El último día de nuestras vidas
Aquel día había comenzado como cualquier otro para ella, llena de labores rutinarias, un trabajo exigentes y compromisos extras que no hacían más que reducir aún más su ya acotado tiempo de descanso y privacidad, transformándose en una rutina algo estresante y por demás agotadora para esa joven muchacha de larga cabellera azabache pero de la cual ya estaba más que acostumbrada y hasta podría decirse que lo disfrutaba, ya que ser la primera figura del ballet de Francia y una de las descartadas bailarinas a nivel mundial era un trabajo sumamente duro y exigente del cual demandaba constancia y muchas horas de ensayo, pero también del cual podían gozarse de algunas libertades o privilegios como en aquella tranquila tarde primaveral en donde nada podría arruinar la felicidad de esa apacible mujer.
Caminaba a paso firme pero tranquilo por las ahora sosegadas y casi desiertas calles de algún suburbio residencial de la convulsionada capital parisina, disfrutando de la sensación de paz que esa improvisada caminata de regreso a su hogar le transmitía, a pesar del cansancio que arrastraba consigo y el constante dolor en sus pies que el entrenamiento y largo ensayo preparatorio para la presentación de la obra más importante de la temporada, el clásico pero siempre aclamado "Lago de los Cisnes", del cual como era de esperarse había obtenido el papel protagónico pero que al mismo tiempo le reclamaba una gran responsabilidad a la que con entusiasmo estaba dedicada a entregar. Quizás era por eso que en aquellos instantes las molestias musculares de sus extremidades inferiores no hacían mella en la expresión alegre y ligeramente exaltada que plasmaban sus finas facciones ni en el encendido fulgor que sus orbes café reflejaban a causa de las intensas pero agradables emociones que la invadían con tal fuerza que hacían que fuera prácticamente imposible que una ligera sonrisa de notable felicidad se dibujara inconscientemente en sus labios o que no pudiera evitar perderse en sus pensamientos como si estuviera soñando despierta durante algunos segundos sin importar que se llevara alguna que otra mirada curiosa de algún ocasional transeúnte o que actuara como una niña boba en público, ya que en esos momentos nada, ni el cansancio o el dolor, podría opacar la dicha de la que era cautiva en ese soleado atardecer.
Razones no le faltaban para justificar su estado de evidente júbilo, tenía una vida tranquila y de buen pasar, una profesión con la que soñaba y apasionaba desde que era una niña, era reconocida y respetada en su medio, y estaba casada con quien ella consideraba que era el amor de su vida, aquel por quien nunca pensó que podría llegar a amar de la manera que por él lo hacía, ese a quien había elegido como su compañero, amante y confidente por el resto de sus días y que orgullosa había tomado su apellido el día de su boda, Gerard Lacroix, el soldado que supo ganar su corazón a base de perseverancia y honesta amabilidad, y del cual nunca se arrepentiría de haber sucumbido a sus "perversos" encantos. Pero en esos momentos el principal motivo que explicaba a la perfección en porqué de su faceta de "adolescente embobada" era la inesperada pero emociónate noticia que había recibido hace pocos días y que confirmaban sus sospechas de malestares matinales y "extrema sensibilidad", aquella impactante novedad que la hacían sentirse nerviosa y feliz al mismo tiempo, esa imprevista pero de alguna forma anhelada sorpresa que la vida le obsequiaba a ese par de enamorados y del cual no podía evitar ser el tema de principal importancia en su mente, al momento en que llevaba una de sus manos, como si se tratara de un acto reflejo, a su todavía aplanado vientre para posarse con suma suavidad y ternura sobre el pequeño y casi imperceptible bulto que poco a poco comenzaba a tomar forma y una cálida sonrisa se plasmaba nuevamente en su rostro como lo había hecho desde que se había enterado que pronto su familia pasaría a estar conformada por tres integrantes.
Dejó escapar una leve y divertida ante el solo hecho de pensar la reacción que tendría su esposo al enterarse de la gran noticia, imaginando que expresaría su sorpresa y felicidad de las maneras más exageradas o poco serias posibles, ya que a pesar de ser un integrante de la organización mundial militar más importante del globo era un sentimental de primera encubierto que demostraba su emoción de las formas más ocurrentes posibles, desde entrar en pánico hasta tratarla como una muñeca de porcelana que no podría valerse por sí misma y debía ser tratada con extrema delicadeza , pero esa era una parte del que a pesar de lo exagerado le encantaba. Y es por ello que esa noche había planeado una exquisita y romántica cena para celebrar su vuelta a casa luego de ausentarse por casi una semana por una misión de suma importancia y así poder darle la gran primicia de una manera en la que sentía que nada ni nadie podría arruinar ese gran momento y regocijante alegría…aunque a veces el destino puede ser cruel y caprichoso.
Apresuro un poco su andar al notar que el sol comenzaba a esconderse en el horizonte y el cielo de aquel atardecer de primavera empezaba a teñirse lentamente de los colores de la noche, advirtiendo así que su tiempo para ejecutar lo que tenía planeado se acortaría más de lo debido, aunque para su suerte estaba ya a pocos metros de su destino, pudiendo vislumbrar a simple vista y a algunas casas de distancia el pórtico de su hogar.
Escasos minutos después ya se encontraba en la entrada de su vivienda a la que rápidamente se dispuso a entrar, subiendo con sencilla presteza los pocos escalones que la separaban de la entrada, pero, en el instante en que se disponía a abrir la puerta de su residencia, una extraña e inquietante sensación de ser constantemente observada la invadió por escasos momentos, un sentir que le provocaba un ligero nerviosismo e incomodidad pero que con el pasar de los segundos y luego de asegurarse con su mirada que no había nadie cerca de ella y que todo había sido más que un pequeño momento de paranoia infundida por una treta de su mente; respiro hondamente para así calmar los nervios del mal trago que ese "perverso juego mental" le había hecho pasar, sintiéndose aliviada de que solo se había tratado de su imaginación, para así después disponerse a adentrarse en el resguardo de su hogar, pensado ya todo lo que debía hacer hasta que llegara la hora de la cena…aunque quizás habría un inesperado cambio de planes, ya que en el instante en que ponía un pie en el recibidor de su hogar esa abrumadora sensación junto con aquel angustiante presentimiento volvían a apoderarse de ella de una forma casi desesperante pero muy tarde para su desgracia, ya que ese segundo sentía como su cuerpo era apresado bruscamente por detrás y era atraído velozmente hacia una silueta indefinida con una fuerza bestial, ocasionando que dejara caer al suelo su bolso de entrenamiento junto con una pequeña bolsa de víveres que llevaba consigo para aquella velada especial mientras sentía como era arrastrada por esa misteriosa presencia que la sujetaba con una firmeza tal que la dejaban prácticamente sin reacción alguna y como de a poco se volvía presa del terror y la angustia del terrible momento que estaba viviendo. Trato, totalmente desesperada y sin salir de su estado de shock, de zafarse del violento agarre de su anónimo captor forcejeando descontroladamente con este, haciendo que chocara contra alguna de las paredes o muebles que habían cerca de ella para así poder escapar de su secuestrador, pero todo fue en vano, ya que cuando pensaba que podría tener una mínima oportunidad de huir del lugar sintió como era golpeada brutalmente en la cabeza haciendo que perdiera el control de su misma y callera desmallada en los brazos y a merced de aquella sombría presencia, siendo lo último que vería antes de que todo se volviera oscuridad.
Estaba desorientada, la cabeza le dolía y sentía que todo le daba vueltas en el instante en que abría nuevamente sus ojos y se encontraba en lugar muy distinto a lo que era su casa, completamente cubierto de sombras e inmerso en una perpetua soledad que aterraba. Deseaba con cada fibra de su ser que nada de esto fuera real, que solo se trataba de un mal sueño, de una pesadilla de la que podría despertar y encontrarse nuevamente en la seguridad de su hogar y el cobijo de los brazos de su esposo, pero por más que lo intentara cientos de veces terminaba encontrándose en el mismo y tenebroso lugar, esa silenciosa habitación metálica y gélida, sumida en la tiniebla infinita y en la más atroz desesperanza.
Se levantó con cierta dificultad de la pequeña cama en la que se encontraba para después dirigirse presurosa a la única puerta que mantenía cautiva, golpeándola con salvajismo y desesperación repetidas veces mientras gritaba colérica exigiendo salir de aquel horrible calabozo hasta quedarse casi sin fuerza y sin voz para solo caer en cuenta que todo intento por escapar por su propia cuenta de aquel siniestro lugar sería más que infructuosos e inútiles.
Se desplomo pesadamente al suelo, al momento en que se apoyaba sobre una de las frías paredes de metal macizo y dejaba la desazón y la tristeza la consumieran por completo, dejando que amargas lágrimas mojaran la nívea piel su rostro y que ahogados sollozos de dolor escapar de sus labios que poco a poco se transformaron en un llanto desgarrador cargado de angustia y sufrimiento, rompiendo con la afonía reinante de aquella lúgubre habitación hasta solo escucharse el aflictivo lamento de aquella desdichada pelinegra y unas pocas pero audibles palabras en medio de su profunda desesperación:
-G-Gerard…p-por favor ayúdame, n-no me abandones…t-tengo miedo – decía a modo de súplica con voz quebradiza y desconsolada, anhelando con toda su alma que aquellas simples palabras cargadas de dolorosos sentimientos fueran escuchadas, mientras se abrazaba a si misma con angustiante fuerza, en un intento por mantenerse entera y no sucumbir a la más desesperante locura, protegiendo aquello que hace pocas horas era el motivo principal de su felicidad y ahora era su máxima preocupación, esa vida que llevaba consigo y por la cual debía ser fuerte sin importar nada, y no pudiendo hace nada más que resignarse a esperar en la soledad de esa celda a que lo imposible ocurriera y pensar que este no sería el final de todo.
Llego a su hogar un poco más tarde de la hora estipulada, gracias al tedioso papeleo que su superior le había encomendado hacer, sintiéndose algo cansado y estresado por todas las misiones y tareas que últimamente le demandaba su trabajo aunque no siendo lo suficientemente fuertes como para opacar la felicidad y tranquilidad de estar de vuelta en casa, ya que por fin podría descansar un poco pero más que nada podría disfrutar de la compañía de su amada a quien tanto había extrañado y estaba más que impaciente por estar con ella.
Impaciente y ansioso se adentró en la moderna vivienda, notando al pasar que parecía más silenciosa de lo normal pero pensando al mismo tiempo que eso no era algo de qué preocuparse demasiado y que no debía dejarse llevar tan fácilmente por exageradas suposiciones que gracias a su profesión se habían convertido en casi común de todos los días…pero para su mala suerte aquello que parecía ser solo un ridículo presentimiento más terminaría por transformarse en una cruda y terrible realidad ante la desconcertante escena que se encontraría detrás de la puerta.
Se quedó estático y completamente aturdido ante la dura imagen que presenciaban sus ojos, sintiendo en esos instantes como su pulso se aceleraba y se hacía presa del pánico, quedándose sin reacción alguna durante algunos minutos que parecieron eternos para que después corriera desesperado por cada rincón de la casa en busca de su otra moradora pero encontrándose solo con habitaciones vacías y un silencio por demás inquietante que no hacía más que hacer añicos sus esperanzas de que todo fuera más una simple equivocación y que su más oscuro temor no fuera cierto.
Desesperada volvió al recibidor, luego de constatar que estaba completamente solo, para así buscar presuroso y angustiado alguna pista de quien podría haber sido el auto de tan detestable acción entre las pertenencias de su querida morena y demás cosas desperdigadas por el piso solo para no encontrar un insignificante indicio de la identidad de aquellos criminales, identidad que a pesar de ello dilucidaba con claridad y no hacían más que aumentar su estado de nerviosismo y preocupación…llegando a un punto extremo ante el inesperado descubrimiento que haría segundos después. Mezclado entre algunas cosas sin importancia se encontraba un extraño papel que llamo poderosamente su atención, como si se tratara de algún recado urgente o análisis científico de alguna índole, el cual no tardo en tomar entre sus manos y fijar su vista, en busca de algún dato relevante que lo ayudara en su desesperada búsqueda…pero en cambio solo se encontraría con una amarga y desconcertante sorpresa.
Sintió como sus piernas flaqueaban y sus orbes negros se empañaban de lágrimas, al momento en que caía de rodillas al suelo y se dejaba devorar la angustia y la desesperanza, mientras continuaba sosteniendo el ahora arrugado papel entre sus dedos y su pálido rostro se trasformaba en una viva imagen del temor y la desesperación ante la confirmación de una noticia que debía de hacerle saltar de emoción ante la felicidad de ser padre y no ahogarlo en un mar de lacerantes sollozos como ahora en encontraba, experimentado en carne viva el miedo más intenso y un profundo sentimiento debilidad , y no pudiendo hace nada más en esos momentos que llorar de impotencia y dolor, rogando con cada fibra de su corazón que pudiera encontrar a su amada sana y salva mientras pronunciaba su nombre entre dolorosos lamentos:
-A-Amélie…Amélie…p-por favor perdóname – dijo con evidente angustia y un nudo en la garganta, mientras continuaba descargado en soledad su pesar y amargura, sintiéndose completamente culpable de haber puesto en peligro a la persona más importante para el en este mundo y que ahora se encontrara sola a merced de esa organización terrorista llamada Talon a la cual siempre había combatido y más de una vez habían intentado matarlo…y ahora se tomaba venganza contra el de peor manera posible en aquel día de primavera que debería haber sido quizás el día más feliz de sus vidas…y no el comienzo de una siniestra pesadilla cuyo destinos marcaria con sangre y desdicha.
"Somos parte de cruel juego del destino, ese que decidió que no enamoráramos y nuestras almas mutuamente entregáramos, aquel que nos obsequió llantos y sonrisas…dándonos nuestras más grata alegría en lo que sería el último día de nuestras vidas"
Hola a todos, espero que esta historia sea de su agrado, ojala puedan disfrutarlo tanto como yo. En esta ocasión decidí explorar una parte aun oculta del lore del juego y en especial de widowmaker, obviamente desde mi perspectiva.
He de aclarar que este one shot es auto conclusivo y si tienen alguna duda sobre la historia en su pueden consultármelo, todo critica o comentario será bienvenido, y quieren sabe puede haber una pequeña continuación para saber que paso con Amélie y su estado (aunque ya de por si se imaginara que no será bueno).
Como siempre dejar en claro que estos personajes no me pertenecen sino a la empresa Blizzard Entertainmend.
Nos vemos.
