Primero de todo: ni OUAT ni sus personajes me pertenecen, me lo ha dicho la pared.

Segundo de todo: no me hago responsable de lo que está aquí escrito, yo sólo seguí el guión que me dio la cumpleañera y rellené los huecos vacíos con imaginación y vozka (mucho vozka).

Y por último: este one-shot es un regalo para mi querida Lledó (SwanqueenBeastie), que hoy cumple 16 añazos (quién los pillara, echo de menos el instituto). ¡Muchas felicidades y nunca vuelvas a pedirme otro de estos! ;)

-SQ-

Crónica de un cuento sin censura

Mi hermana y yo somos especiales. Muy especiales. Pero no, no somos superhéroes ni nada parecido. No podemos volar, ni lanzar telarañas, ni tampoco convertirnos en murciélagos. Lo nuestro es mucho mejor. ¿Preparados?

Podemos. Colarnos. En la tele.

Y no, no estoy hablando de ir al Sálvame de público con nuestra abuela. Hablo de meternos en películas y series y ver la vida de los personajes detrás de ellas. Su vida de verdad. Suena a locura, ¿me equivoco? No podemos intervenir en lo que pasa en la cinta pero si pasearnos por lo que no pasa en ella.

Creemos que es un mundo abstracto, imaginario, hecho a partir de los personajes creados por los actores y demás personal, pero se siente real para nosotras. A veces más que el guión original. Allí todos siguen sus deseos, sin tener que interpretar un rol establecido. Es bonito.

Así que a eso nos dedicamos, a falta de un verbo mejor, y así fue como descubrimos que Ginny y Hermione estaban liadas sin que Harry lo supiera. O que los minions son en realidad uno de los experimentos de Lisa Simpson. O que Jack Sparrow es primo-hermano de Han Solo.

Tenemos muchos más ejemplos, recogidos a través de años de travesuras, pero ahora mismo estamos obsesionadas con Once Upon a Time PORQUE SWANQUEEN ES ENDGAME (¡Lledó no me toques el teclado!), y tras tragarnos todas las temporadas hemos decidido indagar qué es lo que realmente ocurre en Storybrooke, más allá de lo que se muestra al resto del mundo.

Caemos en el bosque, al lado mismo del pedazo de carretera donde está marcada la línea de la ciudad y justo a tiempo de ver un característico escarabajo amarillo pasar en dirección al pueblo. Parece que nos encontramos en el capítulo 13 de la tercera temporada, cuando Emma vuelve al pueblo tras recuperar sus recuerdos.

Me levanto sacudiéndome la tierra que mancha mis pantalones y le tiendo la mano a Lledó, que sigue tumbada en el suelo, seguramente procesando aún el hecho de que en un rato podrá ver a su ídola, cierta Reina Malvada que llena su mente de sueños húmed... (¡vale, vale, eso no lo cuento pero suelta ya la escoba!).

En fin, que nos ponemos a caminar en dirección al pueblo. Tardamos un par de horas en llegar a las primeras casas, y caemos irremediablemente enamoradas en cuanto divisamos la torre del reloj. Haría otro comentario fuera de tono pero Lledó aún tiene la escoba a mano.

Nuestra primera parada es Granny's, yo quiero probar las famosas tortitas de la abuelita y mi hermana pretende visitar la habitación que ocupó Emma al llegar por primera vez a la ciudad. Como ella dice, todo empezó allí, cuando cierta rubia le abrió la puerta a cierta alcaldesa. Sin pantalones.

Desayunamos con relativa tranquilidad (no sé cómo pero la comida televisiva está para chuparse los dedos), observando a la gente a nuestro alrededor con la ventaja de conocerlos a todos. Después, decidimos pasar a lo verdaderamente divertido. Averiguar cuantos más trapos sucios mejor. Y nuestra experiencia personal nos dice que, si queremos descubrir un secreto, siempre hay que empezar por el trabajo. Luego ya viene el dormitorio.

Llegamos a la Alcaldía sin problemas y entramos en la oficina correspondiente. A un lado, vemos un montón de tubos y probetas, de los que usaron en el capítulo para intentar replicar la poción de memoria. Así que suponemos que no van a volver pronto y nos tomamos la inspección del lugar con mucha calma.

Craso error.

Estoy a punto de tocar un frasco con pinta de importante cuando escuchamos pasos de tacones y nos escondemos a empujones en el armario-vestidor del despacho, puramente por inercia, y dejamos una rendija abierta para ver lo que pasa. Por inercia también.

Regina entra en su oficina con la elegancia que la caracteriza y deja caer el bolso en una de las sillas antes de sentarse en la mesa, de cara a la puerta. Cruza las piernas y las balancea suavemente. Adelante y atrás. Adelante y atrás. Creo que me estoy quedando hipnotizada cuando suenan otro tipo de pasos, menos delicados pero sorprendentemente acompasados a los anteriores.

Emma echa el pestillo en cuanto cruza el dintel, y sólo por su mirada sé lo que tiene en mente. Se acerca a la alcaldesa con la gracia y sensualidad de una pantera y, cuando llega a ella, apoya las manos contra la madera, a ambos lados de sus caderas, aún sin tocarla.

Se pierden en los ojos de la otra, y su conexión es tan visible que me entran escalofríos. Pero no aguantan mucho tiempo. El magnetismo que desprenden es demasiado fuerte y pronto se encuentran eliminando el espacio entre ellas, juntando sus bocas en un beso abrasador que caldea el despacho entero. Si me atreviera a respirar, seguramente se formaría vaho.

- He echado de menos esto – suspira Emma.

- Y yo – prácticamente maúlla Regina contra su mejilla -. Creo que los guionistas quieren liarme con un tipo nuevo.

- Ya me cae mal – gruñe la rubia de inmediato, y la alcaldesa ríe divertida antes de volver a unir sus labios.

Estoy tan pendiente de ellas (más de lo que nunca admitiré), que tardo cuatro golpes de Lledó en notar que me está destrozando el brazo.

- ¡Joder, qué fuerte! ¡Se están besando! - me grita en un susurro, algo más alto de lo aconsejado dadas las circunstancias.

- ¡Shhh, calla! - le contesto con un murmullo.

- ¡¿Cómo quieres que me calle?! ¡Que están juntas!

- ¡¿Quieres que nos escuchen y paren?!

Lledó es silenciosa como una tumba durante los siguientes... diez segundos más o menos. Luego se muerde el puño para no chillar. Yo, como suelo hacer normalmente, llevo la procesión por dentro. Pero voy a cambiar "procesión" por "jauría de lobos" para ser lo más exacta posible en la descripción de este momento de mi vida.

Desgraciadamente no consigo captar demasiados detalles físicos, y tengo que reconocer que debería estar más atenta al ataque cardíaco que le está dando a mi hermanita, pero lo único que hago es mover la cabeza intentando ver mejor.

Las manos de Emma recorren la piernas de Regina, colocándose entre ellas y arrastrando la falda del oscuro vestido a su paso, y descubro que la morena en realidad no lleva medias enteras, sino de esas que llegan hasta medio muslo y se sujetan con liguero. Sexy a más no poder.

Sé que la rubia ha tocado un punto sensible cuando la alcaldesa jadea sonoramente, aferrándose a los brazos cubiertos de cuero rojo y hundiendo el rostro en el pálido cuello de su amante. Y entonces el cuerpo de Emma se mueve un poco hacia la izquierda y me tapa lo que está haciendo. Aparta, joder.

Lledó me golpea de nuevo, silenciosamente diciendo que tampoco ve nada. ¿Qué quiere que haga yo? Bastante pervertidas nos debéis de estar considerando ya, pero... ¿qué haríais vosotros en nuestra situación? Los minutos pasan y la temperatura aumenta, y ya empiezo a mentalizarme de que voy a morir por combustión espontánea cuando parece que todo acaba.

Regina sujeta los hombros de Emma mientras llega a lo más alto, usándola como ancla al mundo real, apoyándose en ella para evitar caer recostada en la mesa. Sus frentes se tocan y ambas jadean.

- Oh, Dios – suspira la morena tras medianamente recuperar la respiración -. Te quiero.

Y entonces el mundo entero se tensa. Literalmente. Incluso deseo tener un cuchillo a mano para cortar el aire y recoger pruebas.

Regina abre los ojos con espanto pintado en ellos, obviamente aterrorizada por haber confesado sus sentimientos entre la bruma post-orgásmica. Emma se queda paralizada por un instante. Y Lledó casi se ahoga a sí misma al aguantar bruscamente la respiración.

Según deduje, ninguna de ellas había dicho aún esas palabras, al menos no en voz alta, y ambas las temían. De hecho... ¿tenían incluso derecho a ello? Eran personajes inventados, debían su vida a la imaginación de alguien. ¿Cuánto peso podrían tener esos sentimientos, difusos por partida doble?

- Yo también te quiero – susurra Emma tras unos segundos de interminable silencio, dando respuesta a todas mis preguntas.

El amor siempre vale la pena. Puede que su relación siempre sea secreta, y que en la serie tengan que odiarse, pero si los sentimientos son reales los momentos robados serán suficientes.

Y entonces, cuando todas estamos aguantando las lágrimas de la emoción, y porque era inevitable que pasara, Lledó tropieza consigo misma, me arrastra con ella y ambas caemos estrepitosamente fuera del armario (ironías de la vida).

Ella hunde la cara en el suelo, aún en la fase de negación al haber sido descubiertas, pero yo levanto la mirada, me encuentro con cuatro ojos estupefactos mirando en nuestra dirección, y digo lo primero que se me pasa por la mente.

- Oops.


Como siempre, gracias por leer y perdonad los errores que pueda haber x)