Capitulo 1

Bitácora del capitán, fecha estelar 3371.2 estamos entrando en los confines de un sistema solar poco explorado por naves de la federación, sin embargo protervamente conocido por ser uno de los sitios de mayor afluencia de naves piratas y traficantes ilegales. Siguiendo el curso y velocidad actual, en un par de días estaremos bordeando "Capro II" un planeta de clase M, el más accesible y donde se nos ha instado a hacer un investigación dado que todo parece indicar no solo cuenta con atmosfera de oxigeno y nitrógeno, si no con una gravedad muy similar a la de la tierra y otros planetas habitables.

-Tiruriiiii.

El sonido del intercomunicador interrumpió al capitán Jim T. Kirk logrando que dejara lo que hacía y se dirigiera a la pequeña pantalla situada en el escritorio de su compartimiento personal dentro de U.S.S Enterprise.

-Capitan Kirk, en línea está el almirante Pike, solicita una conferencia directa con usted.

-Envíe la trasmisión a mi cabina teniente.

-Lo comunico.

El rostro de la teniente Uhura pronto fue remplazado por el del antiguo capitán de la Enterprise.

-Almirante –saludó Jim con una sonrisa a aquel hombre responsable de su actual vida –un gusto verlo señor.

-Gracias capitán Kirk, aunque me temo que esta comunicación no es para saludar, sino mas bien para advertir.

El rostro del joven capitán mostró incertidumbre por un segundo, pero no vaciló.

-¿Sucede algo señor?

-No, no aun – aclaró Pike de forma resuelta – Kirk se nos ha establecido tu ruta, y al parecer en estos momentos debes de estar entrando el sistema R456, o más comúnmente conocido como "La seda de la araña" No dudo que estés consciente de que clase de sitio es ese y los peligros que acarrea para una nave de la flota estelar.

-Por supuesto almirante Pike, este destino fue calculado tomando en cuenta todos los hechos conocidos, y los altos mandos estuvieron de acuerdo con nuestras estimaciones sobre cómo esta nave está preparada y equipada para afrontar un riesgo como ese.

-Lo sé Kirk, todo está en regla, sin embargo hay un peligro que no tomaron en cuenta, y es por lo que me estoy dirigiendo ahora a ti para llevar a cabo la nota debida.

-¿A qué se refiere señor?

-Como bien sabes, la gran afluencia de naves piratas, ha durante mucho tiempo impedido un libre y seguro transito de naves de la federación, pero no solo de estas, si no de cualquier embarcación interplanetaria, ya que uno de los principales comercios ilegales establecidos y traficados en el sistema de la seda de la araña es el de seres vivos, básicamente humanoides no terrícolas, especialmente para su venta en el planeta Totel, donde la posesión de estos seres como propiedad está permitida e incluso protegida por el gobierno actual.

-Lo sé señor, esa información es parte de los informes con los que contamos y en los que nos basamos– aclaró Jim aun intrigado sobre a donde era que quería llegar su jefe inmediato.

-Así es, pero no es todo, veras Jim, quizás no te encuentras del todo informado sobre la historia de Totel, y el tipo de esclavitud que ahí existe.

-Bueno, según mis datos, los habitantes de Totel, son de hecho antiguos humanos terrestres, con lo que podríamos llamar, una creencia de superioridad de la especie.

-Estas en lo correcto, terranos que salieron de la tierra hace muchos años para formar su propia cultura, donde lejos de asociarse con otras civilizaciones planetarias, comenzaron rechazándolas, y finalmente esclavizándolas, protegiéndose para estos actos indebidos logrando que todo un sistema se mantuviera al margen de las leyes de la federación y otras gerencias de comando. Totel es un planeta situado en el centro de la tela de la araña, un sitio donde simplemente se han rechazado las normas, creando las suyas propias, aunque estén en contra de todas las demás.

La información de Pike era conocida por Kirk, aunque al escucharla de esa manera, se daba un poco más de cuenta del verdadero poder de ese lugar, y el porqué durante tanto tiempo se había mantenido, a pesar de las aberraciones que cometía.

-Y hay mas Kirk –escuchó de nuevo la voz de su antecesor en la nave – el comercio de humanoides no humanos ha evolucionado tanto durante todos estos años, que ahora es se podría decir, un gran hobby, que lleva a niveles de pasión enormes, hay incluso grandes coleccionistas en Totel que pagan monumentales sumas por seres especiales.

-¿Seres especiales? –preguntó esta vez visiblemente intrigado por esos datos.

-Veras, dentro de este comercio ilícito, hay especies extraterrestres mucho más deseadas y valoradas que la demás por diferentes características específicas, algunas como los Haliians son particularmente buscadas por su belleza y capacidades, otras son apreciadas por su fuerza, resistencia o destrezas, y dado que como he mencionado ya, muchas de estas ventas representan colecciones, son aun mucho más valiosas aquellas poco comunes o difíciles de conseguir.

-Mmm, ya veo, es algo como lo que sucede con los metales o piedras preciosas en la tierra. –indagó Jim, aunque aun no muy seguro de la relevancia de la información.
-Exacto capitán, y no es difícil imaginar que desde hace mucho tiempo, una de las que reúne varias de las características citadas, sobre todo la de la dificultad para hacerse con ella, dado su temperamento y costumbres, es la de los vulcanos.
-Los vulcanos – repitió el capitán con asombro, no se había puesto a pensar algo así, aunque de cierta manera llevaba algo de razón conocida, después de todo, en la misma academia, las relaciones interespecie eran recurrentes, ya fueran formales o casuales, sin embargo todos daban con un hecho que estas eran casi, si no imposibles, si se pretendían con un vulcano, que ya de por si eran pocos dentro de la flota, era todavía más difícil acercase a ellos. - Y ahora destruido su planeta estando en un grave peligro de extinción, son casi imposibles de lograr siquiera ver fuera de su pequeña colonia.

-Así es, siguiendo tu analogía anterior, vendrían siendo auténticos diamantes para un traficante– dejo claro el almirante – Kirk, debes saber también, que dado sus logros tu nave es ahora una de las más conocidas de la federación, igual que su tripulación, de manera que son pocos los que no saben de la especie de tu primer oficial.

Jim no pudo evitar sonreír al deducir por fin a que se refería todo esto.

-Entiendo la preocupación señor, sin embargo precisamente por esa fama que menciona, cualquiera sabe que no es tan fácil meterse con una nave como esta, sería una tontería arriesgarse por querer hacerse con un vulcano, y sobre todo estoy convencido que resultaría aun más complicado meterse con el mismo Spock que puedo asegurar sin la menor de las dudas, está más que calificado para cuidar de sí mismo.

-No dudo de eso Jim –Aseguró el almirante en un tono menos formal pero aun mostrando seriedad – sin embargo si te pido también que no subestimes lo que estas personas son capaces de hacer por un botín como lo es ahora un miembro de esta especie, toma en cuenta que para este mercado, son criaturas exóticas y únicas, que muchos ansían tener, alcanzan precios que no puedes imaginar.

El capitán se quedo por un momento serio, sopesando lo que su almirante decía, seguía sin poder imaginar que alguien fuera capaz de lograr una hazaña como atrapar a Spock, pero quizás tal como decía Pike, el problema radicara en lo que fueran capaces de hacer al intentarlo.

-¿Y que sugiere Almirante?

-Como bien mencionas Kirk, es poco probable que conociendo el Enterprise, alguien se atreva a un ataque directo, de tal manera que ello convierte a la nave en el lugar más protegido durante la expedición, por su seguridad y la de todos, lo más conveniente entonces resulta ser evitar que el comandante Spock baje a hacer exploración a la superficie de cualquier planeta del sistema.

Jim lanzó un chiflido de estupor –Buena tarea complicada almirante, va a ser verdaderamente "divertido" el planteárselo.

-De hecho Kirk –continuo el almirante – la razón por la que pedí tener esta conversación de manera privada, es precisamente por mi siguiente sugerencia, conociendo el orgullo vulcano, y para evitar lesionar el mismo, me parece que lo más adecuado es que el comandante no esté al tanto de esta plática, ni de los motivos por los cuales deberá quedarse en la nave.

Kirk lo pensó por un largo momento, de alguna manera lo que acababa de escuchar confería la peor parte de la conversación, el nunca había tenido secretos para con su primer oficial, y en definitiva no le era para nada agradable el hecho de comenzar a tenerlos.

-Entiendo – finalmente concluyó el capitán, teniendo que aceptar aunque no muy a su gusto, que no había de otra. –Seguiré las instrucciones almirante.

-Gracias Kirk – Pike igualmente entendía también que lo que le estaba pidiendo al capitán conllevaba una total dificultad para él, por muchas razones – Esperamos entonces nos mantengas informados, fin de la comunicación.

-Comunicación fuera – Jim dio un ligero toque a la pantalla y la imagen del almirante desapareció quedando todo en blanco.

Se dejó caer hacia atrás en su sillón, en definitiva hubiera preferido no tener esa platica, casi hubiera preferido ni siquiera haber tenido la idea de haber visitado ese sistema, en verdad, en verdad odiaba lo que tenía que hacer ahora.

Hacía ya varios años desde que comenzó como capitán en el Enterprise, aquellos que bien podía llamar los mejores y más divertidos años de su vida, ya había perdido la cuenta de los aventuras que había vivido, todas aquellas donde siempre salió triunfante, junto con la primera donde salvó literalmente al planeta tierra de ser destruido, convirtieron a su nave, su tripulación, y por supuesto a el mismo, en algo ciertamente famoso y valorado tanto en la federación como entre el público común.

Sin embargo, Jim Kirk era total y absolutamente consiente de algo, él no habría llegado a definitivamente nada de lo que había logrado sin un ser clave en su vida desde que se hiso capitán, su primer oficial, el comandante vulcano Spock.

Y ahora, por un asunto tan escabroso le estaban pidiendo no solo que lo dejara fuera de la nueva aventura, planeada por ambos desde hacía semanas, si no también le solicitaban engañarlo, o al menos, ocultarle la verdad.

-¡Maldición! – Se le salió al capitán un grito de impotencia.

Sin duda alguna Spock odiaría esto, incluso el vulcano lo odiaría a él, pero no cabía duda, Jim odiaba todo el asunto todavía mucho mas.