Shaman King y sus personajes no me pertenecen. Esto es algo que debo recalcar desde un principio, esto es simplemente la historia de Osorezan Revoir, sólo quise escribir desde el punto de vista de Anna. Esta historia no me pertenece y casi un ochenta por ciento de los diálogos son los originales del Manga, sólo un día sentí ganas de escribir, y salió esto, a mi me gusto mucho, denle una oportunidad y léanlo.
Basado en los tomos 19 y 20 del manga de Shaman King.
Opuesto al Odio
Odio, sufrimiento, dolor, pena y mucha tristeza…
.
.
.
Hoy era un nuevo día, un horrible día, una vez más la nieve cubría el pequeño pueblo y el frió calaba los huesos, cómo era habitual.
Sin mucho ánimo me incorporé y levanté de la cama, me coloqué mi viejo sweater dispuesta a bajar al piso inferior a preparar el desayuno para la Señora Kino. Una vez terminada la comida la coloqué en una bandeja y la dejé en la puerta de ella. Tomé un pan para mí y me fui a mi cuarto, cerrándolo con llave. Tomé el pan entre mis manos y lo trocé, probé el primer bocado y no era agradable, pero no me importaba mucho, así que tomé el segundo trozo y con desgano lo llevé a mi boca y así continué por los siguientes minutos. Luego me recosté sobre mi cama y cerré mis ojos dispuesta a seguir durmiendo…
Tres golpes en mi puerta hicieron que despierte.
"Esta niña es un problema"
- ¡Anna! – Gritó la anciana mientras golpeaba mi puerta con euforia - ¡Anna!
"Hasta cuando seguirá durmiendo"
Me levanté rápidamente y abrí la puerta.
- Por fin abres niña – dijo enojada, pero luego su rostro se suavizó – hoy recibiremos invitados, necesito que vayas a comprar esto – me extendió un trozo de papel, en el estaba escrito una lista de compras. Odiaba salir pero debía obedecer a la señora Kino. Asentí y me hice paso entre mi maestra y la puerta para luego dirigirme a las escaleras.
"Hoy llegará Matamune e Yho, será mejor que saqué a esta niña de su cuarto para que por lo menos él la pueda ver"
Entiendo, hoy llegará la persona que la señora Kino quiere que sea mi futuro esposo, su nieto. Debía sentir algo al respecto, pero solo sentía indiferencia…
Salí de la casa y me fui por un calle desolada, mientras menos personas se topen con migo sería mejor. Tomé el camino por el bosque, donde los pensamientos del resto no llegaban a mí. Pronto me adentré en la naturaleza muerta y desnuda, donde los arboles sin hojas ya no se mecían, los copos de nieve volaban y caían libres, y el viento soplaba por mi alborotado cabello.
Era tan hermoso como desolador…
Salí de aquel tranquilo lugar para adentrarme en el pueblo, pronto todos los rostros sonrientes se apagaron, la nieve y el polvo saturaban el aire mientras sus rostros vacíos se fijaban en mí.
"Ahí está esa chica, da miedo" pensó un muchacho que caminaba en dirección contraria a la mía. Mi corazón se comprimió un poco al escuchar el primer pensamiento humano.
"Niña demonio" Pensó un niño de forma desafiante, que se empeñaba en mantenerme vigilada mientras estuviera cerca de él, al parecer él tenía miedo de que le haga algún conjuro o hechizo. Que insignificante. De hecho lo podría mandar al infierno.
"Tan bonita y tenebrosa como una sirena" pensó un viejo con mirada libidinosa.
Odiaba a la gente y mucho más a personas como él.
"Cuando ella aparece, alguien sale herido o muere" aterrada pensó una anciana.
Malditos sean todos.
"Es la hija del diablo, mejor será tomar la otra calle" pensó una muchacha que se dirigía al colegio, una persona superficial.
Cuanto los odiaba...
"Siempre está ahí caminando como alma en pena, es triste y escalofriante" pensó la señora que atendía la tienda, donde se suponía debía comprar. Me acerqué a ella y le entregué la lista, la señora lo cogió y después de unos minutos me entregó todo lo que había en la lista en una pequeña bolsa.
-Aquí tienes – dijo toscamente, intercambiando la bolsa con dinero.
"Lo mejor será que esta niña se vaya rápido, si no perderé clientes"
Los odio a todos, los odio, odio a los humanos, odio su forma de pensar, odio su ignorancia, odio su indiferencia, los odio, los odio a todos.
Comencé a alejarme de ellos y una vez más tomé una de las calles más vacías.
Pronto me iré y nunca más tendré que escuchar estos pensamientos, ya no tendré que oír su odio contra mí, ya no veré sus sucias caras de terror al verme. Pasaré lo que me queda de vida en lo lejos de las montañas, pronto me iré, al menos allá no escucharé pensamientos tan sucios y vanos. Lo que más deseaba en la vida era marcharme de este sucio pueblo, pero había un obstáculo para mis planes...
De pronto salió disparado de la estación de trenes, al parecer persiguiendo a alguien. Oh, ya veo, persiguiendo a ese gato, pero cuando me vio se quedó congelado y un extraño rubor apareció en su rostro, expresión que me era algo desconocida.
- Estas en mi camino, lárgate y muere – dije para luego seguir caminando.
Yoh Asakura, mi gran obstáculo era el compromiso que tenía con él.
"¿¡Por qué tengo que estar aquí y ser regañado por esta extraña chica?!" se preguntó mentalmente.
- ¡Espera! ¡Espera un momento! – dijo decidido a confrontarme, me di la vuelta para observarlo un momento, lo odiaba, por culpa de él no podría seguir mi camino.
- No me hables como si me conocieras – sentencié mientras el rostro de él continuaba con ese extraño color en las mejillas-, o te mataré – sonreí un poco, porque ese molesto color huyó de su rostro siendo remplazado por uno pálido.
- Peer… don – dijo muerto de miedo, me di la vuelta dispuesta a irme, pero no pude evitar reírme, su miedo era diferente al de los demás, era patético…
- Que patético – dije en voz alta – Yoh Asakura, pensar que alguien como tú, sería mi futuro esposo.
Lo dejé ahí y me marché, pronto me adentré a un callejón sin salida, necesitaba aclarar mi mente, la carga era fuerte y podía sentir los pensamientos negativos acumularse a mi alrededor, no había marcha atrás un Oni aparecería. Llevé rápidamente mis manos a mis oídos y me apoyé en la pared. El Oni ya se había creado y no había nada que yo pudiera hacer, pero por lo menos ya no lo alimentaría más.
Quería luchar contra esto, odiaba a todos, pero odiaba más herirlos porque eso demostraba que sus pensamientos sobre mí no eran del todo incorrectos. No importaba cuanto luchara, estos Onís siempre aparecían, lo mejor sería no pensar por un tiempo. Puse mi mente en blanco tratando de eliminar cualquier pensamiento, pero pronto un pensamiento nuevo apareció en mi mente y supe inmediatamente que el Oni fue vencido.
Me acerqué a la calle, y vi a aquel muchacho con el gato.
- Vamos, conozcamos a su esposa - dijo sospechosamente aquel extraño felino, mientras su mirada de alguna manera se dirigía al callejón donde me encontraba.
El ya sabe de mi existencia, ese Matamune…
Ambos caminaron en dirección a la casa, pero yo me quedé unos instantes más en aquel lugar. Mi cabeza me dolía, quería tranquilizarme un poco, si no lo hacía aparecería otro de esos monstruos, y yo me cubriría de más sangre…
Después de un tiempo llegué a casa y dejé mis zapatos en la entrada.
- ¡Pero entonces eso es más raro todavía! – gritó ese muchacho desde la sala – porque de la nada ella dijo mi nombre.
Caminé hacia la habitación donde se encontraba mi maestra.
- Hablando del diablo – dijo la señora Kino…
Al parecer están hablando de mí.
- Mi esposa… Esta aquí – dijo nervioso, su nieto.
Recorrí la puerta tan solo lo suficiente para que pasara mi brazo.
- Aquí están las cosas que compré – informé, y dejé las cosas ahí, luego cerré la puerta y me dirigí al piso superior.
- ¡Qué clase de saludo es ese! – se quejó Yoh Azakura.
- No creo que te haya saludado – explicó Matamune.
- ¡Ni siquiera me saludo! – gritó desilusionado.
Una vez arriba y en mi cuarto ya no podía escuchar sus voces ni sus pensamientos.
Sólo quería tener una vida llena de tranquilidad y eso sólo lo conseguiría en la soledad de las montañas. Yoh Asakura, márchate antes que mueras por mi culpa…
Una vez más cerré mis ojos para intentar dormir, pero en vez de descansar tuve un terrible sueño. Yoh se encontraba corriendo por el bosque mientras un Oni lo perseguía, pero había algo extraño en él. Yoh era mayor y llevaba un sortija en la mano, además el Oni que lo perseguía no era cualquiera, era un gran Oni, yo me encontraba en el hombro de ese monstruo y deseaba con todo mi ser matar a Yoh, matarlo, era la única forma…
Desperté sudando y aterrorizada. Un Oni se iba a formar, lo podía presentir, debía dejar de pensar en eso, debía dejar de pensar en ese chico y ese gato. No puedo crear a otro Oni, no debo crear a otro Oni, no debo pensar en eso, no puedo...
Pronto los pensamientos se desbordaron sin control y supe que un Oni había nacido, me apoyé en la cama rendida, me sentía tan impotente...
Entre más quieres pensar en olvidarlo, más consume tus pensamientos. Entre más quieres liberarte de ello, más fuerte te aferras a ello. Y al final se vuelve tanto como una maldición.
Yoh Asakura, no quiero matarte…
Las mil grúas negras de papel.
Esa persona silenciosamente
Carga un pesado y
Solitario misterio durante la noche.
Aún cuando se pueden desplegar
Aún cuando se pueden desplegar
.
.
.
1/3
Primera parte de las tres ¿Qué les pareció? A mí me encanta, que les puedo decir hasta estoy llorando… jejeje amo esta historia. Bueno espero sus comentarios y les deseo unos maravillosos días por delante.
Bye, bye, nos vemos pronto.
