Necesitaba escribir esta historia porque traigo atorada toda la conmoción que me dejó Avengers EndGame. Solamente diré ... ¡Romanogers hasta la muerte!

Precaución: Contiene Spoilers de Avengers EndGame. Si no has visto la película, ve al cine por favor, te espero al regreso.


Te veo en un minuto

¿Cuántas cosas pueden suceder en un minuto? ¿Cuántas posibilidades caben dentro de ese espacio de tiempo? ¿Cuánto equivale en realidad? Algunos pensarán que muy poco, que un minuto es lo que es: apenas sesenta segundos, tan solo un instante; pero para otros, en cambio, un minuto puede hacer la diferencia, una gran diferencia… un nunca más.

"Te veo en un minuto."

Había dicho ella justo antes de dedicarle una sonrisa breve. Tal vez demasiado breve si consideraba que sería la última. Pero lo suficiente para que se anclase hondo en el recuerdo de Steve.

Del fin de la batalla había transcurrido ya una semana. Thanos fue derrotado, pulverizado en aquel combate cuyas magnitudes no podrían haber sido previstas ni siquiera por el ser más visionario. Steve era un hombre de guerra, pero nunca una pudo impactar tanto en su espíritu. Había sido la batalla de sus vidas, tal como él lo había augurado. De algún modo lo lograron, ellos vencieron. Restauraron el orden y recuperaron lo perdido. Pero el costo para el equipo había sido alto, demasiado alto.

Tony, con las seis gemas del infinito incrustadas en la mano derecha de su traje, había chasqueado los dedos, acabando no solo con su enemigo principal, sino también con todo su ejército. Steve nunca había visto algo así. El tiempo parecía congelarse a su alrededor. Todo el poder del mundo reunido en un solo hombre, común y corriente. El acto podría haberle costado la vida. Pero Tony, en definitiva, estaba lejos de ser un hombre común y corriente. Y afortunadamente, en el equipo –el enorme equipo que se había reunido para luchar a su lado- nadie lo era. Acudieron en su ayuda. De algún modo sus aliados pudieron frenar los efectos de haber sido, por un instante, el canalizador de semejante energía.

Sin embargo, la hazaña sí le trajo consecuencias. Consecuencias que ni avances tecnológicos, ni hechizos de artes místicas podrían evitar. Tony estaba inconsciente desde entonces y se desconocía hasta cuándo. La única certeza es que al despertar no sería el mismo Tony de antes, antes de chasquear los dedos. El daño en su cuerpo no había sido mortal, pero sí devastador. Perdería parte de sus funciones motoras, tal vez incluso la capacidad de hablar o de recordar. Quizás habría otras dificultades que aún no eran capaces de especular. Pero, contra todo pronóstico, Tony seguía con vida y seguía luchando. Su corazón estaba latiendo. Incluso en estado de coma, él mejoraba poco a poco, casi imperceptiblemente. Steve estaba seguro de que se recuperaría. Tenía fe en ello. Se trataba de Tony, después de todo.

Sin embargo, la salubridad de Tony no había sido el único cheque de garantía que el destino les había exigido a cambio por la restauración de la paz en el universo. No. La victoria de Los Vengadores había sido condicionada a otro precio, uno más alto, uno que nadie había estado preparado para pagar: la pérdida irrevocable de uno de sus miembros. La pérdida de Natasha.

Fueron cinco años duros, difíciles. Para todos y también para Steve. Tal vez los peores de su existencia. Ahora todos estaban dando lo mejor de sí mismos para dejar atrás esas dolorosas vivencias, recobrar la cotidianeidad y continuar sus vidas desde el punto exacto en que se vieron truncadas, con todas las contrariedades que implica la superación definitiva de un suceso tan abrumador. No sería una transición rápida, pero ciertamente las cosas parecían comenzar a enfriarse al fin. Todos estaban volviendo a avanzar, a respirar con normalidad de nuevo… pero no Steve, él no podía inspirar siquiera sin que el aire le quemara los pulmones.

La muerte de Natasha había afectado profundamente a cada uno de Los Vengadores.

Cuando Clint -turbado como estaba luego de haber vuelto con la gema del alma- intentaba explicarles lo que había sucedido, ninguno podía dar crédito a lo que escuchaba.

"No pude detenerla." dijo.

Natasha se había sacrificado. Así, sin dudarlo. Había saltado al vacío para proteger no solo el futuro de Clint, sino el de todos.

Demasiado para procesar, pero no era el momento indicado. La verdadera pelea no había comenzado todavía. Aún en discusión con el resto del equipo, el primer pensamiento racional de Steve fue expresar la firme convicción de que no había manera alguna de que traicionasen las esperanzas que Natasha había depositado en ellos. De ninguna manera podrían permitir que su sacrificio fuese en vano. Ellos debían ganar. Ellos tenían que ganar. Se lo debían a ella.

Y lo habían hecho.

Sin embargo, ahora que todo había terminado, ahora que lo único que tenían enfrente era el futuro, Steve ya no podía encasillar más sus sentimientos. Sabía que dentro de todo algo no acabaría nunca de cuadrar. La victoria no tenía sabor a victoria en absoluto si Natasha, su compañera, no estaba allí para bromear al respecto de lo ocurrido con algún comentario sarcástico. Su ausencia era tan repentina, tan surreal. Steve no terminaba de caer en cuenta.

Fueron cinco años duros, difíciles; es cierto. Pero incluso durante ese tiempo sombrío, cuando la esperanza se había esfumado y el mundo comenzaba a resignarse, incluso en esos momentos oscuros, la había tenido a ella. Natasha, su amiga, la persona a quién confiaba su vida, estaba todavía a su lado. Habían perdido a muchos, pero todavía estaban ellos dos. Y estando con ella, contando con su apoyo, el mundo era más soportable, menos doloroso. Si cabía una esperanza de salvarlos ellos no dejarían de buscarla.

Natasha había estado con él durante sus misiones, juntos habían liderado al equipo. Juntos habían sobrellevado la caída de Shield. Natasha había apoyado su decisión de buscar a Bucky. Estuvo allí para brindarle un abrazo tras la muerte de Peggy. Lo dejó escapar durante el conflicto en Alemania y lo encontró convertido en un fugitivo para unirse a su equipo. Había estado a su lado cuando perdieron la batalla en Wakanda y había sido su principal apoyo todo este tiempo.

Steve no había notado antes lo habitual que era para él la presencia de Natasha. Su error había sido suponer que siempre estaría ahí. Steve tenía a todos de regreso, pero Natasha se había ido.

"Te veo en un minuto." Le había dicho ella.

Pero ese minuto ya había transcurrido, y muchos después de aquel, y todavía no la veía. No iba a hacerlo más. En apenas un minuto la había perdido para siempre. Y no estaba preparado.