Se puede pasar mucho tiempo al lado de personas que consideras valiosas, en su ocasión consideras que cada uno tiene un rol específico en la vida y no cambiaría de un día para otro. Desde el afecto fraternal de variados sentidos, la enemistad cómica, la amistad incondicional, el sentimiento de sentirse en una familia; ¿y por qué no? El amor también es parte de esa clasificación prematura.
Al menos, esa era la visión que tenía Taniyama Mai desde que ingresó a trabajar a SPR. Ellos eran su familia, la cual, llenó el vacío de un día a día solitario. No es que antes desmereciera su presente, y es que la presencia de cada uno de esos integrantes hacía las cosas diferentes en su vida. Era fuerte, pero cuando podía pasar momentos a su lado, se sentía aún más fortalecida.
Pero, incluso ella no iba a tener en cuenta que los papeles de ese árbol genealógico ficticio cambiarían dando un vuelco relevante en su corazón. Quizá, esa persona que creía amar, sólo es y sería un ser lejano, cuando el verdadero apoyo sentimental como felicidad, estaba a su lado, también ciego e ignorante de lo que ocurriría.
Capítulo I
Suspiró por tercera vez mientras posaba su mano en la puerta y comenzaba a girar muy lentamente la manilla queriendo hacerlo muy silenciosamente, apretando hasta su quijada y los dientes, la expresión que ahora se ubicaba en su rostro era digna de ser fotografiada para la revista del mejor atrasado del mes.
Naru le había advertido que no llegase tarde otro día. ¡Pero no lo pudo evitar! El examen se había alargado bastante y su memoria no era excelente para recordar todos los conceptos, además de que sus amigas para pasar la mala racha osaron a invitarle una hamburguesa. Definitivamente no podía negarse cuando su estómago reclamaba cual león.
Cuando tuvo el paso indicado que le permitía otear si había señal de movimiento, ingresó lo más rápido, cerrando detrás de sí la puerta sin querer hacer ruido alguno. Dejó salir una honda respiración tras un gesto aliviado. Al parecer el jefe de SPR no se ha dado cuenta, ya que no siente la común voz regañándole. Se sintió victoriosa, por fin después de mucho tiempo podía burlar ese oído hiper sensorial que tenía para detectar cuando accedía por la puerta principal atrasada. Parece que el narcisista no era tan perfecto como se decía.
Pero no todo salía tan ideal y preciso como ella quería…
Cuando traspasó la entrada se encontró a Lin que al parecer salió no hace mucho de la cocina, sosteniendo una taza de su correspondiente gancho. Le observaba sin decir ni una sola palabra, casi calando con los orbes grisáceos oscuros la figura femenina que recientemente llegó. Quizá ese fue el momento más incómodo que haya tenido Mai trabajando en aquel lugar. ¿Cuánto le llevaba observando ahí? ¿Sería desde el primer momento? Si era así… se moría de la vergüenza.
—L-Lin-san… Hola… — El aludido seguía sosteniendo un análisis de la situación, siendo el perfecto inquisidor de una escena como esa. La joven rió más nerviosa que nunca, sobándose la nuca. Aquel hombre poder lo más inquietante del mundo si quería, justamente como en ese segundo. ¿Le diría a Naru sobre su atraso? No le sorprendía que lo hiciera, ya que ambos trabajan juntos de hace mucho tiempo, el chino es su brazo derecho— ¿Cómo estás? ¿Te preparabas un café? Vaya, si me hubieses esperado, podría haberlo hecho por ti…
Ese fue el comentario menos inteligente que pudo haber dicho en toda su vida. Ya que tan pronto terminó de articular las palabras, pudo captar como una ceja se alzaba y tomaba una expresión como casi diciéndole "¿es un chiste verdad?".
Pero más allá de miradas no pasó nada, ya que más temprano que tarde el de etnia china siguió su camino hasta el despacho propio y se encerró. Mai quién seguía congelada por todo, pudo captar que el alma le volvía a su cuerpo por fin.
—A veces es muy intimidante… —Musitó llevándose una mano al pecho con alivio.
Decidió dar vuelta rápidamente la hoja y se apresuró en ordenar su escritorio, acercándose al despacho de Naru para tocar la puerta lentamente, esperando la voz que daría positivo a su entrada.
—Entre.
Y ahí estaba. La muchacha en seguida llevó su cometido y con la mejor sonrisa se presentó.
—Hola Naru, ¿có- —
—Llegaste tarde. — La dejó con sus palabras en la boca totalmente, sin despegar en ningún momento la mirada del texto que sostenía con sus mano — Te dejé unos papeles en tú escritorio, a las 15.30 hrs vendrá un cliente. Asegúrate de tenerlos terminados antes de que llegue para que puedas hacer los preparativos. — No perdió tiempo con trivialidades.
Una vena palpó en la frente de la adolescente. ¿Cómo podía ser tan grosero? Y lo más intrigante de todo, ¿cómo es que lo supo? ¿Tenía ojos en todos lados? ¿Cámaras? ¿Micrófonos? Más no se lo dejaría así. — ¡Hola Naru! ¡¿Cómo estás?! ¡Yo estoy muy bien! ¡Hoy fue un día realmente duro, sobre todo por los exámenes! —Gruñó. Podía ser muy guapo, pero era realmente irritante incluso cuando recién llegaba.
—No necesitas elevar la voz. Cómo siempre haciendo alborotos innecesarios, no deberías malgastar tiempo cuando has llegado por 30 minutos atrasada, Mai. —Decretó sin ninguna pizca de simpatía, típico de esas situaciones en dónde comenzaban controversias.
—Tampoco tienes que ser tan grosero, ¿conoces la cordialidad acaso? — Estaba pensando que en SPR pocos la conocían. Ya que ni siquiera Lin le dirigía la palabra como tal.
— La conozco perfectamente. Aunque no veo la necesidad de ocuparla ahora. ¿Para qué? Ahora has lo que te digo o a este paso tendrás que quedarte minutos después de tu horario de salida. Pero claro, si tú quieres eso, puedes seguir reclamando por tonterías —Esclareció para nada exaltado a diferencia de ella, que parecía ahora a punto de matar a alguien. De hecho, jamás se alteraba cuando tenía esas muy comunes discusiones con ella. Era como ignorarle cuando inconscientemente decía: "Satanás, yo te invoco así que desata tú furia sobre mí".
— ¡Eres tan antipático y desagradable! ¡Lo más minúsculo que se espera de ti es como pedirle a un chancho que vuele!— Y por su dignidad, o más bien, por el bien de su salud mental y evitar dolores de cabeza, mejor se empeñó en salir de la oficina.
—Ah, Mai…
La aludida sólo volteó a verle no muy contenta, teniendo una pequeña esperanza de que al menos le comunicara un mísero arrepentimiento. —Quiero té.
Finalmente salió dando un portazo. ¡¿Cómo podía gustarle alguien como él?!
Ni siquiera se esperaba un "gracias" después de haberle entregado el elixir preferido de su jefe, por más que lo quisiera claro estaba. Aunque le costara admitirlo y haciendo contrariedad de sus anterior pensamientos que ninguno allí era consecuente y educado, Lin solía tener el agrado de dirigirle aunque fuese la gratitud de su pequeño labor.
Teniendo al huraño conforme, se sentó en su escritorio para organizar los documentos que con estricta determinación Naru necesitaba. Entre ellos iban algunas solicitudes de su presencia para solucionar casos, claro estaba que antes de aceptarlos pasaban por un análisis abismal.
Y no le tardó tanto como ella esperaba. Ordenó y juntó las libretas de tapa negra que Shibuya suele leer. Pero era en ese lapsus libre que Mai cayó en la laguna mental de sus cavilaciones; hace más de un año que ya era parte de ese trabajo, admitiendo que aunque pareciera poco, en esos 365 días del año fueron los que más cosas vivió. Cada caso tiene su complejidad y le enseña nuevos puntos de vista, permitiéndole unirse más y más a sus amigos. Y aunque el orgullo de Naru llegara a los cielos, su inteligencia, la valentía, el desempeño que llevaba para los casos y su determinación, agregando lo guapo que era cuando no estaba en plan ególatra… era lo que le hacían pensar por qué le agradaba tanto y desarrolló sentimientos por él.
Sin embargo, negó con su cabeza al percatarse que ya estaba divagando y pensando en el de hebras negras. Un sonrojo le delataba perfectamente a cualquiera que le viese, así que buscando cualquier distracción que le quitara de ese estado pensativo, se levantó con el gusto de ir a la cocina, pero se detuvo al hacer atención cuando escuchó la puerta de entrada abrirse.
—Disculpe… — Se trataba de una joven. Se veía unos años más mayor que Mai. Cuando terminó de ingresar, se pudo ver la complexión delgada y no muy alta que poseía, tenía cabello rubio ondeado y tez blanca que hacía conjunto con esas delicadas hebras que caían por sus hombros, aunado a eso sus orbes era de tonalidad amatista que a penas la adolescente los vio, detectó un brillo de inquietud. —Buenas tardes. Soy Ukina Kuzen… creo que llegue antes de la hora acordada, pero hoy tenía una cita con el jefe de éste lugar…
—Ah, sí. Pasa por favor, no te quedes ahí. —Como buena anfitriona y recepcionista, le hizo ingresar inmediatamente, indicándole con un gesto que tomara asiento —Iré por él, un momento por favor.
Se aproximó tocando a la puerta del despacho de Naru.
—Naru, el cliente ya llegó.
Cuando sintió el movimiento dentro, supuso que había captado el mensaje. Hizo lo mismo en el caso de Lin, y cuando vio que ambos salieron de sus correspondientes oficinas para tomar asiento frente a la chica recién llegada; encaminó los pasos hasta la cocina para prepararles té a cada uno, más eso no significaba que no se mantenía alerta de lo que estaba ocurriendo en medio de la conversación.
—Y bien Ukina-san, respecto a su llamada anterior me comentó que me daría los detalles cuando nos viéramos. Le escucho. — Apuntó Naru inmediatamente mientras abría su libreta negra para tomar apuntas. Por parte de Lin, éste ya estaba tipiando la información en su portátil, todo lo necesario para que no se escapara un detalle que investigar más adelante.
—Bien… — La nombrada en verdad parecía muy nerviosa e insegura. Jugaba constantemente con sus dedos y antes de comenzar su letanía, vacilaba ligeramente —Verán… Hace más de un mes, han estado ocurriendo cosas raras en el edificio dónde vivo. Ahí hospedo con mis dos hermanos compuestos por el mayor y la más pequeña, quién también es consciente de todos los extraños sucesos que incluso se han puesto más graves… —A falta de palabras para explicarse, en momentos se quedaba en silencio.
— ¿Más graves? —Naru replicó en seguida como incentivar la continuidad del relato.
Ukina suspiró y prosiguió: —Sí. Al principio vivíamos tranquilos, pero en dónde estamos, una familia murió completa. Las razones, aún me son desconocidas. Hace no más de una semana me enteré que su hijo, murió estando en un hospital psiquiátrico. —Mientras relataba eso, Mai llegó ubicando las tazas de té en el centro de la mesa, a cada uno de los presentes, tomando asiento luego para escuchar —Mi hermana pequeña me ha estado comentando con que ve a un niño, ha jugado alguna vez con él pero poco a poco se ha puesto más complicado y decidió alejarse, diciéndome que le da miedo, porque aparece incluso en su cuarto, halando sus pies, susurrándole cosas… Hace unos días cuando iba ingresando al edificio, lo vi, a penas lo seguí, me retracté cuando desapareció justamente entrando a la habitación 305, lugar dónde la familia que les mencioné murió.
— ¿Cuál era el apellido de la familia? ¿Conocía a algún familiar? — Cuestiona Naru como siguiente a la conversación que llevaban.
—Sí. Eran la familia Ikari. Su hijo único se llamaba Ryou. Seiji y Yayoi eran sus padres. —Contestó dejando la información. Efectivamente, eso sería importante para averiguar todo sobre ese caso, que de antemano Naru estaba considerando en tomar — Además… Últimamente me siento perseguida. Constantemente siento un peso cuando duermo, si estoy sola, escucho que algo se arrastra, pero no logro verlo. Y… —Con algo de miedo y a su vez pena de enseñarse, se colocó de pie para darles la espalda y levantar sus telas, enseñando unas heridas que atravesaban su piel cuales garras. Recientemente hechas.
Mai se estremeció cuando vio esas lesiones, pensando que efectivamente eso iba de mal en peor. Y no podía tratarse de un humano. En seguida dirigió su mirada a Naru como esperando a leer su mente.
—Por favor… ayúdanos. Sé que me falta mucha información por dar, pero tengo el presentimiento de que esto se pondrá muy mal. Pretendía irme del lugar dónde vivo pero, no puedo dejar a mi familia sola viendo todo lo que ocurre. — La voz de Ukina sonaba quebrada, casi como a punto de romper llanto.
Shibuya suspiró y dirigió sutilmente la mirada a Lin, quién asintió en silencio con la cabeza al igual que él. El testimonio y la prueba habían sido suficientes. Si bien, la actividad paranormal por lo que escuchó no se manifestaba con tanta densidad todavía, al menos esa era su teoría, pero adelantarse a los hechos era mucho mejor. La muestra del daño hecho le hacía pensar que iba más allá que un simple fantasma, y se apegaba un poco a la idea de espectro, pero esperaría a hacer las averiguaciones tanto en el área dónde ellos viven como indagar sobre cualquier dato relevante de la familia nombrada, si es que tenía alguna conexión en especial. —Está bien. Tomaremos su caso. Tengo entendido que son de Hokaido. Así que, mañana estaremos ahí por la tarde. Por favor, quisiera solicitar tener preparada algunas habitaciones para poner todo nuestro equipo y herramientas. —A medida que el muchacho iba diciendo eso, se colocaba de pie para retirarse a su despacho y analizar los últimos detalles con la información dada —Puedes darle a mi asistente todos los datos de dirección. Nos vemos.
En una reverencia, ambos hombres se retiraron a sus correspondientes despachos. Aunque Naru se detuvo en la puerta. —Mai, contacta a todos y diles que se preparen para un nuevo caso. Repíteles que sean puntuales, debido a que los vuelos saldrán temprano. Y… tráeme té.
Dicho y sacramentado eso, entró a su oficina.
La de cabellos castaños suspiró acercándose a Ukina para poder tomar los antecedentes necesarios.
Lanzó sus cosas desordenadamente entrando a su cuarto y finalmente la joven se dejó caer de espaldas en su cama, observando el techo como si en ese momento justo fuera lo más interesante del mundo. Luego, giró tiernamente y cerró sus ojos, inmediatamente venía a su memoria los relatos dados por la persona protagonista del nuevo caso. Las marcas que quedaron en su espalda, ¿qué tan complicado sería ahora? Tenía el presentimiento que no se trataba un caso normal como los otros. Lo peor es que no tenía idea de lo que pudiera tratarse. ¿Un demonio? ¿Un fantasma? ¿Poltergeist? ¿Fenómenos causados por muchos entes?
Muchas eran las posibilidades y su pensamiento realista le decía que iba más allá de eso.
—Ukina-san parecía tan asustada… — Un siseo para ella misma, después de todo, en esas cuatro paredes y en su hogar entero, estaba sola. — ¿Naru sabrá de que se trata? De seguro ya lo debe haber descubierto, él siempre es muy astuto. Si no fuera tan egocéntrico le preguntaría muchas cosas, pero ni ganas dan de hacerlo. Aunque también sabe mucho Lin-san… nunca he probado en preguntarle cosas más allá de sus Shiki…
Quizá esa sería buena idea. Después de todo no vería a sus amigos hasta mañana cuando llegasen a Hokaido, ya que, tomaría los primeros vuelos con los nombrados primeramente.
Saltando entre pensamientos, los ojos empezaron a pesarle, poco a poco, cediendo a los brazos de Morfeo. O eso quería…
Pegó el respingo, seguido de esa pequeña taquicardia otorgada por el susto cuando escuchó el tono y vibrado de su móvil. Perezosa lo buscó con su mano entre las ropas desprendidas, contestando sin saber de quién se trataba.
— ¿Hola?
—Taniyama-san, habla Lin. — Espetó con voz queda y prudente el chino que hablaba al otro lado del teléfono.
— ¿Eh? ¿Lin-san? — Inmediatamente se sentó sorprendido sobre el lecho. Nunca pensó que recibiría una llamada de él alguna vez — ¿Qué sucede, Lin-san? ¿Hay algo que hice olvidé hacer o hice mal?
Sorteando un poco su mala suerte, se había adelantado a los hechos y preguntó. —No. No se trata de eso. En realidad, el motivo de la llamada era para darle en aviso que viajaremos nosotros solos primero. — Mai casi pudo escuchar un suspiro salir pese a que no lo estaba viendo —Madoka le dejó un pequeño trámite a Naru, por lo cual no irá en seguida, así que nos dejó el resto a nosotros. Como siempre para evitar la prensa, Yasuhara-san tomará el correspondiente papel de Naru —Relató toda la información detallada para no recibir reclamo alguno después.
—Oh, está bien. Que llegue después, no habrá problemas supongo. ¿La hora del vuelo sigue siendo la misma cierto?
—Sí. Es la misma. 6 am. ¿Tienes algún inconveniente?
—No, no, no. Para nada —Río en seguida— Es sólo que es temprano. Tendré que pedir un taxi con anterioridad para no llegar atrasada.
—… No veo problema en pasar a buscarle si está lista a la hora correspondiente. Debemos estar antes ahí. — Ofreció dándole una pequeña facilidad.
— ¿De verdad? Claro. Si no te molesta claro.
—No. No hay problema.
—Bien entonces que así sea, muchas gracias Lin-san. —Sonrió para sí misma en ese momento porque en parte, éste pese a su facha seria y carente de cualquier gusto social, tenía su deje amable.
—Entonces nos vemos. Buenas noches.
Pero sin esperar respuesta, dio corte a la llamada dejando a Mai con las palabras en la boca.
—Supongo que es así… —Sonrió con una gota corriendo en la cabeza. Debía preparar todo antes de ir a dormir. Sería una posible semana larga, así que no podía olvidarse de nada.
Bien...
Primero que nada, ¡gracias por leer éste primer capítulo!
Ha sido una idea muy loca la que ha salido y realmente quería hacer esas aclaraciones de en qué se basará la historia.
El Fanfiction nació con la principal base de unir la historias de Ju-on: The Grudge (llámese juegos y películas en cuestión), la historia de Kayako y Toshio. Lo central en dónde ocurrirá todo está específicamente ubicado en la Película 3 (versión americana). Tomé las ideas que me parecían más útiles, pero en parte habrán muchos cambios y sobretodo porque ahora Naru y su equipo están presente.
Sí, la shipp principal es Lin/Mai, puede que haya uno que otro roce Naru/Mai para el drama y todo eso, pero en lo personal, me gusta más Naru/Masako(?).
Dicho sea eso, espero que les haya agradado éste primer episodio. Intentaré actualizar cada semana, preferentemente los días viernes. Opiniones, consultas, consejos, latigazos, etc, un reviews no está demás. (?)
¡Hasta la próxima!
