trenzado con cuidado y decorado con piezas de oro forjadas por los enanos.

Todo el ritual fue maravilloso, las bodas de los hobbits en la comarca a las cuales Bilbo estaba acostumbrado no eran tan excéntricas como las de los enanos, ni tampoco estaban llenas de cantos de bellas voces y decoraciones hechas en oro. Esa noche en medio de la fiesta, Bilbo descubrió que al igual que Thorin muchos de sus familiares eran dueños de voces tan profundas y hechiceras como la suya, pero la voz de Thorin siempre seguía siendo su preferida, la única que en verdad le embelesaba.

Al término de la ceremonia, Bilbo fue además coronado con una pequeña tiara que le fue colocada en su cabeza por uno de los enanos más importantes, uno de los primos de Thorin proveniente de las montañas nubladas. Todo el resto de los invitados exclamaron su regocijo, Bilbo finalmente era parte de ellos y de su reinado, bellos cantos sobre esto se cantarían para futuras generaciones venideras contando lo feliz que el rey Thorin II bajo la montaña, heredero directo de Durin, había sido al contraer matrimonio con el valiente pequeño hobbit venido de la comarca.

La noche de bodas fue la parte más excitante para ambos, a pesar de su enorme deseo por estar juntos que ambos habían tenido desde el principio, esta noche sería la primera vez para los dos. Fue una noche inigualablemente pasional en la que ambos descubrieron que sus cuerpos estaban hechos para encajar perfecto el uno con el otro en el delicioso éxtasis sexual. Aunque Bilbo había tenido un creciente temor al principio, al aferrarse a la espalda de Thorin y sentir sus grandes manos acariciando con sutileza todo su cuerpo desnudo se convenció por completo de que junto a Thorin se sentía protegido, la maravillosa sensación de sentirlo deslizándose dentro de él, invadiendo hasta el fondo mientras lo llenaba de besos y caricias era la mejor experiencia que había tenido en su vida. Aunque al principio había sido ciertamente incómodo y doloroso cuando Bilbo al fin se había acostumbrado a la invasión pensó que a partir de ahora deseaba repetirlo cada noche.

—Te amo Bilbo…—había expresado Thorin en voz susurrante cerca de su oído mientras mantenía la penetración de su gruesa erección dentro del pequeño hobbit. Bilbo, extasiado y con la frente perlada en sudor sintió un estremecimiento que le produjo una extraña sensación en el vientre cuando Thorin pronunció aquellas palabras, era la primera vez que Thorin le decía que lo amaba y él también estaba ahora completamente seguro que deseaba expresárselo con toda fogosidad.

—te amo también, Thorin. ¡Mucho!— farfulló el hobbit con suave voz y se animó a ser esta vez él quien besara al rey enano. Sintió la rigidez del miembro de su amante esposo entrar una y otra vez. Y Thorin descubría lo placentero que era sentirse dentro de él, cálido y apretado.

La noche de sexo intenso perduró durante un rato más hasta la madrugada cuando sus cuerpos exhaustos cayeron dormidos juntos. Sus cuerpos aún deseaban unirse en ardiente lujuria pero eso tendría que esperar a volver a repetirse quizá la noche siguiente.

Bilbo despertó en medio de la noche, no había más iluminación que la luz de la luna llena que entraba por las ranuras de los pilares que estaban en el balcón de piedra. Bilbo se abrazó de Thorin de nuevo antes de volver a quedar dormido con una gran sonrisa dibujada en su rostro producto de su gran satisfacción y dicha. El cuerpo le dolía un poco, todavía sentía la humedad de la semilla del enano alfa entre sus muslos. No estaba acostumbrado a la actividad sexual, a la invasión desenfrenada, y se sentía terriblemente agotado pero también estaba completamente dichoso de consumar su ardiente relación con el valiente enano del que se había enamorado y al cual ahora había unido su vida. Bilbo quería ser feliz a lado de Thorin pero sobre todo quería hacerlo feliz también. Aunque aún se sentía incrédulo por convertirse en el nuevo consorte y amante de Thorin Escudo de Roble no iba a arrepentirse de ello, ahora estaba dispuesto a ser el mejor consorte, un pequeño hobbit ladrón que ahora reinaría para los enanos.

Al día siguiente Bilbo despertó aún desnudo bajo las sábanas de seda, propias del rey. Sintió el cuerpo también desnudo de Thorin acurrucarse junto al suyo, el sutil contacto piel a piel. Era la primera mañana que despertaban juntos y era maravilloso.

—Buenos días pequeño ladrón— saludó Thorin a su nuevo consorte y acarició su rostro con delicadeza. Una de sus manos se aventuró a manosear un poco su cintura. Bilbo rio nervioso en respuesta y sintió un calor invadirle el rostro hasta las orejas. Entonces Thorin tomó posesión de sus labios en un fugaz beso.

Luego de eso los dos esposos amantes se incorporaron sobre la cama, con un poco de vergüenza y pudor Bilbo se colocó una de las sábanas alrededor de la cintura para cubrir parcialmente su desnudez pero Thorin en cambio no tuvo detenimiento en hacerlo. El rey enano por el contrario caminó por la habitación, desnudo con total naturalidad y fue entonces cuando Bilbo pudo apreciar por primera vez la virilidad de su nuevo esposo iluminado con la plena luz del día.

Bilbo trató de cubrirse el rostro con la sábana, de soslayar la mirada, de ignorarlo, pero su curiosidad le traicionaba. Thorin estaba muy bien dotado y eso había podido sentirlo intensamente cuando le había hecho suyo la noche anterior, pero verlo de frente era algo distinto, prodigioso, le causó un furor interno que no quería sentir. Thorin era demasiado atractivo y de nuevo se sintió un poco insignificante, aunque en realidad para Thorin, Bilbo poseía un cuerpo demasiado sexy, liviano y delicado que jamás podría encontrar en alguien de su especie.

—oh, no te avergüences Bilbo, me cubriré con algo en seguida— dijo Thorin risible, le divertía la forma en que Bilbo seguía soslayado pero también era algo que le cautivaba.

—oh no, no es que me avergüence es solo que… es la falta de costumbre y…— farfulló el pequeño hobbit, su dulce voz siempre sonaba melodiosa para Thorin. Bilbo continuó sosteniendo la sábana a la altura de su rostro con dedos nerviosos y Thorin le sonrió de lado para entonces acercarse con toda la intención de robarle un beso de sus labios y expresarle que tuviera confianza en él.

—no quiero que te sientas incómodo, Bilbo— dijo Thorin en un susurro y finalmente Bilbo le miró de frente y habló con voz más determinante.

—bueno, pero después de todo ahora estamos casados, ¿no? — expresó el hobbit más audaz y con coquetería mientras se animaba a acariciar el rostro de Thorin con cariño. Entonces fue el hobbit quien inclinó su rostro más hacia el frente para robar un beso de labios de su nuevo esposo, el adonis rey de Erebor. El beso se prolongó deliciosamente durante un buen lapso y cuando separaron sus labios al fin, Thorin no pudo resistirse a abrazar al hobbit rodeando por completo su cuerpo con sus fuertes brazos y alzándolo un poco de la cama, teniendo de nuevo contacto piel a piel. La piel desnuda de Bilbo le enloquecía a cada momento.

Ambos nuevos esposos se ataviaron con atuendos ligeros pero propios para la ocasión. Tendrían su primer desayuno juntos como esposos y entre la costumbre de los enanos estaba hacer un desayuno exquisito a manera de banquete para continuar la celebración, la celebración de las bodas se prolongaban durante tres días y los invitados más íntimos debían acompañar a la feliz pareja a degustar su primer alimento del día.

Thorin y Bilbo bajaron las largas escaleras tomados de la mano, Bilbo no podía evitar sentirse inquieto debido a eso, creía que jamás podría a acostumbrarse a esta nueva rutina. Se sonrojó sobremanera cuando al fin llegaron al recibidor que conectaba con el gran desayunador donde los esperaban de pie los otros enanos, entre los cuales estaban por supuesto los felices sobrinos de Thorin. La mano de Thorin tomando la suya se sentía tan cálida y agradable, cobijando la suya que era más pequeña. Bilbo reparó en que la aspereza de la mano de su ahora esposo contrastaba con la forma fiel en que lo sujetaba. Era maravilloso.

Por su parte, Thorin amaba sentir la pequeña mano del pequeño hobbit, que se sentía estremecida y húmeda por el sudor que la vergüenza le causaba, pero al mismo tiempo, delicada y cálida.

Los enanos presentes demostraron su total regocijo entre aplausos y vociferaciones de gozo, esto solo provocó que Bilbo se sintiera aún más incierto pero como si Thorin de alguna manera lo presintiera sujetó su mano con un poco más de fuerza y entonces el rey hizo una seña de aprobación por el ánimo de sus súbditos y pronunció algo en Khuzdul y los enanos gritaron al unísono. Lejos de sentirse más seguro, Bilbo se intimidó más. Contempló entonces que aquello que era incluso más fundamental en su nueva vida a lado de Thorin era realmente algo que no comprendía. Bilbo no sabía nada de la lengua de los enanos y consideró de pronto que eso no debía ser así tratándose del consorte del rey. Debía aprender la lengua de Thorin, el hobbit estaba totalmente dispuesto a poner todo el empeño.

Fíli y Kíli se miraron entre sí con risas ahogadas en complicidad a sabiendas (o intuición) de lo que había pasado entre su tío y el adorable hobbit la noche anterior en su recámara, seguramente tuvieron una noche muy intensa eran los pensamientos recurrentes de ambos.

Enanos y hobbit se sentaron alegres a la mesa. Rey y consorte sentados al centro en preciosos asientos de fina madera decorada. Bombur y los otros cocineros llevaron con agrado el delicioso y nutritivo desayuno y antes de comenzar entonaron algunos cantos alegres. Algunas estrofas las pronunciaron en el idioma universal que enanos, elfos, hombres y hobbits entendían, pero algunas estrofas más las cantaron en la lengua que Aulë les había enseñado hecha especialmente para ellos. De nuevo Bilbo se sintió un poco excluido e inevitablemente se encogió ligeramente de hombros, mientras tamborileaba el tenedor entre sus dedos. En ese momento Bilbo pensó por un instante que deseaba que Thorin lo percibiera, que se sentía excluido por ese motivo, después de todo él no era un enano, era un hobbit con rasgos y cultura distintos, pero contrario a lo que estaba deseando, Thorin no lo notó. El rey enano estaba más concentrado en el ambiente ameno de la convivencia entre todos y después de todo creía que Bilbo también lo estaba disfrutando plenamente. Entonces Thorin alcanzó a tocar la mano del mediano sobre la mesa, como muestra cándida de su enorme afecto, y porque deseaba hacerlo porque le encantaba y porque así una vez más quedaba demostrado ante los ojos de todos los presentes que él amaba mucho a su pequeño hobbit y que deseaba ser feliz a su lado y protegerlo con su vida.

Todos los presentes invitados y la pareja de recién casados disfrutaron el delicioso desayuno, lo acompañaron con pan con miel y leche fresca. Pero durante todo el tiempo Bilbo se mantuvo serio y un poco apartado de la convivencia y en un momento Thorin al fin lo notó.

— ¿sucede algo, Bilbo? — inquirió mirándolo con cierto desconcierto pero Bilbo mantuvo la mirada soslayada, intentando aparentar que se distraía con la servilleta puesta sobre su cuello, una costumbre de hobbit que no podía ni quería quitarse.

— ¿eh? Oh a qué te refieres, Thorin? — respondió el mediano tratando de sonar ingenuo y apenas alzó la mirada hacia él.

—pareces muy pensativo… ¿es por lo mismo de lo que hablamos esta mañana? ¿Es por lo de ayer? —inquirió Thorin de nuevo en voz baja por discreción y acarició amenamente la mano de Bilbo de nuevo sobre la mesa.

—mmh, no, no es por nada de eso. Estoy bien, ¡de verdad! Pero ya sabes que soy un hobbit honesto y siempre he dicho bien que aún me cuesta un poco de trabajo acostumbrarme a todo esto— Bilbo habló entre risas nerviosas.

Thorin sonrió lánguidamente ante lo pronunciado por el hobbit y se inclinó sobre su respaldo. Luego soltó una breve risa y repuso.

—Bueno señor Bolsón, sé que es extraño para ti pero de nuevo te reitero que ahora eres uno de los nuestros, ahora gobernarás este reino a mi lado ¿de acuerdo?— expresó Thorin con total franqueza y acarició el hombro de Bilbo estrujándolo suavemente para transmitirle seguridad.

Bilbo sonrió aunque sin mucho afán y decidió que por el momento debía solo dedicarse a disfrutar la celebración.

Más tarde el hobbit tuvo un rato para estar consigo mismo a solas lejos del regocijo de la fiesta y la celebración de todos los enanos que ahora habitaban Erebor. Decidió caminar hacia las nuevas veredas empedradas entre pilares de piedra tallada que los enanos más hábiles habían recién terminado de construir con especial motivo por la boda del importante rey. Mientras caminaba Bilbo a veces se detenía para palpar los bellos pilares por un momento, al hacerlo alzaba la mirada para apreciar el detalle en que habían sido elaborados por las propias manos de los enanos a los que había tomado tanto cariño. En verdad Bilbo se sentía parte de ellos, parte de Erebor y de la familia insigne de Durin pero su corazón de hobbit jamás dejaría de sentir la añoranza de volver a su tierra y a sus costumbres en hobbiton, en las lejanas colinas entre las montañas azules y las montañas nubladas.

El hobbit continuó cavilando en sus pensamientos durante largo rato, incluso había perdido la noción del tiempo en el cual contempló el paisaje que divisaba la ciudad de lago, que ahora se alzaba magnificada en nuevas edificaciones y divisó también el bosque negro que se observaba más a lo lejos. Pero era claro que desde ahí no podía divisar su comarca y la primavera no parecía igual de hermosa que la que florecía entre las colinas de hobbiton, entre los árboles imponentes y el pasto verde que ahí en Erebor simplemente era escaso. Pensó de pronto que vivir en un ambiente tan desolado podría ser un poco triste para una criatura como él, pero Erebor se alzaba opulento y glorioso. Cada una de las nuevas construcciones fuera y dentro del palacio hecho por los enanos parecía un sueño, un lujo inigualable que cualquier otro hobbit solo podía conocer por medio de las leyendas dichas en canciones que se popularizaban y él, en cambio, estaba vívidamente dentro de esas leyendas, era parte de ellas y lo seguiría siendo durante su reinado a lado de Thorin, Escudo de Roble. Era el hobbit más privilegiado.

—oh, ¡ahí estabas!— exclamó Thorin de pronto detrás de sus espaldas mientras Bilbo observaba el lejano horizonte.

—hola Thorin, lo siento…vine a tomar un poco de aire puro y entonces perdí un poco la noción del tiempo— explicó Bilbo y se acercó a Thorin.

—Has estado muy pensativo, Bilbo ¿ahora sí vas a decirme qué es lo que te ocurre?— inquirió Thorin intrigado por saber la verdad.

—oh pues…—el hobbit dio un breve suspiro antes de continuar y vaciló un poco los pies. Entonces se acercó un poco más al rey enano y decidió que debía explicárselo todo de forma tangente y determinante. Un poco dubitativo tomó una de las manos de Thorin y ambos entrelazaron sus dedos en sutil contacto cariñoso. Por un momento Thorin pensó que lo que Bilbo estaba a punto de decirle se trataba de algo serio.

—Thorin, yo…yo…— musitó el hobbit irresoluto y su voz denotó un poco más de nerviosismo, de alguna manera temía un poco revelar sus verdadero sentir.

— ¿tú qué…?—Thorin se intrigó aún más y esta vez fue él quien se acercó un poco más al hobbit. Hubo una breve pausa mientras tanto, Bilbo lucía tan impecable y adorable ese día, ataviado con las ropas de boda que según la usanza de los enanos debía usarse para el desayuno tras la primera noche como esposos y que debía vestir hasta el ocaso antes de continuar la celebración. Las ropas de Bilbo consistían en atavíos de telas ligeras, una mezcla de lino y algodón de fina hechura artesanal con algunas inscripciones en runas bordados en colores y en su castaño cabello volvían a prevalecer los mechones trenzados. Por tratarse de un hobbit, se excluyó para Bilbo el uso estricto de las botas de boda, usualmente un calzado consistente en botas hechas de un material menos tosco que el usual que los enanos usaban todo el tiempo debido a sus rudas actividades. Bilbo en cambio traía sus pies de hobbit descalzos como siempre.

—Por favor habla Bilbo, no me dejes en la intriga— farfulló Thorin en petición y estrujó un poco los dedos de la mano del hobbit entre los suyos. Bilbo volvió a vacilar un poco pero finalmente continuó.

—Te amo Thorin, es eso— confesó el hobbit mirándolo a los ojos y Thorin aliviado le sonrió.

—oh, eso me lo dijiste anoche Bilbo, sabes que yo también lo hago, mucho— El rey enano intentó acercarse para besarlo, las palabras de su hobbit consorte le incitaban a responderle tan linda confesión con un beso pero antes de tratar de hacerlo, Bilbo continuó hablando.

—pero…debo decir que, extraño mi comarca, mi agujero de hobbit, la buena comida de allá…okay, no estoy diciendo que la comida de aquí no sea maravillosa, ni mucho menos quiero decir que me molesta este lugar porque ciertamente es un sitio asombroso, mucho más de lo que cualquier hobbit podría merecer pero…—en un momento Bilbo no pudo evitar soslayar un poco la mirada de nuevo, temía que Thorin quizá no pudiera entenderlo, al menos no de inmediato, pero aunque Thorin no lo comprendiera él estaba dispuesto a volver a su tierra en hobbiton, aunque le reprendiera y aunque tuviera que hacerlo solo.

Pero Thorin lo comprendió al instante, sabía que Bilbo en verdad deseaba volver a ver su casa y a su especie y esbozó una amplia sonrisa de afabilidad y rio quedamente.

—Eso ya lo sabía señor Bolsón— dijo sonriente.

Bilbo se sorprendió un poco por su tolerancia inmediata y eso le causó gran alegría.

—Entonces, ¿no te molesta que te pida volver una temporada?— se atrevió a preguntar Bilbo al fin y en respuesta Thorin lo abrazó por la cintura y estrujó un poco su cuerpo contra el suyo.

—no, no tendría por qué molestarme por eso, pequeño ladrón. De hecho puedes volver antes de que comience el verano, en incluso me encantaría acompañarte— dijo Thorin con voz suave. Bilbo se sentía contento en demasía.

—¡Realmente me encantaría entonces que vinieras conmigo!— apuntó el hobbit feliz, alzó la mirada para ver al rey a los ojos y luego se abrazó fuertemente de él.

La suave brisa de la montaña les alcanzó mientras seguían fundiéndose en ese sublime abrazo, les despeinó un poco y levantó un poco la túnica blanca que el hobbit portaba. Con la luz del Sol posándose al horizonte sobre las montañas lejanas Thorin pensó que la silueta del hobbit salpicada con los rayos del sol era lo más maravilloso que podía apreciar, reparó en que esa era la puesta de Sol más hermosa que había visto en su larga vida y sentía muy dichoso de pensar en todas las puestas de Sol que disfrutarían juntos en tiempos venideros hasta el final de sus vidas, viviendo juntos por siempre.

Bilbo le abrazó más y luego se alzó en puntas sobre sus pies para alcanzar a darle un beso. Thorin se inclinó para facilitarle la acción. Ambos desearon que el momento no cesase.

Okay espero que les haya gustado este primer capítulo del primer fic Thilbo que publico en forma :) (Porque han de saber bien que siempre he publicado fics de Richard y Martin) los cuales no puedo subir aquí pero que tengo todos publicados en mi cuenta de AO3 me encuentran como Kiri Asakura

En realidad he escrito varios de Thilbo en la tierra media como tal xD pero aunque dichos fics los tengo escritos desde 2012 la verdad nunca he podido publicar ninguno :v pero ya pronto los verán colgados por estos lares y más de Richartin también :v

Como ya tengo este fic prácticamente terminado lo actualizaré muy pronto ;)