Jeloú mai pipl ?)
Ya, Inglaterra, ¡era sólo una broma! D:
Ahora sí -carraspea-
¡Moi moi! n.n
Sí, ya sé que tengo que continuar otros fics, pero me enredé hoy con esta pareja y...
¿Escribirás cada día un nuevo fic con cada pareja que te guste? -Islandia, metido-
n.n No... -titubea-
Pero ya subiste de EstIre, SebKor, ¡y no hablemos de tu LietPol abandonado! -Noruega que sigue a su hermanito- Además, te falta continuar el Gakuen Hetalia, y el de la Codicia...
n.n -uno, dos, tres...-
Y ya sé que quieres subir sobre AusZea, y también sobre GerIta y PruAus, y quieres hacer uno de los nórdicos -sigue con la lista-
n.n ... -siete, ocho, nueve, diez...- ¡QUE ES MI FANFICTION CARAJO Y USTEDES NO VAN A DECIDIR QUÉ DIANTRES PUBLICO!
... -se asustaron-
Bueno, ya lo sé, no soy muy responsable con los fics, pero no me pueden decir que no continúo ninguno porque sí los sigo n.n
Hoy me saqué un 3 en Cívica y me deprimí, así que tenía que subir algo bello :3
SI ESTÁS LEYENDO ESTO, MARITA, SABÉ QUE SOS UNA RE MIL P*TA DE MIERDA Y GRACIAS POR EL 3, EH, CÓMO QUERÉS QUE ME SAQUE UN 10 SI NO EXPLICÁS UN CARAJO Y TE PIDO QUE LO HAGAS, PERO ME HACÉS SSHT SHHHT COMO SI FUERA UNO DE LOS PERROS DE CÉSAR. TREMENDA P*TA SOS EH.
Ah, ahora la profesora paseaba por FF y lo leía ._.
Naaah, estoy segura de que no n.n
HETALIA NO ME PERTENECE, SUS REPOLLOS SÍ.
Rating M por las cosas que van a suceder más adelante, así no lo tengo que cambiar (paaaaaja :D)
¡Al fic!
Eran una cadena.
Holanda suspiró, mordisqueando levemente la pipa, y contempló distraídamente los aros de humo que se elevaban por el aire.
Dicho técnicamente, eran una cadena. Empecemos por él mismo: estaba enamorado de Portugal. ¿Todo bien hasta ahí, no? Pero agreguemos que éste estaba loquito por España. Bueno, un triángulo amoroso, algo no muy fuera de lo común. Pero este España, seguía a Romano, o Italia del Sur, como queráis llamarle. ¿Y Romano? De acuerdo, no se sabía exactamente (no era muy cariñoso que digamos), así que dejemos en que estaba enamorado de sí mismo. ¡Ah! No debía olvidarse de Bélgica, su propia hermana, que aunque era bastante discreta, sabía perfectamente que suspiraba por él, y ya desde pequeños. Incluso Polonia, cuando había ido al puerto para comprarle pescado, le había comentado que en un sitio web llamado FanFiction (¡todavía no entendía qué demonios era eso!), habían escrito ciertas cosas sobre ellos dos. Cosas… románticas. A pesar de que se había mostrado indiferente, a punto estuvo de escupir la pipa de la sorpresa, y después, del rechazo. ¡¿Cómo iba a estar con su propia hermana?! Bueno, no era porque no aceptara el incesto (vamos, ¡la relación de Inglaterra y el gringo estaba en boca de todos! Y no era desagradable la idea), pero ella no le agradaba como, uhm, pareja. Es decir, estaba todo perfecto como familiar, pero amor más allá de lo fraternal, nada. Incluso era un hermano mayor que le daba bastantes libertades (en realidad la dejaba hacer lo que quería), no como otros que se ponían una furia si se relacionaban con cierto alemán (en el caso de Italia, que recibía retos cada dos por tres). Por él, que Bélgica hiciera lo que quisiera mientras lo dejara en paz.
¡Pero justo tenía que venir a perseguirlo a él!
El holandés frunció el ceño (un poco más, siempre estaba enfurruñado), molesto, y se acomodó la bufanda. ¿Por qué no lo dejaban tranquilo y se metían en sus asuntos? Él tenía problemas más importantes que resolver. Por ejemplo, qué hacer para llamar la atención del simpático y lindo portugués que en ese momento estaría hablando animadamente con su hermano (otro caso nuevo de incesto), o jugando a algo, y estaría muy cerca del español, tan cerca que sus pieles podrían rozarse y…
¡No! Holanda sacudió la cabeza con cierto enojo. No debía pensar en esas cosas. Aunque España era muy tirado a los abrazos y ese tipo de demostraciones-de-cariño-demasiado-cariñosas (que hasta a veces podrían llegar a ser muy babosas, al menos a sus ojos), no se aprovecharía de su pequeño hermano. ¿No se aprovecharía…?
-¡Hoolanda~!
El aludido apenas tuvo tiempo de reconocer la voz antes de que su familiar se le echara por la espalda, encerrándolo en un meloso abrazo. Él casi se atraganta con la pipa.
-¿Cómo estás, hermanito~? –canturreó, balanceándose hacia los lados sin dejar de abrazarlo, lo que lo obligaba a moverse él también, presa de dos brazos que parecían tenazas.
-Suéltame, Bélgica –ordenó el holandés. Creía que no había que andar con rodeos con ella. Al menos el amor que le inspiraba a ésta tenía sus ventajas: la belga obedeció y lo soltó, para luego sentarse a su lado en el banco, muy derechita y correcta, como un perro entrenado. –Dime cuántas veces te he dicho que NO me abrazaras.
La rubia adoptó una expresión de infantil irritación.
-Muchas –aceptó. –Pero hermanito, ¡las personas que se quieren se abrazan…! –protestó.
-La mayoría –corrigió Holanda, levantándose y dándose la vuelta, fingiendo ignorar los ojos verdes que ahora tenía clavados en la espalda. De verdad, ¿por qué demonios no le dejaban en paz? Si al menos fuera el portugués quien le diera esas muestras de cariño… El solo pensar en ello le hizo sonrojarse levemente.
Bélgica, por su parte, lo imitó y lo siguió, incansable.
-Todavía no entiendo por qué eres tan arisco, hermanito~ -continuó quejándose, mientras caminaba junto a él cruzada de brazos, intentando ablandar con su bronca falsa al rubio. Éste ni siquiera se inmutó. –Venga, ¡al menos tienes que aceptar que…
-¿Que qué? –preguntó el holandés desafiándola.
-¡Que a ti te gustan los abrazos!
Holanda se detuvo tan repentinamente que su hermana frenó cuatro pasos más allá, y luego lo miró sorprendida. Los ojos holandeses le devolvieron la misma mirada.
-No me gustan –replicó luego de parpadear y comenzar a avanzar nuevamente. Bajó la vista. No, los abrazos no le gustaban, salvo los que se imaginaba que podrían ser de…
-¡Portugal!
-¿Eh? –levantó la vista de golpe, aturdido porque alguien siguiera el hilo de sus pensamientos. Pero no, era tan solo el descerebrado español que llamaba a su compañero, que acudió rápidamente a él, lanzándose directamente a sus brazos. Los del español lo rodearon y lo estrecharon con un poco de fuerza, mientras que los del portugués lo apretaron con timidez y amor. Holanda gruñó como un perro, incapaz de quitarle los ojos de encima. La belga se percató de esto y miró varias veces a su hermano, luego a los otros dos, y de nuevo a su hermano. Mas cuando abrió la boca para preguntar algo, el rubio siguió caminando, haciendo caso omiso a la escena y demostrando que le daba lo mismo. Sin embargo, pateó todas las piedritas que encontró por el camino.
vVv
-Entonces, Portugal, ¿has visto qué buenos son los tomates este año? –comentó España alegremente.
-¡Sí! –asintió el otro, mostrando su acuerdo, con ojos brillantes.
El español le había invitado a su casa para ver los tomates y charlar un rato. En ese momento estaba cargando con una cesta repleta de éstos, que tenían un vivo color rojo y se veían "saludables", como le gustaba señalar al mayor. Portugal coincidía y escuchaba atentamente, abriendo sus ojos verdes de par en par cuando había algo que le interesaba más sobre el tema o cuando le daban la oportunidad de probar uno de los tomates. Pero lo que en realidad le maravillaba era el español en sí, sus ojos del mismo color que los suyos, pero más intensos; su cuerpo fuerte y seguro, su cabello castaño desordenado y su voz alegre y cálida, tan agradable como su personalidad. España no era perfecto, pero el portugués así lo veía. Cada imperfección formaba su perfección.
Pero lo perfecto es inalcanzable. Portugal era consciente de que aquel era un amor no correspondido, pero prefería enterrar el tema y hacer como que todo iba como de costumbre, pasando los días alegre y enérgico. Aún así, no podía evitar, en sus momentos de soledad, recordarse que no podría estar más cerca de él.
Sin embargo, había una pequeña cosa (quizá era simple paranoia) que lo estaba molestando en los últimos días, como una mosca zumbando en el oído.
Era el holandés.
Portugal lo había conocido como el enemigo de su hermano mayor, así que rápidamente lo había etiquetado bajo malvado; mas cuando pasó el tiempo y creció supo que todos los países se peleaban alguna vez, y que eso no significara que no tuvieran buenas intenciones. Así que optó por intentar formar una imagen de Holanda desde cero. No fue muy difícil saber sobre su personalidad: cerrado, arisco y frío, un tipo que sólo se interesaba en el dinero y su pipa. Ah, y su bufanda. Fin. El portugués decidía mantenerse a distancia, por miedo a que le hiciera algo si lo molestaba.
Igualmente, eso no era lo extraño.
Parecía que cuanto más lejos estuviera de él, más se molestaba. Aunque se hacía un poco el idiota, se daba cuenta de aquellos ojos que se clavaban en su nuca, enfurecidos por un motivo que no conocía. Aquello lo incomodaba, lo hacía estremecerse como si supiera que un asesino lo seguía. ¿Tendría propósitos homicidas? No, seguramente no, o al menos así lo esperaba él. En una situación normal, se habría acercado y le habría preguntado directamente; sin embargo, le daba terror compartir dos metros cuadrados con el holandés. ¡Era jodidamente intimidante! En algún lado había oído que por lo general, las personas que se comportaban de ese modo eran extremadamente tímidas. Mas Holanda no destilaba ni un ápice de timidez. ¿Quizá creería que quería ligarse a su hermana? ¡Para nada! ¿Qué ganaría con ello? La belga era simpática, alegre y muy amable, incluso se atrevería a decir que linda, pero no la querría ni por todo el dinero del mundo como novia.
-¿Paulo?
El escuchar su nombre lo arrancó de sus pensamientos. Al percatarse de que había sido pronunciado por España, se sonrojó inevitablemente y alzó la vista.
-Perdón, ¿qué decías? –se disculpó. El español ladeó un poco la cabeza, mirándolo algo intrigado.
-¿Sucede algo?
-¡N-nada! Sólo me quedé pensando en algo.
-¿En qué? –inquirió el otro.
-En… en… ¡en los tomates! –ya muy famosa era la escasa habilidad portuguesa en lo que a mentiras se refería. Aún así, Antonio decidió mostrarse satisfecho con la respuesta y no seguir presionándolo.
Aún así, no dejó de prestar atención en ningún momento a lo que sucedía.
¡Fin del prologue! :D
No creo que este fic dure muuuchos capítulos, pero en caso de que así sea... que alguien pase el vodka D:
Dejen reviews en caso de dudas/opiniones, ¡o Portugal y España llorarán! ¡Y Holanda morirá atragantado con su pipa!
¿No vas a cambiar lo de reviews que siempre dices lo mis ¡OUGH! -a Noruega le pegaron con una olla-
Hasta luego, gente :3
