Summary
Capitulo beteado por Flor Carrizo
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La verdad que ocultan las vampiresas en su cuerpo. Cuando ella vuelve de las cenizas necesitará a su pareja para mantenerlos con vida, a ella y a su bebé. Sólo las parejas podrán tener la oportunidad de ser padres, pero cuando dos vampiros que se odian hasta la muerte tienen que cuidar de un capullo, tendrán que calentar el corazón para superar el odio. ¿Cuándo nace el amor? ¿Cuándo se enciende el corazón?
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Prefacio
¿Conocen la historia del ave fénix? Se dice que cada 500 años moría y renacía de entre sus cenizas, además de que poseía varios dones, como que sus lágrimas eran curativas, sanaban cualquier herida sin importar qué tan grave fuera. También se afirmaba que sólo su amo podía tocar sus plumas, ya que si era un extraño el ave ardía y fallecía. Cuando le llegaba la hora de morir, el ave fénix hacía un nido de especias y hierbas aromáticas bajo la sombra de una enorme flor azul que florecía bajo la luz de la luna azul y roja, ponía un único huevo, que empollaba durante tres días y, al tercer día, ardía.
Pero lo que en verdad pasaba en esa historia era algo que ningún humano conocía, algo que jamás había sido escrito en los libros antiguos. Cada 500 años un ser hacía un nido para poner un huevo, pero aquel majestuoso ser no era un ave, sino una mujer cuya belleza era capaz de tentar a los mismos dioses del Olimpo. Su sangre era un veneno que era capaz de quemar a una persona por dentro y, cuando la luna se teñía de azul y rojo a la vez, el cuerpo de aquella mujer ardía en llamas hasta volverse cenizas. Al tercer día, ella volvía a arder y regresaba a su forma natural, pero con un pequeño capullo azul que parecía arder en un fuego entre sus brazos. Nueve años después de ese evento, el capullo se apagaba y nacía un bebé.
Sólo los reyes de aquellos seres que bebían sangre conocían aquella información, el secreto de todas las mujeres de sangre venenosa. Ellos eran tiranos y mantenían oculta la verdad de sus súbditos, un secreto que ellos creían que jamás se iba a conocer. Pero un grupo de vampiros que no estaba de acuerdo con su manera de gobernar, atacó el castillo y se apoderó de él, no quedó ni uno de los antiguos reyes con vida.
Uno de los nuevos reyes, llamado Marcus, incendió todo el lugar, ya que no conocía en verdad lo que representaba. Pero, antes de hacerlo, le llamó la atención una flor que apenas era un botón, así que decidió que conservaría ese capullo como muestra de que había ganado la batalla contra sus enemigos. Poco después de que el incendio cesó, los reyes encontraron un capullo que estaba apagándose. El bebé que se encontraba dentro estaba muriendo.
Aro, el más curioso de los tres nuevos reyes, envió a uno de sus soldados a tomar el capullo, pero cuando cumplió su orden, el hombre murió junto al bebé aún no nacido. Los nuevos reyes querían respuestas, así que acudieron al único sobreviviente, que fue torturado hasta que confesó la verdad.
Así descubrieron la verdad que ocultaban las vampiresas en sus cuerpos. Entendieron que cuando la vampiresa vuelve de las cenizas, necesitara a su pareja para mantenerse con vida, a ella y al bebé, que sólo las parejas podrían tener la oportunidad de ser padres. Pero no sabían que había más secretos que los vampiros no conocían sobre ellos mismos, ni sobre su origen.