Atención: Los personajes no me pertenecen,esta historia puede contener lenguaje adulto y escenas de violencia. El que avisa no traiciona.


-Bonnie…-Su amiga volvió a protestar mientras cruzaban el semáforo en rojo.

-Podés prestarle atención a las señales de tráfico Lumpy!?-Pidió colérica la chica mientras observaba como un transeúnte las insultaba a la lejanía.

-Voy a prestarle atención cuando me digas que sí.-Se comportaba como una verdadera infante.

-Esto está pasando de verdad?!-Preguntó mientras tiraba de su propio cabello.-Cuantos años tenés? Tres?!

Lumpy solo atinó a reírse por como su amiga se ponía nerviosa.

-Tengo veintiuno, y quiero que vengas vos tambien a bailar a ese lugar conmigo!-Esta vez parecía estarle rogando.-Dale Bonnie, vení!

-NO! En ese lugar están todos locos, de verdad no entiendo cómo es que querés volver después de todo lo que viste, esa gente no está bien de la cabeza y vos te querés volver a meter en ese antro horrible?!-La conductora asintió mientras giraba en una esquina.-Y LO PEOR DE TODO ES QUE ME QUERÉS ARRASTRAR CON VOS!

-No es para tanto.-Trató de restarle importancia la mayor encogiéndose de hombros.

-No, claro que no, es una nimiedad el hecho de que esa gente se crean vampiros y tomen sangre, es más la rara soy yo por no comprender que esa vía de contagio masivo de VIH es una forma de expresarse para ese tipo de seres humanos!-Dijo histérica.

-NO! Elliot me dijo que se cuidaban y que a la persona que le sacaban la sangre antes le hacían estudios.

-No sé si me da más miedo, que vos me lo estés contando con tanta naturalidad o que creo que Elliot lentamente te está llevando para ese lado.

-Por él me volvería suicida.-Habló enamorada.

-HACE DOS MESES QUE LO CONOCES! NO ES NORMAL, TODA ESA MIERDA NO ES NORMAL Y NO QUIERO QUE MI MEJOR AMIGA TERMINE METIDA Y SUCCIONANDO SANGRE DE DESCONOCIDOS!-El vehículo dobló otra vez.-Ese no es el camino a mi casa.-Informó tratando de mantener la calma.

-Es que vamos a ir a mi casa tontita, además Finn dijo que iba a venir, que no tenía problema.

-Él te dijo eso porque seguramente le dijiste que yo iba a ir.

Ni siquiera tuvo que preguntar, era un hecho, así es como Lumpy Space se manejó toda su vida, arrollando y arrastrando sin siquiera preguntar. Y en estos momentos era donde Bonnibel querría apuñalar a su amiga, pero, como en el curso de yoga le había enseñado, la violencia no es la salida.

-O sea que estoy obligada a ir, porque supongo que tampoco me vas a dejar bajar del auto.

-Exacto.-La mayor suspiró.-De verdad, esta es la primera y última vez y no te lo vuelvo a pedir nunca más.

-No mientas.-Le cortó su amiga mientras giraba la vista a la ventanilla.

-Bonnie no te enojes.-Pidió.

Pero su amiga se llamó a silencio todo el trayecto. Enfurruñada interiormente por no tener voluntad propia al decidir qué hacer y que no…en realidad si la poseía, solo que su querida amiga decidía ignorarla.

-A qué hora va a venir Finn?-Preguntó Bonnie mientras se sentaba en la cama doble de la castaña.

-Y dentro de un rato, a eso de la una tendríamos que estar ahí…en la entrada, nos espera Elliot.-Explicó mientras comenzaba a sacar toneladas de ropa acumulada en el armario.

-Entonces me voy a bañar.-Ella se levantó tomando su mochila y fue, sin mediar palabra con su ahora enemiga, directo a la ducha.

No podía negar que el agua caliente logró tranquilizarla un poco, aunque podría apostar que en el momento que estuvieran frente a la puerta de ese estúpido local volvería a salir loca. Todavía no podía entender como Lumpy podía, siempre, quedar "enamorada" de la persona más errada en el mundo…seis meses atrás había tenido de novio a un tipo de cuarenta años que le gustaban los títeres…CUARENTA AÑOS.

Suspiró con fuerza mientras salía de la ducha y comenzaba a vestirse, había llevado un vestido que le llegaba hasta un poco antes de las rodillas, de un color crema que hacía que su piel resaltara blanca como la porcelana, aunque eso llamara más la atención a las pecas que se cernían por sus hombros, un poco de sus brazos y básicamente todo el cuerpo. Porque eso era Bonnie, una peca andante. Y si bien no había alguien que no le gustaban, ella las detestaba.

Se observó al espejo para asegurarse de que la ropa estuviera bien, aunque sabía que para el lugar donde iban a ir, eso la haría desentonar totalmente. Pero ella no iba a vestirse solo para encajar…de alguna forma tenía que protestar.

Con el pelo envuelto en la toalla salió y se metió de lleno en el cuarto de Lumpy, que ahora hacía que, el recién llegado Finn, buscara algo en el fondo del armario.

-Qué buscan?-Dijo extrañada mientras observaba a los dos.

-El vestido que me iba a poner!-Se queja Lumpy, que, ahora que Bonnie la miraba estaba en ropa interior…pobre Finn, debía de ser una prueba de fuego poder resistirse al despampanante cuerpo de su amiga.

-No encuentro nada!-Gritó el rubio que parecía cada vez meterse más adentro y desaparecer en algún portal de la moda, ese que se traga las medias y la ropa interior.-No! Esperen…creo que lo encontré…no…no…es una media.-Dijo al tiempo que la arrojaba y caía sobre la cama.

-Hola Finn.-Lo saludó su amiga pasándole la mano por la espalda.

-Hola Bonnie.-La voz se escuchó a la lejanía causándole gracia a ella.

-Es esto?-Preguntó saliendo de entre las telas, un poco transpirado, con un pedazo de trapo (porque eso parecía) en una de sus manos.

-Siii!-Gritó la castaña mientras saltaba y…

-Lumpy, controlá los pechos.-Le pidió su amiga mientras miraba para otro lado y sus mejillas se ponía de un color carmesí.

-Son muy maricas ustedes dos, me voy a cambiar, ya vuelvo.-Y pareció desaparecer.

-Hola de nuevo.-El alto rubio la saludó depositándole un beso en la mejilla.

-Finn, que te dan de comer para que crezcas tanto?-Preguntó ella mientras intentaba sentarse en la cama, sin caer sobre las pilas de ropa que había.

-Creo que me riegan a la noche o algo así.-Comentó risueño sin poder apartar la vista de la joven, aunque ella ignorara ese pequeño detalle.

Para la edad, Finn, era un caso raro, recién tenía diecinueve años y medía casi un metro noventa, parecía un tipo de no ser por la cara de infante que poseía.

-Estás listo para la increíble noche que vamos a pasar!?-Preguntó irónica mientras se sacaba la toalla y dejaba caer la cascada de pelo rosa pastel ondulado que tenía. Intentándolo secar y que quedara bien de alguna forma.

-No creo que sea tan malo.-Trató de restarle importancia el menor, si parar de contemplar el largo pelo de su amiga.

Le gustaba, desde ya hacía mucho tiempo y tampoco había que ser un genio para notarlo, Finn se arrastraba por ella y lo más triste era que sabía que Bonnie no lo veía de esa manera.

Suspiró.

-Te pasa algo?-Preguntó ella observándolo preocupada.

-No, estoy cansado, eso es todo. Trabajaste hoy, no?-Táctica de evitar charlas indeseadas.

-Si, un día nefasto, pero bueno, creo que a comparación de lo que nos está por pasar…fue muy bueno mi día laboral.

-Donde se supone que vamos?

-No sé cómo se llama el lugar, solo sé que la gente de ahí se cree vampiro…Lumpy está saliendo con un chico de ahí…todo esto parece un chiste.

-En cierta forma no me sorprende de ella, te acordas del viejo de los títeres.

Ambos fingieron un escalofrió ante esa memoria.

-Eso no creo que lo supere nunca.-Finalizó el rubio con una risita nerviosa. Porque esperaba con toda su alma que su amiga loca nunca pudiera conocer a alguien peor.-Pero vos estas segura que toman sangre de verdad?

-Vos viste el documental?!-Preguntó alarmada la pelirosa mientras se maquillaba.-De verdad, se llama vampirismo y es gente que chupa sangre o energía vital, en su defecto. Vos podés entender eso!?-Se giró para fulminar con su mirada azul al pobre Finn.

-No, no puedo…pero si lo hacen…bueno, ellos sí.

-Es como que yo ahora crea que soy un hada y me tire del quinto piso porque creo que puedo llegar a volar!

El menor se carcajeó, era muy divertido ver perder la cordura a su amiga, podía entender porqué siempre Lumpy buscaba alguna cosa para que Bonnie saliera de sus casillas.

-De verdad Finn? Te vas a burlar de mí?! ES QUE SOY LA ÚNICA QUE VE EL PROBLEMA?!

-No! Yo también lo veo.

-Entonces de qué te reís?!

-Es que me da gracia cuando te enojas.

-Te odio Finn, a vos y a Lumpy.

-Qué pasa conmigo?-Preguntó entrando en el cuarto, con el vestido negro puesto, que claramente, no dejaba nada a la imaginación, pero ella podía permitirse esa clase de cosas, era perfecta.-Apurémonos, tenemos que cenar e ir para allá.

Estaban parados en la cuadra de enfrente del gran boliche, había una cola en la puerta bastante extensa y la gente no parecía nada amigable, las piernas de Bonnie temblaron, claramente los tres desencajaban ahí.

Cruzaron y varias de las personas que se encontraban al principio de la cola los observaron con mala cara ya que Lumpy se paró delante de la puerta para hablar con los guardias.

-Estamos en la lista.-Les advirtió cuando uno atinó a hablarles. Sacó la lista, preguntó los nombres y la violácea se los dijo, automáticamente les abrieron la pesada puerta de hierro.

A penas entraban los recibía un pasillo rojo, las paredes al igual que piso y techo estaban cubiertas de terciopelo rojo y se escuchaba el sonido apagado de la música de la pista, en ese tramo se cruzaron con cada sujeto que, Bonnie hubiera preferido no ver nunca. Gente que le erizaba la piel y no por lo estético, sino por la modalidad de vida. Algunos con lentes de contacto de colores como el hielo o un gris inexistente, totalmente falsos pero que asustaban, algunos con uñas largas y de aspecto a muerto, claramente por lo vampiro que se creían.

Definitivamente no encajaban ahí. Es más, si Lumpy no la tuviera agarrada del brazo, en estos momentos hubiera salido corriendo hasta su casa.

Y al final otra puerta con otro guardia que solo se dignaba a abrirla y cerrarla. De ahí en más, se abría una enorme pista-enorme era poco- la pelirosa no podía ver con claridad ya que las luces y los sectores oscuros la confundían, pero se notaba la amplitud del lugar, había primer piso, supuso que para la gente VIP pero poco le importaba, solo se disponían a moverse entre la gente que estaba muy apretada. En el medio de la pista había tres chicas colgadas en telas que al ritmo de la música hacían piruetas a un nivel realmente alto del piso, eso fue lo que más le llamó la atención, sus ojos celestes se posaron en ellas mientras su amiga los impulsaba hacia la barra.

Pidió unos tragos para los tres y al segundo se los entregaron.

-Voy a buscar a Elliot.-Gritó entre ellos para poder ser escuchada encima de la música.

-No te olvides que estamos acá!-Finn trató de esperar que su amiga no se fundiera eternamente con ese sujeto y olvidara de su existencia.

-No, no se preocupen, ya vuelvo!-Lumpy se giró para irse pero luego abrazó a Bonnie.-No te enojes, te lo voy a recompensar, te lo juro!

-Te odio!-Le gritó mientras se ahogaba con el trago.

-Pidan lo que quieran, ya está pago.-Les advirtió su escultural chica mientras desaparecía entre el gentío.

-Por lo menos algo bueno!-El grito de Finn la sorprendió pero al mismo tiempo la divirtió, por lo que sonrió.

Por lo menos se podrían embriagar sin tener que pagar. Gratis. Bonnibel sonrió en su interior.

-Y fue a golpearlo, tendrías que haber visto su cara.-El rubio contaba recargado sobre la barra mientras ambos se descostillaban de la risa sin delicadeza alguna.

-No entiendo porque hace esas cosas tu hermano.-Bonnibel no terminó de hablar que ya comenzaba a reírse nuevamente, sabía que ya estaba bastante ebria, pero no le importaba porque si dejaba de tomar iría a buscar a Lumpy y la golpearía por haberlos abandonado en ese lugar horrible. Contuvo la ira que le provocaba recordar eso y se concentró en prestarle atención al menor.

-Bonnie, voy a baño.-Le informó cerca de su oído para no gritarlo a los cuatro vientos.

-No me dejes sola!-Pidió mirándolo alarmada.

Finn sonrió con dulzura.

-Voy y vuelvo, te lo prometo, mientras tanto pedí cuatro shots que cuando estoy de vuelta hacemos competencia.-Prometió mientras se alejaba con apuro.

Ella se giró y pidió lo que su amigo le había dicho, le dieron cuatro chupitos llenos hasta el tope. Sabía que después de esto no podría volver caminando a ningún lado, pero no le importó. Y cuando la rabia le picó el pecho otra vez, tomó uno de los vasitos si haber terminado su trago y lo fulminó de un solo trago.

Le ardió tanto que se acarició el pecho e hizo una mueca de molestia pero le duró poco, observó a su alrededor, el lugar estaba ya muy lleno, parecía a punto de explotar y la música comenzaba a molestarle en los oídos, el calor la sofocaba y eso la hacía sentir un poco más borracha. El humo de los cigarrillos, el griterío, todo era una mezcla casi fulminante a los sentidos.

No notó cuando un chico de más bajo que ella se acercó a su lado.

-Buenas noches señorita.-La saludó con una sonrisa galante y un tono muy educado. Cosa que la tomó por sorpresa, se notaba que era un chico muy chico, quizá unos diecisiete años y que era muy formal.

-Hola.-Lo saludó en respuesta solo por cortesía y empezando a buscar con la mirada a Finn.

Donde se había metido?

-Disculpe que la moleste, pero necesitaría hablar con usted.-Le informó mientras se acercaba un poco más a ella y como respuesta, la misma se alejaba incómoda.

-Que…que querés?-Preguntó de mala gana, mientras volvía a darle un sorbo a su trago y rogaba mentalmente a que el rubio apareciera mágicamente en el medio.

-El joven Lee, me pidió que viniera por usted, está realmente interesado en invitarla.

Quién carajo era Lee?! Por qué tenía que estar aguantando ese momento de mierda, en ese lugar de mierda?! Ah claro, porque su, ahora enemiga, se lo había pedido.

Estúpida Lumpy Space.

-Mirá, discúlpame, pero yo no voy con extraños, no te conozco a vos ni a ese tal Lee, así que gracias por la invitación, pero no. Además estoy con mis amigos.

-Pero se encuentra sola.-Señala lo obvio. Porque así estaba ahora, sola.

-Sí, pero van a venir. Así que una vez más, no.

-Debo insistir, el joven Lee, de verdad me pidió que la llevara con él.

Bonnie, sulfatada por todo lo que estaba sucediendo, dejó salir a su bestia interior y enfrentó al niño, aprovechando el hecho de que lo superaba en estatura.

-Sabés donde se puede meter la invitación tu señorito Lee?!-Gritó mientras lo prepoteaba, parecía una abusiva y eso no era ella. Puto alcohol.

El chico pestañeó varias veces sorprendido y hasta un poco asustado.

-Perdón por la tardanza.-Una voz sonó tras ellos y unas manos rodearon la cintura de la pelirosa alejándola del sujeto.

Se dio vuelta dispuesta a lanzar improperios sobre lo idiota que era su amiga por abandonarla en ese lugar cuando sus ojos se encontraron con una persona totalmente desconocida.

Era una mujer…y que mujer, parecía sacada de las revistas de moda, si en la oscuridad del boliche parecía perfecta, a la luz del sol debía ser la causa del bajo autoestima de muchas mujeres.

La mujer sonrió, como si algo le pareciera gracioso, pero no dijo nada, solo la observaba. Tenía la piel blanca medio oliva, un blanco raro…ojos grises y el pelo negro largo. Además de lo evidente, era más alta que Bonnie.

PERO QUIEN NO ERA MÁS ALTO QUE ELLA?! Se preguntó saliendo por unos segundos de ese tare emocional que la escultural morena le había provocado.

-Vos quien sos?-Preguntó alzando una ceja y queriendo alejarse del agarre.

-Estás tan borracha que no me reconoces, es triste.-Le dijo mientras la giraba y quedaba entre el enano acosador y ella.-Se te ofrece algo nene?-Le preguntó teniendo que agacharse un poco para escuchar la respuesta que el chico le daba.-No, ahora la llevo para su casa, está muy borracha y no quiero que muera o vomite todo el lugar.-Comentó divertida. Con una mano sacó el trago al que Bonnie estaba adherida y lo dejó en la barra.

-Ey!-Se quejó ella intentando estirarse para volverlo a tomar, pero en un abrir y cerrar la estaba arrastrando por la pista hasta llegar al pasillo.-Me estás secuestrando!-Gritó intentando separarse de ella sacudiéndose como posesa.

-Podés quedarte quieta!-Le gritó sosteniéndola fuerte de los brazos.-Te vas a caer estúpida, encima que te saco al enano pesado de encima te comportas como una nenita!-La sacudió un poco para asegurarse de asustarla lo suficiente como para que se quedara quieta.

-Bueno.-Habló bajito.-Pero quién sos?-Arremetió con otra pregunta mientras ambas salían del lugar.

El aire frío de la madrugada la tomó desprevenida y hasta sintió que el fresco la ayudaba a ponerse un poco más borracha.

La mujer la sostuvo con fuerza de un solo brazo llevándola a la puerta de una casa a unos metros de ahí. La hizo sentar y se quedó frente a ella de cuclillas.

-Soy alguien que te ayudó, fin.

-Yo tambien soy alguien, pero me refiero a tu nombre.-Dijo risueña.

-Estas muy ebria.

-Que nombre tan raro, tu apodo es Ebri?

La mujer no pudo evitar soltar una risita de resignación y negar con la cabeza. Se veía linda de esa forma, hasta parecía dulce…

Las mejillas de Bonnie, que ya estaban rojas, se pusieron aún más. Y la pelinegra sonrió otra vez divertida.

-Te estás riendo de mí?!-Habló ofendida Bonnibel.

-No, me acordé un chiste y ese no es mi nombre. Me llamo Marceline.

-Y cuál es el chiste, Marceline?-Dijo alzando una ceja.

Marceline, Marceline, Marceline, un nombre muy lindo que le quedaba a la perfección.

Bonnie no entendía que le estaba pasando, las hormonas, más el alcohol? Negó.

-El chiste no lo vas a entender porque está en alemán.

-Hablás alemán?!-Dijo sorprendida.

-Si.-Sonrió de costado.

-No te rías entonces si no me lo vas a contar.

Bonnibel se cruzó de brazos enfurruñada mientras miraba para la puerta por donde habían salido. Aun había gente afuera esperando a entrar y grupos repartidos por ahí de rezagados que había salido antes.

-Un poco autoritario tu pedido.-Murmuró Marceline clavándole la mirada en el rostro.

-Voy a buscar a mis amigos, gracias por sacarme al enano pesado de encima.-Dijo al tiempo que intentaba ponerse de pié, pero con solo intentarlo se fue directamente con todo el cuerpo para adelante, de no ser por la morena se reventaba la cabeza contra la vereda.

Marceline le dio un empujón suave para que volviera a sentarse en el umbral.

-No te podés parar y menos así de rápido, mandales un mensaje a tus amigos y deciles que yo te llevo a tu casa.-Ordenó.

-Estás loca, no me voy a ir con vos!-Que se creía, que por estar borracha era una idiota, podría ser una traficante de órganos o una violadora o una asesina…o peor…una violadora ladrona de órganos y asesina. Se desesperó.

-No soy nada de eso!-Trató de calmarla notando como iba decayendo lentamente a la desesperación.

-De que cosas?-Preguntó extrañada Bonnie.

-De nada, que no te voy a hacer nada malo, te dejo en tu casa, y listo. Si te hace sentir más segura dejale la patente de mi auto y mi celular a tus amigos.-Se encogió de hombros.

La pelirosa sacó lentamente y con desconfianza el celular y con mucha dificultad le escribió un mensaje a Lumpy.

"Espero que estés contenta. Me voy de este lugar, con una desconocida violadora ladrona de órganos y asesina. Chau. Enemiga."

Mandó y apagó el celular.

Volvió a mirar la salida solo para ver por última vez si alguno de sus amigos salía, pero la única persona que emergió de las tinieblas fue el enano pesado…y justo sus miradas se cruzaron.

-El enano pesado!-Dijo alarmada Bonnibel mientras extendía sus brazos para que Marceline la levantara.

-Ay que molesto, por favor!-Se quejó osca la mayor ayudando a Bonnie a levantarse para poder irse.

-Señorita por favor?!-Gritó el chico mientras las corría y se paraba delante de ella.-El joven Lee me insistió en que por lo menos me dijera su nombre.-Pidió y parecía realmente torturado por algo.

Las dos mujeres lo miraron extrañadas pero la menor sintió automáticamente pena por él.

-Me llamo Bonnibel y decile a Lee, que si es lo suficientemente hombre y quiere algo, que mueva el culo y lo busque.

-Si señorita, gracias.-Dijo el joven mientras volvía a entrar al lugar.

-Quiero tener todos mis órganos cuando me despierte.-Pidió mirando a Marceline, la misma giró los ojos molesta.

-Solo te dejo en tu casa. Con la virginidad intacta.-Y comenzó a arrastrarla para el auto.

Bonnie se perturbó, seguramente ese comentario fue muy de suerte…porque esa chica no podía saber que era cierto…ella no le había dicho que era virgen…o si?!

Se alarmó.

Claro que no, no dijo nada, era casualidad, un comentario nada más…esperaba…a menos que el alcohol le hiciera perder el completo control de ella…no había dicho nada.

Marceline negó molesta.

Caminaron hasta la vuelta, ahí había un gran camioneta realmente costosa…pero no estaba para ponerse a mirar la marca, quería llegar a su casa y morir en su cama…con órganos.

Por favor con órganos, con órganos.

Pidió mentalmente.


Antes que nada HOLA!

Si estás leyendo esto es porque le diste una oportunidad y te lo agradezco. Quería contar que este es mi primer fic Bubbline y estoy emocionada con ello, por eso pido disculpas por mis futuros errores.

Bueno en sí la historia va a contener MUCHO humos negro, porque así está planteada, algunas escenas de violencia, lenguaje con muchas malas palabras, tal vez sexo (jijijiji) y muchas cosas desopilantes, aunque pretendo que también tenga drama (si no no sería yo)

Así que ya saben, un RV me llena el corazón de ganitas de seguir o alguna sugerencia, critica o paliza escrita, cualquier crítica será tomada en cuenta.

Un beso. Saludos.

L