Hola!!! He aquí mi primer FF de Fullmetal Alchemist. Es una historia romantica entre Edward y mi OC, Katrina.

Espero les guste!


Esta historia se sitúa en 1925. Hace ya 2 años que Alphonse Elric cruzó la puerta para vivir con su hermano en este mundo sin alquimia.

Ahora los 2 jóvenes caminan por un viejo camino a las afueras de Londres.

-Hermano, ahora que descubrimos que el hombre que creó la bomba de uranio esta muerto y perdimos el rastro de donde puede estar el artefacto, ¿qué vamos a hacer?

-No lo sé Al, tal vez debamos volver a Londres, instalarnos por un tiempo y conseguir un trabajo.- dijo Edo pero no muy a gusto con esa idea, hacia ya demasiado tiempo que no tenía un hogar estable, no sabía si podría acostumbrarse.

-Me parece un buen plan, sería bueno un poco de tranquilidad por un tiempo- dijo Al con un gran sonrisa.

Katrina, una joven muy bonita, de 1,60 mts de alto, largo cabello negro y ojos azul oscuro, vestida con pantalón y remera negros y un largo tapado violeta oscuro, caminaba por el mismo camino que nuestros héroes. Iba muy tranquila hasta que se topó con 2 rufianes.

-Hola niña bonita, ¿adónde vas?

-No es de su incumbencia, ahora déjeme pasar- Katrina tenía aspecto tranquilo, pero realmente no lo era.

-¡Vaya! Parece que la gatita tiene uñas, verdad Tom.

-Sí, Jim, pero no por mucho.

Tom agarró a Katrina del brazo. Gran error.

En pocos segundos la mano de Tom estaba destrozada y él gritaba en el piso.

-Tú también quieres pelar- dijo Katrina muy enfadada al otro tipo mientras se le acercaba decidida.

-No, no. AAAAHHHHHHH!!!!!-

Edo y Al escucharon los gritos y se dirigieron hacia el lugar de donde provenían.

Los 2 hombres salieron corriendo y se cruzaron con los Elric, los 2 rufianes siguieron corriendo sin parar dejando a los hermanos atónitos.

-Qué habrá pasado hermano-

-No tengo idea-

En ese momento apareció, riéndose pícaramente, Katrina.

La primera impresión que sufrieron los Elric al verla fue de sorpresa, de asombro por lo bonita que era.

-Disculpa- dijo Edo -Sabes qué le paso a esos 2 que pasaron corriendo.

En ese momento Katrina se dio cuenta de la presencia de los jóvenes.

-¿Qué? Ah! Jiji, si sé. Molestaron a la chica equivocada-

-¿Tú les hiciste eso?- pregunto Al, sin poder creerlo.

-Si-

-Eso es increíble- Edo tampoco lo podía creer

-Bueno, gracias. Cuando se es una chica sola de viaje necesitas saber defenderte. Me llamo Katrina, Katrina Master.

-Yo soy Edward, Edward Elric-

-Y yo Alphonse, Alphonse Elric-

La cara de la joven palideció de pronto… no puede ser…no era posible.

-¿Estás bien?- preguntó Edo.

-Elric, dijiste Edward Elric…eres…eres… el Alquimista de Acero-

Ahora quien palideció fue Edo.

-¿Cómo lo sabes? Es imposible…tu eres de…no, no puede ser-

Los 3 enmudecieron por un momento, todo era demasiado confuso. Al rompió el silencio.

-Tu tampoco perteneces aquí, ¿verdad?-

-No, yo soy del mundo del otro lado de la puerta, como ustedes. ¿Cómo llegaron hasta aquí?-

-Creo que podemos hacerte la misma pregunta- dijo Edo dura y seriamente

-Hermano, no hables así-

- Cómo podemos saber que ella es de fiar…tal vez es una enviada de Dante-

-Dante… ¿conocen a Dante?-

-Lo ves, no es confiable, ella…- Edo se detuvo, los ojos de Katrina estaban llenos de lágrimas.

-¿Que sucede?- dijo Al.

-No le creas, seguro es una trampa-

-Basta hermano, ella no está bien-

Al llevó a la joven hasta la sombra de un árbol cercano.

-Bebe un poco de agua- le ofreció el menor de los Elric.

-No, gracias, ya estoy bien-

Katrina miro fijamente a Edo.

-Tal vez quieras escuchar mi historia antes de juzgarme-

-De acuerdo-

-Fue hace 6 años que pase por la puerta…tenia 14…pero realmente la historia comienza mucho tiempo atrás.

Nací y me crié en Ciudad Central, mi familia era dueña de una pastelería que quedaba cerca del Cuartel General. Recuerdo que me encantaba ver a los militares que paseaban por la ciudad, en especial a los Alquimistas Estatales.

Mi papá era una gran alquimista, pero siempre que se presentaba a dar el examen de Alquimista Estatal fallaba, él me enseño todo lo que sabía y despertó en mi su mismo deseo…todo lo que siempre soñé fue ser una alquimista al servicio del ejército.

Cuando tenía 4 años comenzó a entrenarme, no en alquimia sino en lucha. Él siempre decía que para entrenar la mente primero había que entrenar el cuerpo.

Cuando tenía 6 empecé con las lecciones alquímicas. Aprendía rápido. Quería saber todo. A veces iba a la biblioteca del los militares que estaba abierta al público y buscaba algunos libros.

Un verano nos visitó una prima de mi papá. Ella también era alquimista y muy buena. Me ayudó en el entrenamiento, no solo en alquimia sino también el entrenamiento físico, le gustaba usar la misma frase que a mi padre solo que ella pegaba más duro-

-Disculpa por interrumpirte pero… ¿cómo se llamaba esa mujer?- pregunto Al creyendo saber la respuesta.

-Izumi, ¿por qué?-

Edo y Al se miraron.

-Ella fue nuestra maestra- dijo Edo.

Katrina estaba sorprendida.

-Si!!! Increíble. ¿Qué fue lo último que supieron de ella? Ese verano fue la última vez que la vi y fue hace demasiados años-

Al bajo la mirada al piso con cara de tristeza.

-Murió, hace unos 3 años-

-¡No!- dijo Katrina con un hilo de voz -No lo puedo creer, que mala noticia.

-Sí. Murió luego de una "enfermedad" de muchos años-

-Ahora que lo dices… recuerdo que a veces Izumi no se sentía bien y comenzaba a escupir sangre. Yo me asustaba cuando eso pasaba-

Los 3 quedaron en silencio unos minutos.

-Por favor, continua tu historia. Aun no has explicado como llegaste aquí- dijo Edo.

-¡Ah sí! Lo siento.

Cuando yo tenía 10 años mi papá murió, se enfermó de repente y falleció a los pocos días. Con mi mamá estábamos destrozadas y ella realmente nunca pudo superar la muerte de papá.

Tuve que comenzar a ayudarle en la pastelería y deje un tiempo de lado mis estudios, tenía poco tiempo para dedicarle al entrenamiento y la alquimia, pero el poco que tenía lo usaba para mejorar mis habilidades.

Cuando hacía poco más de un año que había muerto papá mi madre enfermó también, fue a causa de lo triste que estaba, y murió.

Quede sola, con 12 años recién cumplidos, y con poco dinero. Había perdido la pastelería y la casa. No tenía nada. Solo mi sueño, el de ser Alquimista Estatal. En esos días me había enterado que un chico de mi misma edad había pasado el examen. Tu, Edward. Y eso me dio esperanzas. Pedí que me dejaran hacer la prueba. Hablé con muchos militares, hasta con un coronel, muy lindo ahora que lo pienso aunque un poco engreído, me dijo que tu caso había sido especial y que tenía que esperar más años, ordenó a una soldado rubia que me acompañara afuera y me deseo buena suerte-

Edo y Al se imaginaron de quien hablaba.

-Como mi única familia era Izumi me dirigí hacia donde ella vivía, pero en el camino cambié de opinión, yo sabía que odiaba a los militares y que si le pedía que me entrenara para transformarme en Alquimista Estatal se negaría.

Mientras pensaba en que me depararía el futuro, recordé un nombre que había escuchado tiempo atrás…Dante.

Izumi le había contado a mi padre que esa mujer había sido su maestra y que vivía en un bosque cercano a su ciudad. Sin saber cómo me recibiría me dirigí hacia la casa de Dante.

Cuando llegué le conté mi situación y dijo que podía quedarme en su casa, sería su ayudante y a cambio me enseñaría alquimia.

Al poco tiempo llegó una chica a la mansión llamada Lyra. Dante también le permitió quedarse como sirvienta y también le enseñaría alquimia. La verdad es que nunca me cayó muy bien, así que no llegué a conocerla mucho.

Pasaron los meses y mis habilidades mejoraban notablemente, si me permiten decirlo, Lyra no me podría haber superado ni en siglos.

Dante me dio completa libertad para andar por la casa, excepto por una habitación…su biblioteca personal.

No podía entrar allí, si ella quería enseñarme algún libro de esa habitación, ella me lo traía y ella lo guardaba, por supuesto tanto misterio despertó mi curiosidad-

-¿A dónde nos lleva este relato? Podrías ir al grano de una vez y decirnos por qué estas aquí- interrumpió Edo molesto.

-Hermano, deja ya esa actitud. Por favor no le hagas caso, siempre es así-

-Lo sé- dijo Katrina.

Los hermanos Elric se miraron extrañados ante esa respuesta.

-Es decir… por favor déjame continuar Edward.

Una noche decidí entrar a la biblioteca. Me costó porque la puerta estaba cerrada con alquimia pero lo logre.

Era una habitación maravillosa. Nunca había visto tantos libros, y créanme que mi papá tenía muchísimos.

Me entretuve un rato observando hasta que posé mi mirada en un viejo pergamino. Lo tomé suavemente y comencé a leer el encabezado. La fecha era extraña, como si no estuviera fechada con el calendario ordinario sino con uno especial. Decía algo sobre una puerta, la verdad de las verdades, el conocimiento supremo y, lo que más llamó mi atención, una manera de huir de los problemas. En realidad solo eso pude entender en ese momento, lo demás era incomprensible. También había un dibujo del círculo de transmutación más difícil que había visto en mi vida. No quería dejar de averiguar los secretos que escondía ese escrito, pero tampoco podía llevármelo así que decidí hacer una copia. Cuando termine estaba por amanecer. Deje todo en su lugar y me fui de la habitación. Nadie nunca se enteró que yo estuve allí.

Durante meses, en mis ratos libre y a escondidas, estudie el tratado, hasta que descubrí lo que decía. Era sobre La puerta de la verdad, detrás de ella se encuentran todas las verdades y el conocimiento alquímico, quien la ha visto no necesita círculo de transmutación, pero el intercambio equivalente por ese conocimiento es elevado, y no solo eso, si se es lo suficientemente valiente, o tonto, se podrá acceder a "lo que está más allá", pero ese es un viaje sin retorno-

En ese momento, lágrimas comenzaron a caer de los ojos de la muchacha.

-Entonces decidiste poner en práctica lo que aprendiste y terminaste aquí- concluyó Edo.

-No. No, precisamente.

Ya hacían unos 2 años que vivía con Dante. Una tarde me dirigía hacia su escritorio para tomar mi lección diaria y escuche que ella le decía a alguien, "se acerca la hora del cambio" y ese alguien respondía, "¿ya decidiste cual de las 2 serás?"

No me atreví a entrar, pero tampoco podía dejar de escuchar. Mire por la cerradura y Dante estaba con un hombre muy extraño, tenía un short y top negros, el pelo verde muy raro y ella lo llamaba Envy.

"No, aun no lo sé" dijo Dante, "tal vez elija a Kat (esa soy yo), es más joven que Lyra"

"Creo que demasiado joven, solo tiene 14 años. No es mucho lo que podrás hacer con el cuerpo de una niña" le recordó Envy

"Recuerda que Edward tiene la misma edad, si quiero que se enamore de mí, no puedo ser mucho más mayor que él" le dijo Dante "pero ya te dije, aun no estoy segura. Ya veremos con el tiempo quien será la que me regale su cuerpo para que mi alma siga viviendo, jajajaj"

"Jajajaj" rió ese hombre. Ambos con una risa malévola.

En ese momento dejé de escuchar y corrí a mi cuarto con mucho miedo. Las palabras flotaban por mi mente, "cambio de cuerpo" "que el alma siga viviendo" Me sonaban familiares, y sabía porque. Cuando era pequeña mi papá me hablo de la Piedra Filosofal y me dijo que uno de sus poderes permitía que el alma de una persona pasara de un cuerpo a otro.

Eso es lo que quería hacer Dante y quería mi cuerpo. Yo no podía permitirlo. En mi cuarto me calme y pensé que podía hacer, y en mi desesperación recordé el tratado, la puerta, "lo que está más allá".

Y decidí que me tenía que ir lo más lejos posible, nunca creí que iría tan lejos. Dibujé el círculo en el piso de mi habitación y me transmute a mí misma. Vi La Puerta, unos seres negros de ojos saltones comenzaron a tirar de mi, allí me di cuenta que lo que había hecho era una estupidez pero ya era tarde, cuando quise salir ya estaba en Londres y la puerta había desaparecido. Traté de hacer alquimia, no funciono. Así que, sin otra alternativa, acepte que este sería mi mundo ahora. Comencé a trabajar en la pastelería de una anciana llamada Ángela y aquí he estado los últimos 6 años.

¿Me crees Edward? ¿Te parecen bien los motivos del por qué estoy aquí?-

Edo no sabía que responder. Katrina había pasado a este mundo huyendo de Dante, no era una espía, era una víctima, como ellos.

-Lamento lo que dije antes. Y lo que te hizo Dante-

-Gracias, igual me gusta la vida que llevo aquí, así que no fue tan malo- dijo Katrina con una sonrisa.

"Que bella es" pensó Edo.

-Y ustedes, ¿cómo llegaron aquí?

Edo y Al le contaron la historia completa, sobre la transmutación humana, como conocieron a Dante, sobre la Piedra Filosofal y los homúnculos.

-¡Homúnculos!, ese tipo Envy, ¡era un homúnculo! No puedo creerlo, así que es posible crear a un ser humano perfecto, es increíble.

Su historia también lo es. Es increíble todo por lo que han pasado. Así que Edward ha estado aquí por 4 años y tu Alphonse por 2.-

-Si- dijo Edo.

-¡Wow! Si lo hubiera sabido antes- pensó Katrina en voz alta.

-Si lo hubieras sabido antes ¿Qué?- preguntó Al.

Katrina se sonrojó un poco.

-Nada, nada. Solo que podría haberlos buscado. Nunca creí encontrar a alguien como yo en este mundo-

-Sí, nosotros tampoco- dijo sonriente Al.

-Ya casi es de noche- dijo Edward- Si seguimos camino hacia Londres llegaremos de madrugada-

-Creo que sería mejor acampar- dijo Katrina - Conozco un claro en el bosque no muy lejos de aquí. Pueden venir conmigo si quieren-

-Sí. De acuerdo- aceptaron los Elric.

Una vez en el claro Katrina sacó de su mochila unas mantas y comida.

-No es mucho. Pero creo que alcanzará para los 3-

Katrina les alcanzó un poco de carne seca, tomates, zanahorias y agua.

-¡Ay, no! ¿Por qué siempre me hace lo mismo?- se quejó la chica.

-¿Qué sucede?- inquirió Edo.

-¡Esto!- dijo Katrina mientras le mostraba una botellita de leche –La comida me la preparó Meg, una amiga a la que fui a visitar y siempre me hace esto, pone una botella de leche. Sabe que la odio. ¿Quieres tomarla Edward?

Edo puso la misma cara de asco que tenía Katrina.

-De ninguna manera. Yo también la odio. Dásela a Al, a él si le gusta-

-Toma, Alphonse-

-Gracias. Recuerdas hermano, todos siempre te insistíamos para que tomaras la leche y así podrías crecer. Tú también deberías tomarla Katrina-

-A QUIEN LE DICES PEQUEÑO/A COMO HORMIGA- gritaron Katrina y Edo al unísono.

Al se corrió para atrás un poco.

-Lo siento. Vaya, parece que ustedes 2 tiene mucho en común-

Katrina se sonrojo, pero ocultó su cara dentro de la mochila simulando que buscaba algo para que los hermanos no se dieran cuenta.

Luego de eso comieron y hablaron animadamente, Katrina estaba encantada de poder escuchar las historias del famoso Alquimista de Acero.

-Katrina…- dijo Al

-Por favor, llámenme Kat-

-De acuerdo, Kat. Tu puedes decirme Al-

-Y a mi Edo-

Kat le sonrió amablemente.

-Kat- continuo Al- ¿Tu vives permanentemente en Londres?

-Sí. Es una ciudad maravillosa, además ahí tengo la pastelería-

-¿Eres dueña de una pastelería?- dijo sorprendido.

-Sí. Recuerdan que les conté que cuando llegué aquí conseguí trabajo en la tienda de una anciana. Además de permitirme trabajar con ella, me llevo a su casa. La señora no tenía familia así que yo me convertí en una. El año pasado falleció y me dejó en herencia la pastelería, una casa en Londres y una casa de campo en Oxford. ¿Ustedes también tiene casa en Londres?-

-No- contestó Edo- Yo viví en Londres un tiempo con mi padre cuando llegue aquí, luego me mudé a Alemania con un amigo y desde que llegó Al hemos viajado así que no tenemos hogar-

-Si quieren pueden venir a mi casa. Tiene muchas habitaciones, pueden sentirse muy a gusto allí. Además al vivir sola a veces me aburro un poco, jiji-

Edo y Al lo meditaron un instante y finalmente aceptaron la invitación.

-Genial, me alegro de que hayan aceptado- dijo Kat con una sonrisa y luego bostezó- Lo siento, realmente esto muy cansada. Voy a dormir. Buenas noches-

-Buenas noches-

-Que duermas bien-

Kat agarró una manta y se acomodo debajo de un árbol cercano.

-Es bella, ¿no lo crees hermano?-

-Si Al, es muy bonita- dijo Edo mientras la observaba.

Mientras tanto, Kat estaba acostada tratando de entender lo que había pasado: "Edo, Edo está aquí. A pocos metros de distancia", pensó Katrina y se durmió con esas palabras en su mente.

A pesar de que nunca lo había conocido, no podía negar que desde que tenía 12 años estaba enamorada del Alquimista de Acero.