Capítulo 1
Diez de Octubre en Konohagakure no Sato; El monstruoso Kyubi no Yoko fue liberado de su anterior Jinchūriki, Uzumaki Kushina, por un misterioso enmascarado que irrumpió tras el parto de sus trillizos; dos niñas y un niño; a los que llamó Naruto, Mito y Naruko.
Con su último aliento, el padre de los niños, el Yondaime Hokage, Minato Namikaze, encerró a la bestia en sus dos hijas, dividiéndola en parte Yin y parte Yang con el Shiki Fūjin, entregando su alma al Dios de la Muerte a cambio de la proeza, encomendando a su esposa el cuidado de sus tres hijos.
Cuándo los ANBU llegaron, acompañados por el Sandaime Hokage, Hiruzen Sarutobi, sólo encontraron a la esposa del fallecido Hokage desmayada, abrazando fuertemente a sus tres niños; junto al cuerpo sin vida de su esposo.
Viendo la triste escena, el viejo Hokage ordenó llevar a la familia de Minato al hospital, y el cadáver del rubio mayor a la morgue, a la espera de un entierro digno de su valor al proteger a su pueblo del gran peligro que suponía la libertad del Rey de los Bijuu.
Con las órdenes dadas, él mismo se retiró a llorar a su esposa fallecida, que sucumbió a manos del enmascarado justo antes de que comenzase la tragedia.
En el hospital, mientras Kushina seguía demsayada, se hicieron pruebas para verificar la salud de los trillizos, pero al llegar al pequeño Naruto, se llevaron una sorpresa con lo que encontraron en su revisión.
Kushina despertó poco después, muy angustiada y preocupada al recordar lo que había ocurrido, y lo primero que hizo fue girarse hacia la enfermera para reclamarle información sobre sus hijos; la enfermera la tranquilizó diciendo que se les estaban haciendo las pruebas rutinarias, y cuándo se terminasen podría estar con ellos.
Unos minutos más tarde entraron a su cuarto de hospital los médicos, acompañados por Hiruzen, que había venido nada más enterarse del despertar de la pelirroja.
La mujer cogió a sus pequeños con infinito cariño, y observó a los médicos, cómo pidiéndoles los resultados de la revisión.
- Verá Kushina-sama, sus hijos están perfectamente de salud; sus hijas Mito y Naruko tienen grandes reservas de chakra, sin embargo, el joven Naruto...- terminó dudando, y asustando a la Uzumaki de que algo malo le pasase a su bebé.
- ¡¿Qué le pasa a mi bebé?!- preguntó muy preocupada por la salud de su hijo.
- Su hijo...no tiene red de chakra...parece ser que la exposición continua al tóxico chakra Bijuu terminó por quemar su red de chakra, aunque es extraño que sólo él sufriese esa consecuencia- terminó algo extrañado, él y su compañero habían compartido su teoría con el Sandaime, pero dudaban en compartirlo con Kushina- Lo lamento Kushina-sama, su hijo no podrá ser ninja- dijo dejando helada a la pelirroja, antes de que los médicos se marcharan, dejándola sola con Hiruzen Sarutobi.
- Que vergüenza...-susurró la pelirroja mirando al pequeño bebé rubio, su mirada había cambiado de ser amorosa a ser completamente de desprecio, impactando a Hiruzen, que nunca creyó a Kushina capaz de eso- Es una vergüenza para la familia-.
- ¿Qué dices Kushina? ¡Es tu hijo y el de Minato!- gritó el Sandaime preocupado.
- Es un inútil que nunca podrá ser ninja, me niego a tener una vergüenza así en mi familia, él no es mi hijo- sentenció dejando al pequeño Naruto en la cuna, y cargando a sus dos hijas; sin siquiera importarle que el niño rompiese a llorar al no sentir el calor de su madre.
- Reconsidera lo que haces Kushina, una vez lo decidas no tendrás vuelta atrás; estás a punto de romper tu familia, y probablemente nunca la puedas volver a unir- advirtió con una mirada dura; pero la Uzumaki no se echó atrás, ordenando que se llevasen de su vista a "la vergüenza de la familia".
Hiruzen lo hizo a regañadientes, llevando la cuna del pequeño hacia el lugar dónde descansaban los huérfanos del ataque del Kyubi; pero de camino, chocó con una mujer que llevaba un bulto en sus brazos.
- Perdóneme señortia, estaba pensando en muchas cosas- se disculpó el anciano antes de mirar a la mujer: Era una mujer joven con una figura voluptuosa y cabello rubio muy largo con ojos a juego, rasgos faciales delicados y cejas muy cortas y redondeadas cómo símbolo de nobleza, tenía su cabello está atado en una coleta suelta, que llegaba hasta las piernas que terminan en espiral, con vendas tensas para mantenerlo en su lugar; vestía un atuendo tradicional de doncella de santuario, y encima llevaba una bata blanca cerrada por una cinta roja.
- No se preocupe, no hay problema- respondió sonriendo la mujer- el nombre es Yasaka ¿Es su nieto?- preguntó con curiosidad mirando al pequeño bebé, que sonrió e intentó alcanzarla alargando los brazos; causando una suave risa en la mujer.
- Lamentablemente no, el pequeño Naruto acaba de ser rechazado por su madre por no tener una red de chakra- dijo con pesar, causando que la mirada de la mujer se afilase; abandonar a un hijo por un motivo así era algo horrible e injustificado.
- ¿Qué pasará con él?- preguntó con una ligera preocupación por el niño.
- Irá a un orfanato, y espero que alguien lo adopte para que tenga una buena vida- explicó desanimado, realmente no quería que esa fuese la vida del pequeño Naruto, pero no podía hacer nada; con la muerte de Minato debía retomar su ppuesto cómo Hokage, y no sería apto para cuidar un bebé.
- ¿Puedo cargarlo?- pidió la mujer, el anciano, al no ver un mal en permitirlo, le cedió al pequeño para que lo cargase junto a su niña; nada más estar uno al lado del otro, ambos bebés comenzaron a reír y tratar de agarrarse las manos; causando una cálida sonrisa en ambos adultos- Fufufu ¿Qué pasa Kunou-chan? ¿Te gusta el pequeño Naru-chan?- preguntó con tono picaresco, viendo cómo los niños agarraban sus manitas.
- Parece que se llevan bien- comentó con diversión el anciano Hokage.
- Así es ¿Sabe? Estoy pensando que a Kunou-chan le vendría bien un hermanito- dijo la mujer, sorprendiendo a Hiruzen.
- ¿Está insinuando lo que creo?- preguntó con curiosidad y una ceja levantada.
- Sí, me gustaría adoptar a Naruto-chan- confirmó la mujer, alegrando visiblemente al anciano Kage, antes de que pasase a su faceta Hokage, tratando de inspeccionar si sería una madre adecuada, aunque no tenía demasiadas dudas.
- Bien, sígame a mi oficina Yasaka-san, le haré una estrevista y si me convence arreglaré los papeles para la adopción- ordenó, y, viendo cómo a la mujer le estaba costando dejar al rubio en el hospital, tomó una decisión poco ortodoxa- puedes traer al pequeño Naruto-kun- permitió, resolviendo el conflicto en el que se encontraba la mujer; que lo siguió hacia su oficina; hasta que se encontraron sentados uno frente a otro.
- Bien ¿Tiene pareja estable?- preguntó en tono formal el Hokage.
- No, el padre de Kunou me abandonó hace mucho, conmigo están mis sirvientes, guardias y mi hermana menor Ahri- respondió seriamente, haciendo asentir al Hokage.
- ¿Situación económica?- preguntó nuevamente.
- Poseo una gran fortuna, una mansión a las afueras de Konoha, unos terrenos dónde construiré un barrio para mi gente y un gran número de sirvientes, sin mencionar una gran seguridad y guardias muy capaces- respondió, aportando algunos documentos que sacó de un sello, haciendo al Hokage abrir los ojos desmesuradamente por la gran cantidad de dinero y el enorme terreno que poseía la mujer, era fácilmente más rica que todo el consejo civil en conjunto; si lograba establecer una buena relación con ella; podría frenar las ambiciones civiles que siempre trataban de inmiscuirse en asuntos shinobi empleando su dinero.
- ¿Tiene experiencia cómo madre?- siguió con las preguntas rutinarias.
- Cuidé de mi hermana pequeña tras la muerte de mi padre cuándo ella era pequeña, a parte de eso soy madre primeriza- respondió manteniendo su seriedad.
- ¿Permanecerá cómo residente en la villa?- hizo la pregunta final el Hokage.
- Sí, he dejado definitivamente mi tierra natal y me quedaré definitivamente aquí- respondió con una sonrisa; dejó Kyoto con su hermana y un grupo de Yokai fieles hace unos meses, algo extraño pasó y aparecieron en una tierra desconocida, pasaron tiempo vagando, y acaban de encontrar su hogar.
- Bien, después de escuchar todas las respuestas y ver los números de sus propiedades y sus cuentas, creo que está perfectamente calificada para adoptar al joven Naruto- dijo mientras revolvía uno de sus cajones en busca de los papeles, los encontró y firmó, antes de entregárselos a la mujer- firme aquí, y será legalmente la madre de Naruto- indicó, la mujer sonriente firmó los papeles y los entregó al Kage- espero que no le moleste que la visite de vez en cuándo para ver a Naruto, su padre fue alguien muy cercano y quiero ser algo más que el Hokage para él- pidió.
- Por supuesto Hokage-sama, siempre será bienvenido en mi casa, seguro que Naru-chan y Kunou-chan se alegrarán de tener un abuelito- respondió con una sonrisa amable antes de salir, cargando a sus dos bebés, en dirección a su recientemente comprado complejo.
Cuándo llegó a las puertas, los dos guardias Inugami(Yokai Perro) se pusieron firmes ante la llegada de su líder.
- ¡Bienvenida de nuevo Yasaka-sama! Veo que todo fue bien- saludó al mayor de los guardias, que había sido su guardaespaldas cuándo era pequeña.
- Gracias Toga, veo que todo sigue bien, aunque me sorprende ver al gran Inu no Taisho(Capitán de los Perros) haciendo guardia- comentó divertida.
- Ejem, Izayoi me obligó a venir mientras ella cuidaba de Inuyasha y Sesshomaru- respondió con un sonrojo, haciendo reír a la Kyubi Yokai.
- Veo que te mantiene atado en corto- dijo con gracia, haciendo sonrojarse por vergüenza al soldado- estos son mis hijos, Kunou-chan y Naruto-chan- los presentó la mujer, dejando que el hombre se acercase a los bebés y los oliera, notando algo raro en el macho.
- Yasaka-sama, el niño es humano- hizo notar.
- Sí, lo es ¿Algún problema?- dijo con una sonrisa extremadamente dulce y un aura asesina sobre ella, aterrando al hombre.
- N-no, ninguno Yasaka-sama- respondió poniéndose morado, y dejando pasar a la mujer- Ufff, da casi tanto miedo cómo Izayoi-chan- murmuró todavía sudando por el nerviosismo.
Yasaka siguió su camino hacia el interior del complejo, dirigiéndose a la casa primcipal, que compartía ella con su hermana pequeña, y a partir de ahora con sus dos hijos; nada más abrir la puerta fue asaltada por un borrón rojo y azul.
- ¿Estos son mis lindos sobrinos?- preguntó aquel borrón, que mirando atentamente se trataba de una mujer de cuerpo voluptuoso, pelo azul, ojos dorados y un kimono rojo y blanco; esta le arrebató a los bebés a Yasaka e inmediatamente comenzó a hacerle caras y carantoñas para hacerlos reír, provocando un pensamiento en la rubia.
"Creo que todos vamos a ser muy felices aquí".
