¡AVISO A NAVEGANTES! Esta historia fue escrita hace entre 7 y 10 años. Pongo este aviso nada más empezar para informar a los lectores de que, aunque esta historia me pertenece, pertenece a una yo mucho más joven e inexperta y, por lo tanto, digo yo que se notará mucho mucho en la redacción, la ortografía y la historia. Pero este relato, como otros tantos, ha formado parte de mis comienzos literarios y mi mundo Xenite y quería evitar que se perdieran en la nada ahora que cierran tantas webs abandonadas. Así que he querido recuperarlo y subirlo aquí por si alguien quiere leerlo (o releerlo).

Además, qué mejor momento que este en el que parece que Xena renace de sus cenizas (nunca mejor dicho) y que quizás volvamos a tener nuevos capitulos (pordiospordiospordios que no la caguen...).

Dicho esto, intentaré no tocar mucho el relato original (aunque me muera por meterle mano y editarlo de pies a cabeza...) porque A) quiero respetar el relato original y su esencia, y B) no tendría tiempo de retocar todas las historias que pretendo subir. Por supuesto, a pesar de todo me encantaría leer vuestros reviews y comentarios y, como siempre, nos vemos por las redes :) Tumbrl y Twitter: Summerwinesip

Por cierto, esta historia es un fanreal, no un fanfic, es decir, nuestras protagonistas son las actrices (Lucy y Ren) y no Xena y Gabs :)

Me callo ya y... ¡a leer!


ADVERTENCIA: Los personajes se parecen mucho a unas actrices... pero no son ellas! ¿Alguien se lo cree?... Sea como sea, esta historia fue escrita para uso y disfrute de quien la quiera leer, y no pretende herir la sensibilidad de ninguna persona. Solo es una historia sacada de mi mente y desde un punto de vista que comparto con otras varias personas. También por esto mismo la historia es mía y queda prohibida su reproducción parcial o total sin mi permiso.

Muchos años y demasiados días

Por Lady Bardo

Renee bailó la copa de coñac con su mano, observando los colores que desprendía el líquido. Con las llamas de la chimenea, la única fuente de luz que evitaba la penumbra total en su salón, el marrón claro se convertía en un bello color oro.

Permitió que el coñac girara unos instantes más, antes de detener el movimiento y acercar la copa a su nariz. Su fuerte pero intenso olor llenó sus sentidos. Cerró los ojos para dejarse llevar antes de posar la copa en sus labios y saborearlo levemente.

Dejó que el sabor se recrease en su boca. No solía beber, apenas se concedía el capricho una vez al mes, sino tenía en cuenta una buena cervecita fría en el aperitivo. Pero aquel día se merecía una copa, no cabía la menor duda. Además los niños ya descansaban, había recogido la cena y la cocina, y el reloj de la pared estaba cerca de anunciar la media noche. No encontraba razones para no concederse aquel capricho.

Sin embargo si que tenía un buen motivo que le llamaba a disfrutar de aquella copa… Ella, siempre ella…

Renee se encontraba recogida sobre el sofá, relajándose y respirando suavemente. Pero su mente no tenía ningún interés en obedecer a ese ritmo ni a la calma que su cuerpo reclamaba casi con suplicas. Prefería rebelarse y golpear a su corazón con molestos recuerdos.

Acompañada de otro trago de coñac, Renee cerró los ojos y casi involuntariamente permitió a su cabeza recordar aquella mañana. No supo si el sabor amargo que alcanzo su estomago fue debido al licor o a las lagrimas que amenazaban con salir…


Se dirigía a la escuela de los niños. Podía oírles canturreando a su espalda mientras ella conducía por el camino que ya se conocía de memoria. No reconocía la canción, pero sonrió al observarles aplaudir y reírse entre ellos. Fue en ese instante cuando terminaron su canción y las risas se hicieron mas tenues que la radio se dejó escuchar por encima de las voces de los pequeños. Un joven con voz fuerte pero acelerada había recuperado la palabra tras haber escuchado un éxito del momento. Renee imagino que volvería a anunciar otra canción, cuando sin prestarle mucha atención escucho que una conocida melodía daba comienzo a las noticias de la mañana.

"Atasco en la carretera… El tiempo nos acompaña… subirán las temperaturas…" pequeños fragmentos alcanzaban sus oídos sin que les prestara demasiada atención "Anuncios inesperados... la actriz y cantante Lucy Lawless…" aquellas palabras llegaron altas y claras a sus oídos, recorriéndola de manera abrumadora.

"¡Lucy!" repitió para si. Subió el volumen del equipo e inconscientemente redujo la velocidad del vehículo. Todos sus sentidos iban a volcarse en las palabras de aquel interlocutor.

"Apareció en el estreno del último estreno de su marido Robert Tapert. El traje escogido para la ocasión, con forma suelta y ligera, parece reafirmar los rumores que señalan un nuevo embarazo de la pareja. Los periodistas allí congregados le preguntaron al respecto sin conseguir respuesta, pero…"

"Mami, er cole" susurró su hijo tocando suavemente su hombro. Su mente regreso de nuevo justo a tiempo para comprobar que se había pasado de manzana, dejando atrás el colegio. Giró en la primera calle en la que tuvo oportunidad y se redirigió murmurando casi sin voz "Mierda"


Y allí, acurrucada en su sofá mas de doce horas después de haber escuchado la noticia, continuaba sin ser del todo consciente. Lucy volvía a estar embaraza, o quizás no… todo lo que ella sabia era el estúpido rumor de la estúpida radio. Y sabía que seguiría siendo así. Pegó las rodillas a su pecho y abrazó sus piernas suavemente, recogiéndose hasta hacerse lo mas pequeña posible. Lucy no la llamaría, no la buscaría para darle la noticia en primicia o tan solo para confirmar o desmentir el rumor. De ser cierto lo leería en alguna pagina dedicada a la serie, o vería las imágenes en la televisión, y si tenia suerte su amiga la llamaría por trabajo y aprovecharía para dejarlo caer.

Sin dejar de abrazar sus piernas, alcanzó la copa y terminó el contenido de un solo trago. Relleno el vaso por segunda vez mientras respiraba con fuerza, casi con tensión, conteniendo una vez mas las lágrimas.

¿Qué esperaba? ¿Qué Lucy apareciese en su puerta y con una preciosa sonrisa de pura felicidad le diera la noticia, como en los viejos tiempos? Otro trago mas. Era imposible que aquello ocurriese... Lucy ya nunca haría algo así. No en esos momentos ni en un futuro cercano, ella lo sabia, y todo por su culpa... Aunque bien mirado sabía que no tenía derecho a pedirle lo mas mínimo, Lucy tenía un motivo para actuar así. Pero ella no lo tuvo las dos veces que se quedó embarazada, y sin embargo en ambas ocasiones había decidido ocultárselo a su amiga. Primero con Julius. Era un hijo buscado y tendría que haber sido una feliz noticia. Pero se encontró siendo incapaz de anunciarlo y aun menos de compartirlo con Lucy.

Dejó de nuevo la copa y apoyó la frente en sus rodillas, intentando no recordar, pero el momento, la soledad que la embargaba y quizás también el coñac iban en su contra.

Se permitió esperar un mes. Un mes con sus treinta días, sin decir nada sobre su embarazo. Tan solo al final del rodaje de la serie y únicamente por motivos de trabajo y seguridad, confesó que esperaba al primero de sus hijos. Ni si quiera tuvo el detalle de hablar con Lucy antes que con el resto de su equipo. Simplemente dejó caer la bomba en mitad de una reunión, mientras se debatían las escenas de acción que realizaría.

"No quiero nada peligroso, por favor" recordó haber pronunciado con voz neutra y sin emoción "Estoy… embarazada de mes y medio" añadió con una sonrisita tímida. Y así fue como todos conocieron la noticia, incluida ella, Lucy.

Lucy… nunca olvidaría su gesto, su mirada… mezclaba a partes iguales sorpresa y dolor y desde que Renee fue capaz de mirarla y afrontar sus ojos supo que la había decepcionado, que estaba dolida y todo por su culpa.

Aun así fue la primera en reaccionar y envolverla en un gran abrazo como enhorabuena. En ese momento Renee supuso que tendrían que hablar, explicarle porque lo había hecho así, aunque ni ella tenía respuesta para esa cuestión. Pero Lucy no sacó el tema ni dio pie a una conversación al respecto. Desde entonces jamás lo habían comentado ni Lucy le había recriminado nada al respecto.

Y con Iris... tampoco fue mucho mejor. Aunque en aquella ocasión todo había sido tan desquiciante y confuso que realmente no supo como actuar. No dijo nada a nadie, era como un secreto consigo misma y ni Jed, ni de nuevo Lucy, supieron nada en un principio. Durante aquella época, cuando las lágrimas acudían a ella, cosa que ocurría con demasiada frecuencia, tan solo Lucy y un pensamiento cruzaban su mente: "¿Cómo podía compartir con alguien algo que quizás no llegaría a existir?" El recuerdo de lo cerca que estuvo de abortar de su preciosa Iris fue demasiado doloroso para seguir conteniendo el lloro. En silencioso duelo, las lágrimas comenzaron a mojar sus mejillas, pero no se molesto en secarlas. A su regreso del rodaje, la firme decisión de continuar con el embarazo le acompañaba. Ya transcurrían tres meses de gestación cuando decidió darle a conocer la noticia a Jed. Aunque tenía claro que tendría a su hija sola, sabia que se lo debía ya que no dejaba de ser el padre y su pareja.

A la semana, el rumor comenzó a difundirse, dos mas tarde ya se publicaba en internet y con cuatro meses, al fin se hacían eco las revistas. Mas tarde supo que Lucy conoció la noticia visitando una de sus webs, pero en aquel momento ni si quiera se paró a pensar como se enteraría su amiga. Simplemente no era capaz de decírselo.

Así que en dos ocasiones de dos y cuando Lucy era una parte imprescindible en su vida, había actuado con ella como una pésima amiga. Por lo tanto, ¿cómo exigirle nada a ella ahora que sus vidas estaban tan desligadas? Tenía todo el derecho de no compartirlo con ella… aunque tanto razonamiento no menguaba el dolor que le provocaba. Muchas veces había imaginado que aquel distanciamiento abismal entre ellas pudo comenzar en el momento en que no compartió con ella su primer embarazo. Quizás había comenzado a perder a su amiga en aquel instante y todo por culpa de sus temores, su cobardía… y sus sentimientos.

Rió amargamente entre lágrimas y dio otro contundente sorbo al coñac. La separación final no había sido debida a eso, ella recordaba bien el fatídico momento que las distanciaba como un profundo acantilado "Estúpida" se farfulló a si misma en tono cansado mientras dirigía la mirada hacia un cuadernillo. Se encontraba cerca de la chimenea, era unas hojas escritas a ordenador con una portada sencilla "En parte fue todo culpa de esas malditas hojas" dijo para sí, antes de que el último trago de coñac se deslizara por su garganta "Todo por esas hojas…" repitió casi en un susurro mientras los recuerdos volvían a ella

Cinco años atrás, Convención de Chicago 2003

Lucy no entendía su gusto por las sesiones de fotos, pero a ella le apasionaban. No suponía un esfuerzo en absoluto compartir unos segundos en privado con cientos de fans. Realmente disfrutaba de ellos, de sus gestos de cariño, de las fotos divertidas, de las palabras que intercambiaban, e incluso en algunas ocasiones de los regalos, como en ese instante.

Una chica no muy alta ni muy mayor había posado con ella temblando como un flan y en esos momentos pronunciaba entre tartamudeos un intento de frase, pero sin mucho éxito:

"Yo… yo, bueno, te quería dar un regalo. Es algo… un fanfic y bueno, pues que sino, yo te lo doy, ¿vale?" murmuró nerviosa, antes de comenzar a hurgar en la mochila que llevaba con ella.

"Vaya, es un detalle" contestó sorprendida e intentando rebajar sus nervios "¿Lo escribiste tú?"

"Si... bueno, espero que te guste" farfulló, tendiéndole un fino libreto. El titulo era "Tu azul" y en la portada no aparecía nada mas.

"Seguro que será maravilloso" adelantó la actriz recibiéndolo. Lo hojeó levemente, observando como aquella agitada fan temblaba aun mas y hacia amago de ir a detenerla. Pero se contuvo a medio camino y permitió a la actriz pasearse levemente entre algunas hojas. Renee sabía que algunos escritores eran muy maniáticos con sus textos y supuso que a aquella chica no le convencería que lo leyera con ella presente.

Tuvo intención de cerrarlo, cuando una frase de las hojas que deslizaba rente a ella, llamó su atención. Al principio recorrió su mente sin darle mucha importancia, pero un segundo después su cabeza reaccionó "Y Lucy se acercó lentamente a Renee…" eso era lo que recordaba haber leído. Volvió atrás buscando esa hoja, pero no la encontró. Sin embargo pudo comprobar que era un fanfic en toda regla, con amor y maintexto, pero las protagonistas no eran las famosas heroínas precisamente.

Tragó hondo, cerrando el libreto e intentando mantener la sonrisa mientras sus mejillas se tornaban de un rojo radiante y cálido, como la vergüenza que le recorría. Le alegró comprobar que frente a ella, la fan no parecía menos nerviosa.

"Muchas gracias, es un bonito gesto" intentó añadir casi sin voz. La fan alzó la mirada a duras penas para añadir con media sonrisa:

"Gracias a ti" Tras esas palabras, abandono la sala casi corriendo por la vergüenza y Renee la vio marchar sin termina de creer el regalo que acababa de recibir. Pero la llegada del siguiente fan devolvió su mente al momento. Mirando por última vez aquel libreto, lo dejó apartado a un lado, antes de recuperar su sonrisa y su lugar frente a la cámara.


No era una niña y lo sabía. Hacia años que no se avergonzaba de los sentimientos e ideas que a lo largo de su vida le embargaban. Y por supuesto dejó de negarse a si misma las situaciones que quizás se le hacían mas duras. Nunca se intentaba auto engañar, porque tenía comprobado que eso tan solo traía mas problemas. Por lo tanto cuando su corazón conoció a Lucy Lawless y palpito con mucha mas fuerza de lo normal, supo que aquella mujer no sería para ella una simple amiga. Tan solo dos años mas tarde, se reconocía a si misma que la amaba y un año después su corazón se partía en varios cachitos cuando Lucy comenzó con Rob. Y poco a poco hizo amago de curarse, relegando la pasión que su amiga le hacia sentir, a un amor platónico que cada día parecía crecer.

En resumen esa era su situación y era consciente de ello. Incluso sabia que algunos fans cuchicheaban teorías parecidas sobre Lucy y ella, siempre demasiado alejadas de la realidad. Pero jamás hubiera imaginado un gesto así de uno de ellos. Sostenía el fanfic entre sus manos sin atreverse a abrirlo. Miró su reflejo en el espejo de la habitación y leyó en sus propios ojos la curiosidad que la recorría. Sin entender muy bien porque, sentía que realizaba una travesura al leer aquella historia, pero estaba deseosa de hacerlo. Con una emoción anticipada y una sonrisa traviesa, abrió la portada y comenzó a leer.

En apenas cincuenta páginas se desarrollaba una pequeña gran historia de amor, con dos mujeres en el centro de la trama, donde se mezclaban celos, malentendidos, corazones dudosos y por encima de todo un amor oculto. Aunque un par de escenas finales habían llegado a sonrojarla, en ocasiones releía las hojas asombrada por el exagerado parecido con la realidad. Entre las líneas se dejaba ver sus gestos con Lucy, a veces torpes y delatadores, las miradas que irremediablemente se le escapaban llenas de adoración, e incluso sus sospechosos enfrentamientos con Rob, cargados de celos.

Pero lo mas extraño de todo aquel realismo es que iba acompañado de una Lucy que ella jamás habría concebido. Reflejaba a su amiga atrapada en un matrimonio sin amor y perdiéndose a cada instante por recibir las atenciones de su amiga. La describía aprovechando cada instante a su lado y queriéndola entre silenciosas atenciones, pero intimidándose en las situaciones mas íntimas.

Leer aquella historia se estaba convirtiendo en una dulce tortura, porque aun siendo consciente de que era pura ficción, resultaba delicioso imaginarse aquellas situaciones y a su amiga en esa tesitura. Tanto que en apenas una hora había terminado el libreto. El relato se cerraba con un feliz y romanticón final en el que ambas se confesaban, tras muchos conflictos y enredos, y sellaban su amor como pareja con una dulce escena final. Era un acabado idílico y de lo más apasionado, y se encontró deseando no encontrarse con la palabra "Fin".

Al llegar a ese momento, sonrió para si permitiéndose exhalar un dulce suspiro mientras recreaba aquella historia en su cabeza una y otra vez. Se echó sobre la cama, relajando cada músculo de su cuerpo, y dejando a su mente vía libre para perderse dulcemente en su imaginación. Lucy la rodeaba con sus brazos, permitía a sus manos recorrer su espalda, susurraba con voz ronca palabras de amor contra su cabello y por último... llamaba a su puerta.

"¿Renny?" preguntó la voz de la actriz tras varios golpes en la puerta. Renee se sentó de golpe y deprisa sobre el colchón, sobresaltada por la oportuna interrupción "¿Estás ahí?" insistió la voz

"Si, si, ya voy" murmuró observando el fanfic que descansaba protectoramente entre sus manos. Sin pensárselo mucho lo lanzó bajo la cama antes de ponerse en pie. No solía ocultarle nada a su amiga, pero no se veía capaz de mostrárselo sin sonrojarse de por vida sospechosamente. Además de alguna manera era suyo, para ella, su sueño en papel y guardado en secreto.

Caminó hasta la puerta con paso veloz, pero al abrirla Lucy ya no estaba. Miró extrañada a ambos lados antes de pronunciar su nombre "¿Luuuuce? ¿Ahora eres tu quien no esta?"

"¡Si estoy! Pero en la otra puerta" La voz sonaba algo más guasona, pero provenía del mismo rincón que al principio.

"¿Otra puerta?" cuestiono para si, mirando a su alrededor el dormitorio. Cerca de la cama tenía la entrada del baño y solo había una puerta mas junto al armario y que debía dar a la siguiente suit "¿No estarás…?" preguntó girando el pomo sin encontrar resistencia

"Pues si" le recibió la enorme sonrisa de Lucy. Cargaba con dos enormes bandejas en cada mano, que desprendían un atractivo olor.

"¿Con que golpeaste la puerta?" rió Renee quitándole de encima una de las bandejas

"Una tiene sus trucos" siseó con gesto interesante, pero mostrándole la punta de su bota "¿Y por qué tardaste tanto?"

"Estaba un poco ida"

El rostro de Lucy alcanzó a mirar su cama, algo desecha en la superficie por su lectura "¿Ida? ¡Estabas cabeceando!"

"¿Qué? ¡No!" rió Renee

"Es raro que tu te relajes antes del almuerzo, pero a las pruebas me remito, pequeña"

"¿Almorzar?" recordó Renee mirando el reloj y despertando de pronto sus tripas "¿Es la comida lo que traes?"

"¡Qué va! ¿No lo hueles? Son zapatos" exclamó señalando las bandejas y haciéndola reír "El restaurante del hotel esta lleno de fans y supuse que sería mejor recurrir al servicio de habitaciones, ¿qué te parece?"

"Perfecto" convino Renee encantada


La cama se había convertido temporalmente en la mesa. Era mas cómoda y lo suficientemente grande para sostener las bandejas, sus platos y a ellas que permanecían apoyadas contra el cabecero de la cama, hombro con hombro. La comida comenzó a acabarse al tiempo que Lucy se daba por satisfecha, reclinándose hacia atrás y renunciando a comer más. Pero Renee aprovechaba los últimos restos con gesto goloso.

"¿Cómo puedes comer tanto?" murmuró Lucy, fingiendo sorprenderse. Renee se limitó a girarse hacia su amiga y sacarle la lengua, haciéndola reír "Si llegó a saber que ibas a zampar hasta reventar, no me hubiese cogido la habitación contigua. Esta noche explotarás y no me dejaras dormir"

"Exagerada…" farfulló Renee sonriendo "Pero gracias por cogerte esa habitación, vecina"

"Un placer, enana" contestó restándole importancia "Por cierto, estabas estupenda en la sesión de fotos" Renee se miró de arriba abajo, asegurándose de que no llevaba la misma ropa que esa mañana.

"¿Cuándo me viste?"

"Esta mañana Shanon no me entretuvo mucho y me escape a espiarte durante un rato libre" aclaró con una sonrisita juguetona, apoyando perezosamente la cabeza contra el respaldo, relajadamente. Renee sonrió casi por inercia, dejándose llevar por la dulzura de su amiga. Para cuando quiso darse cuenta, su mente se encontraba divagando y rememorando los momentos que el fanfic recreaba. Intentó dejar su mente en blanco, pero la sonrisa de su amiga frente a ella se mezclaba con dulces conversaciones inventadas y apasionados acercamientos terminados en fogosos besos, tremendamente descritos.

Frotó sus ojos con fuerza desechando todas esas fantasías mientras luchaba por no sonrojarse.

"Se te cierran los ojitos" afirmó Lucy con tono adormilado. Renee de vuelta a la realidad alzó de nuevo la vista hacia ella, comprobando que su posición había evolucionado hasta estar prácticamente echada en la cama.

"No más que a ti" murmuró entonces riendo Renee. Lucy alzó una ceja como poniendo en duda su comentario, pero perdió toda su credibilidad cuando un inmenso bostezo se escapó de su boca. Renee se rió con ganas e incluso Lucy sonrió de soslayo.

"He madrugado y es mala hora, no es justo" susurró excusándose mientras sus ojos se cerraban lentamente. Lo último que alcanzó a escuchar fue la risa de su amiga acompañado de un dulce "Anda, duérmete" Y Lucy obedeció casi al instante, acompañada a los pocos minutos de una pensativa Renee, que aun así también sucumbió a la tentación de una pequeña siesta.


La babilla colgaba irremediablemente de su boca, señal del profundo y reparador sueño del que despertaba. Pero lo mas extraño de aquello era ¿dónde estaba cayendo aquella babilla? Notaba algo suave y caliente bajo su barbilla, y lentamente movió la mano hacia ese punto mientras abría los ojos. Sobre lo que se apoyaba y tocaba, era la camisa de Lucy.

Cerró la boca sorprendida, pero sin mover un solo músculo. La cama tenia un tamaño matrimonial, pero al comer tan cerca habían terminado por tumbarse a escasos centímetros. Aunque lo que mas disfrutó Renee fue comprobar que Lucy abrazaba su cuerpo rodeándola protectoramente y acercándola aun más a ella.

Sin terminar de creérselo, amoldó encantada su cuerpo al de su amiga, mirando de reojo su despertador. Marcaba tan solo las 16.50, aun tenía diez minutos para disfrutar de aquel maravilloso despertar. Cerró los ojos y permitió a su mente desconectar, inundada por la suave respiración de Lucy, la dulzura de sus brazos y el calor que desprendía su irresistible cuerpo. Quizás era injusto aprovechar aquella y no despertar a Lucy, pero estando entre sus brazos era incapaz de negarse el capricho de permanecer en ellos tanto como fuera posible. Era demasiado delicioso y seductor, pensó para sí acercándose aún mas.

Bip bip- Bip bip

La alarma del despertador resonó con fuerza en sus oídos, mientras cientos de palabrotas se formaban en su cabeza. Sintió la respiración de Lucy cambiar de golpe y el cuerpo junto al suyo se tensó levemente con el despertar. Pero por algún extraño motivo Renee decidió permanecer relajada y con sus ojos cerrados, tan solo sintiendo y oyendo a Lucy por unos momentos mas. Molesta, sintió como su amiga retiraba uno de los brazos que cubría su cuerpo. Entonces con él golpeó el despertador, pulsando el botón de repetición y cesando el ruido. Renee confundida continuó en silencio, cuando sintió la mirada de Lucy sobre su rostro. Estaba comprobando si ella seguía dormida. Con aun mayor afán, fingió estar soñando profundamente, y relajo cada uno de sus músculos. Supo que su pequeña actuación había funcionado cuando su amiga volvió a tumbarse con su posición original, cubriéndola de nuevo con ambos brazos, e incluso aumentando la fuerza del abrazo.

Renee sonrió levemente al tiempo que la mano de Lucy comenzó a acariciar levemente su espalda. Su corazón latía a cien por hora y suplicaba por que Lucy no pudiera darse cuenta. Pero no podía esconder la irrefrenable felicidad que crecía en ella en esos momentos.

No quería hacerse ilusiones, no quería tener esperanzas en imposibles, como si fuese un niño de cinco años. Pero aquello no podía ser nada, debía significar algo. Ella amaba a Lucy y había fingido dormir solo para disfrutar mas de aquel momento. Y su amiga, su amada amiga, había apagado el despertador y comprobado que ella aun dormía, para continuar abrazándola.

¿Y si aquel fanfic revelaba algo que ella no había sido capaz de ver? ¿Y si los fans habían descubierto en Lucy lo que ella llevaba años rogando que sintiera? ¿Era posible que aquella historia acertara tanto con ella como con Lucy? Tenía que averiguarlo, fue el último pensamiento que cruzó su adormilada y feliz cabeza.


A pesar de todo, el horario de la convención las tuvo en pie minutos mas tarde. Era el turno de su aparición juntas y durante dos horas estuvieron frente a los fans. Aunque tenían parte de su tiempo preparado con una pequeña actuación, la última hora no contaba con nada planeado. Tan solo se había establecido que vendría la ronda de preguntas de los fans, lo que normalmente daba el toque inesperado y picante a su aparición y les permitía jugar y hablar mas con los fans.

Renee intentó disfrutar de todo aquello y más aun de las preguntas. Un par de fans estuvieron cerca de sacarle los colores, pero Lucy las despachó graciosamente con un par de bromas y sin molestarse en contestar. Pero a pesar del ambiente y las risas, era incapaz de no pensar en su amiga, ni derretirse mas de lo normal. Esa noche cenarían con todo el cast que asistía a la convención y rogaba porque su cara de corderito degollado no se dejara ver entonces.

Pero no tuvo suerte y lo notó. El restaurante elegido para la ocasión había colocado su mesa en una zona apartada y algo mas intima, comprobó al llegar. Los asientes ya comenzaban a ocuparse, pero Renee solo tenía ojos para Lucy, sentada en uno de los extremos de la mesa. En cuanto su amiga sintió su mirada, se giró hacia ella atrapándola con sus ojos y dirigiéndole una de sus sonrisas de infarto. Sin darse cuenta se encontró caminado hacia ella, con un gesto bobalicón en la cara, parecido a una sonrisa.

"Te he guardado este sitio" recalcó Lucy señalando la silla a su lado

"Gracias, Luce. ¿Lleváis mucho esperando?" preguntó tomando asiento

"Casi nada, pero Alexandra y Claire ya han comenzado a pedir varias botellas de cava" exclamó fingiendo un gesto de terror

"Uy, que miedo, empiezan fuerte, ¿no?"

"Algo les ocurre, ¡están eufóricas!" aclaró encogiéndose de hombros "Sea como sea, volvemos en las limusinas, así que ¡Salud!" exclamó sirviendo dos copas de cava y tendiéndole una a ella

"¡Salud!"


Terminada la cena y demasiados brindis y botellas descorchadas después, dos limusinas se encaminaban hacia el hotel que recogía a los actores. Ninguno escapo de las doce botellas de cava ni de sus beodos efectos, pero en el caso de algunos era mas obvio que otros.

Alexandra, Renee y Ted se retorcían de la risa sobre los asientos mientras frente a ellos Lucy y Claire entonaban a duras penas una conocida cancioncilla infantil, agarradas por los hombros. Cuando la canción terminó o mas bien cuando se olvidaron de la letra, realizaron unas graciosas reverencias, evitando chocar con el techo de la limusina y recogiendo los aplausos de sus amigos.

Al bajar del automóvil, Lucy aun intentaba recordar la letra, tambaleándose, y Claire casi dormida, cabeceaba entre Ted y Alexandra.

"¿Tadadabada…? ¿Cómo seguía?" insistió Lucy haciéndoles reír "¡Bah!" exclamo haciendo un gesto con la mano

"¿Te encargas tú de ella?" preguntó Ted con media sonrisa mirando a Renee, que no quitaba los ojos de Lucy

"Si, no te preocupes" le sonrió Renee, aunque su estado tampoco era perfecto

"¿Tú te ocuparas de mí?" preguntó Lucy caminando hasta ella. Rodeó sus hombros con un brazo y la estrecho contra si sonriendo encantada "Idos a descanzar, que ella me arropa, tranquilos!" añadió haciendo un gesto de despreocupación con la mano "¿Nos vamos, Renny?" preguntó mirando a su amiga, abrazada junto a su costado.

"Claro" respondió ella riéndose "Buenas noches chicos" añadió mirando a los demás

"Buenas noches" respondieron varias voces caminando por el pasillo correspondiente y con Claire dando pasos dudosos

"Felices sueñitos, Lucy" gritilló entonces Claire como si fuese fundamental y urgente decírselo

"Fedices zueños, Claire" respondió la actriz con la misma energía, pero sin dejar de caminar hacia la habitación.

Lucy atravesó la puerta de Renee a pesar de los intentos de su amiga por llegar a la suya "Que la tuya esta más cerca, Ren" murmuró quitándose los zapatos nada más entrar "No te importa, ¿no?"

"Por supuesto que no. Estas en tu casa" rió Renee observándola caminar por la habitación

"Essssstupendo" celebró Lucy, ojeando su alrededor y dándole la espalda

"¿Luce?" preguntó Renee, mirándola trapichear con algo. Su amiga se giró al ir su nombre con una mirada traviesa y agarrando en una mano el mando a distancia "¿qué haces?"

"Hmmm, tengo una pregunta para la señorita O'Connor" pronunció con un gracioso gesto tímido, utilizando el mando como un ficticio micrófono

"¡Estas loca!" rió con ganas

"Renee, ¿es cierto que usted solo iba a estar por una temporada, pero Lucy impidió que fuera así?" preguntó inocentemente

"Si intentas imitar a los fans de hoy, no lo consigues ni de lejos" comentó guasona

"¡Claro que si! Mira. Renee, Renee, otra pregunta, por favor" pidió con carita angelical, acercándose el mando hasta casi morderlo "¿Qué piensas de Lucy? ¿Es tu amiga? ¿Pero cuanto de amiga? ¿Eh, eh, eh?" preguntó acercándose tambaleante a Renee. "Conteste señorita O'Connor" exclamó sonriente acercándole el improvisado micrófono. Pero la actriz era incapaz de dejar de reír, y mas aun al encontrarse con el mando moviéndose frente a su boca y su frente "Hmmmm… ¿qué ocurre?" preguntó continuando con la imitación. Acercándose aun mas a ella, con la mas dulce y graciosa de las sonrisas, insistió meneando el mando acusadoramente. Pero por la risa Renee era incapaz de devolverle la mirada a Lucy, así que la actriz alzó su barbilla con una dulce caricia.

Entonces si que Renee cedió ante el gesto y se dejó perder en esos ojos azules que reclamaban iluminados su mirada "¿Nada que decir?" insistió Lucy con una mezcla de gesto suspicaz y beodo.

Renee sonrió encandilada y sin saber porque, le respondió suavemente "Solo esto…"

Le devolvió la caricia a Lucy, que aun le sonreía tranquila e instantes después sus labios se amoldaban a esa sonrisa que la derretía. No había pensado hacerlo ni entraba en sus planes poner a prueba sus dudas de aquella manera, pero algo dentro de ella necesitaba y deseaba hacerlo, y Lucy con su irrefrenable sonrisa hacia aun mas complicado el resistirse. Así que tan solo ocurrió.

Se encontró acariciando la nuca de Lucy al tiempo que sus labios se movían en el mas suave y dulce de los besos que jamás hubiese dado. Pero Lucy permanecía completamente paralizada, incluso aun sonreía, al ser incapaz de mover un solo músculo. Renee lo noto al acariciar con los suyos aquellos labios y, empujada por el miedo, se acercó más aun a Lucy, intensificándolo.

Cada fibra de su cuerpo se estremeció con fuerza.

Los suaves labios de Lucy habían comenzado a devolverle el beso. Su amiga estaba respondiendo con la misma dulzura y pasión al mismo tiempo, acelerando su corazón demasiado deprisa. Podía escucharlo latir contra sus oídos, pero en ese momento solo era capaz de sentirla a ella. Su respiración se agitó irremediablemente y se escuchó gimiendo con suavidad contra la boca que jugaba con la suya. Su cuerpo comenzó a reaccionar en su contra y se amoldó a Lucy rodeando su cintura.

Al hacerlo toda ella se estremeció por su calor, pero supo de inmediato que algo había cambiado. Los labios de Lucy ya casi no se movían, realmente toda ella estaba quieta, excepto sus manos. Se movieron lentamente hasta las mejillas de Renee acariciándolas, pero al mismo tiempo alejando suavemente sus rostros. El beso se detuvo de manera abrupta, a la vez que Renee abría los ojos. No quería mirarla, pero no pudo evitarlo. Afrontó su rostro, sin creerse que el sabor que se colaba entre sus labios fuera el de ella. Había besado a su mejor amiga y esta sonreía frente a ella.

El corazón de Renee se estremeció pero no de felicidad como siempre había soñado. Aquellos ojos que siempre se dejaban leer fácilmente por ella, le estaban hablando a gritos y no decían las palabras que Renee esperaba. La sonreía pero tranquila y sin felicidad. Era una sonrisa franca, llena de comprensión y sin reproche alguno, pero también sin ninguna alegría.

Sin retirar su sonrisa ni su mirada de Renee, susurró "Creó que debería irme ya a dormir, es tarde" argumento, aun acariciando las mejillas de Renee.

"Cla… claro"

"Buenas noches, Renny" susurró retirando sus manos, pero aumentando su sonrisa. Como si nada hubiera ocurrido.

"Felices sueños" respondió al verla caminar hacia la puerta que unía ambas habitaciones. Caminó a unos pasos de ella, acompañándola hasta ahí por educación y casi como una autómata. Y aun cuando Lucy desapareció tras la puerta, cerrándola con ella, Renee permanecía allí, frente a ella. Su cara, cada vez mas lívida, demostraba que no era una estatua, a pesar de la total rigidez de su cuerpo. Lo primero que logró hacer al cabo de un rato, fue susurrar levemente, sin apartar los ojos de la puerta "Oh, Dios…" Fue cuanto pudo gesticular, mientras comenzaba a pestañear atónita "¡Oh, Dios!" volvió a exclamar, pero con mas fuerza. Había besado a Lucy, se había abalanzado sobre su mejor amiga y le había robado un beso… Había rodeado su cintura y juntado ambos cuerpos, hasta que Lucy había tenido que apartarla de ella… ¡Había besado a Lucy! "¡Oh Dios mío" repitió tapando su boca, incrédula. ¿Qué había hecho? ¿Cómo había ocurrido? Ando hasta la cama lentamente repasando cada momento, pero demasiadas cosas intentaban pasar por su mente un breve espacio de tiempo, haciéndole imposible entender nada.

Se sentó torpemente y sin cuidado en la cama, sintiendo que su cuerpo pesaba demasiado, sobretodo su cabeza. Solo quería hundirse entre aquellas sábanas, que la tragaran lentamente y no tener que salir nunca de allí. Se dejó tumbar boca abajo, mientras aquella última mirada de Lucy regresaba a su memoria. Sintió como su estómago se retorcía en dolorosos pinchazos, e incluso sus piernas temblaban a pesar de estar tumbada. Tenía la sensación de que aquello era una pesadilla, de que despertaría cómodamente entre sus mantas y respiraría tranquila…

Y Lucy no la miraría como lo hizo. Su estómago pareció dispuesto a vomitar cuando ese recuerdo volvió por enésima vez a su cabeza. La cubrió con fuerza con su almohada, aprovechando para gimotear contra ella "No, no, no, ¡no!" Tenía que ser una pesadilla… debía de serlo…


No recordaba haber cerrado los ojos ni que su mente cediera al sueño, pero había ocurrido. Renee descansaba profundamente dormida y enredada entre las sábanas de su cama. Entre sus tranquilos y dulces sueños, se entrometió un leve sonido. Era como el golpeteo de una madera o algo parecido. Pero se tratara de lo que se tratara, no formaba parte de su sueño, se dijo mientras regresaba lentamente a la conciencia, acompañada de un fuerte bostezo. Estiraba su cuerpo perezosamente, cuando el sonido que le había despertado se repitió con más fuerza.

Estaban golpeando alguna puerta. Alguien la llamaba, fue capaz de deducir.

"¿Quién es?" pregunto desde la cama, alzando una voz pastosa y grave

"¿Ren? ¿Estabas dormida aun?" respondió la voz de Lucy tras la puerta que unía ambas habitaciones. Se la imagino sonriendo ante su zanganería habitual

"Solo un poquito" respondió perezosamente, intentando ver la hora en el despertador "¡Las nueve! ¡Me he dormido!" exclamó oyendo como respuesta a su descubrimiento la risa de Lucy

"Lo imagine" se burló esta dulcemente "¿Puedo pasar?"

"¿Qué? ¡Claro que si!" respondió sin pensárselo. ¿Desde cuando Lucy pedía permiso? Sabía de sobra que podía circular por su casa como si fuera suya y eso también era aplicable, por supuesto, a la habitación del hotel. ¿por qué preguntaría? Inquirió para si mientras veía la puerta abrirse.

No supo si fue solo el verla, o si se debió a encontrarse de nuevo con esa sonrisa y sus labios, pero la memoria volvió a ella bruscamente. Sintió su cara blanca como las paredes al recordar cada segundo de la noche anterior y su corazón comenzó a latir desenfrenado, viéndola acercarse. Por un instante todo le había parecido igual, como si nunca hubiese ocurrido nada. Pero al despertar, poner su mente en funcionamiento y recordar lo sucedido, de repente la habitación le parecía más pequeña y cada paso de Lucy hacia ella, tensaba un poco mas sus nervios.

"Sabía que después de salir anoche, hoy te dormirías" comentó Lucy con tono sabidillo "¿Al menos descansaste bien?" preguntó con una leve sonrisa, a un par de metros de la cama y ella.

"Estupendamente" respondió escueta, pero con media sonrisa. Ese gesto de disimulo era cuando podía pedirle a su mente, al tiempo que intentaba calmar y entender el torbellino que en esos momentos le parecía su vida. Todo estaba patas arriba. Había besado a Lucy, pero ella se comportaba prácticamente como siempre y Renee no sabia si interpretarlo como una buena o una mala señal. No entendía que ocurría y por lo tanto tampoco podía imaginar que pasaría, lo que la sumía en una horrible inquietud.

"Renny? ¿Te has vuelto a dormir pero con los ojos abiertos?" pregunto deslizando una mano frente a su rostro

"¿Qu… que? Oh, no, solo pensaba… ¿Decías algo?"

"Si. Que ya termine mi equipaje y te proponía bajar a desayunar, para después ayudarte con el tuyo, ¿qué te parece?"

"Genial" razonó sonriendo aunque algo no le cuadraba. ¿Bajarían a desayunar al comedor repleto de fans? Lucy no solía disfrutar mucho, comiendo mientras la observaban e interrumpían y bajando, eso estaba asegurado. Dedujo dolida que quizás entre un desayuno cargado de fans y estar a solas de nuevo con ella, ganaban ellos.

"Además no tendremos muchos fans, la mayoría se encuentran en el desayuno benéfico de la convención" añadió Lucy como si hubiese leído su mente. Renee, aunque no había dejado de sonreírla, recuperó el brillo en los ojos. Quizás las cosas no fueran a ir tan mal del todo, le susurró su esperanza, haciéndola sonreír con emoción. Un pensamiento se asentó en su cabeza, necesitaba hablar con ella. Y tenía claro que encontraría un momento para ello después del desayuno "Venga, a vestirse" exclamó Lucy sacándola por segunda vez esa mañana de sus cavilaciones.


Renee se enfrentó a su maleta como si fuese su peor enemigo. Había convencido a Lucy para que se adelantara y la esperase abajo, prometiendo que se vestiría en diez minutos. Eso le había dado ventaja para calmarse y sobretodo, aunque le sonrojara admitirlo, para pensar en que ponerse. Sin embargo, recién salida de la ducha y envuelta solo en una toalla, miraba su maleta con terror. Recordó que al hacerla había sentido que la llenaba mas de la cuenta con demasiadas cosas y sin embargo en ese instante nada de toda esa ropa la convencía.

Con resignación terminó optando por unos vaqueros negros y un jersey blanco de pico, que permitía mostrar algo de escote. Cuando hubo terminado de arreglarse, se observo en el espejo calibrando el resultado final. No le convenció del todo, pero tuvo que admitirse que con los nervios que la invadían, nada le parecería perfecto. Al menos se vio medianamente guapa, arreglada pero totalmente natural.

Colocándose un mechón rebelde tras la oreja, murmuró "Allá vamos…"

Entre los nervios y el tamaño del comedor, temió que Lucy la viera en la puerta del mismo, buscándola como un pasmarote durante varios minutos. Pero por suerte su amiga estaba sentada no muy lejos de la puerta y bastante fácil de encontrar.

Además, en cuanto Renee colocó en el comedor, los ojos de Lucy se giraron hacia ella instintivamente. Al cruzarse sus miradas, Lucy se limitó a sonreír y apartar la silla que descansaba a su lado, como invitándola a acercarse. Renee aceptó encantada dirigiéndose sin mas preámbulos hacia ella.

Dudaba que su estómago fuera a ser capaz de tragar algo de comida, por el nudo que no desaparecía de él. Pero la ausencia de su conocido apetito, podía tener su lado bueno. El desayuno seria mas breve y volvería a estar a solas con Lucy pronto.


Pero cuando ese momento llego, Renee no estuvo tan segura de seguir queriendo estar a solas. Lucy la había acusado de estar muy callada durante el desayuno, a pesar de que Renee había intentado disimularlo. Pero de manera inconsciente su cabeza se marchaba de vez en cuando a pensar en que le diría o incluso como podría comenzar la conversación.

Para su desgracia, aun después del desayuno, no había conseguido dar con las palabras adecuadas, y ya estaban llegando a los dormitorios.

Se giró hacia su amiga sin saber que haría Lucy a continuación, pero ella se adelantó a cualquier pregunta.

"Recojo mi maleta y en cuanto haya dado un pequeño repaso al cuarto, voy contigo, ¿vale?"

"Perfecto" asintió Renee "Pero seguro que te dejas algo a pesar de la última ojeada" añadió con una sonrisa pícara.

"¡Eh! No siempre ocurre" respondió con tono ofendido

"¿De verdad?" contestó Renee sonriente por la reacción de su amiga "Dime una vez que no"

Lucy hizo un gesto reflexivo y Renee supo que buscaba desaforadamente un ejemplo que restregarle para desmentir su broma. Pero también supo que no lo encontraría, así era su amiga. Un despiste humano.

"Ahora mismo estoy aun dormida" se excusó pobremente, haciendo reír a Renee "No se me ocurre uno de los muchísimos ejemplos que hay, pero lo haré" añadió con una graciosa mueca de disconformidad

"Buena suerte" le picó de nuevo Renee, riendo

"Yo que tu vigilaría mis cosquillas, dicen que las mujeres enanas tienen muchas" siseó fingiendo una mirada amenazadora

"Lo tendré en cuenta" respondió, mientras cesaba la risa "Te espero dentro"

"No tardo nada" aseguró antes de desaparecer sonriendo tras su puerta, dejando a una alegre Renee frente a la suya, antes de abrirla.

Alcanzó su maleta y comenzó a guardar sus cosas sin mucho orden, solo llenándola sin prisas, aunque empezando por supuesto por el fanfic. Continuaba en su destierro bajo la cama, antes de que Renee, casi nerviosa por volver a cogerlo, lo guardara en el fondo de su maleta. Comenzó a echarle cosas encima poco a poco. Hacer su maleta era una forma, y quizás la única forma, de hacer tiempo, mientras Lucy volvía. "¿Diría en serio lo de las cosquillas?, se preguntó con una sonrisa. Sabía que ese tipo de castigo y viniendo de Lucy, se convertía en una deliciosa y divertida pelea de cosquillas. Pero supuso que seguramente se quedaría tan solo en una broma. ¿Bromear? No hacia ni veinticuatro horas se habían besado y a pesar de ello, todo continuaba igual, hasta sus bromas. En ocasiones Renee no lograba aguantarle la mirada e incluso se sonrojaba levemente si se tocaban, pero Lucy seguía siendo ella. ¿Iría tan borracha como para no recordar el beso? No, se recordó que ninguno había bebido tanto. Además aquella mañana había notado que ella también lo recordaba por su forma de pedir permiso para entrar. Pero quitando esa situación, todo estaba igual. Y necesitaba saber porque.

En el poco tiempo que llevaba despierta, e incluso antes de caer dormida la noche anterior, su mente había barajado cientos de hipótesis. Algunas le gustaban mas, otras mucho más, y otras no tanto. Pero todo eran hipótesis suyas y todas posibles, pero solo Lucy podría decirle cual si lo era. Y por alguna razón, una cierta seguridad le empujaba con valentía a averiguar más. Sin embargo, no podía evitar un pequeño miedo a la respuesta, al que sentiría o al porque respondió al beso para luego apartarse.

Tapó sus ojos con ambas manos, con sus pulgares frotando su aturullada frente. Necesitaba dejar de pensar…

"¿Te encuentras bien?" preguntó la voz de Lucy demasiado cerca de ella como para no asustarse. Dio un pequeño saltito, evitando gritar y haciéndola reír, aunque conservó el gesto y el tono de preocupación. Renee se sorprendió de no haberla oído llegar ni sentirla cerca, aunque dado su cacao mental, imaginó que estaría completamente desconectada cuando Lucy había entrado "¿Te duele la cabeza?" insistió preocupada por su postura y sentándose junto a ella "Si tienes resaca podría conseguirte una aspirina…" murmuró mirando su cara "… o dos" añadió haciéndola sonreír "Pensé que tú no habías bebido tanto anoche"

"No, no, y no lo hice" se apresuró a aclarar "Solo estaba, ya sabes… meditando" siseó riéndose con ella, aunque se sentía algo estúpida por la cantidad de veces que le había repetido esa excusa.

"Que recorrerá esa cabecita" Alzó la mano y alborotó con cariño su cabeza, como reafirmando el comentario.

"Nada, tonterías" mintió descaradamente. Deseba conducir el tema a la noche anterior, pero no quería empezarla haciéndole sentir que no pensaba en otra cosa desde entonces. Aunque fuera la verdad "Lo cierto Luce, es que quería decirte algo sobre anoche…" comentó sintiéndose terriblemente torpe por su inexistente sentido de la sutileza. Aunque al menos como pudo comprobar, había conseguido captar toda su atención. Le pareció una reacción interesante y decidió tantearla "Quería pedirte disculpas por lo ocurrido" siseó mirándola a los ojos, buscando la respuesta en ellos mas que en las palabras que pudiese escuchar de su boca.

"¿Por el beso?" pronunció con total neutralidad, sonrojando a la actriz por lo directo de su contestación. Hacia que los nervios de Renee se multiplicaran por la tranquilidad de su amiga frente a lo que a ella le estaba costando un mundo.

"Ss… si" respondió colorada, pero con media sonrisa. Su corazón palpitó de emoción al ver que Lucy también aumentaba su sonrisa, con una embriagadora dulzura. Bien Luce, pensó Renee perdiéndose en sus ojos, mírame, es el momento de saber que sientes.

"Renee, no pasa nada. Tranquila"

Tardó unos instantes en reaccionar y algo mas en poder hablar. Esa no era la respuesta que esperaba "Lucy, si que pasa… de verdad que lo siento muchísimo" susurró casi sin voz.

"Peque, no tiene importancia" siseó con calma. El corazón de Renee se salto un palpito de puro terror, advirtiéndole de lo que venía después "Además, te prometo que no saldrá de aquí" respondió intentando sonreír, al ver la creciente angustia en el rostro de su amiga. Lo que no entendía era que sus palabras solo empeoraban la situación "Simplemente será nuestro secreto" lo intentó con una nota de humor, pero solo logró que Renee agachara su cabeza "Steve ni nadie se enteraran" afirmó cada vez más apurada

"El problema no es él" gimoteó sintiéndose estúpida e ilógica por todo aquello, pero sin poder callar. "No me importa que pueda enterarse" musitó con la voz tragada por las lágrimas, que ya se escapaban sin remedio.

"Renny… ¿estás llorando?" preguntó angustiada, acariciando su barbilla para alzar su rostro. Buscó preocupada su mirada y Renee se la concedió, intentando decir con sus ojos lo que su voz no podía "No te entiendo…" murmuró afectada "Fue solo un lapsus, no…" La miró en silencio un instante, observándola con más intensidad de la que Renee podía soportar "No fue un desliz, ¿verdad?" Renee negó con la cabeza, incapaz de mirarla y aumentando la fuerza de su respiración "Peque…" musito entonces comprendiendo todo, pero siendo incapaz de asimilarlo.

"Perdóname" repitió Rene, ya desecha en llanto

"Pero… Renee, tu estas con Steve, le amas" musitó atónita

Renee negó de nuevo, secando su rostro con ambas manos antes de volver a intentar mirarla "Ya no es así. Nos estamos divorciando" confesó lentamente "Y esto... yo no sé como ocurrió, Lucy" gimió incapaz de explicarse ante ella "Perdón" siseó viendo su cara

"¿Qué? No, peque, no tienes que hacerlo" musitó Lucy volviendo lentamente en sí, tras aquellas palabras. Agarró ambas manos de Renee y las oprimió con cariño "No te disculpes por algo así. Soy yo la que debería hacerlo, por no haberme dado cuenta" musitó con un suave y dulce tono de consolación "Renny, no pasa nada, de verdad, quiero que lo sepas" añadió con firmeza "Es solo que yo quiero a Rob" aclaró con menos voz

"Lo sé…" gimió Renee, sintiéndose tonta con cada palabra. Comprendió en ese instante que siempre había guardado una pequeña dentro de si, oculta y casi inconsciente, pero estaba. Y aun cuando su cabeza pensaba en Lucy de manera fría y racional, su corazón, el que ahora estaba roto en mil pedazos, había latido en secreto impulsado por su pequeña esperanza. Pero ahora volvía a la tierra, no había lugar para ese tipo de esperanzas, no le quedaba nada excepto la cruda realidad. Y se sentía destrozada y muy estúpida. "Lo sé, Lucy. Por eso te pido disculpas, no sé en que… en que estaba pensando" murmuró reconociendo en voz alta, lo que solo con pensarlo le destrozaba. Y al decirlo, su cuerpo, sus nervios y su corazón se estremecieron dolorosamente. Lucy no la amaba… simplemente era así.

Se derrumbó en un angustioso llanto, furiosa consigo misma por ceder ante el. Cubrió sus ojos, deseando desaparecer, cuando unos brazos la rodearon con anta fuerza y cariño, que se permitió caer entre ellos.

"No tienes que pedir perdón. No debes disculparte por querer" murmuró Lucy contra su pelo, acunándola entre sus brazos. En su propia voz escuchó las lágrimas que empezaban a formarse en sus ojos. Le destrozaba ver a su amiga sufriendo de aquella manera, y mas sabiendo que ella era el motivo. Al verla derrumbándose, había necesitado lanzarse veloz para envolverla en el más intenso y fiero de los abrazos, deseando poder hacer algo mas por ella, por que dejara de sufrir. Pero casi ni las palabras adecuadas para poder consolarla venían a ella. Acarició su espalda, la envolvió con mas fuerza y permitió que se reclinara sobre ella. Era devastador sentir el llanto sacudiendo su cuerpecito y las lágrimas que derramaba humedeciendo su hombro. Bajó su cabeza, apoyada sobre el cabello de Renee y besó su frente "Lo siento, peque, de verdad" murmuró conservando la firmeza en su voz, aunque dentro de ella la pena fuera devastadora.

Renee se deshizo entre los brazos de Lucy, deseando una y otra vez que todo aquello no estuviese ocurriendo. Que fuera su imaginación, o quizás la peor de las pesadillas. Pero al notar los suaves labios de Lucy sobre su frente, supo que no había oportunidad de que fuera así. Aquello era dolorosamente real

Se permitió sentir y disfrutar inconscientemente de aquel abrazo, aunque le hiciera mas daño. Entre esos brazos no encontraba lo que siempre había deseado. La rodeaban cargados de cariño y consuelo, incluso de un inmenso querer. Pero nada de amor. Dejó que esa realidad inundara cada parte de su cuerpo, hasta llegar al dolor que presionaba su pecho, haciéndole casi imposible respirar. Permitió que la verdad calara sus sentidos y concienciara a su mente, calmando su cuerpo e intentando apartar por unos instantes el dolor que atenazaba sus entrañas.

Entonces la calma fue haciéndose con ella, convirtiéndola en un muñeco sin fuerzas ni más lágrimas. Notó que el cuerpo de Lucy aun la envolvía y con la misma fuerza, y necesito desesperadamente salir de ahí. Secó sus mejillas con la mano, antes de atreverse a alzar el rostro. Lo hizo mientras se distanciaba suavemente y sintió como Lucy cedía aflojando su abrazo.

Sus miradas se cruzaron por unos segundos.

Antes de desviar su rostro, Renee sonrió lúgubremente, y Lucy con ella.

Entonces miró su reloj, comprobando como el tiempo oportunamente se les había echado encima "Hemos de irnos" siseó señalándolo.

Lucy buscó una vez mas su mirada, pero su amiga no parecía dispuesta a dejar de mirar el suelo "Tienes razón" añadió dulcemente, mientras se ponían en pie.


Nadie estaba acostumbrado a los silencios de Renee. Y mucho menos a la seriedad que acompañaba a su rostro, junto a una mirada perdida. Pero tampoco nadie preguntó al respecto, quizás porque lo achacaban a una gran resaca, o quizás porque Lucy pegada a su lado a cada instante, les frenaba de hacerlo. Fuera como fuese, montaron todos en el avión Chicago-Los Ángeles, que aterrizaría poco después de la hora de comer.

Al montar en el aparato nadie dudo, mientras se repartían los asientos, de donde irían Lucy y Renee. La mas pequeña se sentó con aire perdido junto a una de las ventanas, mirando por ella, y segundos mas tarde Lucy ocupaba el asiento contiguo.

Una hora de viaje más tarde, la situación seguía siendo exactamente la misma. Renee continuaba inclinada hacia la ventana, con la vista perdida por ella, aunque las nubes le impidiesen ver anda más allá. Respiraba lento y profundo, y toda ella permanecía tan quieta y silenciosa, que parecía estar dormida. Pero Lucy, mirándola una y otra vez de reojo, sabía que estaba despierta, solo que su mente se encontraba a unos años luz de allí.

No había conseguido sacarle mas de dos palabras desde que salieron del hotel y en el avión Renee ni si quiera la había mirado. Se giró una vez mas hacia ella, justo a tiempo de escuchar un húmedo y casi inaudible suspiro. Se mordió el labio inferior dejando que la tristeza de su amiga la embargara también a ella. Y sin poder evitarlo, estiró su mano hasta el reposabrazos de Renee y cubrió con un suave movimiento la suya. La acarició tiernamente con el pulgar, comprobando que Renee se giraba hacia ella. Primero miró sus manos y después a Lucy.

Sus ojos habían dejado de llorar, pero la expresión de su rostro no dejaba lugar a dudas sobre como se sentía y sus ojitos volvían a brillar sospechosamente. Lucy tragó hondo, intentando sonreírle, aunque el tierno gesto quedo en una difícil mueca. Agarró la mano que cubría la suya, y se la llevó a los labios, depositando un cariñoso beso en sus nudillos.

Renee miró directamente a sus ojos y sonrió húmedamente a su amiga. Quería agradecerle cada gesto que tenía, su forma de actuar con ella e incluso el hecho de que no hubiese salido corriendo. Pero no era capaz de hablar, ni encontraba las palabras adecuadas. Solo podía mirarla y ver en esos ojos que le hacían soñar, que de alguna forma la había perdido. Su ficticio cuento de hadas había terminado. Realmente jamás había llegado a comenzar.

Con un profundo suspiro volvió su rostro hacia la ventanilla, mientras la sensación mezcla de dolor, furia y más dolor se hacia de nuevo con ella. Dejó su mano inerte y a merced de Lucy y con un sentimiento indescriptible, reparó en que su amiga la dejaba en el reposabrazos, para luego cubrirla de nuevo con la suya. Después entrelazó sus dedos y le dio un suave apretón. Renee cerró los ojos por un instante ante el gesto y sonrió levemente y agradecida, pero sin apartar su mirada de la ventanilla. Durante el resto del viaje Lucy tampoco apartó su mano de la de Renee.


El aeropuerto de Los Ángeles recogía la zona de salida de pasajeros en la parte norte de sus terminales, cerca del aparcamiento. Y allí, en esa misma zona y en la puerta correspondiente a Chicago, esperaban entre otra muchas personas, Robert y Steve.

Antes de aquel día se habían se habían visto un par de veces contadas, así que no tenían mucho que decirse. Desde que se habían saludado mantenían una aburrida y políticamente correcta conversación, que giraba en torno al tiempo y el trabajo. En esos instantes Steve, con el pequeño Miles en brazos, le explicaba sus tareas en la taberna, con Robert sonriendo y deseando con fervor que su esposa desembarcara ya.

Sus plegarias fueron escuchadas y la puerta de llegada se abrió dejando paso a los primeros viajeros. Los dos se callaron al instante y se giraron concentrándose en encontrar a sus respectivas esposas entre la multitud. Salieron breves momentos después, acompañadas del cast y algunos conocidos mas, despidiéndose de ellos.

"¡Luce, Renee!" vocifero Robert eufórica. Las dos mujeres, ya solas, se giraron a la vez, divisándolos y llegando a su lado. Por delante caminaba Renee, con paso acelerado como si deseara llegar ya o incluso huir de algo. Lucy aprovechó su posición para comprobar como Steve y ella apenas se habían saludado con un escueto beso en la mejilla y un correcto "Hola" Conocía a su amiga y supo al instante que el divorcio era sin lugar a dudas una realidad.

"¡Hola cariño!" exclamó Robert con tal energía que tanto Lucy como Renee y medio aeropuerto se giraron a mirarle

"Hola" respondió Lucy sonriente, pero sintiendo sobre ella la mirada de Renee. Se giró hacia su amiga, que besaba llena de amor al pequeño Miles, y sus miradas se cruzaron. Alcanzó a Robert, que la sonreía pletórico y acercándose veloz a su rostro. Con un movimiento algo forzado, le esquivó, convirtiendo su amago de beso en un escaso abrazo.

"Me alegro de que estés en casa" murmuró Robert sin mostrarse molesto por el movimiento de rehuída de su mujer.

"Y yo" respondió sin mucho entusiasmo. Sobre el hombro de Robert alcanzaba a ver el rostro de Renee y aunque su amiga procuraba no mirarla, sus ojos acababan por dirigirse irremediablemente hacia el matrimonio. Al verlo, Lucy se separó casi tan rápido como se habían abrazado, pero no logró evitar que el rostro de su amiga volviera a agacharse con tristeza.

"Bueno chicos, ha sido un placer veros" exclamó Robert sin ocultar sus ganas de marcharse

"Igualmente" respondió Steve "¿Nos vamos Renny?"

"Si, claro… Adiós Lucy" murmuró mirando a su amiga con la mas húmeda y derrotada de las miradas. Lucy no pudo evitarlo y se escapó del agarre de su marido, para abrazar con fuerza a Renee. No le importaba lo que pensaran los demás, sabía que Renee lo necesitaba, y que demonios, ella también. Supo que había acertado cuando su amiga le devolvió el abrazo con aun mas fuerza.

"Te llamare, peque" murmuró en su oído

"Claro" respondió Renee sin mucho afán "Adiós, Luce" siseó como si se tratara de despedirse por años. Y es que de alguna manera, Renee así lo sentía.

"Adiós" susurró separándose de ella. Una última mirada y cada una caminaba en direcciones opuestas, acompañadas de sus respectivos maridos. Sin embargo Renee se giró una vez mas, para ver de nuevo a Lucy. Su amiga caminaba junto a Robert antes de que este rodeara con cariño sus hombros y ella su cintura. Renee con un nudo en la garganta y conteniendo con rabia las lágrimas, giró la vista al frente y continuó andando.


Lucy cumplió su promesa y al día siguiente la llamó, pero Renee no descolgó el teléfono. Aun así su amiga continuó insistiendo con una llamada y un mensaje en el contestador cada día. Tendría que pasar algo mas de dos semanas para que volviera a escuchar la voz de Renee al otro lado de la línea, más allá de su mensaje en el buzón de voz. Aquella primera conversación fue larga, pero Renee no permitió sacar a relucir lo acontecido en Chicago.

En las siguientes conversaciones, lograron cruzar un par de palabras sobre el tema, aunque siempre se daba por zanjado, con la completa aprobación de Lucy, cuando la voz de Renee comenzaba a temblar, lo que solía ocurrir a los dos minutos. Poco a poco, en lugar de ir a mas, el tema fue desapareciendo de sus charlas, hasta esfumarse.

Por unos días mas, lo que duró esa rutina de llamadas, parecía que todo pudiese volver a la normalidad con el tiempo. Pero nunca llegó a ser así.

Renee jamás había reparado en lo estrecho de su relación con Lucy, hasta que comenzaron a alejarse. Nunca se había parado a observar lo cerca que estaban a todas horas, lo juntas que permanecían cuando se veían, lo cariñosas que podían llegar a ser entre sí, o todo el tiempo que se dedicaban en cada ocasión. Todo eso desapareció poco a poco, casi sin que se diera cuenta, como si un muro, poco a poco toda una muralla, se construyera entre ellas lentamente y sin desearlo. Se terminaron los largos e intensos abrazos, el caminar dadas de la mano e incluso los momentos a solas.

En su lugar comenzó a encontrar en Lucy gestos que nunca hubiera imaginado entre ellas. En ocasiones cortaba la mirada, se tensaba si la situación era demasiado íntima, rehuía de sus muestras de cariño, o actuaba de manera torpe o forzada si se encontraban a solas. Renee no podía culparla, se había lanzado a su boca, se había declarado y había llorado lo que le parecieron horas, entre sus brazos. La distancia que Lucy parecía poner inconscientemente entre ellas, era del todo comprensible para Renee. Además a pesar de esos cambios, Renee seguía sintiendo a cada instante el cariño que Lucy le profesaba, queriéndola ocurriera lo que ocurriese. Pero para su desgracia, eso hacia aumentar su amor por Lucy cada día más.

No había sido fácil acostumbrarse a esa nueva forma de amistad, a estar con ella y quererla, pero con límites. Sin embargo con el paso del tiempo todo se asume y Renee no iba a ser menos. Se habituó a verla menos, a dejar de compartir tanto tiempo juntas e incluso a hablar cada vez de más en más. Poco a poco la resignación sustituyó al dolor y acabó aceptando la nueva situación, igual que años atrás había aceptado que estaba enamorada de Lucy.

Pero a pesar del tiempo transcurrido, de los golpes recibidos y de la infranqueable distancia que en ocasiones parecía haber entre ellas, continuaba enamorada. Y por eso mismo, acurrucada en su sillón y casi en penumbra, Renee recordaba destrozada, una y otra ves, la noticia de la radio. Lucy podía volver a estar embarazada.

El dolor, la frustración, la rabia e incluso los celos, se agolpaban en su pecho y estómago. Le costaba respirar y notaba que la cena quería salir por donde había entrado, pero sobre todas las cosas sentía deseos de romper cuanto tuviese a mano y llorar de pura frustración.

Respiró hondo, intentando calmarse. No se podía conceder el capricho de destrozar algo, pero las lágrimas si que lograron salir, imparables, al igual que los lloriqueos que las siguieron.

Con aspecto cansado, alcanzó la copa y la levantó al tiempo que tenía que sorber por las lágrimas "Por ti y tu embarazo, mi amor" brindó Secamente consigo misma, sonriéndose con ironía, antes de llevar la copa a sus labios.

Después se puso en pie y se acercó a la estantería de la chimenea. Apartó el fino libreto que descansaba entre varios tomos y libros, mucho mas gruesos a su lado, y volvió al sofá con él. Miró la portada y leyó "Tu Azul", antes de abrir por la primera página.

No sabía cuantas veces lo había releído en todos esos años, pero no podía evitar hacerlo. Al menos durante unas hojas, Lucy era total y solamente suya.

Continuará...