Hello a todos

No se si alguien se acordará de mi después de taaaanto tiempo pero hace ya unos años escribí un fanfic de Gajeel convertido en gato mientras él, Levy y Lily estaban en el consejo, y además había empezado uno de Levy durante el embarazo (el cual está abandonadísimo y no pienso retomarlo, si eso revive será desde cero)

También soy la mítica que en las reviews las terminaba con un Cambio y corto

Y sino da igual, bienvenido seas y espero mucho que te guste la siguiente historia.

Esta historia está ambientada en el futuro, cuando Yajeh y Shutora ya son preadolescentes.

Serán varios capítulos en los que no sólo veremos el futuro, sino que además viejos recuerdos del pasado también formarán parte de este relato.

Con este fanfic quiero explorar lo que sería la relación padres-hijos y el concepto de la familia.

La protagonista será Shutora, y los otros personajes principales serán Yajeh, Levy, Gajeel, Lily y un personaje que veremos más adelante si este fanfic gusta.

Mejor no me enrollo y pasamos directamente a la historia

~Que disfrutéis de la lectura~

...

Aún no podía creerse lo que había hecho. Aquella pelea había sido como otra cualquiera… o tal vez no. Desde pequeños habían peleado de vez en cuando, pero eran hermanos, apenas permanecían enfadados horas, incluso algunas veces nada más acabar de discutir, seguían jugando o con lo que estuvieran haciendo

Pero esa vez había sido diferente, al fin y al cabo, ambos estaban creciendo. Aunque fueran gemelos, tenían gustos y puntos de vista distintos. Ahora que estaban madurando era cuando más se notaba.

Shutora quería hacer más trabajos junto con sus padres, sola (acompañada por Lily obviamente), con su hermano, sus amigos… quería vivir todas esas aventuras que los miembros del gremio le relataban, que su madre les había contando y leído, como las de los libros de Lucy. Quería contar sus propias historias, aunque tuviera sólo 12 años, la sed de aventuras era demasiado grande en ella. La sensación de hacer un trabajo, recibir todo tipo de recompensas (libros, dinero, una vez incluso unas runas talladas en pequeños trozos de amatista…) y regresar al gremio para poder hablar de cada experiencia le resultaba muy gratificante.

Yajeh por otra parte era alguien más cómodo, apegado al hogar. Eso no significaba que no hiciera muchos trabajos o disfrutara de éstos, simplemente sus horizontes eran distintos. Él prefería traducir textos con su madre, en ocasiones junto con Fred, e incluso escuchar sobre la época de su padre en el consejo. También había heredado el gusto por la música de Gajeel y quería mejorar con la guitarra, unas veces con Mira, otras con su padre.

Pero a pesar de todo, los gemelos Redfox eran un gran equipo. Las desventajas de uno eran cubiertas por las ventajas del otro y viceversa. Siempre juntos y dispuestos a darlo todo. Sin duda, prometían mucho como equipo. Sin embargo, había un tema que rara vez traía algo bueno. Los poderes.

Yajeh desde pequeño era muy bueno, especialmente con magia de transformación, aunque ahora era más un extra que su magia principal. El hecho de que pudiera transformarse en dragón había dado muchas esperanzas de que él heredase de alguna manera los poderos de su padre. Algunos fantaseaban con la idea de tener 5 dragon slayers en el gremio (Natsu, Wendy, Gajeel, Laxus y Yajeh).

Shutora por otra parte no era nada buena con la magia de transformación. Además su aspecto tierno hacia que muchos la vieran como una doble de su madre. Eso, sumado a su amor por la lectura y su talento para las runas, decía mucho de su futuro.

Para sorpresa de todos, hacía unos 5-6 años, fue Shutora quién demostró la herencia. Por accidente, durante un episodio de gripe, había estornudado, lanzado un pequeño rugido de dragón que abrió un boquete en una de las paredes del gremio. Poco después de saberlo, su padre se había sentido muy orgulloso de ella y había comenzado con su entrenamiento.

Sin embargo, había un pensamiento que siempre rondaba por la mente de algunos miembros del gremio, especialmente de Gajeel y Levy. ¿Su hija también habría heredado las partículas que impedirían que acabara convertida en un dragón? Aquella duda a veces hacia recapacitar al dragon slayer sobre si su decisión de entrenarla había sido buena idea. Aún así, conocía muy bien a su hija. Tenía mucho potencial y era demasiado buena como para terminar como muchos otros en el pasado. En eso le recordaba a Levy. Siempre dispuesta de dar lo mejor de sí y ayudar a quién lo necesitara.

Y ahora, ese mismo tema había sido la llama que hizo estallar la pelea. Al principio solo fueron unos comentarios, luego elevaron la voz, él le dio un empujón, ella se lo devolvió y empezaron a pelearse de una forma mucho más violenta de lo habitual. Shutora sintió hervir su sangre. Siempre era lo mismo, cuando quería el apoyo o el consejo de su hermano sobre eso, no solía terminar bien. Algo se encendió dentro de ella. Lo último que recordaba era como su brazo se tornaba más pesado y frío, más poderoso, como lo movía para darle una bofetada a su hermano… y sangre…

Yajeh tenía las manos en su oído, con algo de sangre resbalando entre sus dedos. Su mirada reflejaba sorpresa y miedo, especialmente esto último. Shutora, aterrada, después de volver en si y fijarse en su hermano, bajó la vista a su mano. Su brazo se había cubierto con escamas de hierro y sus uñas se había vuelto más largas y afiladas, como ¿garras?. Sus uñas… tenían sangre. Ella había atacado a su hermano con su magia. Le había herido hasta tal punto de hacerle sangrar.

Las voces se escucharon muy lejanas. Sus padres habían aparecido en escena. Levy fue rápidamente a socorrer a Yajeh, que tenía un profundo arañazo en la oreja. Gajeel fue al lado de su hija para intentar tranquilizarla para que su brazo regresara a la normalidad.

Cuando todo su entorno se tornó más real, Shutora actuó por puro instinto. Apartó a su padre y salió corriendo hasta su cuarto, donde se encerró y rompió a llorar, sin poder creerse aún lo que había hecho.

...

Se pasó lo que quedaba de día y el siguiente encerrada en su cuarto. Nadie podía entrar, ni siquiera Lily, con quien tenía una gran confianza y la había aconsejado en más de una ocasión. El exceed era como su tío por así decirlo, un miembro más de la familia, alguien a quien confesarle las dudas que no compartía con sus padres.

De vez en cuando se iban turnando para intentar convencerla de que saliera. No querían obligarla y que ocurriera algo que empeorase aún más las cosas, así que se limitaban a ir a la puerta y hablar con ella, sin recibir respuestas o apenas dos palabras del otro lado. Lily incluso había intentado persuadirla para que abriera la ventana y hablasen, pero ella se limitó a cerrar las cortinas sin decir nada.

Se respiraba un aire muy triste en el hogar. Levy en especial se veía muy apenada. Quería estar en un momento tan duro junto con su hija para demostrarle que todo iría bien, que solo había sido un accidente y podía contar con ella. Pero Shutora seguía en sus trece*. De vez en cuando, al pasar delante de la puerta, podía escucharla sollozar y eso le partía el alma, quebrando su equilibrio, haciendo que llorase y le pidiera que la dejara entrar. Shutora simplemente o no contestaba, tapándose la boca con la almohada para que no la oyera, o le decía que la dejara sola.

En eso se parecía demasiado a su padre, pensaba Levy, se encerraba en si misma cuando menos debía.

Gajeel por su parte era quien le llevaba la comida. Picaba a la puerta esperando que lo dejara pasar, en vano. Le contaba la situación fuera e intentaba tranquilizarla con cierta torpeza. No era muy bueno en ese tipo de situaciones. Hablaba durante un rato, dejaba la comida delante de la puerta y le pedía que por lo menos comiera algo, no merecía que se martirizará encerrándose y además no comiendo.

Ella, por su parte, escuchaba todo lo que le decía su padre, esperaba hasta que sus pasos se alejaran, habría la puerta y comía parte del plato. Aunque en esos momentos había perdido el apetito. Se sentía mal por lo que había hecho y por lo que les estaba haciendo pasar a todos, así que se forzaba a comer al menos una porción antes de dejar el plato otra vez fuera.

Yajeh no fue a hablar con ella el día del accidente, lo cual no la extrañó. Seguramente estaría en shock, asustado y enfadado con ella. La herida que le había hecho en la oreja seguramente le dejaría una cicatriz, una marca de su delito. Aún así, al día siguiente si pasó varias veces para hablar. Le contó que no estaba enfadado con ella y que lamentaba mucho su comportamiento, que se había pasado tres pueblos y había forzado que ocurriera esa situación. También le confesó que la oreja ya no le dolía tanto y con el tiempo tendría una cicatriz como las que lucia su padre en los brazos, se vería más rudo y cool.

En cualquier otra situación Shutora se habría reído, pero no pudo. Le pesaba que hubiera perdido los nervios por una pelea como otra cualquiera. Esta vez había sido un arañazo en la oreja, pero… ¿y si la próxima vez iba más lejos? En el rostro, el cuello… podría matar a alguien, peor aún, ese alguien podría ser un ser querido como lo era su hermano.

Recordó todas las historias que había escuchado sobre Acnologia, un hombre que acabó convertido en dragón y causando más muertes que cualquier otro ser vivo en el mundo. Incluso la madre de Erza. Al parecer había recurrido a la magia de dragon slayer para ayudar y había acabo transformada en un dragón, uniéndose al ejército enemigo y casi matando a su hija, si no fuera porque recurrió a suicidarse. Un escalofrío recorrió la espalda de Shutora. Acaso ella también… No, no era una opción, tenía miedo de hacer daño a su familia, pero también lo tenía de morir. Sólo había una solución vagando por la mente de la joven maga. Escaparse, lejos, donde no pudiera dañar a nadie más.

Fue así como trazó su plan. Escribiría una nota a sus padres, esperaría a que todos estuvieran dormidos, se vestiría y prepararía una bolsa con la ropa necesaria para distintos climas, dinero, sus cintas y gomas del pelo, un mapa del reino que estaba segura que guardaba en alguna parte de su cuarto, un saco de dormir… Todo lo imprescindible. Luego bajaría hasta la cocina a por algo de comida antes de partir. También debería de ducharse, pero si lo hacía en su casa sería tentar demasiado a los sentidos de dragon slayer de su padre, aunque siempre podría hacer eso primero y luego esperar un rato para dar comienzo a la parte más complicada del plan… si, haría eso.

Se preparó para escribir la nota, buscando en sus cajones una hoja de papel y un bolígrafo. Lo colocó todo sobre el escritorio, dispuesta a escribir, pero estaba con la mente en blanco. Al final algo tan sencillo le iba a costar más que el resto. Empezaba bien. Respiró hondo, procurando serenarse para no derrumbarse y escribió en el papel lo que iba a hacer y el porqué. Les dijo que no quería ser un peligro y hacer más daño a nadie, tampoco quería ser una carga, que lo mejor era que se marchara. Tras explicarlo todo lo mejor que pudo, les dijo lo mucho que les quería, sin poder evitar que alguna lagrima escapara de sus ojos y acabara mojando el papel.

Cuando todos estaban abajo para la cena, ella fue a ducharse y volvió a su cuarto antes de que subieran.

Tuvo que esperar más de los que pensaba para dar comienzo a la segunda parte del plan. Su hermano se había ido a dormir cerca de media noche, y Lily un rato más tarde, pero sus padres debieron de estar hablando hasta casi las tres de la mañana. Eso no era muy normal en ellos, ¿por qué no se iban a dormir a la misma hora de siempre?

Aún así, no estuvo segura de que sus padres estaban dormidos hasta casi las 4 y media de la mañana. No parecía que iba a llegar muy lejos con su plan a esas alturas, pero siguió con él. Ya con la mochila preparada, bajó al piso de abajo, cogió algo de comida y se calzó sus botas más cómodas.

Al terminar, dejó la nota en la mesa y miró el reloj. Eran casi las 5. Si se iba caminando de la ciudad sería muy fácil seguir su rastro e interceptarla. La estación habría a las 6, así que podría dar unas vueltas por la ciudad para confundir a su padre con su rastro, antes de ir a la estación y coger el primer tren que saliera de Magnolia.

El sentido del olfato de su padre era muy agudo, pero esperaba que funcionase.

Ya lista, posó su mano sobre el picaporte, se giró para echarle un último vistazo a su hogar, abrió la puerta y se fue, dejando todo su pasado atrás. Un pasado que amaba y protegería aunque eso significara abandonarlo .

...

Levy se despertó sobresaltada. Había tenido una pesadilla con Shutora, donde intentaba acercarse a ella para abrazarla, pero aunque caminara, ella siempre estaba lejos. Había corrido desesperada, llamándola para que se diera la vuelta y fuera hacia ella, pero parecía que no la escuchaba. Al final, su hija se alejó aún más y eso fue lo que la hizo despertarse.

Un sudor frío bañaba todo su cuerpo y tenía la garganta seca. ¿Habría llamado a su hija en sueños o también en la vida real?

Miró a Gajeel, el cual seguía dormido. Todo el asunto del accidente les había agotado mental y emocionalmente, y por mucho que su marido quisiera no mostrarlo, para ella era más que evidente que estaba agotado y sintiéndose impotente al no poder hacer nada más que hablar con su hija sin ningún resultado.

Le apartó un mechón del rostro, dedicando un momento para delinear su facciones. Cuando dormía se veía mucho más tierno, con sus rasgos relajados en vez de en una mueca de seriedad. Sonrió y le dio un beso en la mejilla antes de bajar hacia la cocina a por un poco de agua.

A veces dejaba que su mente divagara en el pasado. Ambos habían pasado por muchas cosas juntos hasta llegar a donde estaban ahora. Se fijó en su anillo, el cual le había regalado el día que se comprometieron. Solo ella conocía ese lado tan tierno y considerado de Gajeel. No podía ser más feliz; casada con el hombre que amaba, con una casa con una pequeña biblioteca, dos maravillosos hijos, un gremio que era la mejor familia que podría pedir… ¿Qué más necesitaba?

Al llegar a la cocina, cogió un vaso de cristal, lo llenó de agua y bebió todo de un trago. Si que estaba sedienta. Apoyó el vaso en la encimara mientras soltaba un suspiro de alivio, alzando la cabeza. Al hacerlo percibió algo extraño por el rabillo del ojo. Giró la cabeza y vio algo en la mesa del comedor. Fue hasta ahí y vio una pequeña hoja de papel doblada, sin entender nada. Nunca dejaban ahí la lista de la compra.

Entonces reparó en el sueño que había tenido apenas unos minutos atrás y el miedo la invadió por completo. Desdobló la hoja y leyó rápidamente. No podía ser cierto, no, no, no. Buscó el reloj más cercano, el cual daba las seis y cuarto de la mañana. La estación ya habría abierto.

No era verdad, eso no estaba pasando, no.

- ¡GAJEEL!

...

Ya tenía el billete de tren que salía de Magnolia. El hombre que la atendió se había sorprendido de encontrar a alguien tan temprano en la estación. Cuando Shutora preguntó, él la había informado de que el primer tren que salía iba hasta una ciudad hacia las afueras del reino, ya que el viaje era muy largo y recorría toda la costa, haciendo alguna parada para dejar paquetes o mercancías. Eso a ella le sirvió y pagó el billete.

Apenas tuvo que esperar hasta que vio las nubes de humo que desprendía el tren. Al no haber nadie más en el andén, dedujo que estaría sola y tendría un viaje tranquilo. Le hacía falta, aún tenía el corazón latiéndole a mil por hora por lo que iba a hacer. Se sentía nerviosa, triste… pero también decidida y algo ¿entusiasmada tal vez? No, solo era la sensación del momento, no era común sentir algo así cuando te escapas de un hogar donde te quieren, o al menos eso pensaba.

Cuando el tren frenó delante de ella, colgó su mochila a su espalda y fue hacia el vagón, donde un hombre de uniforme y aspecto flaco le selló el tiquet y la dejó pasar para que se sentara. A los cinco minutos de acomodarse, sentada al lado de la ventana, el pitido del tren anunció que era hora de partir hacia el que podría ser su nuevo hogar.

Dormiría durante el viaje para recuperar el sueño perdido, tenía tiempo de sobra hasta que llegaran a la ciudad. Se colocó, apoyando la cabeza en el cristal, pero un sonido la perturbó, haciendo que se enderezara. Parecían gritos, alguien que la llamaba. Miró hacia atrás, hacia la estación y vio a su padre corriendo hasta el final del andén, llamándola mientras un trabajador parecía pedirle explicaciones.

Algo se rompió dentro de Shutora. Su padre la miraba de una forma como nunca antes la había mirado. Había verdadero dolor y sufrimiento reflejados en ella, era extraño ver a su padre así. Apartó la vista intentado retener las lágrimas, pero la situación pudo con ella y terminó por subir las piernas al asiento, escondiendo su rostro en ellas mientras las abrazaba y lloraba.

Estaba haciendo lo mejor, era lo que debía hacer, ya no había vuelta atrás.

Gajeel, desde el andén, observaba impotente como su hija se alejaba cada vez más de él. Respirando agitadamente, maldiciéndose por no haber mandado a Lily a la estación en vez de a la salida de la ciudad. Volando podría haber llegado antes que él e impedir que se fuera. Todo había ocurrido demasiado rápido.

La inteligencia que había heredado de su madre era notoria, sólo a ella se le habría podido ocurrir dar vueltas por la ciudad para confundir al dragon slayer con su rastro.

Con su olfato percibió el olor de las lágrimas y con su oído creyó escucharla llorar. Cómo habían podido llegar a aquello.

-Tora…

...

Por favor no me lincheis que yo lo estoy escribiendo con todo el cariño del mundo y la situación mejorará poco a poco, lo prometo.

El título del fanfic la verdad es que es un spoiler bastante grande de por donde va a tirar la historia (guiño guiño codo codo, jeje) , así que si aún no lo has entendido y tienes intereses en leer los siguientes capítulos que saque, te recomiendo que leas el spin-off de Gajeel, Gaiden Rhodonite (si no me equivoco con el título)

Se que algunos de los que leáis el fanfic sois de latinoamerica y yo la verdad soy una española que a veces abusa de los coloquialismos (sorry) así que cuando diga alguno, pondré un asterisco al lado y abajo lo explicaré.

También precisamente porque algunos sois de latinoamerica estoy subiendo esto el tercer día de la gajevy week para vosotros (si no me equivoco. Aquí ya estamos en el cuarto), cuyo tema es children.

Pues eso, espero que hayáis disfrutado leyendo tanto como yo escribiéndolo y me dejéis una review diciendo que os ha parecido (siempre con respeto, por favor)

Si por algún casual sois como yo de leer con música, hacérmelo saber en la review y diré las canciones que escuché a la hora de escribir.

De nuevo muchísimas gracias por vuestro tiempo, que tengáis un gran día y...

Cambio y corto

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Coloquialismos

Seguir en sus trece/ Mantenerse en sus trece: frase que se utiliza para aludir a una persona que persiste en su terquedad en cuanto a una opinión, criterio o propósito. Por más que se le den argumentos, recomendaciones y consejos sensatos, dicha persona se mantiene en su posición sin cambiarla por nada