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Si... Ya sé que Dos Palabras está ahí, esperando... pero es que tenía una idea muy clara de lo que quería para el momento en que hablen, pero con tanta información y tanto Spoiler lo que tengo ahora es puro cacao mental. Pero esta semana prometo (sí, prometo, y no soy de prometer si no puedo cumplir) al menos un capi...

Mientras tanto... Un poco de romance?? Bueno, casi... Esto fue escrito para un challenge en el foro de Bones de mi, o sea que para las que seais del foro... ya conocéis mi identidad secreta... Me daba vergüenza postear los fics allí, que le voy a hacer... Y si no llega a ser por Dra_Escapula y Monisse, esta historia no estaría aquí... Para los demás, que sepáis que el tema del challenge era la vuelta de la Sepulturera... Originariamente era un solo capi, pero lo he dividido en tres, porque así es más cómodo para leer.

Ah! Y en cuanto al momento en que se desarrolla la historia, yo la pensaba para después de Dos Palabras, pero como se acaban de convertir en historias independientes, digamos que principios de la S5...

Monisse, sé amable... (be kind, hun!)

Disclaimer: Es necesario?? Si ya sabemos que son de HH y los suyos...


LOS LIMITES EN LA RAZÓN

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Desenterrando Emociones

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Aquella mañana parecía como cualquier otra de invierno. Un poco más fría que de costumbre, quizás, y húmeda. La nieve caía en copos finos muy lentamente sobre el manto blanco que ya cubría la ciudad.

No habían tenido un caso en doce días. Los dos cuentan los días, por supuesto. A Booth se le han acabado ya las excusas para pasarse por el Laboratorio y ha dejado de usarlas, apareciendo, sin más para llevarla a comer. O a tomar café. La echa de menos.

Brennan ha tenido tiempo para identificar un buen número de cadáveres del Limbo, revisar el material para sus clases magistrales, escribir el borrador de un artículo sobre la metabolización sistémica de minerales pesados y su reflejo en los huesos en las sociedades rurales indoamericanas, y adelantar unos capitulos de su nueva novela. Es demasiado trabajo interior, incluso para ella. Echa de menos a Booth, su trabajo de campo, perseguir a los criminales.

Booth recoge distraído los informes dispersos de la mesa de su despacho mientras piensa cómo presentarse de nuevo en el Jeffersonian sin que suene a un intento patético de estar con Brennan. Aunque sea la verdad. Necesita verla... Ya que no puede tenerla como él quisiera, por lo menos disfrutar de su compañía, como amiga...

Un agente llama a la puerta, sacándolo de sus pensamientos.

- Agente Booth, creo que te interesará ver esto- dice mientras blande un dossier y se lo entrega a Booth..

- ¿Un cuerpo?- exclama intentando esconder su alegría por tener de nuevo un caso con Huesos.

- Están llevando a cabo excavaciones en el parque y han encontrado una cámara hiperbárica.

- ¿Una cámara hiperbárica?

- Sí. Enterrada. Dentro hay un cuerpo. La policía local nos ha llamado inmediatamente.

Booth no puede evitar su extrañeza. Abre el informe y examina las notas, escasas todavía, al respecto. El agente sigue hablando.

- El cadáver parece momificado, lo cual lleva a los técnicos a pensar que lleva ahi mucho tiempo... No se han atrevido a abrirla por si estropean las pruebas, saben lo...- se detiene en esta palabra, pensando rápidamente en cómo adjetivar a la compañera del Agente Booth. Booth hace que no lo advierte, lo cual parece que relaja al otro agente y continúa- ...lo concienzuda que es la Dra. en su trabajo.

Booth sonríe. Sí, no hay nadie mejor, y más "concienzuda" y técnica y clínica y científica que su Huesos. Que Huesos, se corrige inmediatamente. Si ella supiera que a veces incluye un posesivo en su nombre...

El informe lleva adjuntas unas fotos recién tomadas de la escena. Todo le resulta familiar, desconcertantemente familiar... Gira la foto en su mano. Se ven varios montones de tierra húmeda a los lados, sobre fondo verde y blanco, y en primer plano aparece una especie de ventana, que recorre la longitud de la cámara, casi totalmente desenterrada. La ventana está sucia y casi no se ve através de ella. Entonces un recuerdo viene a su cabeza...

- No. No puede ser...- Booth está empezando a unir las piezas - Alienígenas...

- ¿Perdón?- el agente pregunta sinceramente, pero la mente de Booth está lejos. Sabía que tendría que enfrentarse a ello en algún momento, pero querría dilatar ese momento. Levanta apenas la vista de la foto ante la mirada de extrañeza del agente. Un tono grave se apodera de la voz de Booth.

La sepulturera...

Una avalancha de sentimientos se abalanzan sobre él en un momento. Imágenes del barco, del submarino amarillo, del sargento Parker, del helicóptero, de Huesos vestida todavía de fiesta con una mirada agotada de horror y alivio... Y de nuevo, como tantas noches, el recuerdo de su verdadero horror: cuando fue ella la enterrada. La ansiedad, la espera,la frustración, la pantalla del laboratorio marcando el tiempo, la cantera, el intenso alivio cuando la tuvo entre sus manos.... Y la iglesia...

No puede evitar darle otra vez gracias a Dios por no haberla abandonado, y por haberle dado fuerzas a ella y a Hodgins, y coraje a él para encontrarla.

- No sé si... Huesos...-No sabe si él será capaz de pasar por todo otra vez más...

- Os están esperando...

Booth sale del Hoover como una exhalación. Mientras se dirige al Jeffersonian llama a Brennan por el manos libres. No quiere perder ni un momento.

- "Brennan"– desde su despacho la Dra. Brennan atiende su teléfono móvil a pesar de estar ocupada corrigiendo los errores para la identificación de una osteomalacia en el trabajo de uno de sus alumnos. Su enfado es cada vez mayor, a medida que avanza en el informe. ¿Cómo puede ser que el individuo haya llegado hasta su clase, cuando obviamente es un incompetente?

- Huesos, llego en 20 minutos a buscarte.

- Booth – sorpresa, ansiedad - ¿Que pasa?- Lo primero que se pasa por su mente es si está bien. Si le duele la cabeza, si ha tenido alguna alucinación... Ha sido así desde que salió del hospital. No puede evitarlo. Quizás sea la culpabilidad por no haberse dado cuenta antes de los síntomas... Ni siquiera ahora, después de tres meses puede olvidar el pánico. Es una actitud irracional, según los parámetros que ella usa para ver la vida, aunque ha tratado de encontrarle un razonamiento lógico: los compañeros desarrollan un vínculo emocional que les hace estar pendientes de su mutuo bienestar, y ella y Booth son compañeros. Y amigos. Eso es cierto, sin duda. Pero sabe que hay algo más. Ha aprendido a no preguntarse qué es ese algo más, e incluso puede controlarlo. Respira para recuperar su tono neutro y que la inquietud no se le note. Lo más normal es pensar que hay un caso, así que lo pregunta - ¿Tenemos un caso?-.

- Sí. Tenemos un caso. - A Booth le encanta decir esas palabras. A Brennan le encanta escucharlas.

La suave voz de Booth provoca una sonrisa en los labios de Brennan. Puede que resulte macabro, y un poco egoísta, al fin y al cabo alguien ha muerto, y ella sigue siendo plenamente consciente de ello y su prioridad es resolver el crimen, si lo hay. Pero oir esas palabras le produce una gran sensación de alivio. Además, después de tanto tiempo sin trabajar con su compañero, necesitaba un caso.

-Es gordo. Vete cogiendo tus cosas. Avisa a los cerebrines de que váis a tener trabajo...

Ya le contará de que se trata cuando estén en el coche. Ella no pregunta. Sabe que habrá una buena razón para obviar los detalles, puede que sólo quiera que preserve su objetividad. No... piensa Eso es propio de mi, pero no de Booth.

Recoge su mesa y se dirige a la sala de autopsias, donde está Cam, para informarla de que se va y de que Booth ha dicho que en breve tendrán trabajo.

- Si Booth te ha dicho eso es porque sabe que es un asesinato y no tiene datos suficientes. Nos necesitará a todos.

Vuelve a su despacho a coger su equipo de campo, sus botas de goma, el abrigo y un gorrito. Hace mucho frío fuera.

Justo cuando decide que iría al encuentro de Booth en el parking, para que no tuviese que aparcar, ni esperar, aparece él por las puertas de cristal del departamento.

- ¿Huesos? Vamos, vamos.- Su mano se dirige a su espalda, a ese punto que había reivindicado como suyo hace ya tanto, pero apenas la roza. Ha sido así desde que ha vuelto a trabajar. Parece que no se atreviese a tocarla. A él le duelen los dedos de la proximidad a su piel. A ella le duele el pecho cada vez que su mano se aleja de ella.

Las cosas entre ellos no son raras, son distintas... Ninguno de los dos se atrevería a explicarlo.

Quizás sea la evolución. El problema es que ninguno sabe cuál será el resultado, ni están seguros de querer esa evolución. Al menos tal y como se viene desarrollando hasta ahora.

Claro que siguen hablando, teniendo esas conversaciones interminables de madrugada sobre la vida, la gente, las situaciones... Ella sigue presentándose en su casa sin avisar. Él sigue yendo a buscarla para ir a comer, a cenar... Pero ahora evitan tocarse. Si el tema es sobre sentimientos, ella no lo mirará a los ojos.

Siguen discutiendo, riñendo, con la misma cadencia y vehemencia de antes, pero ahora siempre gana aguien porque el otro no quiere forzar la situación. Y es frustrante, es como si uno (o el otro) se hubiese dado por vencido. Quizás los dos.

Brennan no sabe muy bien por qué, o más bien lo sabe pero le cuesta entenderlo, pero no puede escuchar de Booth otra declaración solemne de que existe alguien para cada uno, o de que todo acabará ocurriendo, o que las leyes de la física se pueden romper. No puede. No podría oir de nuevo que el amor es transcendente y eterno. Pero eso lo había dicho ella, no él. Le había dicho que quería creer en eso: en el Amor, con mayúsculas. Se sorprende a si misma, demasiado a menudo, últimamente, recordando esa conversación, que por algún extraño truco de su subconsciente siempre está unida al recuerdo de Booth la noche en que le dispararon. La noche en que murió.

Booth no puede soportar que Brennan no lo mire cuando hablan de sentimientos. A veces piensa que es una buena señal, que indicaría que está intentando aprender a manejarlos. Otras veces, sin embargo, pierde la esperanza. No es capaz de seguir intentando convencerla de que hay alguien para cada uno y que él es ese alguien. Porque sí que sería ese alguien. Pero ahora ya no está seguro de que pueda luchar por ella. Está cansado. Y a estas alturas ya duda que ella pueda llegar a sentir algo por él alguna vez. A veces piensa que en algún momento si que hubiese sido posible que sus almas se hubiesen unido en la forma que él quisiera. A veces le gusta pensar eso. Otras sin embargo le no hay esperanza.

Una vez que entran en el SUV, Brennan ya no aguanta su curiosidad por el caso que los va a ocupar. Booth sabe que ellla está deseando saber qué es lo que ocurre, pero que está esperando porque presiente que es algo delicado. Pone en marcha el motor, y nota los ojos de Brennan clavados en él. Le tiende el informe del caso.

- ¿Qué es lo que no me podías contar por teléfono? ¿Algún caso relacionado con un político de alto nivel encontrado en una situación comprometida?- El pensamiento la hace reir un poco, pero la mirada profunda de Booth, comienza a preocuparla. -¿Qué ocurre?-.

Booth le indica con la mirada que lea el informe.

- Mira las fotos.

Brennan no es una persona que haga especulaciones, pero en este momento la conclusión es evidente: tiene las piezas en la mano, las está viendo. Aun así, su mente es reacia. Después de un momento de silencio, denso, intenso, en que que gira las fotos, escrutándolas con los ojos entrecerrados para ver todos los rincones, mientras Booth sigue conduciendo, alternando su vista entre ella y la carretera, Brennan consigue encontrar su voz, intentando que suene analítica, pero sin acabar de conseguirlo.

- No sabemos si es ella, Booth.- sin apartar la vista del expediente. Su voz ahora apenas se oye- No lo sabemos...

- Huesos...

- Cuando vea los restos lo sabré Booth.

Sus ojos intentan permanecer impasibles, pero eso es difícil en un momento como este. Igual que le había pasado antes a Booth, ahora es ella la que ve pasar ante sí las imágenes de su secuestro. Hodgins herido, la cirugía improvisada, la música de la radio, la grava y arena... la angustia contenida, la fe que negaba tener y de la que nunca más ha dudado, aunque no lo reconozca, el impulso de sobrevivir, la comprensión de la muerte... la nota de despedida. El último intento, con la explosión. Los brazos de Booth, arrastrándola de nuevo a la vida... Y su mente le trae los recuerdos del secuestro de Booth... El terror cuando oyó la voz del teléfono, el pánico ante la impotencia de no conseguir lo suficiente, el dolor ante el solo pensamiento de no volver a verle, otra vez... El resentimiento consigo misma por no poder expresar todo lo que sentía, por no saber hacerlo... Por no haberlo siquiera intentado...

Sus ojos no pueden más que reflejar todo esto y se nublan con la pena. Miran a Booth y éste siente que le parten el corazón. En estos momentos en que ella mantiene su pose firme, cabeza alta y músculos tensos, es cuando más fría parece según la gente. Pero Booth no es gente. Él puede ver a través de esa fachada tan dura que ha construido. Él simplemente mira a esos ojos, donde se han concentrado todos sus sentimientos. Y ve su alma. Y su dolor. Pero no dice nada porque sabe que ella no se permite ser débil. Ni siquiera con él. "No puedes dejar que te abrace cada vez que me asuste" "Cuando yo me asuste, te abrazaré yo y así estamos iguales", recuerda. Y sonríe. Sólo con él se lo permite. Pero él no quiere que ella se sienta débil. Porque no sería ella. Lo que quiere es que a su lado se sienta más fuerte.

Ya han llegado al parque, y Booth ha aparcado el coche. Antes de salir se dirige a Brennan, y por primera vez en mucho tiempo, la toca. Una mano se posa suavemente sobre la de ella, en un tímido acercamiento. Es un roce suave. Brennan mira esa mano con tristeza. Levanta la mirada, ladeando apenas la cabeza, y Booth dirige su otra mano a su mejilla, pero se para antes de llegar. Sus ojos se funden con los de ella creando un momento suyo, como antes. Su pulgar traza la línea de la mandíbula de Brennan, que se encuentra luchando para mantener los ojos abiertos, perdida en su ternura. Y en un susurro, sin palabras le hace saber que todo irá bien.

Como siempre el momento pasa, Booth se aleja y ella se siente perdida unos instantes. Brennan aparta la vista y él siente que ha perdido parte de si mismo.

- Nos esperan Huesos.- su tono suave y tranquilo. Comedido.

Se dirigen hacia la zona acordonada, donde los técnicos del FBI se acumulan alrededor de un artefacto blanco grande. Al acercarse, se apartan. Brennan mira al frente centrándose en su objetivo, Booth saluda con la cabeza.

La tierra se acumula a los lados de la cámara y la ventana que recorre todo el lateral está sucia. Es como un dejá vù. Se acercan para mirar por el cristal, mientras el técnico les informa de que no lo han tocado.

- El cadáver está momificado...

Brennan se acerca al puerta de la cámara. Prefiere no pensar. Con mascarilla, la abre y se aproxima al cuerpo. Lo observa con delicadeza, y como una autómata, habla.

- Varón... blanco... en los 20. - su cuerpo empieza a temblar de una manera que nunca hubiese esperado.- No se aprecian lesiones externas.- Con una mano temblorosa se acerca a la cabeza de la víctima y la gira para acceder al cuello. Allí están. Las marcas de la pistola eléctrica. A Brennan le cuesta respirar. El ambiente tan viciado de la cámara no ayuda. Nunca le había pasado algo así antes, ni identificando cadáveres en Rwuanda, o en Guatemala en fosas comunes, con soldados apuntándola.

Había sentido náuseas, a veces, al tener que trabajar con cadáveres de niños de muy corta edad con miembros seccionados y otros signos evidentes de torturas. O mujeres embarazadas, abiertas en canal para sacar al feto y quizás otros órganos, muertas desangradas. Pero, independientemente de que eso sea una aberración, no dejaban de ser desconocidos asesinados por desconocidos, en guerras civiles en estados extranjeros de dudosa seguridad. Lo que tiene delante sin embargo es algo conocido. Podía haber sido ella. Podía haber sido Booth.

Y aunque siempre ha sido buena compartamentalizando, separando sus sentimientos del trabajo y de todo lo demás, esto es muy difícil.

Cierra los ojos un momento cuando empieza a sentir que su visión falla. Booth ha estado observando la escena desde fuera como un guardián en la puerta de la cámara. Se da cuenta de que algo pasa.

- ¿Huesos? - No hay respuesta- ¡¡Huesos!! - Atraviesa la puerta tentativamente. Brennan abre los ojos lentamente mientras mueve la cabeza hacia Booth. Con un hilo de voz, confirma sus sospechas.

- Ha sido ella, Booth...

- ¿No hay... dudas?

Brennan niega con la cabeza. Todavía tiene una mano en el cuello del cadáver y Booth y ella dirigen su vista a la marca de alli.

- Vámonos de aquí..- La respiración de Brennan, todavía dificultosa, se relaja con las palabras de Booth, casi un susurro.- Déjame sacarte de aquí...- Booth la coge de la mano y coloca la otra mano en su cintura. Y aprieta el abrazo para que sepa que él está alli. Con ella.

Al salir, Brennan se quita la mascarilla y respira bocanadas de aire fresco, frío, que duelen pero le ayudan a pensar más claro. Tras unos momentos es capaz de recobrar la claridad, al menos para dar órdenes.

- Que manden todo al Jeffersonian, junto con muestras de tierra de cada una de las zonas. De alli, de alli y de alli.

- Ya habéis oído... ¡¡Nos lo llevamos!!

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(podéis no hacerle caso al botoncito verde, ejem, todavía, ejem)