Un bicho venenoso.
Disclaimer: Todo lo que reconozcas pertenece a una tal JK Rowling y no pretendo ganar dinero con esto. La trama y los OC son míos. Míos.
N/A: El principio de muchos capítulos. Supongo que sobra advertir que esto es SLASH y que en el futuro habrá LEMON. Y lo advierto ya porque no me gusta eso de advertir directamente en el capítulo y que empecéis a leer sabiendo lo que os espera xD Espero que os guste ;)
Prólogo
El día en que llegó a Hogwarts, ya hacía más de seis años, se dio cuenta de que no era el lugar que imaginaba. No era la escuela con la que había fantaseado desde pequeño. No era el castillo que había imaginado ni el sueño que tantas veces había acariciado, noche tras noche, cuando su padre le hablaba de aquellos muros de piedra, sus fantasmas y sus historias.
Era aún mejor.
Enormes torreones levantándose hacia el infinito (o eso le parecía a él, tan menudo a sus once años), ventanas iluminadas salpicando aquí y allá la inmensa extensión de piedra, un lago del color de la brea y un par de tentáculos rompiendo la superficie de cuando en cuando. Era mejor que el paraíso de sus sueños de infancia, y no podía evitar sonreír de oreja a oreja, en una mueca bastante estúpida que apenas era consciente de tener.
Buscaba guardar cada detalle del castillo, del lago y de los terrenos en su mente, como un tesoro. No importaba que le quedaran siete años en Hogwarts para poder recordarlo todo; eso era lo de menos. Pero había oído las historias que su padre le contaba: los merodeadores y sus travesuras, los tíos Fred y George y todas sus bromas, los bailes, los banquetes, las clases… La magia.
Todo era demasiado grande y Albus Severus Potter no podía esperar para vivir todo aquello.
Aquel fue el mismo día que le seleccionaron. Estaba aterrorizado. Su padre le había hablado del Sombrero Seleccionador y de cómo funcionaba todo, pero una vocecita en su cabeza hablaba de Slytherin y de que podía acabar sentado en aquella mesa y a Albus aquello no le hacía gracia. Rose le miraba y sonreía, murmurando continuamente que se tranquilizara. Claro, eso era fácil decirlo.
Hacerlo era arena de otro costal.
Cerca de ellos también estaba él. Había oído hablar de su familia. Los Malfoy. El tío Ron escupía su nombre como si se tratara de veneno, y aunque los demás intentaban ser más neutrales, de cuando en cuando lo notaba. Odio. Porque, por lo que había oído, los Malfoy fueron mortífagos, de los más importantes. La simple mención de la palabra le provocaba escalofríos; aquel chico, también.
Cuando le llamaron, no pudo evitar fijarse en él. Scorpius Malfoy, el heredero perfecto de la perfecta familia de sangre limpias. Rubio y estirado, con esa expresión de elegante arrogancia que había visto también en sus padres, en el andén nueve y tres cuartos. Que el sombrero gritara, nada más acercarse a su cabeza, que era un Slytherin, no fue sorpresa para nadie. Tampoco para él.
-¡Potter, Albus!
Abrió los ojos. Mucho. Y tragó saliva un par de veces antes de reaccionar. ¡¿Ya?! Rose le dio un leve empujón en las costillas y le hizo volver a la tierra. Todo el Gran Comedor le buscaba con la mirada y durante unos segundos deseó que le tragara la tierra (lo que no habría estado nada mal). Caminó hacia el Sombrero Seleccionador mirando al frente e intentando olvidarse de los cuchicheos que se habían levantado entre los alumnos. Se sentó y, antes de que se diera cuenta, aquel sucio y viejo sombrero le tapaba los ojos.
"Uhm… Vaya, ¡otro Potter! Me preguntaba cuánto tardarías en aparecer… Veamos, es una decisión difícil… sí, muy difícil… Eres valiente, nadie te lo discute. Y trabajador, eres realmente perseverante…"
Temblaba, y su prima le miraba desde abajo, mordiéndose el labio. Él siempre había tenido pavor a ser sorteado en Slytherin y no importaba cuántas veces dijera su tío que aquello no tendría importancia; puede que para él no la tuviese, pero sí la tendría para Al. Y probablemente a James también le costara digerirlo; era demasiado cabezota.
"…y podrías estar en Slytherin también. Podrías hacer muy buenas migas con algunos de esa casa, ¿sabías?"
Rezaba. No sabía a quién ni a qué, sólo rezaba. Se repetía en su mente que no podía ser un Slytherin. No tenía nada en su contra, pero… no. Casi hubiese preferido caer en Hufflepuff. Casi.
"Supongo que lo tienes claro…"
-¡¡GRYFFINDOR!!
La comida había aparecido mágicamente tras el discurso del director y él aún miraba alrededor tan sorprendido como cuando habían llegado, aunque ligeramente más tranquilo. Los colores verde y plata quedaban lejanos y él estaba rodeado de leones, riendo y comiendo y bebiendo de las palabras de los alumnos mayores, que hablaban de las clases y los entrenamientos de quidditch; disfrutando del banquete.
En un par de ocasiones, levantó la cabeza, intentando cruzar una mirada con Rose. Ravenclaw, ella había sido sorteada a Ravenclaw. Una vez el Sombrero lo gritó, Albus se preguntó cómo no lo había adivinado antes. La tía Hermione era una bruja sumamente inteligente que trabajaba para el Ministerio, y su prima era tan lista como ella (y tenía las mismas ganas de estudiar, aunque su padre solía decirle que tenía suerte; Rose no iba a hacerle horarios sobre cuándo y durante cuánto tiempo debía estudiar. O, al menos, eso esperaban todos).
Cuando por fin la cena se dio por concluida, siguió a su prefecto hacia la salida del Gran Comedor, donde se amontonaban alumnos de todos los cursos que querían llegar hasta sus dormitorios. Caminaba a trompicones, intentando no perder de vista a los de su casa, y entonces, chocó con él.
Al principio, no supo quién había sido, pero cuando se giró, allí estaba él. Serio, acompañado de un par de chicos de su misma casa, mirándole con los ojos grises y la cabeza un tanto ladeada. Al le miró solo unos segundos, parpadeó y sacudió la cabeza para quitarse ese rostro de la mente y, finalmente, continuó adelante, sintiendo su mirada aún puesta en su nuca.
"Maldito Malfoy".
N. final: Cortito, pero en Slasheaven voy publicando el capítulo dos, así que os traeré pronto el uno ;) Espero que os guste y, siendo mi primer slash largo (porque este empecé a escribirlo antes que Vade mecum), cualquier crítica o consejo que queráis ofrecerme será más que bienvenido. ¡Saludos!
