En sí todo esto es producto de mi aburrimiento... Las parejas serán Tyki x OC y Lavi x OC~ De no ser que les aggrade favor de no leer entonces c: Serán únicamente Two-Shots...ya que solo escribí dos episodios(?) de esta cosa ya que me había enfadado un poco nwn;
Gracias~(?)
Disclaimer: D'Gray-Man NO es de nuestra propiedad~. A excepción del OC, ese me pertenece(?) c:
~Guilty Pleasure~
I
La lluvia seguía cayendo.
Había pasado ya más de una semana desde que aquella tormenta arrasó sobre aquel pequeño pueblo, impidiéndole a esos jóvenes exorcistas el poder tomar el barco hacia su siguiente destino, y por ende, poder regresar a ese lugar al cual muchos ya estaban más acostumbrados a llamar por "hogar".
Posando una mano sobre aquella cristalina ventana, no pudo evitar el soltar un corto y cansado suspiro. Desde que dicha tormenta había comenzado no había podido abandonar aquella habitación de hotel, extrañando el poder sentir la fría o incluso también cálida briza del viento contra su rostro, los rayos de sol tocar su piel…Añoraba el poder salir a pasear por alguna parte de ese pueblo, no importaba si no conocía el lugar o si incluso llegaba a perderse o encontrarse con un Akuma, todo lo que más deseaba en ese momento era el poder salir.
Sobre aquel cristalino material podía ver su rostro siendo reflejado, podía ser capaz de admirar su pálido rostro como triste mirada. Ante dicho reconocimiento, la joven pelinegra no pudo evitar el fruncir un poco las cejas. Odiaba, también, el hecho de que sus emociones podían ser leídas como un libro de primaria en sus ojos: eran tan claros; tan…obvios. Y ahora que lo recordaba, hacía ya mucho tiempo el joven exorcista pelirrojo le había hecho mención de ello.
-Veo que tenía razón…- murmuró para sí, cerrando momentáneamente los ojos mientras ahora recargaba su espalda contra la pared a un costado de la ventana; y a los segundos, los volvió a abrir, encontrándose con aquel fondo vacío de la silenciosa habitación.
Sus compañeros estaban en sus respectivas habitaciones—, o tan siquiera eso deseaba pensar tras no haber sabido del paradero de ninguno de ellos desde hacía ya varios días. ¿Qué estarían haciendo?, se cuestionó en silencio, mirando ahora de reojo al exterior. No podía ver otra cosa salvo oscuridad, y las pequeñas gotas de lluvia caer. Sus labios se fruncieron en una pequeña mueca de disgusto, volviendo a suspirar.
Dentro del silencio de la habitación el sonar de sus botas contra el suelo de madera parecía producir un pequeño eco, siendo al parecer el único sonido que indicaba que había una persona viva dentro de aquella habitación. Con uno que otro paso se encontró frente a la puerta, observando detalladamente la perilla, pensando sobre si sería correcto salir a dar un paseo en tan altas horas de la noche, sobre todo porque la lluvia no parecía siquiera calmar.
Descartó casi instantáneamente todos esos pensamientos negativos, abriendo casi de golpe la puerta. El silencio le recibió en el pasillo. No parecía haber nadie transitando por entre el lugar, o tampoco parecía que alguien estuviera despierto. Todo era tan silencioso, que atrajo un escalofrío por su espalda. A pesar de que el ruido no era algo que ella apreciara en mucho, un silencio tan tétrico como ese tampoco era en mucho de su agrado.
Le dedicó una mirada a las respectivas habitaciones de sus compañeros, no encontrando movimiento alguno. Con más cuidado y lentitud, cerró a sus espaldas la puerta de su habitación, comenzando su camino fuera del lugar.
Aquella sensación que las gotas de lluvia producían al chocar contra su rostro era un sentimiento que no estaba del todo segura saber cómo describir con palabras, embozando una boba sonrisa ante dicho pensamiento. Extrañaba eso. Aunque si se ponía a pensar mejor, ni siquiera estaba segura sobre que podía significar eso. Giró sobre sus pies, realizando una pequeña pirueta mientras mojaba sus zapatos con aquellos grandes charcos que tardarían mucho en desaparecer, salpicando a sus alrededores; por éste tipo de acciones que se encontraba realizando, tenía mucha suerte de que nadie más se encontraba caminando por ahí.
-Me preguntaba que estabas haciendo tan tarde rondando por ahí…- logró escuchar a sus espaldas, haciéndole girar instantáneamente pero de una forma más seria esta vez –pero veo que no hacías otra cosa salvo actuar infantilmente, mujer exorcista.
Ante sus palabras, no dijo nada; tan sólo se limitó a fruncir sus labios en una mueca de desagrado. De todas las personas que pudo haberse encontrado aquella noche, debió de haber sido un miembro de la Familia Noah.
Adelantó un paso, y luego otro más, lentamente acercándose a ella. Casi por instinto, o incluso quizá por temor, se encontró ella retrocediendo la misma cantidad; lo que más deseaba hacer en ese momento era mantener cierta distancia del Noah.
-¿A qué debo la presencia del gran Tyki Mikk?- mofó sarcásticamente, pasando sus manos por sobre su espalda en busca de su arma anti-Akuma. Ante la realización de que su arma había quedado dentro de la habitación del hotel, no pudo evitar el soltar un fuerte gruñido, chasqueando la lengua.
-¿Huh?- Tyki mofó de la misma forma, arqueando burlonamente una ceja. -¿Sin armas, mujer exorcista?- se había detenido en su camino; en su mente, agradeció el hecho de que él ya no siguiera avanzando hacia ella.
-Veo que hoy no es mi día de suerte.- forzó una sonrisa, observando detalladamente a sus alrededor por alguna escapatoria.
Cerca de ella había un camino oscuro el cual parecía ser un callejón, y eso le causaba un problema; cabía la posibilidad de que pudiera salvarse, o incluso también de que fuera un callejón sin salida y quedaría atrapada. Mordió un poco su labio inferior, frunciendo las cejas.
-Estás desesperada,- dijo como si fuera la cosa más normal del mundo, haciendo un pequeño ademán con la mano. -¿Escaparé, o moriré en el intento?- recitó con falsa dramatización, volviendo a retomar su camino hacia ella.
Kain, la joven exorcista, no puedo evitar el fruncir los puños a sus costados, sintiendo el cómo lentamente las ideas o rutas de escape se iban agotando.
-Quizá estés en lo cierto,- dijo, parpadeando varias veces tras sentir la vista nublada; en ese momento, maldijo el que estuviera lloviendo, o que incluso también hubiera pensado que ningún Akuma se atravesaría en su camino. Ya podía incluso escuchar en su mente los insultos o palabras desaprobatorias de Kanda ante su descuido. –Me es frustrante el hecho de no poder darle una mejor bienvenida…- rió por lo bajo, percatándose de que no faltaba mucho para que Tyki estuviera a su altura.
El Noah no dijo nada, salvo sonrió.
Aquel carácter de esa mujer exorcista siempre le alegraba el día: palabras tan crudamente sarcásticas siempre podían atraerle una pequeña sonrisa en rostro.
-El tiempo de jugar al gato y al ratón ha terminado,- dijo, en su mano apareciendo aquellas mariposas que tanto amaba; pero sobre todas las cosas, amaba esa forma tan grotescamente limpia en que asesinaba a sus enemigos. Sus oscuros ojos se vieron posados sobre Kain, quién tras ver su arma, se tensó.
La expresión llena de temor que se veía reflejada en esos ojos verdes…no estaba seguro si la palabra que llegaba a su mente era la correcta, pero le excitaba. Ella sabía que estaba por morir, y de una forma muy patética, eso mismo causando un gran temor dentro de ella. Amaba esa expresión, y si podía ser capaz de crear un rostro tan temeroso como ese, deseaba escuchar el grito de dolor que podría llegar a causar.
Una sádica sonrisa se vio decorando sus labios, sus ojos mostrando también un brillo de emoción que le atrajo un mal presentimiento.
Kain ya sabía que lo que estaba por ocurrir podía terminar en su muerte, o en alguna otra cosa la cual de forma ignorantemente esperanzada esperaba que ocurriera. No sabía si deseaba ser salvada—acción que hería su orgullo de tan sólo pensarlo—, o poder huir.
-No recuerdo haber aceptado a jugar tal cosa…- murmuro por lo bajo, su tonalidad de voz casi cansada. Ya no quedaba más alternativa…-, pero si me permite, señor Noah, ¡tengo otras cosas que hacer!
No esperó a ver si Tyki decía algo más, o si su expresión cambiaba tan siquiera en lo más mínimo; pero ignorando aquella agua que estaba consumiendo al piso, giró sobre sus pies hacia aquel callejón lo más rápido que pudo. Aquellos charcos que saltaba ante casa pisada salpicaban por todas partes, haciendo su corrida aun más lenta y torpe de lo que había esperado.
No sabía cuantos segundos habían transcurrido desde que corrió de ahí, pero tras voltear por sobre su hombro hacia el camino que se encontraba dejando atrás, no encontró nada salvo oscuridad, y más agua. Pero aquel Noah no parecía estar persiguiéndole, y eso le hizo dudar, deteniéndose instantáneamente. ¿Dónde estaría? Sabía que él no dejaría a su presa escapar tan fácil, sobre todo porque se encontraba cazando a una presa fácil tras estar desarmada. ¿Entonces?
-No pudo haber desa…!—
Y antes de que pudiera terminar de articular aquella oración, se encontró siendo estrellada con cierta fuerza contra la pared, su espalda recibiendo todo el impacto.
Soltó un pequeño grito apagado, mordiendo accidentalmente su labio inferior ocasionando una pequeña herida sobre éste.
-¿Creíste escapar?- aquella voz que no deseaba el volver a escuchar resonó contra su oído, el cálido aliento del joven causando varios escalofríos en su cuerpo. Abrió de golpe los ojos, encontrándose con la misma desquiciante sonrisa de Tyki.
La joven exorcista no dijo nada, la única acción que se encontraba haciendo de momento era forcejear ante aquella fuerza que el joven Noah se encontraba aplicando sobre su cuerpo, manteniéndole completamente apegada contra la pared, casi inmóvil.
-Creí que por el resto de la noche no tendría que ver tu rostro.- forzó una sarcástica sonrisa, intentando ocultar-y por más inútil que fuera, ya que era conocedora de su debilidad-aquella impotencia que sentía.
Tyki soltó un corto silbido, pasando una mano por sobre la húmeda mejilla de Kain, quién tan sólo soltó un gruñido más. –Es obvio que no puedes escapar,- apenas terminando de decir esas palabras, fortaleció su agarre, causándole otro gruñido de dolor a la chica ante la fuerza que aplicó contra sus costillas– así que no veo la necesidad de pelear, tan sólo acepta tu destino.- su guante al final terminó en los labios de la chica, pintándose con esa pequeña cantidad de sangre que salía de su herida.
-Quizá suene un tanto arrogante, pero mi destino no es morir aquí…- no lo había pensado en mucho, pero tras sentir los dedos de Tyki a tan corta distancia de su boca, intentó soltar una mordida, creyendo de que esa forma le alejaría. El joven Noah pareció ser aun más rápido que ella, sosteniéndole del cuello antes de que ella pudiera realizar dicha acción.
-La sangre de los humanos es roja; siempre la intensidad de ese mismo rojo puede variar, pero tu sangre…- hizo una corta pausa, examinando aquella mancha que quedó sobre su guante. No puedo evitar el sonreír aun más. -, tu sangre es un color rojo tan~…podría decir que me agrada, y eso tan sólo hace que deseé ver aun más…
Sabía que aquellas palabras iban enserio, y el terror volvió a invadir su mente. Entrecerró un poco la mirada, esperando ver aquella acción que estaba por realizar, al igual que teniendo ya casi una imagen sangrienta de su cadáver postrado en el piso bajo las gotas de lluvia. Una sonrisa llena de ironía decoró sus labios, acción que le sorprendió.
Tyki volvió a crear otra de esas extrañas mariposas en su mano, en sus ojos mostrándose un brillo lleno de admiración mientras observaba ese lugar al cual podría cortar, o en dónde podría utilizar su arma o incluso también el si deseaba terminar con aquella supuesta batalla de un solo golpe. Al final, una punta de ésta se vio posada sobre su cuello, sintiendo lentamente el cómo iba cortando en diagonal una línea muy cerca de su yugular.
Podía sentir ya el cómo la sangre recorría por sobre su cuello, llegando a sus prendas de exorcista éstas manchándose también de ese liquido carmesí. Un grito de dolor había quedado atorado en su garganta, haciendo su mayor esfuerzo por no darle el placer de su sufrimiento; y ante ello, Tyki tan sólo mostraba una expresión apática en rostro.
-No hay necesidad de resistir,- dijo, realizando otro corte más sobre su mejilla, haciendo que sus labios se arquearan un más tras ver como la nueva herida comenzaba a sangrar –nadie vendrá, así que gritar te ayudaría a tener una muerte no tan dolorosa.
-Ngh…- fue todo lo que salió de su boca tras dichas palabras, el frío comenzando a invadir su ya más que inmóvil cuerpo.
La lluvia seguía cayendo sobre su rostro, pasando cerca de sus ojos y ante dicho líquido no estaba siquiera ya segura si eran las mismas gotas de lluvia las que decoraban su pálida piel, o si realmente se encontraba llorando; esperaba y fuera la primera opción.
Tyki no dijo nada después de eso, acercando lenta y peligrosamente su rostro al de ella. Le encantaba esa mirada, tanto que no podía siquiera cansarse de ver la misma expresión de terror en esa humana que sostenía contra su cuerpo. Pero lo que más amaba, podía llegar a admitir, eran sus ojos verdes que mostraban todo su sentir.
Movió con su mano libre su cuello, ladeando su rostro mientras que el pasaba el suyo a un costado del de ella, su nariz rosando el oído de la mujer exorcista. Ella olía diferente, también. Al principio el único olor que podía percibir en el lugar era el húmedo y extraño olor de tierra mojada combinado con el horrible olor al drenaje; pero ahora que se encontraba tan a corta distancia, podía olerla a ella. Era una aroma un tanto peculiar: cómo una rosa que fue cortada y puesta junto a un grupo de demás flores, pero la rosa siendo la que más destacaba entre todas las demás del racimo. Tanto su aroma como el color de su sangre eran cosas las cuales se veía completamente incapaz de encontrar alguna descripción, creando un misterio más para él; y tristemente, por más que le gustara descubrir misterios, éste estaba por terminar.
-Me encanta esa mirada…- su voz salió en una tonalidad un tanto ronca, expresando la desesperación que sentía por querer terminar con ella de una vez, pero al mismo tiempo, viéndose incapaz de realizar dicha acción por que deseaba el poder seguir admirando dicha mirada. Pasó su lengua por sobre aquella herida que adornaba su mejilla, saboreando ahora su sangre como piel.
Kain se había sorprendido; no encontraba siquiera la razón para negarlo. De todas aquellas acciones que pudo haber esperado por parte del joven Noah, esa había sido la que menos imaginó. Le había lamido el rostro; él, un hombre. Dicha acción, erróneamente, causó que se sonrojara. Intentó forcejear aun más, odiando aquella sensación que las lamidas que ahora Tyki daba sobre la herida de su cuello le causaban.
El joven Noah levantó su rostro segundos después de haber saboreado más de la sangre de la mujer exorcista, encontrándose con una sorpresa. Aquel rostro que ahora mostraba gran impotencia con un sonrojo tan visible…Si tan sólo aquel deseo de matarla no fuera tan intenso sobre su propio control, hubiera deseado hacer demás cosas…cosas las cuales todo hombre desearía hacer al encontrarse con una expresión tan vulnerable, una expresión tan…deseable.
-Parece que hemos llegado al final de esto, mujer exorcista.- estaba desilusionado; había sido capaz de detectar ese sentir en su tonalidad de voz. Y quizá ella también se encontraba desilusionada, pero de ella misma al ser tan…no sabía si la palabra estúpida era capaz de describir totalmente su torpeza.
Tyki separó un poco de ella la mano en que sostenía la extraña mariposa, esperando lanzar ya el último golpe. Kain tan sólo le miró, la misma expresión en rostro. ¿Así iba a morir?, se cuestionó con cierto aire de ironía, sonriendo. No era tampoco como que iba a rogarle a un Noah por su vida; dicha acción tan solo desobedecería a su código de exorcista, sobre todo el código de aquel dios que tanto odiaba, pero que debía de obedecer.
Se había adentrado tanto en sus pensamientos que tardó en percatarse de que Tyki se había detenido a medio camino de su ataque, una expresión llena de molestia reflejada en rostro mientras observaba hacia sus costados. Kain decidió también por girar su rostro, soltando un corto gruñido de dolor al no poder mover del todo bien su cuello. Se había sorprendido.
Jamás había llegado a considerar que sus camaradas vendrían hacia su rescate; ni siquiera creyó que éstos se hubieran percatado de su ausencia sino hasta la mañana siguiente cuando su cuerpo estuviera desangrándose por ahí en alguna calle del lugar. Pero ahí estaban: Allen y Kanda, con sus armas Anti-Akuma activadas listos para lanzar en cualquier momento el ataque.
-¡Suéltala!- escuchó a Allen decir, su tonalidad de voz demandante.
Tyki sonrió. –Así que vinieron a salvar a su camarada…- dijo, destacando lo más obvio. -, supongo que he de agradecerles.
Allen no comentó nada, y entre el silencio que se produjo en el lugar tan sólo se escuchó un ronco sonido de dolor que produjo su garganta cuando Tyki volvió a hacer presión contra su cuerpo, sintiendo el cómo la sangre ya recorría la manga de su brazo derecho, cayendo ya por sobre sus dedos.
-Moyashi.- comenzó diciendo Kanda, curiosamente su tonalidad de voz más severa que de lo normal. Allen asintió como si entendiera a lo que se refería, posando su arma frente a él como normalmente lo hacía cuando estaba por lanzar ya un ataque.
No logró entender realmente lo que había sucedido, pero cuando volvió a abrir los ojos, sabía que ya podía respirar mejor. Abrió un tanto cansada los ojos, encontrándose con la cortante mirada del japonés. Estaba ya más que segura que apenas y se recuperara o quizá apenas y estuvieran en un lugar seguro, Kanda le daría una larga lectura o le golpearía con el estuche de su espada.
Varios sonidos de batalla adornaban al fondo, haciendo eco dentro de aquel oscuro callejón. Allen apareció momentos después frente a ellos, su respiración un poco agitada a pesar de no haber en mucho peleado contra el joven Noah. Tyki yacía parado a varios centímetros de distancia, la mariposa ya más que inexistente mientras acomodaba sus cabellos bajo su negro sombrero.
-No es cómo que la hubieran salvado,- dijo en indiferencia –un día de estos volveré a venir a cazarla, pero quizá esa próxima vez lo tome con más calma.- dijo, realizando un corto ademán con su mano y desapareció entre la nada. Ninguno de los dos exorcistas dijo nada, aguardando aun con sus armas activadas esperando a ver si se trataba de una trampa, o si realmente había desaparecido. Cuando no sucedió nada, optaron por la segunda opción.
Kanda había recargado el cuerpo de Kain completamente contra su pecho, apretándola en un agarre no tan fuerte contra él tras sentir lo tembloroso que estaba el cuerpo de la pelinegra. Allen se acercó al par, en sus ojos observándose la preocupación que sentía sobre la chica.
-Sería mejor regresar…- dijo, a pesar de que ambos eran más que conscientes de que esa era la opción a la que más deberían recorrer.
Durante el camino de regreso nadie dijo nada, o siquiera tenían las ganas de comentar algo. Kain, por ejemplo, no tenía en mucho fuerzas para siquiera abrir la boca y decir que lo sentía. ¿O eso era lo que debía hacer, no? La pesadez era demasiada en sus ojos, y cuando menos se lo imaginó, sintió el cómo todo pensamiento se nublaba en su mente y caía dormida sobre los brazos de Kanda.
Normalmente escribo este tipo de cosas cuando estoy aburrida...pero disfruté escribir esto xD El siguiente Shot ya lo terminé, pero quizá ese lo venga públicando sino hasta el viernes c: Tendré una semana ocupada TTwTT En sí no son lemmons, pero tienen cierto contenido con smut y blah blah, es por ello que la clasificación es M
La OC quizá resulte un tanto...molesta por su forma de actuar, pero meh~ xDD Así fue cómo mi mente la imaginó más o menos ._.
Gracias por haber leído...si es acaso que alguien decidió por leer esto! xDD
-BALLAD OF SINNERS-
-CAELUM-
