Aquí estoy con un nuevo fic que se me ocurrió mientras hacía zapping… xD Es un poco loco, pero completamente IchiRuki… jeje

Espero comentarios y por supuesto, sugerencias!

Falla mi gigai

Caminaba sin rumbo fijo por aquellas calles de Karakura que ya le eran tan familiares. Pero hoy todo estaba distinto. Ya había ido varias veces a ver a Urahara, pero la tienda estaba cerrada y nadie respondía a sus llamados. También había intentando localizarlo telefónicamente, pero nada… estaba desaparecido…

Urgencia. Esa era la palabra clave del día… urgencia. Había escuchado en el baño de la escuela a dos de sus compañeras hablando sobre la "falta" y eso había atrapado su atención. Desde que adquirió ese nuevo gigai que Urahara le entregó, todo fue distinto, pero normal, sólo que ahora estaba en uno de esos odiosos "fallos".

- Kuchiki-san, este es tu nuevo gigai.

- ¿Para qué quiero uno nuevo? Si este está en perfectas condiciones… - lo miró con ojos achicados.

- Mira, para serte honesto, ese gigai que traes, está hecho por el departamento de investigación de la Sociedad de Almas y no tiene comparación con los míos – carraspeó – Además, este nuevo modelo es mucho más humano de lo que te puedes imaginar – usó un tono un tanto extraño y la miró con aires de grandeza.

- ¿Más humano?

- Este gigai es capaz de crecer con el tiempo. Tus sentidos estarán mucho más agudizados e incluso puedes enfermar como los humanos. De esa manera nadie sospechará que no lo eres – la miró con los ojos achicados para responder a la mirada que le daba la chica.

- ¿Y para qué quiero yo que nadie sospeche?

- Acaso no es obvio…

- No

- Mira… es fácil… póntelo y verás… - una sonrisa un tanto maquiavélica apareció en la cara del sombrerudo.

- Está bien – dijo molesta.

Salió de su cuerpo, ayudada por el "toque" del bastón de Urahara y entró en el nuevo gigai.

- Es más cómodo que el otro – dijo con algo de disgusto en su voz.

- Se lo dije… Kuchiki-san

- ¿Alguna otra cosa?

- Si – la miró seriamente – este nuevo cuerpo tiene todas las funciones del cuerpo humano, así que como mujer que eres, tendrás una menstruación cada 28 días – Rukia lo miró de mala manera – No me mires así – sonrió – es mejor para ti, tu alma estará más reconfortada con este tipo de gigai, créeme que lo sé

¿Por qué tuvo que hacerle caso a ese imbécil? Ahora estaba en aprietos. Hacía 10 días que tendría que haberle venido la menstruación y no sucedía nada… estaba fallando el "gigai-sama" de Urahara, ¡y el maldito no estaba!

- Kisama – murmuró, mientras seguía caminando sin rumbo… ¿Dónde podría ir? ¿Un médico, quizá?... Ya que era "tan humana", podría ir a ver a un médico para humanos… tal vez él resolvería el problema.



Llegó a una clínica con un bonito cartel verde que decía "Clínica Mater Dei". Tocó el timbre y una señora gordita con una gran sonrisa le abrió la puerta.

- Pase, por favor – le dijo con una voz dulce y empalagosa.

- Gracias – respondió Rukia con su mejor cara angelical.

Se sentó en uno de los cómodos sillones de la sala de espera, mientras la señora regordeta le hacía unas cuantas preguntas.

- El doctor ya viene, está atendiendo un parto

- ¿Parto?

- Si – le dijo sonriente la secretaria.

- ¿Cómo se llama el doctor?

- Ishida, Ishida Ryuuken – los ojos de Rukia parecían dos platos.

- Cr… creo que mejor me voy – dijo en voz baja, levantándose nerviosamente de la silla.

- ¿Sucede algo, señorita?

- No. Es que me he olvidado algo importante en mi casa. Volveré en cuanto lo haya recuperado – le dijo muy nerviosa, pero con una sonrisa en su rostro.

Salió lo más rápido que pudo de la clínica. ¿Cómo iba a suponer que el padre de Ishida atendería en esa maldita clínica? Lo único que le faltaba era que la reconociera y se armara un desastre total…

Se detuvo frente a una mueblería. Miró atentamente por la vidriera y logró divisar una preciosa cama armada, igualita a la de Ichigo. Se sonrojó y dejó que su mente divagara un rato frente al cristal.

Estaba tirada boca abajo, apoyada sobre sus codos, leyendo un manga y escuchado música en el MP4 de Ichigo, mientras él estudiaba matemática sentado en su escritorio.

- Te dije que prestaras atención en clase – le dijo divertida desde la cama, mirando la expresión de confusión y casi tortura de Ichigo.

- El problema no es prestar atención en clase, el problema es que tú me desconcentras a cada momento, idiota – contestó molesto.

- ¿Yo? ¿Y ahora qué hice, Kurosaki-kun? – le dijo con su tono meloso.

- Nada. Sólo estar ahí tirada en MI cama – se levantó y se acercó con su semblante serio y fruncido – sin mí – esto último lo dijo muy cerca de la cara de Rukia y con un tono muy pervertido.

Movió su cabeza de lado a lado para quitarse esos recuerdos tan… cómo decirlo… ¿lujuriosos?... ¡Qué estaba pensando! Ese no era momento para recordar aquello, tenía que solucionar su falla… ¡Maldito gigai! ¡Maldito Urahara!

Siguió caminando. Vio una farmacia. ¿Tal vez…? En la puerta estaban dos señoras charlando muy animadamente. Una alta, de cabello negro y recogido y la otra, petisa y pelirroja, ambas llevaban trajecitos ajustados y se notaba lo finas y estiradas que eran.

- ¿Viste la niña de los vecinos? – Rukia se detuvo a unos metros, no porque le interesara lo que hablaban las señoras, sino porque estaban justo en la entrada de la farmacia y no quería que nadie la viera allí.

- Si… pobres padres…

- ¡Que bochorno! Embarazarse a los 15 años…

Sin saber bien por qué, un impulso casi animal la llevó a salir corriendo de ese lugar… Corrió y corrió hasta que se detuvo en una colina un tanto alejada de la ciudad, desde donde se podía ver 

el atardecer. Se sentó allí y tomó sus rodillas con las manos. Estaba agitada y jadeando por la carrera.

- ¿Por qué pasan estas ideas por mi cabeza? Si Urahara me dijo… - hablaba sola mientras recordaba.

- Urahara

- ¿Si, Kuchiki-san?

-¿Hay algún problema con las almas que se quedan en el mundo humano?

- ¿A qué te refieres puntualmente?

- No se… estuve pensando que tal vez me quede un tiempo aquí…

Urahara sonrió abiertamente con un brillo lujurioso en sus ojos.

- Si quieres puedes quedarte aquí, pero para ser parte de este mundo, debes pertenecer a él – Rukia lo miró desconcertada – Si tu deseas formar tu vida aquí, debes deshacerte de tu otra vida en la Sociedad de Almas… sino no pertenecerás a ninguno de los dos mundos. Cuando quieras formar tu familia en el mundo humano, tendrás que ser humana, de lo contrario no perteneces a este mundo

- ¿Quieres decir que mientras siga siendo shinigami no podré tener mi familia aquí?

- Ni siquiera con este gigai humanizante – contestó firmemente Urahara, esta vez mirándola a los ojos, pero con una sonrisa en su rostro.

- Oh… ya veo

Entonces… Tenía la seguridad total de que nada "humano" sucedería con su cuerpo, más que esa odiosa menstruación que este mes faltaba. Lanzó un grito de frustración a la nada.

Se levantó y volvió a aquella farmacia en dónde estaban las señoras paradas.

- Buenas tardes, señorita, ¿qué desea? – el hombre que estaba detrás del mostrador se veía amable y despreocupado, sonriendo detrás de unos enormes bigotes canosos.

- Ehhh… aspirinas… - dijo avergonzada. No podía pedirle "eso" a un señor de estas características… Definitivamente esperaría encontrar a Urahara. Lo mataría, pero primero haría que revise su gigai…

¿Les gustó? ¿Sigo escribiéndolo? Espero comentarios y si más de dos dejan un rev alentador, prometo seguirlo!! Gracias!!