Un pequeño mini escrito para la GF 2013.

Espero les guste.


TAN IGUALES Y TAN DIFERENTES.

El la observaba con admiración secreta. Desde que la tuvo por primera vez en sus brazos supo que le había robado el corazón. Entonces se prometió hacerla feliz y juró que nunca, nadie la lastimaría.

Había cumplido al pie de la letra su promesa pero su juramento se vio quebrantado hasta hace unos días en que ella llegó desecha a casa.

Como siempre cuidó de ella cuando su tristeza se convirtió en fiebre, enjugó estoicamente las silenciosas lágrimas y el frío sudor que corrían por igual y que empapaban el rostro amado. Cocinó su sopa favorita procurando que al prepararla no le trasmitiera esos sentimientos de rabia e impotencia que lo embargaban y que cuando su pequeña la probara no le supiera amarga.

Albert sabía que su princesa estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para sonreírle y no preocuparlo pero esos ojos rojos y la nariz congestionada la delataban. Por experiencia propia también sabía que el tiempo sana las heridas, no las cura del todo pero como las alivia.

Por eso cuando la vió erguida mirando el mar infinito, con un pequeño cuadernillo y una rosa en la mano, respiró aliviado. Su pequeña había sacado la casta y estaba diciendo adiós a su pasado y a ese alguien que sin consideración alguna, lastimó su corazón enamorado.

Sonrió para sus adentros… tan igual a ella pero al mismo tiempo tan diferentes.

Ambas rubias, ambas hermosas, ambas sufriendo por un amor… pero al final las dos regresaron a sus brazos.

- ¿Papi?- le dijo la dulce rubia.
- ¿Si princesa?- respondió.
- ¿La extrañas?- le preguntó.
- Cada segundo desde que nos dejó.
- ¿Sabes?… nunca pensé necesitar tanto a alguien a quien no conocí.

Albert se enterneció ante la dolorosa confesión de su primogénita y su mayor tesoro. Entonces la estrechó entre sus brazos y como antaño aspiró el mismo perfume parecido al rocío de las rosas, acarició el rubio cabello y nuevamente brindó el consuelo.

Luego se alejó un poco y se sentó en la verde grama, cerró los ojos aspirando el aroma a mar y rosas. Miró a Christine que continuaba absorta en sus pensamientos con el largo vestido meciéndose al viento y sonrió ampliamente al reconocer aquel diario donde sabía que Candy había plasmado la historia de ambos. Su hija le había dado un motivo para vivir y no derrumbarse ante la soledad y el dolor de la ausencia.

- Espero haber hecho un buen trabajo, mi amor- susurró.

Entonces un suave viento le acarició el rostro y como siempre, sus recuerdos le hicieron la misma trastada, de escuchar esa dulce voz que extrañaba tanto y que parecía decirle eres el príncipe que adoro.

Sí… ellas eran tan iguales y al mismo tiempo tan diferentes, pero ambas sin proponérselo le habían robado el corazón con sus ojos verdes.

Tzitziki Janik


Los personajes de Candy Candy pertenecen a Mizuki e Igarashi.
Esta mini historia fué escrita solo por el placer de hacerlo. Cualquier parecido con la realidad y otro fic es pura coincidencia… ¡lo juro!

Gracias por leer.