Disclaimer; los personajes y los lugares de esta historia pertenecen a J. K. Rowling, excepto los que han sido creados por mí.

Aclaración; one-shot ¡DRARRY! Es decir relación Yaoi, Chico-chico. ¡SI NO TE GUSTA POR FAVOR NO INSULTES!


Holaaaaaas!

Después de algún tiempo estoy aquí de nuevo.

Agradecer los comentarios y favoritos de mi otra historia Drarry "The Forensic".

Advertencia: Lemmon (horrible, pero es lo que hay). Relacion chico-chico. Y creo eso es todo.

Espero les guste.


Las decisiones más difíciles

La noche del 1 de mayo de 1998 el cielo creaba un ambiente apropiado a lo que se vivía en la sala de menesteres.

Sintió ardientes besos en su cuello y como estos ascendían hacia su oreja y esa voz que amaba le susurraba palabras ardientes y llenas de amor. Promesas que podían cumplirse solo con las decisiones correctas.

El moreno se incorporó un poco para tener una mano libre y deslizarla por la nívea piel de su compañero… acariciando su pecho, su ombligo y llegando finalmente hacia su miembro dándole el mismo vaivén que llevaba en cada penetración. El rubio sintió como el golpeaba el punto exacto que le hacía ver estrellitas. Sabía que ya no aguantaría mas, pero la sensación era tan placentera que… ¡Joder!, pedía a Merlín que nunca acabase.

Tomó el rostro del moreno entre sus manos obligándolo a besarle de una forma para nada cómoda.

El beso terminó y sus frentes se juntaron. Mirándose a los ojos. Draco se arqueó y gimió, derramándose entre ambos cuando el orgasmo le azotó. Sintió como el cuerpo de su compañero se estremecía y gemía sonoramente, acabando dentro del rubio, llegando también al orgasmo.

Se quedaron tendidos agotados y saciados. Respirando agitadamente.

—Te amo —susurró uno de ellos.

El otro solo acarició la espalda sudada.

El silencio inundo la estancia. Cada uno de ellos cavilando en sus propios pensamientos.

Algunos minutos pasaron y el que estaba arriba se removió un poco.

—No… no aún —le dijo el rubio, refiriéndose a que no se saliera del.

El chico asintió besándole los labios —Extrañare esto —le dijo apoyando su cabeza sobre el pecho.

—Tan seguro estas de que morirás —se atrevió a decir.

—Confió en mí, pero no me refiero a eso —se separó un poco, saliéndose completamente del rubio y se acomodó a un lado del.

Se sintió incomodo ante la salida de su amante e hizo una mueca —Sabes lo que pienso…

El chico bufó —Lo sé, Draco, me lo has repetido durante todo el tiempo que llevamos juntos. Después de que todo acabe lo hablamos ¿Está bien?

Draco asintió —Y es así como debe ser.

El moreno negó, dándole la espalda dispuesto a dormir. En la mañana sería un día muy largo y difícil, necesitaba descansar.

Draco se quedo mirando el techo y luego lo miró a él, su espalda ancha marcada por músculos que había adquirido con el Quidditch, su pelo negro ¿Cómo iba a extrañar eso en su diario vivir? ¿Cómo se acostumbraría a no estar con él? Cerró los ojos un momento, inundándose así de todos los recuerdos vividos buenos y malos… recuerdos, solo recuerdos, que quería seguir manteniendo.

Recordó la primera vez que habían tenido sexo, después de una borrachera. De cómo esa palabra se había transformado, tiempo después, en hacer el amor. De los meses que pasaron sin verse ni escribirse. De cómo las cosas podían cambiar con tragos demás en esta misma sala.

Regresó su mirada al techo y luego su mirada se posó en la marca tenebrosa. En la cicatriz que les marcaba y les diferenciaba. En los bandos distintos en los que estaban.

Tomar la decisión era fácil.

El hacerlo era lo difícil.

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Despertó sintiendo un pequeño hormigueo en la marca y pronto su estomago le pesaba, aún no amanecía. Se giró un poco y él aún seguía en la misma posición, levantó una mano para poder tocarlo, pero se detuvo en el proceso; despertaría y no, no le convenía. Buscó su varita en la mesita de noche dándose cuenta por primera vez si en verdad quería hacer eso. De si de verdad podría hacerlo.

Pero la cabeza Slytherin siempre trabajaba con planes. En este caso con opciones. Y tenía dos.

La primera esperar un poco más, revelarle a todos su secreto, el de ambos, ser feliz, ser amado, ser repudiado más aún. Ser valiente.

La segunda, era la que ganaba por sobre todas. Según él creía.

Sus manos juguetearon con la varita y su mirada se posó en la nuca de su amante.

—Lo siento —susurró con voz quebrada, sabía que él no le escuchaba—, pero… yo… no… —negó y le apuntó—. Obliviate.

Borró, borró todos los recuerdos donde estaban juntos desde el más mínimo… no dejo nada. Y durante todo ese proceso una vocecilla en su cabeza le repetía en cada momento: Cobarde, cobarde, cobarde. Te arrepentirás.

Cuando bajó la varita, se sintió agotado y se odió así mismo, pero las cosas tenían que ser así. No tenía ganas ya de pensar. Lo hecho, hecho estaba.

Se vistió rápidamente, tratando de hacer el menor ruido. Cuando estuvo completamente listo. Miró la sala donde estaban, la sala que les había acompañado en todo, silenciosamente se despidió de ella y de la persona que amaba.

Vagamente se pregunto ¿Qué pensaría él cuando se viera en la sala, sin saber que había pasado? Movió la cabeza sacándose tal pensamiento. Eso no importaba.

Caminó hacia la puerta y entonces se giró para mirarlo por última vez, pero antes de tomar el pomo de la puerta necesitaba decirle algo. A pesar de haber tomado esa decisión él tenía que saberlo. Aunque, no le escuchara.

—Yo también te amo, Harry —y salió.

Pocas horas después la guerra comenzó.

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15 años después…

Un sí o un no pueden marcar nuestra vida, nuestro diario vivir. Todo en la vida se basa en decisiones, aunque a veces no nos demos cuenta.

Corriendo o mejor dicho caminado rápido. Podía entender cuál había sido su error, pero a pesar de eso no se arrepentía, de cierto modo, de haberlo hecho. Había sido una decisión difícil, pero cada una de ellas tiene consecuencias.

— ¡Scorpius! —el rubio de once años caminaba esquivando a las personas que estaban en la estación 93/4 seguido por su padre quien hacia todo los intentos por alcanzarlo.

El niño se detuvo finalmente. Mirando maravillado todo a su alrededor. Sus ojos grises estaban fascinados ante tal panorámica.

—Dime porque nunca me trajiste aquí —le dijo cuando la mano de Draco tocó su hombro.

El rubio más grande suspiró —Porque estábamos de viaje. Solo volví por ti aquí, solo por ti —le dijo.

El niño hizo una mueca —Te irás después de dejarme en el tren o te quedaras.

—No… me quedo, ya estuvimos mucho tiempo fuera.

— ¿Y mamá vendrá? —Scorpius se puso frente a él y lo miró hacia arriba.

Draco se puso frente a él —Astoria —murmuró—, no vendrá, ya sabes está de viaje y seguro te enviara una lechuza cuando pueda.

Él asintió haciendo una mueca. Conocía tan bien esas mentiras —Como siempre… —murmuró.

El tren comenzó a llamar a sus ocupantes y Draco decidió que era el momento de decirle un par de cosas —Scorpuis, quiero que me escuches —el niño lo miró atento—; Hogwarts es genial quiero que saques el mayor provecho de allí. Se tú mismo, no dejes que nadie te manipule eres libre de hacer lo que creas conveniente. No comentas los errores que yo cometí. Piensa muy bien antes de tomar cualquier decisión, pero sobretodo quiero que sepas que te apoyare en todo, hijo.

—Gracias, papá —el rubio menor abrazó a su padre.

Se separaron después de unos minutos.

Scorpuis, tomó sus cosas dirigiéndose hacia el tren.

Draco le miraba de lejos, sintió un poco de nostalgia al separarse del. Después de la batalla, toda la familia Malfoy se había ido lejos de Inglaterra, radicándose por algunos años en Australia. Narcissa seguía allí. Draco, por su lado, al casarse con Astoria, habían decidido irse a Italia, pero las cosas no siempre resultan como se planean. A pesar del horrible y frustrado matrimonio que tenían lo mejor para Draco había sido su hijo Scorpius.

Suspiro. Había llegado hace algunas semanas al mundo mágico. Solamente él y Scorpuis, Astoria en alguno de sus viajes de placer con alguno de sus amantes.

Un murmullo se hizo presente a unos metros de donde estaba el rubio. Quien se giró y se encontró con una cabellera negra y una pelirroja. Harry y Ginevra Potter. Tragó cuando se dio cuenta de que Potter si había cumplido, gracias a él, las expectativas de todos.

Sacándose esos pensamientos se dio cuenta de que ya nada tenía que hacer allí. Por lo que se giró dispuesto a irse. Caminó algunos metros cuando escuchó pasos y luego la voz.

— ¡Malfoy! —el rubio se tensó parando al instante.

— ¡Potter! —dijo arrastrando un poco las palabras. Se giró para encontrarse cara a cara con él. Se sintió extraño al mirarlo más de cerca. Los años le habían favorecido, estaba más maduro y guapo. Con el pelo más domable, tenía una barba creciente. Por alguna extraña razón le pareció ver a un hombre totalmente desganado y triste, y eso también le demostraba las ojeras que tenía.

Harry le miró con suspicacia —Tú hijo entró este año a Hogwarts.

—Sí, Scorpuis… y ¿El tuyo?

—Albus —aclaró—, también… —se quedaron en silencio—. Sabes Malfoy se que te sonara extraño, pero…

Draco sabía lo que venía, el Obliviate por muy bueno que fuera no duraba mucho y menos en Potter el salvador del mundo mágico —Lo siento, Potter, pero tengo que irme.

Harry asintió decepcionado —Me gustaría hablar contigo otro día.

—Quizás otro día —aceptó.

Draco sabía que no existiría ese otro día y comenzó a caminar, dejando atrás todo. Dejando atrás las ganas que tenía de besarlo, las ganas que tenía de decirle cuanto lo amaba aún. Pero no sería justo, no, no lo sería. No cuando él, Harry, era feliz. No cuando al menos uno de ellos lo era.

No podía ser egoísta. No ahora después de haber tomado una decisión hace más de quince años. Por muy Slytherin que fuese, ya no era el mismo chiquillo que conseguía todo lo que quería. Esa había sido su decisión. Alejar a Harry, ahora se aguantaba.

Cuando llegó a un lugar para poder desaparecerse, lo hizo llegando al hotel donde se hospedaba. Era temprano, pero necesitaba un whisky. Se dejó caer en el sillón frente a un aparato rectangular. Aún con los pensamientos anteriores Draco sabía que él no era feliz, pero por Scorpuis lo era, así que en definitiva esto era un y vivieron felices por siempre pero... ¿Quien dijo juntos?

Fin…

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Nota: El hechizo que utilice el "Obliviate", no se si se puede realizar con la persona dormida. Pero como es mi fic, lo dejo así.