Les recuerdo, nada del mundo es mío, sino que es propiedad de J. K. Rowling; solo la historia es mía.

Además aclaro que esta historia participa en el reto "Olores de La Amortentia" del foro "La noble y ancestral casa de los Black".

Siempre pensó los comentarios de su padre, en especial cuando le decía que era una persona reservada y distraía. La última cualidad quedó revoloteando en su mente cuando tomó consciencia de donde estaba parado. Recordaba que estaba paseando solo, ya que sus amigos tenían cosas que hacer; realmente no sabía que era eso tan importante, pero se le vino a la cabeza los dichos de Draco: deberes son deberes. Sin embargo, no le cabía en la cabeza que lo dejaran de lado por estar persiguiendo a chicas, en especial a la Granger… sabía muy bien que el chico pretendía algo "malo" con ella. Hizo un gesto de mofa. Como estaba recordando, sabía que paseaba solo en uno de los pasillos y que, de repente, unas chicas salieron riéndose a carcajadas del baño donde se escondía Myrtle. La palabra Slytherin lo hizo despertar de su ensueño, reaccionando rápidamente y escondiéndose en uno de los pilares con el objetivo de que no notaran su presencia. Ellas se fueron y como un predador, entró con enojo al baño y desparramó el caldero con una sola patada. Su enojo quedó de lado hasta que una sonrisa se asomara por el rostro; la misión ya estaba hecha. Lo que no sabía era que una figura estaba detrás de él, mirándolo de reojo y dispuesta a atacar.

— ¿Qué le hiciste? ¿Alguna travesura, Theodore Nott?—Dijo Myrthle, riéndose de su descubrimiento.

— ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar con tus amigos fantasmas o llorando en algún cubículo?— Lo dijo con un tono parejo, mostrando la ausencia de malas intenciones, lo que ocasionó que la fantasma le mirara de reojo.

— No, solo estaba rondando, me encanta ver como los demás tienen secretos que esconder, como tú… Sé quién eres; ellas me lo preguntarán. ¿No tienes miedo?

—No les tengo miedo, pero sé que tú no me delatarás, te conozco y no harás eso con un amigo, ¿no? — El muchacho esbozó una tímida sonrisa, la cual fue captada por la fantasma.

Pero algo hizo que el muchacho dejara de persuadir a Myrthle, se puso a oler, extrañado, dejando a segundo plano a ésta. Se volteó y siguió ese difuso aroma que se le calaba en sus fosas nasales. Se dirigió al caldero que había pateado recientemente y con extrañeza se dio cuenta de su real hallazgo. Lo poco y nada que contenía tenía un brillo nacarado y con una particularidad: su olor. Se alejó de inmediato sabiendo que podría haber estado en contacto con esa sustancia. Ahora todo le calzaba. Las palabras de las chicas, los halagos a Zabini y a Malfoy, y las malas intenciones que pudo sentir e intuir de la escena.

— ¿Crees que cobrará vida? — Comentó Myrthle.

— No… nada de eso —

— ¿Era una poción mortífera? ¿La de los muertos vivientes? ¿Ah?, ¡dime! — Demandó la chica, volando a la altura de Nott.

Amortentia… solo es amortentia. — El chico le miró, asumiendo que tendría que chantajear de alguna manera a la fantasma.

Amortentia, ¿no? — El chico asintió — Si no quieres que le diga tu maldad debes decirme a qué huele.

— Pero sabes que…

— Si sé, sé que cambia el olor por cada individuo, sé que para cada uno es distinto. Soy algo rara, pero no estoy lo suficientemente loca para no recordar eso. Las chicas, cuando yo era mortal, se volvían locas con esa poción. Sabían que podrían tener, por lo menos en un momento, el poder sobre la persona amada — Su voz comenzó a quebrarse, apagándose de a poco — Cosas que no pude conocer…Extraño todo eso, la vida, los sentidos, los sentimientos…

La fantasma miraba directamente al suelo, mostrando melancolía en sus palabras, pero, en ese momento, dirigió su mirada hacia Theodore quien le observaba taciturno.

— Dime, Theodore, ¿a qué huele? Quiero tratar de recordar… o, en este caso, sentir a través de ti. — Dijo la fantasma, mirándolo fijamente, causándole incomodidad.

— ¿A qué huele? Ehmmm—

El joven miró al suelo y con algo de desgano caminó hacia lo que quedaba de poción. Se agachó y percibió el supuesto olor que la amortentia tenía para él. Se concentró, cerrando los ojos y se dio cuenta de que ya no estaba allí.

Césped.

Había pasado varios días oliéndolo, rescatando el grato aroma que le brindaba cuando tomaba siestas a la orilla del lago o cuando esperaba en los campos de Quidicht a sus compañeros. No sabía por qué era tanta esa manía con el olor, solo se deleitaba de manera inconsciente en los parajes de Hogwarts. Hasta que una imagen cruzó su cabeza.

— ¿Césped? ¿Sólo Césped? —

No escuchó las palabras de la fantasma, sino que su mente viajó a sus recuerdos donde esperaba de manera estoica la llegada de sus compañeros. Estuvo mucho tiempo allí, tranquilo, a gusto por ese silencio, pero esa sensación se vio interrumpida por el extraño movimiento de unos arbustos. Sacó su varita, creyendo que algún ser le atacase, y se acercó a estos. Ya armado se enfrentó y movió con rapidez las ramas que ocultaban a su oponente. Unos ojos azules, profundos y distraídos le observaba. Se enfrentaba a un ser desconocido e inquietante, ese que era conocido con el nombre de Luna Lovegood.

—Creía que ese olor estaba relacionado con la persona que te gustaba…— Comentó, demostrando falta de interés por los futuros olores.

— Realmente no sé, Myrtle.

Pero, lo que decía no concordaba con las series de imágenes que se le presentaron en su mente, como si fuese una presentación de las distintas facetas que había presenciado de la muchacha. Su corazón se aceleró cuando el olor fue más penetrante, cerrando los ojos y recordando de manera vívida cuando lo vio; su silencioso encuentro, su lenta reacción ante las ramitas que tenía en su cabello y su huída en búsqueda de sus amigos. También pasó por su mente cómo había guardado y atesorado las ramitas y brotes de césped, con la esperanza de volver a encontrarla.

Espero que les haya gustado.

Recuerden toda crítica es bienvenida!