Disclaimer: Este fic participa en el reto temático de marzo del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black"

[Todo lo que reconozcáis pertenece a J.K]


Una tarde de otoño.

Alice Longbottom está contenta, es otoño, a Alice le gusta el otoño, ver como los tonos brillantes del verano se desvanecen trayendo el frío, el viento y las hojas caídas consigo.

Desde la ventana de su sala de confinamiento en el Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas, Alice puede apreciar mejor el manto de hojas con tonos dorados castaños y anaranjados que cubren los jardines que rodean al Hospital.

Es domingo, y cómo cada domingo desde que puede recordar podrá comer tarta, a Alice le gusta la tarta, pero no una tarta cualquiera, le gusta la tarta que le trae ese chico, un chico amigable de tez clara y ojos chocolate.

—Alice, ha llegado Neville.-Dijo con cariño la enfermera encargada de sus cuidados, mientras la acomoda en el sillón de recibir visitas.

Alice no sabe ¿Qué? o ¿Quién es Neville?, pero espera atenta para recibir a su visita, porque si, a Alice le gustan las visitas, pero más las visitas que traen tarta.

—Umm…—Dijo Alice señalando el paquete que carga Neville con una sonrisa manchada por la pena y la nostalgia.

—Buenos días mamá, he traído tú tarta favorita.-Saludó Neville sentándose frente a ella que únicamente tiene ojos para el paquete que contiene la tarta.

Con cuidado, Neville saca la tarta de su paquete y se la enseña a su madre, viendo con cariño como se iluminan los ojos al ver que es su tarta.

—Es de nata con fresas…Cómo a ti te gusta.-Continua hablando Neville.

Alice no responde, solo espera con ansia a que el chico de tez clara y ojos chocolate le dé un trozo de la tarta, Neville viendo la impaciencia en los ojos de su madre, le sirve un trozo y se lo da con cuidado, Alice sonríe y Neville es feliz al verla sonreír.

Mientras su madre come, Neville se decide a darle a su madre la gran noticia.

—Mamá…¿Te acuerdas de Hannah?.-Neville hizo la pregunta, pero fue como si se la hiciese al viento, ya estaba acostumbrado.

—Al final me he atrevido a pedirle matrimonio…¿Y sabes? Dijo que sí, soy un hombre feliz mamá…pero me hubiese gustado compartir esto contigo y con papá.

Las palabras quedaron susurrantes en el aire pero no hubo respuesta, Alice estaba demasiado centrada saboreando su tarta, y aunque no estuviese centrada en la tarta tampoco sabría entender a su hijo, ni siquiera responderle.

Nunca.

Neville pasó gran parte de la tarde sentado al lado de su madre sin decir más palabras, se conformaba con poco, la sonrisa de su madre era suficiente para volver a casa sin lágrimas anidando sus ojos como hacían antaño.

—Supongo que debería dejarte sola con la tarta e ir a darle la noticia a papá…Se alegrará tanto como tú…—Suspiró Neville.

Un abrazo, Neville deseaba un abrazo. ¿Era tanto pedir? Desde niño, cada domingo que acudía a visitar a sus padres deseaba que alguno de ellos se le acercase y le abrazase, pero eso nunca sucedía, porque Neville para ellos no es más que el desconocido que les visita cada fin de semana.

—Le diré a Hannah que te ha gustado la tarta, se alegrará, la ha hecho con mucho cariño para ti mamá.

Y con todo el dolor de su corazón Neville se aleja un domingo más de su madre, sin recibir un abrazo suyo y sin poder darle un beso en la frente con miedo a que se sobresalte.

Alice se queda sola de nuevo en su habitación, con un pedazo de tarta entre sus manos y la mirada perdida en el paisaje que puede ver desde la ventana. Sonríe.

Fue un día feliz para Alice, tenía tarta y por la ventana podía comprobar nuevamente que había llegado el otoño y con el sus colores favoritos. Alice es feliz.

Y feliz murió Alice, un domingo de otoño con el sabor de la nata y las fresas entre sus labios.


¿Me merezco un review? Nos leemos :)

Ishbel