Otro de mis títulos súper originales *sarcasmo*
Bueno, lo de siempre, Latin Hetalia no es mío, Manuel (Chile) y Julia (Fem!Bolivia) son de sus respectivos dueños.
Setting: UA Medieval
Envidia
Manuel nunca había sido una persona ansiosa, pero hoy no se podía quedar quieto. Jugaba nervioso con sus manos, su mirada escapándosele a cada rato, al igual que su mente, dejando que sus pensamientos fuesen en las direcciones más descabelladas. Estaba tenso y aquello empeoró cuando apareció Miguel en el panorama, saludándolo alegremente, como siempre era su costumbre. Manuel agachó un poco la cabeza y masculló un saludo cordial para su señor. Miguel pasó de largo, al parecer iba aún más distraído que de costumbre y Manuel agradeció eso. Esperó unos minutos, juntando las cosas del noble, antes de seguirlo.
Miguel no paraba de hablar, pero eso era cosa de todos los días. Manuel simplemente permanecía unos metros por detrás, sin hacer caso a todo lo que el joven adulto contaba sobre ese tal Martín. Como si a él le interesas la nobleza y sus círculos. Salieron del área de los establos y pasaron hacia el portón posterior, no sin atravesar el patio y detenerse primero ahí, porque Miguel no podía salir jamás sin despedirse de su madre y su hermana.
La mirada de Manuel inevitablemente recayó sobre la menor de las dos mujeres.
Julia tenía apenas catorce años, era pequeña y pasaba bastante desapercibida debido a su falta de atributos. Su madre hubiera preferido que fuese robusta, como para sobrevivir un parto, pero Julia apenas tenía cadera. Manuel sabía que aún no la habían comprometido con nadie, y sabía que Miguel era la principal causa de ello. El heredero del feudo se había opuesto rotundamente a comprometerla aún, tanto que logró imponer su voluntad sobre su pobre y viuda madre. Julia no se quejó. Tampoco Manuel lo hacía.
Su mirada finalmente se le escapó y huyó con Miguel, observándolo conversar con su madre, la cual mantenía las manos juntas sobre el regazo. Julia permanecía parada a su lado, mirando el patio con aire aburrido. Hoy no pasaba nada en el pequeño castillo y la chica, la "niña" como la llamaba Manuel para obligarse a sí mismo a no mirarla, se aburría. Hacía algo de frío, pero no mucho, y una leve brisa se alza cuando la adolescente volvió la mirada hacia él.
Manuel tragó, apartando la mirada, clavándola en el suelo, esperando. Oía a Miguel reírse y con algo de esfuerzo también pudo oír a Julia comentar algo, riéndose entre dientes.
Quería negarlo, pero era inútil. Su estómago se revolvió y su piel se erizó, temblándole ligeramente el cuerpo al saber que estaría sonriéndole a su hermano. Y Manuel se imaginaba su sonrisa, porque la había visto un millón de veces cuando ella no sabía, se la imaginaba y se moría, sintiéndose ahogado de tanta envidia, envidia de Miguel, porque Julia solo le sonríe a su hermano.
