Hooola cómo andan?. Bueno me di cuenta de que hacer muchos one-shorts seria medio… torpe. Entonces se me ocurrió hacer un fic con muchas historias, la gran mayoría hiccstrid, pero a veces serán para querer llorar, reír, o solo queda ahí sin entender nada XD. Sin más comencemos.

Pd: serán largos así que actualizaré 1 vez a la semana, o tal vez dos.

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-.-.-No me escondas nada, ábrete a mí-.-.-

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Ya había pasado una semana desde la batalla contra Drago y desde la muerte de Stoick, todos estaban apenados por la muerte de este gran jefe pero a la vez feliz ya que sabían que la guerra había terminado y que el sueño del ex jefe se había vuelto realidad.

Que Hiccup fuera jefe.

Pero había una mente, para ser precisos, la mente de una rubia que no la dejaba en paz.

La culpa no la dejaba en paz.

Y estaba a punto de sufrir las consecuencias.

La verdad… debía decirle la verdad.

No tengas miedo Astrid…

Debía saber la verdad…

Se lo debía revelar.

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Eran las 4 am, y Astrid no podía dormir. Bueno, desde hace más de una semana que no lograba dormir, como ya había dicho… la culpabilidad no la dejaba tranquila.

Lloraba todas las noches. Pero se lo merecía, ella misma fue la causante de ese dolor…

En algún sentido, ella fue la culpable de la muerte de Stoick.

Ella fue la que le dijo a Drago que tenían una isla completa de dragones.

Ella fue la que hizo que Drago fuera a conquistar al dragón Wilderwest, donde se encontraba Hiccup.

Ella fue la que hizo que Drago tomara rencor del "maestro de dragones" y cambiara de rumbo hacia él.

Y ella fue la que le causó el mayor dolor a su novio.

Se odiaba a ella misma por abrir su boca. Prefería estar muerta, antes que tener que enfrentar la verdad. ¿Por qué no aceptó la oferta de Eret?, hubiera preferido aceptar la propuesta, la cual era que ella saltaría al agua de primera, cuando eran rehenes de Drago.

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Lloraba día y noche, no salía de su casa.

Hiccup, de vez en cuando, venía a visitarla pero no le abría la puerta y tampoco le contestaba cuando la llamaba, hacía como si no existiera, como si no se encontrara en casa. Él, al ser tan respetuoso, nunca entraba a su casa sin que alguien le abriera la puerta, asique siempre pensaba que Astrid no estaba, y se daba la vuelta para irse a buscarla a otro lugar.

A parte de que Hiccup, ahora siendo jefe, no tenía tanto tiempo para ella como antes. Eso la entristecía, y mucho.

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Luego de semana y media…mientras lloraba recostada en su cama supo qué hacer. Era incapaz de decirle directamente a la cara lo que le hizo a su novio, por lo cual,… se tomaría un tiempo, un largo tiempo.

Se iría en un braco de la isla lejos de Berk para así morir solitariamente con la culpa que sentía. Era necesario, y se lo merecía.

"Era una especie de asesina."

Hiccup jamás la perdonaría.

Jamás perdonaría a alguien que, indirectamente, mató a su padre.

La dejaría.

Conseguiría a otra con quién estar.

Y sería feliz.

Ella quería que él fuera feliz, no importaba si no era con ella. Ella debía pagar las consecuencias de haber hablado ese día. Asique debía te…

Terminar con él.

La sola idea de no estar más con Hiccup le causaba un aprieto en el corazón.

Él era…no. Él ES su soporte, su amigo, su novio, su… todo.

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A Hiccup ya le estaba preocupando que su novia no apareciera, la buscaba por todos lados.

Cielo mar y tierra.

Literalmente.

Con Toothless la buscaba por aire revisando cada extremo de la isla Berk, también iban a diferentes islas esperando encontrarla, e intentaba con más ayuda. Él sabía como "comunicarse" con dragones, entonces le pedía ayuda a Scouldy, amigo dragón de Ruff, para que la buscara. Y así pasó una semana…

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Era la madrugada, aproximadamente las 2 de la mañana y una sola alma divagaba por la plaza de Berk camino a los botes, sin saber que no era la única por ese sector.

Iba caminando en el muelle, con destino a su barco.

Estaba con los ojos rojos de tanto llorar. Le dolía hacer esto, pero debía castigarse a ella misma. Cargaba comida, agua y abrigos para su viaje. Estaba pensando en dejar a su dragona aquí para que no tuviera que sufrir junto a ella, pero la lealtad de un dragón es irrompible. Como lo que dijo Hiccup tiempo atrás…

"Cuando te ganas su lealtad, no hay nada que un dragón no haría por ti."

Y era cierto.

Luego de "discutir" con Stormfly, esta se negaba a no ir con su jinete finalmente se dio por vencida, y aceptó que la acompañara, recibiendo un lengüetazo amistoso por parte de ella.

Al llegar al muelle… Stormfly ya estaba en el bote que las llevaría lejos de ahí, durmiendo, esperando a su jinete para que partieran su viaje sin retorno. Astrid estaba dejando las últimas cosas que necesitaba, para luego escuchar unos tipos de pisadas, pero no le dio importancia, creyó que se trataba de un dragón o un Jak. Sin más, siguió con lo suyo para luego escuchar…

— ¿Me quieres explicar que estás asiendo?—preguntó una voz a sus espaldas.

Esta se volteó casi dislocándose el cuello por la brusquedad con la que lo hizo. Se sintió descubierta… por la persona que menos quería ver en ese momento.

Hiccup.

Este, estaba de brazos cruzados mirándola fijamente, manteniendo su peso en su pie bueno, mirándola con un semblante algo molesto y a la vez preocupado.

La rubia ni podía responder, fue descubierta en el peor momento.

El silencio reino entre ambos mientras que el castaño se le acercaba, Astrid caminando en reversa por el muelle, quería entrar a su barco para nunca volver, pero con él aquí, no le daría opción de ser tan veloces como para perderlo de vista.

Aparte que podría ir a buscar a Toothless y alcanzarla en medio minuto. Así que decidió hablar. —Sé que estas molesto conmigo por haber desaparecido… pero debes entender mis razones—dijo con lágrimas en los ojos y mejilla, continuando con su caminata en reversa, alejándose de su barco. — Debes continuar tu vida sin mí, es lo mejor para todos.

Esta noticia desconcertó a Hiccup, y lo notó ya que lo vio abrir los ojos como platos y alzó una ceja sin comprender. Aún caminaba lentamente hacia la rubia, mientras que esta seguía hablando.

—No quiero que estés conmigo porque no lo merezco, soy una terrible persona, soy una basura una… asesina. — lágrimas seguían cayendo por sus ojos, sin despegar la vista con los ojos de su novio.

Se quedo un segundo en silencio y era turno de Hiccup de hablar. — ¡Astrid no entiendo nada!—dijo desesperado—Han pasado como 2 semanas completas desde que no aparecías, te estuve buscando como loco por todas partes, me tenías preocupado. ¿En donde estuviste? ¿Por qué estas llorando? ¿Qué diablos pasó?— preguntó algo alterado.

Esta, desvió la mirada mientras que cerraba los ojos fuertemente, estaba con la cabeza gacha intentando no verlo, sin ver por donde pisaba.

Llegó un momento en que el camino se acabó y no tuvo adonde ir. Se detuvo ya que un paso más y caía al agua.

Esto benefició a Hiccup ya que estaba a solo unos pasos de llegar a su lady.

—Necesito que me dejes ir, Hiccup, te lo pido, debo irme, castigarme, te mereces a alguien mejor que yo, estar con otra mujer, y ca-casarte con alguien mejor. — al solo decir esa frase casi se le parte el corazón en mil pedazos. Casarse con alguien que no sea ella la partía. Literalmente. Poco después hizo contacto visual con él. Para ese entonces Hiccup ya había llegado a ella.

—Astrid, ¿Por qué me dices todo esto? ¡Desde la batalla contra Drago te noto diferente, mas fría, luego desapareces, y te encuentro camino a un bote a punto de irte!—dijo con un tono desesperado— ¿En qué estabas pensando?— la tomó por los hombros agitándola levemente— ¿En dejar la tribu? ¿Dejar a tu familia? ¿En dejarme… a mí?—esa última pregunta la dijo con un hilo de voz, que a la vez, se le notaba dolido.

—Debes entenderme—dijo susurrando quitando las manos de Hiccup de sus hombros... Con una expresión de estar muriéndose por dentro. Como si alguien la estuviera enterrando un cuchillo por el pecho.

Hiccup, algo más relajado, intentó colocar sus manos en el cuello de su novia para secarle las lágrimas con sus pulgares pero antes de lograrlo esta intentó salir de ahí, lo esquivó por un lado, pero el castaño al tener buenos reflejos alcanzó a agarrarla por la cintura y "estamparla" contra la pared, antes de que se alejara.

Aún muy cerca de la orilla. Sin dejarle opción de escapar.

Ella lo miraba sorprendida, todo fue demasiado rápido, que ni se había percatado de su movimiento.

Nunca le había hecho eso, bueno no es como si la hubiera lastimado, pero fue un movimiento tan rápido que luego de poco se dio cuenta que estaba acorralada.

El ante-brazo izquierdo de Hiccup estaba apoyado en la rocosa muralla mientras que la otra seguía rodeada a la cintura de la rubia. Parecía un duelo de miradas, pero sin rencor. Los ojos esmeraldas buscaban respuestas, como si de sus ojos los consiguiera y los ojos azul mar solo los miraban con asombro y esperaban que él hablara.

Sus respiraciones se mezclaban, estaban muy juntos que compartían el mismo aire. Poco después Hiccup se separó un poco, solo para mirarla más cómodamente sin tener que estar tan pegados, pero aún la tenía acorralada.

—Necesito respuestas—dijo Hiccup calmadamente— ¿Donde estuviste? ¿Qué fue lo que te pasó? Y por sobre todo… ¿por qué estabas a punto de irte?—

A la rubia no le quedó de otra que responder desvió la mirada y agachó levemente la cabeza, para no verlo a los ojos, y con una última lágrima soltó la verdad.

—Yo soy la culpable de la muerte de Stoick—

Hiccup no entendió a que se refería, estaba por preguntarle pero esta iba a seguir hablando.

—Yo fuí la que le dijo a Drago que en Berk teníamos más dragones. Yo soy la que te mencionó a ti como el gran "maestro de dragones" asiendo que te tomara rencor. Yo fui la que hizo que cancelaran las preparaciones para ir por ti, sin ser capaz de detenerlo — elevó la mirada rápidamente topándose con la de él— Yo soy la maldita que hizo que todo esto pasara, lastimándote a ti, a tu padre y a tu madre. No te mereces a alguien como yo, mereces a alguien mucho mejor…. Debo ser castigada por deshonrar a todos, fallarles a todos, pero por sobre todo, a tu padre. Ponerte en peligro, y peor aún en peligro de muerte. —Dijo con un sollozo— De no ser por tu padre, tú hubieras muerto. Por causa mía. — Dejó salir un jadeo desviando la mirada, para luego volverla a unir con la de él—No puedo seguir siendo tu novia, no me lo merezco. Por eso, debemos terminar, debes crear tu propia vida, sin mí. —

La expresión de la rubia era un dolor máximo, mientras que la de Hiccup, era una mezcla de sorpresa y un poco de confusión. Aún estaba procesando todo lo que le dijo su Lady.

Para ella el silencio era una tortura, asique luego de 1 minuto de silencio intentó salir de los brazos de Hiccup. Se soltó de su agarre y se dispuso a ir a su bote con lágrimas en los ojos. No vió hacia atrás, no podía, no se atrevía.

A poco de llegar a su bote, le impactó sentir un brazo rodeado en su cintura. Se dio la vuelta y lo miró a los ojos. Casi viendo una sonrisa en su rostro. Mientras que este la pego a su cuerpo.

—Astrid, ¿quién es el que nunca hace caso?—preguntó de la nada. La rubia no entendió, por lo que él siguió hablando. —Yo no le hice caso a mi padre cuando me advirtió sobre Drago, me dijo que no podía hacerlo razonar, pero yo igual intenté. Drago de una u otra forma iba a ir a atacar el santuario de dragones…—dijo con una sonrisa—Gracias a ti hiciste que Drago cambiara de rumbo, asiéndonos saber que Berk corría peligro. Tristemente murió mi padre, pero encontré a mi madre. Y todo por ti. Aparte de que de no haber hecho que Drago cambiara de rumbo, hubiera atacado Beck, y quizás nadie hubiera sobrevivido. Gracias a ti, nadie en Berk perdió la vida. —le dijo con una sonrisa sincera que aun no era correspondida—No quiero que te sientas culpable de algo que no fue tu culpa, ¿entendido?—no recibiendo respuesta, pero supo que era porque Astrid no estaba segura de lo que estaba diciendo.

—Cualquier cosa, puedes decírmelo y lo solucionaremos juntos, ¿de acuerdo?— la rubia solo asentó levemente varias veces dejando escapar lágrimas que tenían un tanto de alegría. Él no la odiaba, todo lo contrario, la seguía amando.

Esa es una persona con la que vale la pena estar, y pelear por ella.

Lo abrazó por el cuello con todas sus fuerzas, escondiendo su rostro en el cuello-hombro de este dejando salir todas las lágrimas que quedaban, mientras que este le devolvió el abrazo y le acarició la espalda. No se dieron cuenta de que comenzaron a retroceder camino al agua. Mientras que se abrazaban se tambaleaban levemente pero lo suficiente como para que Hiccup retrocediera y Astrid avanzara. Cuando no hubo más camino cayeron al agua, aun abrazándose. El agua estaba congelada y cuando la tocaron se separaron para poder nadar.

Cuando salieron a tomas aire rieron levemente por su torpeza, y se abrazaron nuevamente manteniéndose a flote. Luego comenzaron a nadar hacia la orilla para no resfriarse. Cuando salieron se sentaron un rato en la arena de la playa, donde se colocaron uno al lado del otro manteniéndose calentitos.

Al ser novios, ya se habían visto con menos ropa, asique en lugar de ir directo a su casa se quedaron viendo la luna. Se sacaron sus caminas, bueno camisa y armadura para no resfriarse.

Al estar sentados Astrid le besó la mejilla, la mandíbula y una parte de su cuello, donde tenía alcance. Este lo disfrutaba, amaba cuando le besaba el cuello, era su punto débil.

Él la miró algo sorprendido por el acto, mientras que le sonreía a la rubia de lado, y esta le sonrió de manera coqueta. Se besaron casi instantáneamente, un beso dulce, suave y lleno de cariño. El chico la abrazó y la recostó e la arena mientras que sus labios le besaban su rostro para bajarlos a su cuello, donde jugó con el. Ella le acariciaba el rebelde cabello castaño que le encantaba, pensando que hace no más de 5 minutos, casi no lo iba a volver a ver.

Se separaron pero seguían en la misma posición. Se sonrieron mutuamente pero antes de besarse de nueva cuenta, Hiccup, al tener rodeada su cintura la volteó haciendo que su espalda estuviera a su vista.

Acto que sorprendió a la rubia, pero no replicó, solo sonrió para sí misma mientras que dejaba que su novio tocara su costado.

Al solo tener un sostén, su espalda era más accesible sin la camisa. Le besó la espalda completa, los omóplatos, donde va la columna y la espalda baja, mientras que sus manos jugaban por sus costados, recibiendo suspiros-gemidos de su rubia.

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Un tiempo más tarde decidieron que era tiempo de irse a casa, muy a pesar de que la rubia estaba disfrutando el momento.

Al levantarse Astrid llamó su dragona que voló rápidamente hacia ellos y los llevó a casa de la rubia. De camino Hiccup la abrazaba por la cintura pegando la espalda de la chica con su pecho.

Al entrar se dispusieron a ir a la habitación de la dueña de casa para entrar en calor.

Se abrigaron y luego bajaron a la cocina donde comieron algo, ya que estaban con los estómagos vacios. Poco después, ya con los estómagos llenos, se dispusieron a calentarse un poco más con la chimenea. Estaban sentados en el sillón frente a la chimenea. Uno al lado del otro con piernas entrelazadas. Astrid tenía su cabeza apoyada en el hombro de este con los ojos cerrados.

Eran como las 3 am y Hiccup debía irse. —Astrid, debo volver—

Al no recibir respuesta la miró y captó que tenía la respiración muy tranquila…

Se había quedado dormida.

Sonrió para sus adentros y con mucho cuidado, la levantó y la llevó a su habitación, estilo nupcial, donde la depositó en la cama.

Le saco las botas, y todo lo que fuera de metal de su cuerpo, sin mencionar que la capucha, también.

Le beso la mejilla y la frente suavemente, para susurrarle cerca del oído "descansa M´Lady, y recuerda… no existe otra que no seas tú"

Estaba por irse pero una mano le atrapó la muñeca. — Quédate, por favor. — le rogó mirándolo a los ojos, esta los tenía a medias abiertos, estaba muy cansada.

—No creo que sea bueno, tú debes descansar—

Esta, no aceptó esa respuesta y le tomó el brazo para, con su fuerza, tumbarlo en la cama, y posicionarse rápidamente sobre él. Desde que habían llegado ninguno tenía camisa, pero eran novios y tenían 20 años de edad, asique no les importó estar en ese estado.

Esta, se acomodó sobre él, coloco su cabeza en su pecho y se dispuso a dormir, sin dejarle opción de irse.

—Creo que estoy obligado a quedarle, ¿no?—

La rubia rió por lo bajo ante su sarcasmo risueño y lo miró. — ¿Tú qué crees?—le dijo de manera risueña para besarle la punta de la nariz.

Al rendirse, y saber que no le ganaría a la rubia, la colocó a un lado suyo y la abrazó por la espalda, quedando completamente pegados.

—Buenas noches My Lady—

—Buenas noches, Babe—

Esa noche fue una de las mejores para ambos, por fin, luego de dos largas semanas… se habían vuelto a juntar, y nada los separaría de hoy en adelante.

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¿Y bien? ¿Qué les pareció?

Déjenme sus comentarios en los reviews porfi jeje

Sin más que decir…

Se despide Nina Chilena