Todos los personajes son propiedad de Rumiko Takahashi… la Grande
PADRE SUSTITUTO
Iba a toda la velocidad que podía desarrollar… la desesperación era patente en todo su ser. ¿Por qué demonios no podía ser más veloz?... era el más poderoso youkai jamás nacido, y no podía volar más rápido.
Lejos. Estaba muy lejos cuando sintió el llamado de su hermano. No se llevaban muy bien, pero una cosa eran los conflictos familiares, y algo muy distinto, era no acudir al llamado.
Su llamado.
Algo en eso le preocupó tanto, que su corazón amenazaba con salírsele del pecho. Nada mas llegar, supo el por qué.
Hacía meses, quizás unos seis, que no se veían las caras. Pero supo, por boca de Inuyasha, que Ahome estaba esperando un hijo. El hanyou deseaba hacer las pases con él. Ahora que sería padre, repentinamente había madurado, y quería tener un hermano, en lugar de un Némesis.
Sesshoumaru no le dijo nada, pero tampoco negó la petición. Así que Inuyasha llamó a su mujer, para que su hermano mayor pudiera percibir el olor que ella emanaba. Así la identificaría. Era una forma de presentarla oficialmente como su esposa.
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Seis meses atrás:
-Fue algo así como un accidente, del que no me arrepiento – le había explicado- pero me preocupa la juventud de Ahome, aún no cumple los 18 años… y nosotros somos tan viejos…
-¿Viejos? –el Taiyoukai sonríe- ella ya es una mujer, así que no sé de que te preocupas.
-Su época es muy distinta, hermano, allá aún se les considera niñas… sus cuerpos incluso son menos resistentes a ésta edad que las jóvenes de aquí. De todos modos, la cuidaré lo suficiente para que no le pase nada…
-Eso te pasa por tu idiotez! –replica Sesshoumaru- sabes bien que los humanos son frágiles y débiles! No debiste preñarla!
-¿Idiotez?... Idiotez la tuya, que te mantiene solo, yo la amo!... –Inuyasha no se siente realmente ofendido, conoce a su hermano lo bastante para ello – Sesshoumaru… no espero que entiendas nada. Solo te pido, en nombre de la sangre que nos une, que nunca dejes desamparada a mi familia…
-¿Qué te pasa?... es tan raro que me pidas eso…
-Tú eres un demonio completo… yo solo soy yo…
- Te doy mi palabra –Sesshoumaru sabe que es su obligación, la misma que le ha mantenido al tanto de su medio hermano, y que ha hecho que impida su muerte en varias ocasiones – Pero no esperes que seamos los mejores amigos.
-Por supuesto. Somos demasiado diferentes para eso.
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Ahora, la mujer de su hermano, en toda la hermosa plenitud de su redondez, se encontraba atada al tronco del árbol del tiempo, con la ropa desgarrada, para dejar al descubierto su preciado tesoro; mientras el cadáver ambulante que siempre había querido el alma de su hermano, la tenía amenazada.
Ahome estaba inmóvil, ya que una flecha sagrada se encontraba flotando, detenida justo enfrente de su protuberante vientre, rozándolo incluso; tanto, que una gota de sangre resbalaba hacia abajo, de un pequeño rasguño.
Inuyasha completamente quieto, estaba erguido en toda su estatura, con la espada desenvainada, ante Kikyo…
Sesshoumaru al fin puso los pies en el suelo, y se lanzó hacia la cosa medio muerta… pero ella lo detuvo.
-Si te acercas, Sesshoumaru, tu hermano pagará caro tu error! –Kikyo tenía la mirada más diabólica que nunca existiera- Inuyasha, me diste tu palabra, ahora quiero que cumplas!
-Kikyo! ¿Cómo te atreves?...-Inuyasha la odiaba, con todas las células de su ser – Naraku aún vive… ¿Cómo es posible…?... ¿Cómo es posible que amenaces a una mujer encinta?... te desprecio –esto último fue dicho en un gruñido siniestro.
-Lo sé, querido!... eso no importa ahora, solo quiero que mueras conmigo… estoy cansada Inuyasha, estoy cansada de vagar sin reposo por un mundo al cual no pertenezco más… pero no me iré sin ti…
-Mujer! –bramó Sesshoumaru- no podrás matarlos a ambos! Y créeme que desearás haberte quedado muerta una vez que te tenga en mis manos!
- Vaya, Vaya! Los hermanitos se han reconciliado! ¿Qué, Inuyasha? ¿Al fin aceptaste tu inferioridad?... no puedes hacerme nada… yo sé que no puedo matarlos a ambos… pero esa es una flecha purificadora… no la matará a ella…
Entonces cayeron en la cuenta…
Kikyo no deseaba la vida de Ahome… amenazaba la vida de los pequeños hanyous que la joven llevaba en su vientre… una flecha purificadora los mataría sin remedio…
Era peor que si le hubiera clavado una daga en el corazón… Sesshoumaru sabía que tanto su hermano como la mujer, se volverían locos de dolor si algo pasaba a los cachorros… incluso él sufriría por eso…
-Mátame –dice Inuyasha- mátame… pero no le hagas daño a lo que mas amo en este universo… no toques a mis cachorros… ni a mi esposa…
-No! Inuyashaaaa! –Grita Ahome –Noooo! Debe haber una manera!
-Si ni el grandioso Sesshoumaru puede evitarlo… ¿crees que tienes otra opción? –se burla la miko resucitada- además, que la decisión no es tuya… Inuyasha debe elegir… su vida… o "sus" vidas –aclara, con un gesto burlón en dirección de la curvatura del cuerpo de Ahome.
-Sesshoumaru… por favor… -Inuyasha le regala una significativa mirada – recuerda…
-Entiendo…
Ambos comprenden que Kikyo no piensa respetar a nadie… aún que Inuyasha muera con ella, realmente ella desea dañar a su estirpe… odia demasiado a su reencarnación para dejarle el obsequio de las vidas de los hijos de "su" hombre.
Sesshoumaru sabe que debe proteger a toda costa la semilla de su hermano…
Entonces, como impulsados por una señal invisible, ambos demonios-perro se lanzan hacia sus respectivos objetivos…
Sesshoumaru interpone su espada en el camino de la flecha que amenaza a Ahome…
Inuyasha arroja un poderoso Viento Cortante en dirección de Kikyo… pero ésta ya ha enviado una flecha.
Una flecha mortal dirigida al corazón del hanyou…
Sesshoumaru desintegra el proyectil que apunta a la mujer embarazada, y la desata, bajándola cuidadosamente. En ese momento, ambos, humana y youkai, voltean justo a tiempo para ver como el otro proyectil se aloja, certero, en el pecho de Inuyasha…
Ahome grita enloquecida…
Sesshoumaru salta hacia su hermano.
Kikyo ha quedado desintegrada por el ataque. Pero Inuyasha aún no muere… los seres que mas quiere en éste mundo, se encuentran ahora a su lado. Sesshoumaru le sostiene, como si lo acunara, incrédulo, y Ahome llora en su pecho, a lágrima viva, suplicándole que no la deje…
-Ahome, mi amor… no me olvides… te prometo que te volveré a encontrar… te amo… siempre te he… -Un quejido brota de su garganta –amado…
-Inuyasha! No nos dejes! Por favor! ¿Que voy a hacer sin ti?... ¿Qué vamos a hacer sin ti?...
-Hermano – Sesshoumaru se inclina para oírlo, ya que su voz es apenas un susurro- cuídalos… y por favor…
Antes de que su último aliento expirara, Inuyasha sujeta a Colmillo de Acero y se corta el brazo izquierdo, a la altura justa… un chorro de sangre brota lentamente…
-Por favor… úsalo… - Inuyasha le sonríe, amoroso - en mi honor… si no te da asco mi sangre híbrida…
-Nunca me has dado asco hermano… -Sesshoumaru no puede creer lo que el tonto de su hermano ha hecho- siempre he estado a tu lado… pero no sabía como…
-Ey! Yo también te quiero –dice Inuyasha
Entonces, el muchacho jala hacia sí a su llorosa mujer, y le planta un beso apasionado, mientras acaricia con desesperación el vientre donde se gestan sus herederos…
-Te amo…
-Yo también te amooo! Inuyashaaaaa!
Expira…
-INUYAAAASHAAAAAAA!
Inuyasha ha muerto, sin que su hermano pudiera hacer nada… Tensseiga no puede anular una flecha purificadora, ya que desintegró el corazón del hanyou. El cuerpo se desmorona lentamente. Antes de que todo concluya, Sesshoumaru toma el brazo de su hermano, y lo coloca adecuadamente. Siente la sangre de Inuyasha mezclarse con la suya. Siente un dolor intenso en el centro de su pecho.
Siente tristeza, por primera vez.
Desea poder llorar, pero no puede.
Ahome se ha desmayado, así que la toma en brazos, y la lleva a la aldea de Kaede. Allí podrán cuidarla mejor. Entre mujeres todo es más sencillo. Ante el impacto general, el poderoso y temido demonio llega a los linderos de la aldea, y se encamina hacia la cabaña de la anciana sacerdotisa. Allí, unos sorprendidísimos, Sango, Miroku y Shippo, le asaltan a preguntas.
Un alarido de dolor brota de todas las gargantas.
Sesshoumaru se impresiona de ver cuanto querían a su hermano esos humanos… lloran desconsolados, mientras preparan un lugar cómodo para la mujer desvanecida.
Sesshoumaru entra a la cabaña, y coloca muy delicadamente su preciada carga en el suave futón… decide que no es lo suficientemente cómodo, y, pidiendo ayuda al monje, coloca su estola sobre lo anterior. Una vez acomodado a su gusto, vuelve a bajar a la mujer, como si se fuese a romper, con tanto esmero, que deja a todos mudos del asombro.
Puede ser verdaderamente gentil.
Sale de la cabaña, informando a Miroku que tiene que ir por sus acompañantes… además que debe arreglar algunos pendientes. Deja a su cuñada a su cuidado hasta que regrese.
Su cuñada… que distante le suena ahora, sin la presencia de su hermano.
Entonces, se eleva en un esfera luminosa, buscando alejarse lo más rápidamente de ahí. Ah! Como desearía poder olvidarlo todo!
-Pero ahora, más que nunca, te tendré en mi mente… Inuyasha – mientras observa el brazo que su hermano menor le regaló – y he de cumplir mi palabra… aunque no se como… ¡Padre! Como necesito su consejo ahora!...
El Taiyoukai se dirige hacia su palacio, donde lo esperan Rin y Jaken. Una vez allí, cuando les comunica lo sucedido, Rin rompe en un sincero y dolido llanto…
-Señor Sesshoumaru! –Rin le ha abrazado de pronto – Como lo siento! Me imagino cuanto le debe de doler –ella llora a lágrima viva. Siempre ha sido así, sencilla, honesta – Oh! Como debe estar sufriendo la pobre de Ahome!
-No Rin, no te imaginas lo que estoy sintiendo… - Sesshoumaru se nota realmente abatido, no en su persona propiamente, sino en el aura que le rodea, siempre tan poderosa, siempre tan estable… ahora está temblorosa y azul, llena de dolor comprimido - no pude salvarlo… ¿de que sirve ser el más poderoso, si no pude evitar la muerte de mi hermano?...
-Querido señor Sesshoumaru… –susurran sus dos fieles acompañantes...
CONTINUARA
